Congreso Iberoamericano de Rectores en Gudalajara, México
Junio 1, 2010

elpais_062010.gif Cobertura del Congreso en el diario El País de España, dando cuenta del evento organizado por la alianza UNIVERSIABanco Santander, entidad que durante los últimos años se ha convertido en el principal agente que promueve el encuentro entre instituciones públicas y privadas dentro de , y entre, los países latinoamericanos.
Reportaje sobre el día inaugural del Congreso seguido de entrevistas al rector de la UNAM y de las universidades de Sao Paulo USP), de Buenos Aires (UBA) y Nacional Autónoma de México (UNAM).
Mil universidades lanzan el espacio iberoamericano del conocimiento
El Santander anuncia 600 millones en cinco años para proyectos universitarios
J. A. AUNIÓN (ENVIADO ESPECIAL) – Guadalajara – 01/06/2010
Se podría decir que es un movimiento desde abajo. Los casi mil rectores (985), y delegaciones de otras 72 universidades se han reunido en Guadalajara (México) para intentar marcarle a los países de Latinoamérica (Gobiernos, sociedades, empresas y a ellas mismas, las instituciones académicas) el camino que creen que hay que recorrer para construir un espacio iberoamericano del conocimiento, al estilo de lo que ha hecho -salvando las distancias y con todos los matices que se puedan señalar- el proceso de Bolonia en Europa.
Todos los países iberoamericanos, incluidos España y Portugal, así como EE UU, Reino Unido, Australia o China, están representados en el II Encuentro de Rectores Universia -al que está invitado este diario-, organizado por el Banco Santander, a través de Universia. En la reunión se debatirán hasta hoy 11 ponencias elaboradas con la participación de miles de universitarios (rectores, profesores y alumnos).
El objetivo es gigantesco y difícil: hacer despegar a las universidades iberoamericanas, superando las carencias gracias a la cooperación, y que la educación superior pueda convertirse en un verdadero motor de mejora social. Para empezar, porque requiere (aunque no solo) más inversión en educación superior, por lo que es necesario el compromiso de los Gobiernos, que además deberán ponerse de acuerdo para la convergencia de sus políticas educativas. Los Gobiernos de la región, en 2005, se comprometieron a avanzar en ese espacio, pero “las manifestaciones políticas han ido más lejos que las acciones reales”, dice el texto de una de las ponencias. En la inauguración oficial del encuentro, celebrada ayer, estuvieron el presidente de México, Felipe Calderón, y el ministro de Educación español, Ángel Gabilondo. “Estaré muy atento a las conclusiones del encuentro”, dijo Calderón.
La actual crisis económica podría ser desalentadora para quien quiera avanzar en ese proyecto, pero quizá, paradójicamente, podría ser el momento preciso para hacer despegar a la educación superior de América Latina, a pesar de las dificultades que históricamente arrastra la zona que probablemente muestra las mayores diferencias del planeta (tanto entre países como dentro de ellos). “La región iberoamericana ha podido, por primera vez en la historia contemporánea, sortear mejor las dificultades económicas sobrevenidas que otras zonas, como Europa o Estados Unidos, y eso es una excelente noticia”, dijo Emilio Botín, presidente del Banco Santander, que a través de Universia (una red que agrupa más de 1.100 universidades), organiza el encuentro mexicano como continuación del primero, celebrado en Sevilla en 2005. Botín anunció que su entidad destinará 600 millones de euros en los próximos cinco años a proyectos universitarios (lo que eleva sustancialmente la cifra destinada en los últimos cinco: 375 millones en 15 países de cinco continentes).
Los organizadores han insistido en darle al encuentro un fuerte componente social -la reunión se titula Por un Espacio Iberoamericano del Conocimiento socialmente responsable-, no solo en el sentido de aumentar el acceso a la educación superior (hay países de la región tan potentes como México, que están por debajo del 30% de jóvenes con acceso), sino en el sentido de dar nuevas soluciones a los nuevos retos de la sociedad: crisis financiera, globalización, cambio climático, desarrollo sostenible. Así lo explicó el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro.
