PISA 2009: Completando el cuadro de reacciones de la prensa chilena
Diciembre 18, 2010

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Para completar los comentarios y análisis de mayor interés sobre resultados PISA-2009 se agregan a continuación diversas piezas aparecidas en la prensa de los últimos días:
— Chile cumple con los niños desaventajados, pero les falla a los de mejor rendimiento, crónica de prensa, 12 diciembre 2010
— Educación: ¿se justifica la urgencia?, columna de opinión, 5 diciembre 2010
— ¿Y qué pasa con la educación privada?, opinión editorial, 9 diciembre 2010
— Expertos señalan que resultados de prueba PISA evidencian que reforma educacional está errada, crónica, 7 diciembre 2010
Recursos asociados en este Blog
PISA 2009: aportes interprtetativos, 15 diciembre 2010
2º día de info-interpretación de resultados chilenos PISA 2009, 9 diciembre 2010
Reacción oficial ante resultados chilenos en PISA: terminó el “desastre”, 8 diciembre 2010
PISA 2009: Chile continua progresando, 7 diciembre 2010


Guillermo Montt, único chileno que trabajó en el informe de la prueba PISA 2009:
“Chile cumple con los niños desaventajados, pero les falla a los de mejor rendimiento”
El Mercurio, 12 de diciembre 2010
Fue parte del equipo de siete expertos que hizo los reportes de este test internacional. Su análisis indica que en Chile el rendimiento de un escolar tiene más que ver con su nivel socioeconómico que con el colegio al que asiste. Un dato que deja mal parados a los establecimientos privados.
Pamela Elgueda Tapia
Siete especialistas acompañaron a Andreas Schleicher, director de PISA, en la elaboración del informe de esta prueba internacional a la que en 2009 se sometieron 63 economías, entre las socias de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y un grupo de invitados especiales.
En ese selecto grupo de expertos estuvo Guillermo Montt, sociólogo chileno que en mayo pasado, mientras realizaba su doctorado en Sociología en la Universidad de Notre Dame (Estados Unidos), fue convocado por la OCDE para colaborar “en la conceptualización, los análisis técnicos, la redacción y edición del informe PISA 2009”, según cuenta por teléfono desde París.
Una experiencia de seis meses y medio que le permite hablar con toda propiedad tanto de los resultados generales de este test, que mide el desempeño de estudiantes de 15 años en Lectura, Matemática y Ciencias, como de los obtenidos por Chile.
“Los 40 puntos promedio que subió el país en la prueba de Lectura equivalen a lo que un alumno aprende en un año de escolaridad. Es un cambio importante”, comenta al explicar de manera concreta lo que significa esa cifra, conocida y ampliamente difundida el martes pasado
“Si la llevamos al aula, significa que el alumno promedio de 2009 es capaz de entender textos más complejos, de integrar la información de manera más adecuada, de evaluarla y criticarla de mejor manera. Es un mejor lector”.
-Un avance que no parece reflejarse en los resultados del Simce en el mismo período.
“Es que son mediciones distintas. PISA mide mucho más el uso práctico del contenido, no es curricular como el Simce. Quizás por eso hay una diferencia”, explica.
Montt agrega que para entender mejor qué refleja PISA respecto de los escolares chilenos hay que centrarse en los que obtienen el mejor y el peor rendimiento. “Los alumnos de más bajo rendimiento aumentaron más su puntaje en PISA, entre 2000 y 2009. Fueron 51 puntos, o sea, subieron más que el promedio y que los de mejor desempeño”.
Un dato, comenta, que quedó plasmado en la nota dedicada a Chile en el Volumen V del Informe PISA 2009, análisis más detallado que sólo se dedicó a seis países (ver citas relacionadas). “Lo hicimos porque fue uno de los participantes con mayores avances. Ahí vimos que las políticas educacionales aplicadas a partir de 2000 estuvieron muy centradas en la educación primaria y en las escuelas de menor rendimiento”.
-¿Y la educación privada?¿Cómo les va a sus alumnos?
“Para PISA, los colegios privados son los particulares pagados y los subvencionados, porque define un establecimiento privado como aquel que tiene una administración independiente. Entonces, cuando se reportan los resultados, subvencionados y particulares pagados se juntan, porque lo que interesa, más que la fuente de financiamiento, es la autonomía para decidir su programa educativo.
