Rector de la UCH frente a la actual coyuntura universitario-política
Enero 20, 2013

RectorUCHQP.jpg Víctor Pérez Vera: “No se están tomando las medidas para fortalecer la educación pública
Víctor Pérez, el rector de la Universidad de Chile, hace un duro balance sobre el estado de la educación: plantea que no ha habido avances concretos desde las movilizaciones estudiantiles y critica la forma en que se trata a su institución desde el Ministerio de Educación.
Revista Qué Pasa, 18 de enero de 2012 (Recibido vía sitio de la UCH)
El número 70 ha aparecido dos veces en los últimos meses para el rector de la Universidad de Chile, Víctor Pérez. En noviembre le correspondió encabezar los festejos por los 170 años de la institución. Y el pasado 8 de enero, él celebró sus 70 años, en medio de una de las semanas más agitadas para la casa de estudios: la postulación de nuevos alumnos para las vacantes 2013.
Pérez dice que está feliz y orgulloso de los resultados. Este año, la U. de Chile recuperó el primer lugar en puntaje promedio ponderado de la PSU (con 679 puntos). Sin embargo, también reconoce molestia. El año partió con una polémica con el Ministerio de Educación, porque el organismo le asignó a la U. de Chile el tercer lugar entre las instituciones nacionales a la hora de repartir los aportes basales por desempeño. El rector denunció que había “manipulación” de los índices y que se estaba perjudicando a la casa de estudios.
Sentado en su oficina, Pérez profundiza en su visión. Afirma que hace falta un “nuevo trato” y que se respete la historia de la universidad. Pero va más allá: según dice, existen fallas centrales en cómo se está encarando la educación en Chile, y anuncia que este año interpelará a los candidatos para saber qué piensan sobre esa materia. Éste es el diagnóstico sin anestesia del hombre que hoy ocupa el sillón de Andrés Bello.
-¿Por qué hizo ese reclamo sobre los fondos basales?
-Aquí, de manera arbitraria y autoritaria, se nos impuso esta fórmula, que no se condice con la realidad; por lo tanto, lo único que uno dice es que hubo una manipulación, e incluso nuestra comunidad siente que o hay incompetencia o hay un sesgo ideológico que busca perjudicar a la U. de Chile. Y creo que ambas situaciones no le hacen bien al sistema de educación superior. Ahora, el otro elemento es que a esto se le dice que son fondos basales por desempeño. Cuando uno habla de basal, significa que permite su sustentación futura. Y a la U. de Chile, con esta manipulación le llegan $800 millones. Si piensa que el presupuesto total son $484 mil millones, $800 millones es el 0,2%. Entonces, no me venga a decir usted que es un fondo basal. Es algo menor.
-¿Y por qué da la pelea entonces?
-No estoy dando la pelea por las platas, sino porque ya se acabó el tiempo en que a las universidades se nos impongan cosas, en que de manera autoritaria se dice: “Mire, esto es lo que va a pasar”. Pedimos un poquito más de respeto por instituciones como la U. de Chile, que por 171 años han contribuido al desarrollo de este país. Es una falta de respeto cuando se cree que se pueden simplemente imponer, de manera arbitraria y autoritaria, mecanismos de este tipo. Nuestro reclamo es por la forma. El tema del cuánto es secundario.
-El Mineduc dice que los índices son objetivos. Y que otra cosa es que a la U. de Chile no le parezcan.
-Uno puede usar todos los indicadores que quiera, hacer todas las manipulaciones que quiera con los ponderadores, y le doy el resultado que usted quiera. Me pregunto si cuando la División de Educación Superior del Ministerio de Educación inventó esta fórmula y le aplicó datos, fueron los mismos que hoy día estamos conociendo.
-¿Cree que la fórmula fue construida ad hoc?
-Sería terrible pensar así. Lo que estoy diciendo es que no se insulte nuestra inteligencia cuando se nos dice, y disculpe lo odioso de las comparaciones, que es mejor tener 12 programas de doctorado acreditados que 34, o que es mejor, en un período de cinco años, tener 1.400 publicaciones Scopus que cerca de 8 mil. Eso no nos cuadra.
