Impacto de la crisis sobre I+D en España
Marzo 16, 2012

Reportaje aparecido enael Pais y entrevista a la secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación.
Borrando el I+D
La investigación científica atraviesa su peor momento.Los recortes han dejado a muchos centros con lo mínimo o menos. Y numerosos científicos barajan irse de España ¿Qué hacer? Expertos de primer nivel hasta ‘precarios’ dan su respuesta
JOSÉ LUIS BARBERÍA, El Pais, 11 MAR 2012 – 00:47 CET
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/03/09/actualidad/1331322064_020155.html
Desde el Centro de Investigación Príncipe Felipe, de Valencia, se divisan nítidamente, abandonadas en un solar cercano, y atacadas por la maleza y el óxido, las grandes lamas curvilíneas de acero que debieran coronar el Ágora edificado por Santiago Calatrava en la Ciudad de la Artes y las Ciencias. Es una estampa doblemente significativa en la medida en que las placas esparcidas por el erial nos devuelven la mirada de perplejidad y escándalo e interpelan, a su vez, al centro científico, icono de la proclamada apuesta valenciana por la investigación biomédica. Reclamadas en los tiempos de suculentas dotaciones para la I+D, esas competencias queman hoy en las manos de los apurados gestores autonómicos.
No hay desfile de batas blancas con crespones negros en el Príncipe Felipe esta mañana de febrero. No hay sentadas ni lanzamiento simbólico de zapatos contra el desplome de las subvenciones, que han pasado de nueve a 4,4 millones, aunque sus modernas y bien dotadas instalaciones parecen habitadas todavía por las voces y los rostros de aquellos que han tenido que empaquetar sus pertenencias científicas para buscarse la vida profesional en otra parte.
Rafael Pulido, 15 años dedicados al cáncer de mama asociado a enfermedades hereditarias, es uno de ellos. “Pretendo continuar en el extranjero, pero si no reanudo mi investigación antes de seis meses perderé gran parte del material: cultivos celulares, embriones, cepas animales… además de mi posición científica porque hay otros colegas en el mundo trabajando en mi misma línea. Hacíamos un trabajo puntero y estábamos descubriendo cosas que, estoy seguro, iban a repercutir en la medicina. Es dramático, ahora, es el sálvese quien pueda. Tenemos la moral por los suelos”.
Durante estos meses atrás, el Príncipe Felipe ha sido el epicentro del psicodrama de la ciencia española, el territorio de incertidumbre y desaliento en el que afloran esos gestos de desprendimiento extraordinarios propios de las situaciones desesperadas. Así, la madre de una joven diabética reúne 7.000 euros en una colecta popular y consigue que se readmita a la investigadora especializada en las células que sintetizan con la insulina para la regeneración del páncreas. La investigadora jefa del Laboratorio de Patología Celular, Consuelo Guerri, dona los 25.000 euros del premio científico que obtuvo en Suiza para que algunos de sus becarios puedan continuar trabajando. Y es que despedir a un centenar de científicos, la mitad de la plantilla, y suprimir líneas y laboratorios de investigación en un centro considerado el quinto español en productividad no deja de parecer una extravagancia, incluso en los tiempos de penuria que corren. Incluso en el país que puebla sus noches televisivas con videntes y echadoras de cartas.
“Es el momento propicio para la reconversión del sistema”, afirma Joan Guionovart, director del IRB
No son los únicos investigadores víctimas de la insolvencia de la Administración autonómica. Escuchen estas voces: “El agujero contable provocado por los 3,5 millones de euros que nos adeuda la Generalitat nos ha obligado a extinguir 23 puestos de trabajo y a aplicar un expediente de regulación de empleo a 116 personas, la casi totalidad de la plantilla. Aunque somos un referente mundial en el campo del azulejo y hasta ahora hemos salvaguardado el núcleo de la investigación, no sabemos si podremos resistir en los meses venideros”, dice Carlos Feliú, director del Instituto Tarraconense de Cerámica.
“Nuestra investigación de los cítricos es la más avanzada del mundo pero el problema es que todos los que trabajamos aquí somos senior formados en EE UU y estamos a punto de jubilarnos. La Generalitat nos aplica el decreto que obliga a reducir las horas de trabajo de los interinos a solo 25 horas semanales, cuando en la I+D, para ser competitivo, no puedes trabajar menos de 40 horas. Si siguen aplicando la política de no amortizar las plazas, nadie podrá sustituirnos y esto se irá al garete”, indica Luis Navarro, del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, considerado un centro modélico.