-¿Cómo le va a ese grupo?
“Si tomas el promedio de los colegios privados en Chile, tal como lo entiende PISA, entonces puedes concluir que les va mejor que a los municipales, pero eso es fundamentalmente por el nivel socioeconómico más alto de sus alumnos. Porque si controlas esa variable y tomas a un alumno cualquiera verás que su rendimiento no será distinto en un colegio privado que en uno público. Y eso es cierto en Chile y en muchos otros países.
-¿Y eso se puede interpretar como que el colegio privado no le da un valor agregado a sus alumnos?
“No, los niños igual aprenden en ese colegio. No significa que no lo hagan. Significa que aprenderían lo mismo en un colegio particular que en uno municipal.
-Difícil de entender, considerando lo que invierten los papás para tener a sus hijos en ese tipo de establecimientos.
“Es que esto es con los matices que corresponden. Los padres tienen a sus hijos en esos colegios porque les interesa que se relacionen con niños de su mismo nivel socioeconómico, así como por otros factores como las redes sociales, etc”.
“En términos estrictos, el efecto privado en Chile no existe, no hay evidencia de eso en PISA”.
-Pero sus estudiantes tienen mejores desempeños en el Simce y en la PSU.
“A sus alumnos les va mejor no sólo porque aprenden en el colegio, sino porque tienen mayor motivación, porque sus padres están más involucrados y más interesados en que les vaya bien, porque tienen más posibilidades de aplicar los conocimientos que adquieren en el colegio. En general, esa diferencia de rendimiento se debe más a lo que pasa fuera del colegio que a lo que pasa dentro de él.
-Y en términos de competencias educativas, ¿qué pasa con los alumnos chilenos de mayor
rendimiento?
“La brecha entre los escolares chilenos con mejores puntajes y los mejores estudiantes de la OCDE es de 56 puntos, o sea, mayor que la que existe entre el alumno promedio chileno y el promedio de la OCDE (44 puntos). Chile está cumpliendo con los niños que tienen más desventajas educativas, pero le está fallando a los que tienen mejores rendimientos”.
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”Aunque el puntaje promedio de Chile está bajo la media de la OCDE, su mejora a partir de 2000 lo sitúa por sobre el de Argentina, Bulgaria, México, Rumania y Tailandia, países con un rendimiento similar o superior al de Chile en el año 2000″.
”Tras los resultados de PISA 2000 hubo un cambio en el plan de estudios de Lenguaje, que implicó un mayor énfasis en la comprensión de lectura y en la comunicación, las habilidades que están más cerca de las destrezas medidas por PISA”.
”Muchos de los programas diseñados para mejorar la educación, y más específicamente el rendimiento en lectura, se centraron en mejorar el desempeño de los estudiantes de primaria con mayor desventaja económica y social”.
”A pesar de su gran mejora, el rendimiento promedio de Chile sigue a la zaga del desempeño promedio de la OCDE. Elevar el nivel educativo en Chile está en lo alto de la agenda, tanto pública como gubernamental”.
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EN CIFRAS
40
puntos subió Chile en la prueba PISA de lectura, entre 2000 y 2009, convirtiéndose en el segundo país con mayor avance (después de Perú). Irlanda es el que más bajó: 30 puntos.
556
puntos fue el puntaje promedio en Lectura de los estudiantes de Shanghai. Un puntaje logrado sólo por uno de los diez mejores estudiantes chilenos.
1,3%
de los quinceañeros chilenos de mejor desempeño logra superar los niveles más altos de competencias lectoras. Ese porcentaje llega al 7,6% en el caso de los mejores alumnos
de la OECD.
75
puntos menos que el alumno promedio de la OECD logró el estudiante chileno medio en la prueba PISA 2009 de
matemática.
Quién es
Es chileno, tiene 29 años y está casado. Estudió Sociología en la Universidad Católica, donde también obtuvo un magíster en estadísticas. Hasta mayo de este año estuvo en la Universidad de Notre Dame (Estados Unidos) estudiando un doctorado en Sociología. Ahí trabajó como investigador asistente del profesor William Carbonaro, del departamento de Sociología y del Centro de Investigación de Oportunidades en Educación de ese plantel.