De las ponencias del encuentro saldrán una serie de conclusiones que pretenden incluir medidas concretas a poner en marcha que no se queden en diagnósticos de situación o en mera declaración de intenciones. Entre ellas, habrá iniciativas para consolidar programas de movilidad de alumnos y profesores (lo que algún día intentaría ser una especie de Erasmus iberoamericano), una estructura de titulaciones comparable para que el reconocimiento de títulos o de estancias de estudios sean más sencillos; o hacer mecanismos de control de la calidad, especialmente importante este último punto en una región donde sus universidades, al igual que ocurre en su sociedad, son enormemente desiguales: hay universidades mundialmente competitivas junto a otras de poca calidad.
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El encuentro del millar de rectores
– Al II Encuentro Internacional de Rectores Universia, que se celebra hoy y mañana en Guadalajara (México), asistirán 985 rectores y delegaciones de otras 72 universidades.
– Estarán representadas universidades de 34 países. Entre ellos, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, España, México, Perú, Portugal, Puerto Rico, Uruguay, Venezuela, Bolivia, Reino Unido, China, Estados Unidos, Rusia, Marruecos o Mozambique.
– En América Latina había más de 17 millones de alumnos de educación superior en el curso 2005-2006, casi 10 millones concentrados en Brasil, México y Argentina, según datos de la Unesco. A ellos hay que añadirles los más de dos millones que suman España y Portugal.


ENTREVISTA: JOSÉ NARRO Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México
“Dentro de una década tendremos un Erasmus iberoamericano”
PABLO ORDAZ – México – 31/05/2010
Hace unos días, el rector José Narro Robles (Coahuila, 1948) estaba leyendo un libro casi clandestino que había llegado no se sabe cómo a sus manos cuando se dio de bruces con una frase que aún lo mantiene perplejo: “El futuro no tiene porvenir”. Para que ese presagio jamás se cumpla, el rector de la gigantesca y muy laureada Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) -más de 300.000 alumnos y 35.000 profesores- aconseja tener pensamientos grandes, miradas de largo aliento, confianza en nosotros mismos. Eso es lo que quiere para México, su pasión y su dolor, y también para la comunidad universitaria iberoamericana, que hoy y mañana se reúne en Guadalajara (Jalisco) en torno al II Encuentro Internacional de Rectores Universia. Bajo el lema Por un espacio iberoamericano del conocimiento socialmente responsable, los rectores de un millar de universidades de 34 países intentarán poner las bases para ese espacio común en una región tan llena de posibilidades como de dificultades. José Narro no es solo el presidente del comité internacional del encuentro. Es también el anfitrión más entusiasta que imaginarse pueda: “Es el momento de impulsar el espacio iberoamericano del conocimiento”.
Pregunta. ¿Es posible un espacio iberoamericano del conocimiento? ¿Una especie de Erasmus iberoamericano?
Respuesta. Sí. Sinceramente, yo pienso que es absolutamente factible. Están dadas muchas de las condiciones. En la comunidad académica latinoamericana nos estamos dando cuenta de que el asunto de la internacionalización es algo más que una posibilidad o que una cereza en un pastel. Nos estamos dando cuenta de las enormes ventajas que puede tener compartir proyectos. Estamos viendo en el escenario un mar de posibilidades. En segundo lugar, hay una posibilidad tecnológica: cada vez es más fácil viajar, moverse o comunicarse en tiempo real. Con voz, con datos y con imagen. Y, finalmente, las dificultades económicas hacen cada vez más necesario compartir capacidades y recursos… Yo estoy convencido de que dentro de una década vamos a tener un proyecto muy avanzado.
P. Decía no hace mucho Felipe González que Latinoamérica tendría que pensar más allá de las materias primas y apostar por la formación de capital humano. ¿Es el momento de dar ese impulso que necesita el espacio iberoamericano del conocimiento?