-¿Cómo ve el lazo de los gobiernos con la U. de Chile?
-Los representantes del Estado, desde el año 1981 hacia delante, no han entregado a la U. de Chile y a la educación pública el apoyo que se quiere. La Universidad de Sâo Paulo es la universidad latinoamericana que está más alto en los rankings internacionales. Pero el aporte que el estado de Sâo Paulo y el gobierno federal le entregan es muchísimo mayor que el 9% del presupuesto total que la U. de Chile recibe del Estado.
-¿Cree que hoy se respeta la educación pública?
-No se está respetando. No se está preservando una educación pública de calidad y equitativa, y con vivencia de valores republicanos. Lo más importante es que las universidades estatales deben sentir que el Estado ve en ellas instancias de provisión y de generación de bienes públicos que le importan en la construcción de ciudadanía y de un país futuro. La U. de Chile no puede vivir en un ámbito en que se esté sospechando de ella.
LA DIVERSIDAD Y LA EQUIDAD
-El ministro Harald Beyer cuestionó el sistema de admisión, diciendo que es “una locura” y que favorece a las instituciones. ¿Cuál es su mirada?
-A mí no me gusta que la política pública de educación superior sea manifestada a través de críticas o planteamientos hechos a través de los medios entre el ministro de Educación y el vicepresidente del Consejo de Rectores. Yo no entro en ese ámbito.
-El año pasado, el consejo instaló un modelo que era el ranking de notas. Hace dos días, Beyer dijo que había sido “improvisado”. ¿Cuál es su evaluación?
-Es un esquema que está avanzando en lograr una mayor equidad, que a partir de la experiencia de este año va a permitir sacar conclusiones para ir mejorando esto. Pero en el caso de la U. de Chile, es un mecanismo. El otro mecanismo que queremos impulsar fuertemente son los sistemas de los cupos supernumerarios y el Sipee, Sistema de Ingreso Prioritario de Equidad Educativa. Pero hay que preocuparse de asegurar igualdad de oportunidades al estudiante durante el transcurso de su carrera.
-Este año se cumplieron 10 años desde la implementación de la PSU. ¿Hay espacio para revisarla?
-Hoy día hay un proceso de evaluación de la PSU, que el Consejo de Rectores lo ha impulsado. Va a haber que observar con cuidado el resultado de esa evaluación. Creemos que va a haber que sacar de ahí aquello que permita mejorar el instrumento como tal. Pero ojo, que no se siga pensando que es “el” instrumento de inequidad. La inequidad parte de la educación parvularia, cuando a los niños y niñas pobres de nuestro país no se les entregan los estímulos para que desarrollen sus talentos. Ahí está la cuna de inequidades.
-¿Y hacia dónde debería aspirar la U. de Chile? ¿Hacia atraer a los mejores puntajes y los mejores promedios o a tener una mayor cuota de equidad en las carreras?
-Queremos pasar de los actuales 27 mil estudiantes que tenemos en pregrado, ojalá en los próximos 10 años, a 35 mil o 40 mil estudiantes. Y hemos planteado que al menos un 20% de nuestros estudiantes que ingresan a primer año lo hagan por mecanismos complementarios a la PSU, de tal manera de mejorar la equidad en el ingreso. La diversidad al interior de nuestras aulas es fundamental para preservar nuestra razón de ser. Si es la primera persona que llega de un colegio a la U. de Chile, eso va a significar un mensaje a los demás compañeros de él, a los de tercero medio, incluso a los que están en la básica, porque los padres van a sentir que desde ese colegio, si se esfuerzan, la U. de Chile les entrega una puerta de esperanza. Y empieza a cambiar incluso lo que pasa al interior del aula de ese colegio.
-¿Pero eso no afecta la excelencia académica?