Shanghai y su fuerte apuesta por los directores
PISA 2009 fue la primera incursión de la provincia china en esta prueba internacional. Un comienzo de lujo: 556 puntos en lectura, 600 en matemática, 575 en ciencias, puntajes que le valieron el primer lugar indiscutido.
Un desempeño tan brillante que sorprendió hasta la sospecha: “En un principio había algo de escepticismo sobre estos datos, porque se pensó que quizás podrían haber hecho un muestreo muy selectivo, con profesores preparando a los niños para la prueba, etcétera. Entonces se miró con mayor detalle qué fue lo que pasó ahí y no se pudo detectar ninguna anomalía, que sí se ha detectado en otros países”, comenta Guillermo Montt.
Lo cierto es que hay aspectos de su sistema educativo que explican por qué les va tan bien, agrega el profesional.
-Ellos concentraron sus esfuerzos en aquellas escuelas de menos recursos y rendimiento.
“Una de las políticas importantes que encontramos en Shanghai es que cuando hay un colegio al que le va muy bien, a su director lo felicitan y le dicen que ahora le toca ir a una escuela que necesita su ayuda, dándole la libertad de llevarse a los profesores que necesite. Entonces, el director está al servicio de la educación en general, más que de un colegio en particular”.
Montt va al detalle en su descripción: “Vimos el caso de un colegio público con una alta tasa de deserción y con muchos alumnos que no continuaban estudiando en el siguiente nivel educativo. Y notamos cómo los indicadores subieron de manera notable con la llegada de un nuevo director, porque lo que él hace es mejorar la cultura organizacional, con la que logra elevar los rendimientos y una estabilidad que les permite mantener su buen desempeño”.
-¿En cuánto tiempo logran ese cambio?
“En unos tres años. Son medidas bien puntuales, de convencer a los profesores que todos los alumnos pueden aprender y rendir bien, que para eso hay que trabajar mucho, y que el trabajo docente rinde frutos si se le pone el compromiso y el esfuerzo que requiere. Una de las conclusiones de PISA, y que es consistente con mucha literatura al respecto, es que el recurso que más incide en el aprendizaje es el recurso humano, los profesores. Entonces, la inversión más eficiente que puede haber en educación es la que se hace en ellos”.
Con los ojos sobre Portugal
“La idea de PISA es abrir la información de muchos sistemas educacionales, para que cada país pueda elegir cuál será su referente. Para Chile puede ser muy útil hacer eso”, dice Guillermo Montt. “Más allá de los países ‘estrellas’, quizás es bueno que Chile busque otros referentes, más cercanos a su realidad”, agrega, coincidiendo con lo sugerido por otro de los reportes importantes en educación, a nivel mundial, entregados en las últimas semanas: el Informe McKinsey.
En ese sentido, Montt está de acuerdo con que Portugal es una posibilidad. “En el año 2000, los niveles de inequidad de su sistema educativo eran muy parecidos a los del chileno. Tenía una proporción muy alta de alumnos que no lograban los niveles básicos de desempeño y una tasa de repitencia que, en 2004, llegaba al 24% de los escolares”.
Los datos de PISA 2009 revelan que el 23% de los quinceañeros chilenos dijo haber repetido algún curso.
Otro dato: en la última PISA, Portugal obtuvo 489 en la prueba de lectura y 487 en la de matemática.
-¿Por qué es tan importante
bajar la tasa de repitencia?
“Portugal lo hizo porque vieron que dejarlos haciendo otro año el mismo curso no tenía resultados positivos. Se dieron cuenta de que no aprenden más una vez que repiten y por varias razones. Una es que quedan estigmatizados y otra es que al verlo como un castigo, se desmotivan más con el colegio. Entonces, la repitencia como política para aumentar el nivel educacional de los alumnos no es efectiva”.
-¿Cómo lo solucionaron?
“Lo que hicieron fue identificar a tiempo a aquellos alumnos que están en dificultades y apoyarlos. No esperaron hasta fin de año para hacerlo, sino que apenas comenzaron a dar las primeras señales de problemas, les dedicaron tutorías y mayores recursos. De esa forma, en cuatro años Portugal bajó su tasa de repitencia al 12%”.