La atmósfera de la investigación española se está cargando con una incertidumbre espesa y la pregunta es si la delicada flor que es la ciencia española podrá sobrevivir a la economía de guerra que se le impone en la crisis. ¿Nuestro país está suicidándose al recortar su presupuesto de I+D+i y congelar la contratación de investigadores, como sostiene la astrofísica Amaya Moro-Martín en un artículo publicado en Nature, la muy reputada revista científica que lleva meses advirtiendo del riesgo de desmoronamiento del sistema de I+D+i español? El análisis de la investigadora del Instituto Nacional de Tecnología Aeroespacial (INTA), dependiente del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), está impregnado de fatalismo: “La ciencia no es una prioridad en España” (…) “Las medidas irracionales y draconianas del Gobierno pueden dañar a largo plazo la infraestructura científica” (…) “El país se enfrenta a una fuga de cerebros multigeneracional de la que tardará décadas en recuperarse” (…) “Investigar en España va a ser misión imposible”, afirma Amaya Moro.
“El país se enfrenta a una fuga de cerebros de la que tardará décadas en recuperarse”, advierte Amara Moro
No es una denuncia plañidera, ni cae como piedra en el estanque del mundo científico porque esas aguas llevan ya tres años alborotadas por sucesivos recortes que han supuesto una reducción presupuestaria de hasta el 30%. A la desaparición del Ministerio de Ciencia se añade el anuncio de una rebaja de 600 millones de euros, casi el 10% del presupuesto global, que sumar a los 1.000 millones no ejecutados el pasado año y a la política de reposición cero de plazas. En la práctica, los recortes, más acusados en la Universidad que en los establecimientos de excelencia, han dejado a muchos centros con lo justo para pagar las nóminas, ya notablemente rebajadas, y hacer frente a los gastos básicos. No es exagerado decir que, en ocasiones, no les llega ni para pagar la luz. “Llegamos a duras penas a fin de mes porque aunque hemos reducido personal y eliminado gastos, tenemos que pagar 18.000 euros de energía al mes. Hemos intentado negociar el precio de nuestro kilovatio con las empresas energéticas pero no hay manera”, admite Alejandro Rodríguez, gerente de Investigaciones Marinas de Vigo. La interrupción, congelación o renuncia de proyectos en marcha y la no reposición-renovación de recursos humanos y tecnológicos ya supone un retroceso, ya coloca al I+D en una situación comprometida.
¿La investigación española va a desmoronarse como un castillo de naipes ahora que parecía haber alcanzado cierta velocidad de crucero y empezaban a aflorar los frutos con centros de excelencia como el CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas), el CRG (Centro de Regulación Genómica), el ICFO (Instituto de Ciencias Fotónicas), el ICIQ (Instituto Catalán de Investigación Química), situados entre los 30 mejores del mundo y con 24 científicos entre los 100 más citados en sus áreas de investigación? “Las cosas estaban funcionando. Habíamos conseguido por primera vez en nuestra historia un nivel de calidad de centros tecnológicos y de publicaciones. Para un país como el nuestro que carece de la reputación investigadora del Reino Unido, adquirir fama cuesta mucho y perderla es facilísimo. El 70% de nuestros investigadores son extranjeros que vinieron aquí porque somos un centro de excelencia. Si les recortamos, no tardarán en desaparecer”, señala Luis Serrano, director del CRG, de Barcelona. Mientras la versión pesimista supone que el proceso de desmantelamiento ya ha comenzado, la optimista destaca que, excepciones aparte, el grueso de las grandes estructuras investigadoras no ha sido dañado y queda capacidad de resistencia y de recuperación, siempre que la situación no se prolongue demasiado. Hay desaliento, pero también ganas de pelea.
Los propios supervivientes del Príncipe Felipe y la nueva dirección del centro están lejos de arrojar la toalla. Quieren dejar de vivir con el corazón encogido y apuntarse a la esperanza. “Aunque he llorado los despidos, no pierdo la ilusión de competir científicamente en mi país”, apunta Susana Rodríguez, premio a la Mejor Bioquímica Menor de 40 años de la Sociedad Española de Biología. La joven científica, especializada en el “transporte del RNA mensajero del núcleo citoplásmico”, descubrió en Alemania el gen que lleva su nombre, pero optó por volver a España. Están dispuestos a remontar el vuelo. “Ya hemos pasado la fase de duelo y somos gente luchadora. Podemos reinventarnos como centro de excelencia porque seguimos contando con recursos humanos y materiales de gran calidad”, sostiene la gerente Rosa Valenzuela. “El desastre se podía haber evitado con una buena gestión. Teníamos un director más político que científico (hoy, diputado del PP) y carecíamos de plan estratégico. En eso estamos mejor”, indica la investigadora Rosa Farrás, presidenta del Comité de Empresa. El futuro del centro, manifiestamente infrautilizado, parece depender de la animosa inteligencia que emite este triángulo de investigadoras coraje. Pese al desgarro de los despidos, la vida (científica) del Príncipe Felipe sigue, con permiso de los administradores autonómicos.