-Por algunos años, decíamos que calidad era equidad. Porque decíamos: como no se ponen restricciones más allá del mérito al ingreso, a la U. de Chile entran personas de todos los niveles sociales. Por lo tanto, una vez que están adentro, como damos una buena calidad, estamos siendo equitativos. Hoy pensamos de otra manera: que cuando llegan estudiantes que se han esforzado, por ejemplo, a través del esquema Sipee, se produce una calidad que es de otra característica. Una excelencia que no solamente es la de una disciplina, sino la que se produce de la interacción entre los alumnos y la comunidad de profesores, que genera una riqueza, una excelencia que es de otro nivel, que tiene que ver con la misión de una universidad pública. Probablemente es la calidad que nos interesa.
“NO SE HAN HECHO LAS REFORMAS DE FONDO”
-En noviembre pasado, en el discurso de los 170 años de la universidad, usted dijo que este gobierno “no había escuchado” el reclamo de la ciudadanía en educación tras las movilizaciones. ¿A qué se refiere?
-Todavía no se han hecho las reformas de fondo que la ciudadanía pidió, que es fortalecer la educación pública de este país. En Chile existe la libertad de enseñanza. Las familias son libres de elegir dónde envían a sus hijos o hijas: si los envían a un colegio municipal, a un subvencionado particular o a un particular. Están en su derecho. Pero el Estado debe asegurar que cuando una familia envía a su hijo o hija a un colegio municipal público va a recibir allí la educación de mejor nivel que el país puede entregar, sobre todo en los sectores más vulnerables. Y eso no se está dando. No se están tomando las medidas para fortalecer la educación pública. Eso lo observamos, por ejemplo, en resultados de instrumentos como la PSU. Hay veces en que se dice que la PSU es inequitativa. ¡No le eche la culpa al termómetro! Aquí la enfermedad está en que los niños y niñas pobres de este país no están recibiendo la misma calidad de educación que los sectores más acomodados. Usted no solamente tiene que hablar de educación pública, tiene que creer en ella.
-Pero este gobierno instaló la beca Vocación de Profesor, liceos de excelencia… ¿Usted cree que esas iniciativas no apuntan en la dirección correcta?
-Digo que son insuficientes. Todavía hace falta la voluntad política para asignar recursos de la magnitud requerida para que la formación de profesores en Chile sea del más alto nivel. Se sigue creyendo que formar profesores es algo fácil y barato. Y la experiencia internacional nos está demostrando que es una tarea compleja y bastante cara. Aquí lo que tendría que haber, y sería una medida para el próximo gobierno, es dos o tres iniciativas, del orden de los US$100 millones cada una, para que un conjunto de universidades desarrolle la formación de profesores y la investigación en educación al más alto nivel internacional. Y un segundo elemento es que se respete y dignifique la labor del profesor. Se cree que a través de reglamentos, de evaluaciones, se va a mejorar la calidad de la docencia del profesor. No niego que eso debe existir, pero primero que todo, el profesor debe sentir que la sociedad tiene confianza en él.
-¿Por qué?
-La mayor enseñanza que uno observa cuando ve proyectos exitosos educacionales, como los de Australia o Finlandia, es que son países donde se respeta al profesor, se le dignifica y se confía. Y aquí no confiamos en nuestros profesores o profesoras. Los andamos persiguiendo. Andamos preocupados de si la escuela tuvo buenos resultados o no, pero no nos preguntamos si les dimos las condiciones para tener ese resultado.
-¿Y adónde hay que apuntar para mejorar la educación?
-Hay que partir por la educación parvularia y la educación básica. Es fundamental. No desconozco los esfuerzos que se han hecho, pero son tremendamente insuficientes. Porque el Chile futuro, la democracia de este país, la paz social, se juega en el aula de los colegios, de los sectores más vulnerables, en los primeros años. Usted no le puede decir a un niño de tres años de una población marginal que en cinco o seis años más va a poder recibir ciertos apoyos. Él ya va a tener ocho años. Lo condenamos de por vida. Y usted no le va a poder pedir a un adolescente que respete nuestras normas de convivencia si él proviene de un sector vulnerable, un sector pobre, en el cual él no tuvo la oportunidad de una educación parvularia y básica que le desarrollara y le estimulara sus talentos. ¿Con qué derecho le vamos a pedir? No lo estoy justificando ni avalando. Lo que estoy diciendo es que tengamos políticas públicas que sean consistentes.