En el volumen V del Informe de PISA hay un análisis especial de este país europeo: “Los resultados de PISA 2009 demuestran que Portugal está haciendo progresos en el logro de los objetivos de sus reformas. Está entre los países que se ubican sobre o cerca del promedio de la OECD y fue uno de los países que mejoró en las tres evaluaciones de PISA, con una de las mayores subidas entre 2006 y 2009”.
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Tribuna
Educación: ¿se justifica la urgencia?
Patricia Matte Larraín, Presidenta Red de Colegios
El Mercurio, 5 diciembre 2010
El Gobierno ha enviado, con carácter de suma urgencia, un proyecto de ley para reformar un aspecto trascendental de nuestro sistema educativo. Ese carácter de urgencia ha sido criticado fuertemente por la oposición y, es muy probable, será algo que el Gobierno deberá flexibilizar. Llama la atención esa crítica tan severa, sobre todo tomando en consideración que los temas que aborda este proyecto de ley son parte de un gran paquete de acuerdos que comenzó a gestarse después del levantamiento pingüino, al comenzar el gobierno de la Presidenta Bachelet.
En los debates y comisiones sucesivas que precedieron a este gran acuerdo que permitió con posterioridad la tramitación y aprobación de la Ley General de Educación, había temas en que la gran mayoría coincidía: la calidad de la educación que se estaba entregando a los alumnos, sobre todo a aquellos con menor capital cultural y más vulnerables, pasaba por la mejoría de las capacidades de los profesores y directivos de los establecimientos educacionales a los que estos niños asistían. Los que fuimos parte de esas sucesivas comisiones, sabíamos que la nueva ley marco (LEGE) no traería aparejada ninguna mejoría en calidad, si los actores del sistema educativo no mejoraban sus capacidades y, a la vez, no se les traspasaba mayores responsabilidades en un marco de mayores exigencias y mejores remuneraciones e incentivos económicos. Todos estos temas son hoy abordados en este proyecto. Sabíamos también, y lo discutimos ampliamente no sólo en la Comisión respectiva sino que en el Parlamento, que si al sistema no se le sometía a un mayor control y mayor exigencia de transparencia y entrega de información, junto a un acompañamiento de aquellos establecimientos con mayores déficits, nada cambiaría tampoco en los resultados de los alumnos. Es así que hoy se encuentra ya en sus últimos trámites legislativos la ley que crea una Superintendencia de Educación y el Sistema de Aseguramiento de la Calidad, sin el cual la recientemente aprobada Ley General de Educación no sería operativa. El marco legal, que está en vías de aprobarse, tuvo inexplicables retrasos, al desconocerse parte de los acuerdos que se habían alcanzado en el gobierno anterior y por parte de los mismos actores que habían suscrito dichos acuerdos.
La otra gran crítica que se le ha formulado a la propuesta del Gobierno es que no aborda temas trascendentales como serían la educación preescolar y la formación técnica profesional. Probablemente, la forma en que comunicacionalmente se dio la noticia indujo a error, pues se pensó que este paquete de medidas abordaba todo lo que había que cambiar en educación. Los cambios que se deben enfrentar en educación son de tal profundidad que implican al sistema completo y, obviamente, y como todos los que estamos involucrados en educación sabemos, la suerte de los niños de sectores más deprivados se juega en sus primeros años de vida. Pero también se sabe, y hay una gran cantidad de evidencia al respecto, que no es cualquier tipo de atención preescolar la que requieren los niños más vulnerables. Se necesita, por lo tanto, evaluar en forma urgente las modalidades de atención preescolar que se están entregando hoy día y lo más probable es que, de esa evaluación, se desprenda que se deban rediseñar paquetes diferenciados de programas preescolares que den cuenta de las diferentes características y necesidades de la población infantil chilena.