R. La respuesta concreta y contundente es sí. Claro que es el momento. Y hay que aprovecharlo. Yo creo que si entre todos hacemos un esfuerzo, en América Latina podemos realmente dar un estirón en ese terreno. Tenemos que hablarnos más. Tenemos que creer más en nosotros. Tenemos que pensar en que somos parte de una comunidad muy importante. Que tenemos cultura común, historia común y también problemas parecidos. Y que, con la suma de todos, tenemos posibilidades de resolver esos problemas más fácilmente.
P. ¿Por qué se le ha puesto el apellido de socialmente responsable al encuentro?
R. Yo celebré que le pusiéramos ese apellido. Es que las universidades tienen muchos encargos, unos que son primarios y otros que son complementarios. Por supuesto que nos interesa a las universidades formar recursos humanos. Es la tarea número uno. Generar conocimiento. Porque una verdadera universidad no solo transmite, sino que genera conocimiento. Y, por supuesto, también tiene que difundir la cultura y el quehacer de los universitarios. Pero todo eso estaría incompleto si no hubiera una orientación social, si no pudiéramos ponerle el apellido de “socialmente responsable”. Qué bueno que podamos ayudar a que una persona encuentre, cultive, desarrolle una vocación… Qué bueno. Pero es necesario que todo eso tenga además una orientación social.
P. Al proceso de Bolonia se le ha acusado en Europa de elitista. Y se ha criticado su vinculación con las empresas…
R. Yo no lo veo como un peligro. Lo veo como un desafío que tenemos que afrontar. Por supuesto que la sociedad está configurada por distintos estamentos o sectores. Y, por ejemplo, en el caso de México, yo defiendo con absoluta convicción a las instituciones públicas. No tengo ninguna duda de que, en educación y en salud, un país como México no puede de ninguna manera plantearse, ni siquiera tibiamente, la posibilidad de perder espacios públicos. Pero, ¿eso quiere decir que hay que entrar en colisión o a la defensiva cuando se trata de plantear la posibilidad de articular esfuerzos entre el sector empresarial y el sector público? Yo digo: no. Aunque no hay que confundir ni los medios ni los fines que uno persigue. No se trata de llenarle los bolsillos a los que ya de suyo los tienen llenos de dinero. No es para eso. De ninguna manera. Sí es para comprometerlos con algunos procesos en los que deben participar. ¿Por qué tenemos nosotros que resistirnos cuando una parte muy importante de la investigación que se hace en el mundo la desarrolla el sector privado?
P. ¿Tienen miedo a que los programas de movilidad desemboquen en una fuga de cerebros?
R. Lo que da mucho miedo en el mundo de hoy es no desarrollar cerebros. Si se va la gente es por algo. Algo estamos haciendo muy mal para no lograr retener a los jóvenes. Porque cuando alguien que se ha formado debidamente tiene que irse de su país para buscar mejor suerte quiere decir que no estamos generando otras cosas: calidad de vida, espacio de trabajo, posibilidades de desarrollo. Muchas otras cosas. El problema no es en sí la fuga, el problema es por qué se van, por qué tienen que salir.
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La hora del compromiso
Los rectores de tres de las universidades públicas más importantes de Latinoamérica, México, Buenos Aires y São Paulo, hablan desde Universia
PABLO ORDAZ | Guadalajara 01/06/2010
Vota Resultado 11 votos José Vasconcelos fue rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1920. Cuando llegó, dijo: “Yo no vengo a trabajar por la Universidad, sino a pedir a la Universidad que trabaje por el pueblo”. Noventa años después, los rectores de tres de las universidades públicas más importantes de Latinoamérica -Buenos Aires, São Paulo y México- consideran que ahora más que nunca aquel discurso está vigente, que hay que dar un paso adelante, que los graves problemas que enfrentan sus respectivos países requieren de sus docentes un papel más activo. “Ya no podemos guardar silencio”, dice Rubén Hallú, rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), “no podemos cerrar los ojos ante los problemas actuales. No podemos dejar sola a la sociedad cuando más nos necesita”.