“LA POLÍTICA PÚBLICA PERDIÓ LA BRÚJULA”
-Usted reclamó un “nuevo trato” entre la universidad y el Estado en 2009. ¿Cuál es su balance?
-Que, en términos gruesos, no ha pasado nada, pues (se ríe). Ahora, ha habido gestos. Del gobierno pasado y de este gobierno nosotros hemos recibido el apoyo para la Iniciativa Bicentenario en Juan Gómez Millas.
-¿Cuál es su crítica al modelo universitario?
-Observamos que el Estado les comienza a entregar recursos fiscales, sin ningún control de la Contraloría, a universidades privadas nuevas que se compran y se venden en el mercado en cifras millonarias, y que sus ganancias van a sus propietarios. Que no es el Estado. Entonces, uno dice: ¿cómo?
-¿Se siente en una cancha desigual?
-Es peor que eso: da la impresión que la política pública perdió la brújula respecto a cuál es el rol de la educación superior. Piense usted que la ley de Pinochet estableció que las universidades deben ser corporaciones sin fines de lucro. Y se ofende nuestra inteligencia cuando observamos que hay universidades que se compran y se venden, que grupos de inversionistas extranjeros controlan universidades de decenas de miles de estudiantes. Entonces, uno se pregunta: ¿qué pasa con esta aplicación falsa de la ley? Eso lo venimos diciendo por años. Y ahora resulta que nos damos cuenta cuando se produce el escándalo. Eso requiere que se calibre esa brújula.
-¿Qué les ha dicho el gobierno?
-No tenemos respuesta. Desde el año 2007 que estamos pidiendo un nuevo trato. Por eso decimos que, mirando hacia delante, nosotros, como universidades estatales, y como U. de Chile en particular, vamos a interpelar este año a los distintos actores políticos y sociales para tener respuestas.
-¿Los presidenciables deben abordar el tema?
-Es un deber y una obligación. A mí me gustaría que la comunidad nacional les haga a los candidatos al Parlamento y a la Presidencia dos preguntas: ¿Cree usted en la educación pública, sí o no? Y si cree, ¿cuáles van a ser las medidas concretas que usted va a poner en práctica para fortalecer la educación pública y para asegurar que cualquier niño o niña cuyos padres elijan un colegio público va a tener ahí la mejor educación?
-Esa interpelación implica que usted asuma un rol político, algo que se le criticó en el tema del movimiento estudiantil. ¿Está dispuesto a volver a hacerlo?
-Seguiré cumpliendo el rol de rector de la U. de Chile.
-¿Y cuál es el rol?
-Hacer el mejor esfuerzo para que la U. de Chile, en su trabajo interno, siga siendo la mejor universidad del país; que avance en equidad y que preserve los valores republicanos en su convivencia y en su interacción y participación de su comunidad; y hacer planteamientos de política pública respecto a cómo hay que preservar, defender y robustecer la educación pública en general, y un nuevo trato con las universidades estatales.
-¿Eso lo va a hacer este año?
-Lo voy a continuar haciendo. Yo soy hijo, nieto y sobrino de profesores primarios de provincia, normalistas. Tengo la educación pública en mi ADN. Yo sé lo que es vivir con profesores normalistas primarios. A mí no me cuentan cuentos de la educación pública. Y creo que mi rol como rector de la Universidad de Chile es seguir haciendo los planteamientos que hemos venido haciendo. Moleste a quien le moleste, incomode a quien le incomode.
Qué Pasa
Viernes 18 de enero de 2013

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