Lo mismo sucede con la educación técnica profesional que hoy día estamos entregando. ¿Será la que requiere el Chile del siglo XXI? ¿Habrá que entregarles a los alumnos destrezas específicas o habilidades generales? ¿No nos dice nada el hecho de que un porcentaje muy alto de egresados de educación técnica hoy día no va al mundo del trabajo, sino a la educación superior, con todo lo que ello implica? Por ende, la premisa básica, que sustenta el diseño de la educación técnica actual, no se estaría cumpliendo. Antes de extender estas modalidades deben ser evaluadas y hay un compromiso del actual Gobierno de hacerlo lo más pronto posible.
Finalmente, se ha dicho que este proyecto de ley no aborda el fortalecimiento de la educación pública, algo en el que yo al menos no coincido: al levantarle parte de las trabas que hoy día tiene la educación municipal estamos dando un primer gran paso, para que esta detenga su deterioro y pérdida de alumnos. Faltan muchos pasos más, que no hay duda vendrán muy pronto, ya que hace algunos días el Panel de Expertos hizo entrega al Gobierno de una propuesta que tiene por objeto darles a los niños de nuestro país la real posibilidad de acceder a una educación pública de calidad.
Se requiere, por lo tanto, un cierto ritmo que permita avanzar sobre aquellos puntos en los que hay más acuerdos, pero no por ello debemos abandonar o postergar aquellos que son de más difícil despacho, pues afectan a grupos de presión extraordinariamente poderosos.
Perfeccionemos las propuestas, pero no retrocedamos en los acuerdos ya alcanzados. Los niños de Chile se merecen que tratemos estos temas con un sentido de urgencia.
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¿Y qué pasa con la educación privada?
El Mercurio, opinión editorial, 9 diciembre 2010
La discusión sobre la calidad de la educación ha girado tradicionalmente en torno a los deficientes resultados obtenidos por la educación pública y la brecha con la educación privada. Sin embargo, se destina poca atención a lo que ocurre con la educación privada en Chile. De acuerdo con el Simce 2009, dado a conocer a mediados de este año, al analizar los resultados segmentando por nivel socioeconómico, en el nivel alto -que corresponde principalmente a los colegios particulares pagados- el 51 por ciento de los estudiantes no sabe lo que debe saber en 8° básico. Así, la mitad de los alumnos que asisten a un colegio particular pagado no están aprendiendo aquello que deberían.
La insuficiente calidad de la educación privada no es una novedad. En el año 2000, el informe del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico ya consignaba que el desempeño de los estudiantes del nivel socioeconómico superior no alcanzaba al de un estudiante promedio de dicha organización. Según esta misma medición, en 2006 sólo uno de cada mil alumnos de 15 años alcanzó el estándar superior de competencias.
Sin duda, parte de la responsabilidad en esta insuficiente calidad de la educación privada radica en los mismos colegios particulares pagados. Antecedentes dados a conocer en estos días muestran que, teniendo el sector privado mayor libertad para efectuar modificaciones curriculares y establecer incentivos, no se percibe que sus planteles estén adoptando medidas para mejorar la calidad de sus profesores. Por el contrario, hay escasa rotación; la participación en actividades de perfeccionamiento es más baja que en la educación municipal; entre 2005 y 2009 el salario por hora de los docentes de aula subió sólo en cinco por ciento -contrastando con el 10 por ciento en la municipal y particular subvencionada-, y el de los directivos se mantuvo en el mismo nivel (el aumento en el sector municipal fue de 16 por ciento, y de 10 en el particular subvencionado). Con todo, llama la atención que el alza de remuneraciones en los colegios municipales se dio principalmente en los profesores de mayor edad, mientras en la educación particular fue en aquellos menores de 30 años.
Por cierto, lo antes expresado se aplica a promedios y admite muchas excepciones. Pero, en todo caso, no parece posible dar el salto en la calidad educacional sin una profunda transformación en los sistemas de selección, formación y desarrollo de carrera de los docentes, encabezada por el dinamismo de la educación privada.
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Expertos señalan que resultados de prueba PISA evidencian que reforma educacional está errada
Ninoska Leiva, Radio Universidad de Chile, 7 diciembre 2010
Aunque el informe muestra que Chile avanzó 2006 al 2009, la prueba sigue dando cuanta de profundas inequidades en materia educacional. El ministro Lavín reconoció que en “Chile uno de cada tres estudiantes no alcanza las competencias mínimas en lectura para integrarse al mundo y al desarrollo productivo”. Mientras que el Presidente instó, a la luz de esta evaluación, a aprobar la reforma educacional, pero expertos aseguran que la segmentación que intentan imponer va, precisamente, en el sentido contrario.