En el discurso de apertura del II Encuentro de Rectores Universia, que se celebra en Guadalajara bajo el patrocinio del Banco Santander, el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro, detalló los problemas que afectan por igual a toda Latinoamérica: “El surgimiento reiterado de crisis financieras, el incremento del desempleo o la aparición de las lacras de una modernidad mal entendida: la desesperanza, la violencia y la inseguridad; el cambio climático y las crisis ecológicas; el narcotráfico y las adicciones…”. Los rectores consultados coincidieron en proponer “un papel más activo en el planteamiento y la ejecución” de las soluciones. ¿Y de qué forma se puede ejecutar esa misión sin entrar en colisión con los respectivos Gobiernos?
El rector de la Universidad de Buenos Aires ofrece una respuesta: “Está claro que el Gobierno es el que tiene que tomar las decisiones. Pero la Universidad, que es una fuente de conocimiento alejada de los intereses políticos temporales, dispone del fundamento científico para hacer propuestas al Estado. Luego, el Gobierno llevará o no a cabo esas sugerencias. Es su responsabilidad. Pero la nuestra como docentes es investigar los problemas reales y ofrecer posibles soluciones a la sociedad”.
José Narro, el rector de la UNAM, pone un ejemplo muy gráfico en conversación con este periódico: “Platiquemos de lo que usted quiera. Platiquemos, por ejemplo, de la pobreza. Bueno, ahí en México hay una deuda de siglos. No es un problema de 70 años o de 80 años. Es un problema secular. Centenario. Que se acompaña de la desigualdad. ¿Por qué no hemos podido ser capaces, me pregunto yo, de resolver en algo ese problema? ¿Por qué en este México del 2010, al celebrar el bicentenario de la independencia y el centenario de la revolución no hemos podido resolver un problema tan importante y tan sencillo de resolver ?porque lo han hecho muchos otros, porque cuesta pero no tanto? como el analfabetismo? ¿Por qué diablos aceptar que México siga contando con seis millones de analfabetos? Pues porque no se ha tomado la decisión”, se contesta Narro, ” y no es porque no se sepa, sino simplemente porque no se ha querido. Estoy convencido de que una de las cosas que tenemos que hacer en este país es cambiar el ambiente en el que estamos inmersos, un ambiente depresivo y de temor”.
Herman Jacobus Cornelis es el rector de la Universidad de São Paulo. También insiste en que las universidades públicas no pueden olvidar jamás su compromiso social. “Nuestro objetivo en Brasil”, explica, “no es sólo conseguir que los muchachos de las clases más desfavorecidas puedan tener acceso a la universidad, sino que puedan permanecer. Es absurdo comparar el papel social de nuestras universidades con las universidades europeas”. Y pone un ejemplo: “Acabo de llegar de Europa. Allí, para el ranking entre las distintas universidades, utilizan indicadores anglosajones de competencia. Cuentan cuestiones tales como cuántos Nobel han tenido en su larga historia. Nosotros somos universidades jóvenes entre cuyos objetivos está el equilibrio social: que nuestros estudiantes puedan comer, tengan donde dormir o el acceso al transporte… No es justo comparar realidades. Nuestro compromiso tiene mucho que ver con sacar a nuestros países hacia delante”.
Lo más llamativo, desde el punto de vista europeo, es que estos tres rectores de grandes universidades públicas no vean con recelo la participación de la iniciativa privada en la vida de la Universidad. “La relación tiene que existir”, dice el argentino Hallú, “lo importante es que cada quien conserve su rol. Pero, también en esto, es impensable el aislamiento de la Universidad con el mundo que la rodea “. O, como dijo Narro al final de su discurso de inauguración del encuentro: “En las universidades debemos buscar puntos de encuentro e interacción entre las culturas y entre las instituciones. Ahí radica parte de nuestro desafío y con esta reunión empezamos a vencerlo”. Al final de su discurso se volvió a acordar de Vasconcelos: “Por mi raza hablará el espíritu”.

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