Uso de TIC en la sala de clase: el caso (¿fallido?) del Perú
Marzo 15, 2012

bid012.jpg Análisis del BID muestra que introducir masivamente las nuevas TIC en la sala de clase no ayuda necesariamente a mejorar el rendimiento en lenguaje y matemática, aunque puede tener un impacto positivo en el desarrollo de algunas competencias cognitivas. Para producir mejores resultados de aprendizaje hace falta más que computadoras. A continuación de esta información, el más reciente aprote del BID para el uso educativo de las TIC
IDB Working paper: Technology and Child Development: Evidence from the One Laptop per Child Program (February 2012)
http://www.iadb.org/en/research-and-data/publication-details,3169.html?pub_id=IDB-WP-304
And the jury is back: One Laptop per Child is not enough
In 2008 a couple of economists from the IDB visited the Peruvian Ministry of Education to meet with the Education Technology Director. Our purpose was to evaluate an old IDB-project that provided computer labs to middle schools. We were welcomed and were provided with all the support to carry out that evaluation. We were told that the Government’s real interest was in conducting the most rigorous evaluation possible of another project, the Peruvian One Laptop per Child (Una Laptop por Niño). Although that program was not financed by the Bank, we formed a group with experts from various units of the Bank, and in early 2009 worked with the Government’s team to design the first impact rigorous impact evaluation of the program. The details of the evaluation are available in a recent working paper, here I just want to mention some salient features.
This is the first evaluation of OLPC that focuses on educational outcomes, namely student learning. There are many stories about implementation of OLPC, and many opinions for and against the program (see for example OLPC News and the Technology Salon), but no evaluations that focus on learning, and none using a rigorous evaluation approach. We used a randomized control trial: out of 320 schools, 210 were randomly selected to receive XO´s (the laptops), while the rest did not. The schools were identical before the program, and except from the computers nothing differed between them, so we are pretty sure that any difference after the program can be attributable to OLPC.
Our main focus was on academic achievement in Math and Language, that were the declared objective of the program. We also looked at cognitive skills as measured by Raven’s Progressive Matrices, a verbal fluency test and a Coding test.
Our results indicate that the program dramatically increased access to computers. There were 1.18 computers per student in the treatment group, compared with 0.12 in control schools at follow-up. This massive rise in access explains substantial differences in use. Eighty-two percent of treatment students reported using a computer at school in the previous week compared with 26 percent in the control group. Effects on home computer use are also large: 42 percent of treatment students report using a computer at home in the previous week versus 4 percent in the control group. Internet use was limited because hardly any schools in the study sample had access.
However, we find no evidence that the program increased learning in Math or Language. This is not surprising, as the program did not include specific interventions to integrate the laptop to the curricula, nor the computers include specific math or language software. The program did not affect attendance or time allocated to doing homework, nor did it increase motivation or reading habits and the program did not seem to have affected the quality of instruction in class.
On the positive side, the results indicate some benefits on cognitive skills. In the three measured dimensions, students in the treatment group surpass those in the control group. A back-of-the-envelope calculation suggests that the estimated impact on the verbal fluency measure represents the progression expected in six months for a child. Similarly, the estimated impact for the Coding and Raven tests accounts for roughly the expected progression during five and four months, respectively.
The results are quite striking: as implemented, the program did not increase learning. Is this surprising? What is next for OLPC, in Peru and elsewhere? Let us know your opinion…

RECURSO ASOCIADO
Tecnologías para la Educación: Un marco para la acción
Publicado por: Eugenio Severín – 23 de Febrero de 2012, 11:08 am
Esta semana apareció una nueva publicación del Banco Interamericano de Desarrollo, que presenta un marco para apoyar el diseño, la implementación, el monitoreo y la evaluación de proyectos que buscan incorporar tecnologías para el logro de mejoras educativas. La idea es apoyar a quienes, desde una escuela, un municipio, una región o un país, enfrentan el desafío de mejorar la calidad de la educación y consideran que el uso de tecnologías puede ser parte de sus estrategias.
Existe un amplio consenso en torno a la necesidad de mejorar los resultados de los estudiantes en los sistemas educativos de América Latina y el Caribe. Después de haber intentado múltiples reformas e iniciativas, la demanda por calidad y equidad sigue siendo una tarea pendiente en la región. Ello requiere de cambios significativos no sólo en aquello que se enseña, para que sea pertinente a las necesidades de la sociedad del conocimiento, sino también en cómo se enseña, de manera de hacerse cargo del contexto educativo que la propia sociedad del siglo XXI ha generado.
También existe un creciente consenso sobre la importancia de la incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación (Tics) en educación. Sabemos que las tecnologías, por sí solas, no generan impactos sustantivos en los resultados educativos. Sin embargo, ellas pueden ser un componente fundamental de los esfuerzos para mejorar la calidad educativa, en cuanto formen parte de esfuerzos sistémicos.
El supuesto fundamental de este marco de acción es que todo proyecto genuinamente educativo se propone el logro de mejores aprendizajes por parte de los estudiantes. Esto implica considerar que los resultados esperados pueden ser de distinto orden, pero deben estar relacionados con los aprendizajes. Este marco propone considerar en primer término, el potencial de las tecnologías para:
Las mejoras en el compromiso e involucramiento de los estudiantes con el proceso de aprendizaje, reflejado en su participación y permanencia en dicho proceso;
los cambios en las prácticas y experiencias de enseñanza y aprendizaje, de estudiantes, docentes, escuelas y comunidades.
Dichos cambios y mejoras tienen una relación directa y necesaria para la producción de impactos efectivos en el mejoramiento de:
Los aprendizajes cognitivos (curriculares);
el desarrollo de competencias no-cognitivas o “competencias del siglo XXI” incluyendo la adquisición de destrezas en el propio manejo de Tecnologías de la Información y la Comunicación.
Espero que esta publicación sea un aporte para todos quienes la tarea de imaginar y diseñar experiencias de aprendizaje innovadoras, en donde las tecnologías cumplen un papel para posibilitar cambios y mejores prácticas.

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