Ambiguos fueron los resultados del Programa de Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) implementado por la OCDE.
Si bien la medición señaló que Chile subió 39 puntos respecto de la última evaluación de 2006, ubicándose en el lugar 44 de las 65 naciones y liderando América Latina, los resultados enrostran nuevamente las profundas inequidades del actual sistema educacional chileno.
Lenguaje fue la materia en que se centró esta versión de la prueba, y los resultados son escandalosos. Así lo reconoció el propio ministro de Educación, Joaquín Lavín, quien dijo que actualmente la mitad de los estudiantes de los estratos socioeconómicos más bajos del país no alcanzan las competencias mínimas de desarrollo en el uso del lenguaje para integrarse satisfactoriamente en la sociedad.
“En Chile uno de cada tres estudiantes no alcanza las competencias mínimas en lectura para integrarse al mundo y al desarrollo productivo. Si es que se va a los niveles socio económicos más bajos, uno de cada dos alumnos no alcanza las competencias básicas”, indicó Lavín.
El ministro de Educación informó además que existen profundas inequidades entre los colegios particulares y los municipales, pues los primeros obtuvieron un promedio de 540 puntos en la prueba PISA, mientras que los subvencionados bordearon los 458, y finamente los municipales sólo alcanzaron un promedio de 421 puntos. Diferencias importantes si se toma en cuenta que 40 puntos de diferencia son el equivalente a un año de escolaridad, lo que muestra que un niño que egresa de cuarto año medio de un colegio particular en promedio tiene conocimientos de tres años más que un alumno que sale de un establecimiento municipal.
Ante esto, el Presidente Sebastián Piñera, insistió en impulsar las actuales reformas educacionales propuestas por el Gobierno, las cuales han sido criticadas desde todos los sectores.
“Si bien hemos progresado en lectura, en matemáticas y en ciencias estamos estancados, por lo tanto, la reforma a la educación es más necesaria que nunca, y apunta a todos los actores de la educación sin dejar a ninguno afuera. Tenemos que optar si vamos a quedarnos para siempre con un profesor que está mal educando a nuestros niños. Yo quiero, a la luz de esta prueba PISA, pedirles a todos los sectores de hacer un gran esfuerzo para sacar adelante la reforma educacional”, indicó el Mandatario.
Sin embargo, estas reformas educacionales van, según los expertos, en la dirección contraria a mejorar la calidad de la enseñanza.
Para el investigador de la Universidad de Chile y asesor de UNICEF en materias educacionales, Cristián Bellei, aumentar la competencia entre las escuelas, creando liceos de excelencia, sólo permite incrementar las diferencias y segmentar a los estudiantes.
“Me parece que no están igualmente fundamentadas las medidas que se han anunciado, por ejemplo, para aumentar la competencia entre las escuelas. La propia OCDE señala que no es la competencia entre las escuelas lo que mejora a los sistemas educacionales. Todas estas medidas de la publicación del Simce, Semáforo y otras estigmatización de las escuelas generan un incentivo a la competencia entre las escuelas, y en Chile la investigación en el país e internacional indica que eso no es lo que mejora a las escuelas”, señaló el experto.
Asimismo, el investigador advirtió que es justamente lo contrario, la no segmentación, lo que permite terminar las tremendas diferencias entre los colegios pobres y los ricos.
“La lista de la OCDE está diciendo que los sistemas escolares que lo hacen mejor en la prueba PISA son sistemas que tienen en común que no segmentan tanto a los estudiantes, que tienen una educación común y no diferenciada lo más extendida posible y que priorizan el gasto educacional en mejorar los salarios de los profesores”, precisó Bellei.
El especialista, que elaboró el informe denominado “Causas que explican el mejoramiento de los estudiantes chilenos en la PISA 2006”, explica que este avance se obtuvo gracias al mayor implemento económico de todas las escuelas de nuestro país, especialmente en las de menores recursos mediante la jornada escolar completa y programas especiales, esquemas que con el nuevo gobierno están terminando.

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