Susana Rodríguez: “He llorado los despidos, pero no pierdo la esperanza de poder competir en mi país”
El Gobierno valenciano adeuda a los 14 centros tecnológicos FEDIT (Federación Española de Entidades de Innovación y Tecnología) instalados en esa autonomía 55 millones de euros por proyectos realizados y justificados durante 2010-2011. En el conjunto de España, la deuda impagada de las Administraciones públicas a los 46 centros FEDIT en ese mismo año asciende a 120 millones, el 20% de los ingresos. “Además de los recortes y cancelaciones de la Administración General del Estado, los centros tecnológicos tenemos el tremendo problema de las deudas no cobradas, muy particularmente las que acumulan las comunidades autónomas. Como los impagos duran entre dos y tres años, nuestra capacidad crediticia está complicándose enormemente y te ves abocado a reducir plantilla o a cerrar”, enfatiza Iñigo Segura, director general de FEDIT. Tanto los centros tecnológicos como los de investigación pura combaten la penuria con reestructuraciones internas, fusiones y absorciones e incrementando su participación competitiva en el Programa Marco europeo donde, necesidad aprieta, se están consiguiendo retornos financieros espectaculares. La otra vía de ingresos es la comercialización tecnológica con países menos avanzados, sobre todo de Latinoamérica.
Más que de enfoque, las diferencias entre los universos de la ciencia y de la política parecen un problema de alcance de perspectivas, como si los políticos no llegaran a asumir que sus plazos de cuatro años de legislatura no pueden corresponderse con los que rigen en actividades de largo recorrido que necesitan estabilidad y estar a cubierto de la tentación de aplicar exclusivamente criterios economicistas de rentabilidad inmediata. “El Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud no va a mover ni un dedo para apoyar una investigación que no tenga un efecto directo positivo para la Sanidad”, ha declarado el consejero aragonés de Sanidad, tras afirmar que “históricamente” ese instituto se ha dedicado a “investigar cuestiones que iban en beneficio de los investigadores más que de la propia Sanidad”.
“Para un país como el nuestro, adquirir fama cuesta mucho y perderla es facilísimo”, dice Luis Serrano, director del CRG
Que la ciencia no va a sacar a España de la crisis parece un hecho cierto, como lo es también que si no se la protege adecuadamente no podrá contribuir al despegue de la economía española y a colocarla en los puestos de cabeza. ¿No habíamos quedado en que el I+D+i es fundamental para que se produzca el cambio de modelo productivo que debe darle al país el valor añadido diferencial respecto a las economías emergentes de mano de obra barata? “No sé si los que tienen que decidir saben que esto puede ser irreversible si sigue unos años más”, advierte José Pío, coordinador central del CSIC de Valencia. “La ciencia española está en un momento crucial en que no se sabe de qué lado va a caer. Se ha hecho un esfuerzo considerable y ahora que empezaba a ser rentable podemos perder lo conseguido y a toda esa gente buenísima y tantos jóvenes prometedores que tenemos. A los severos ochoa y ramón y cajal no solo no hay que quitarles un euro, sino darles algunos más, por lo mismo que no pasaría nada si a otros se le quitara su euro”, apunta Fernando Hiraldo, coordinador del CSIC de Andalucía. “El problema de España no es solo de dinero, sino de cómo se gasta”, dice, lo cual es poner el dedo en la segunda llaga de la ciencia española.
Porque con todos sus horrores, la crisis brinda también la oportunidad de reestructurar el I+D+i y liberarle de las servidumbres e ineficiencias acumuladas. Se trataría de evitar las duplicidades, coordinar eficazmente los 17 sistemas de investigación, las 17 leyes de ciencia autonómicas —“una situación cada vez más anárquica y de auténtico despilfarro”, subraya Amaya Moro—, definir mucho más los objetivos y dotarse de una Agencia de Investigación y de un Plan Estratégico nacional o estatal. “Los únicos casos de éxito autonómico son el de Euskadi en la estrategia de innovación y el de Cataluña en la biomedicina”, apunta José Pío. “De la misma manera que han hecho la reconversión bancaria, deberían aprovechar para hacer la reconversión del Sistema General de Conocimiento. Es el momento de ir a la reestructuración de todo el sistema: las universidades, el CSIC, los OPI (organismos públicos de investigación), todo, pero si se crea la Agencia de Investigación, se flexibilizan los procedimientos y se pone fin a las adjudicaciones a dedo, ya estaría bien, la crisis hasta podría ser positiva”, subraya Joan Guinovart, director del IRB (Instituto de Investigaciones Biomédicas), de Barcelona.
Una visión altamente compartida es que hay demasiados centros y pocos excelentes, que hay que acabar con el “café para todos” y los recortes lineales. “Hay que evaluar, ver quiénes son productivos y quiénes no. Saber qué es rentable, qué es competitivo”, destaca Luis Serrano. ¿Cómo determinar qué centros habría que cerrar? “Esa poda puede hacerse con criterios objetivos y poco margen de error”, asegura José Pío. Entre los candidatos potenciales a esa poda figuran las decenas de fundaciones, consorcios, asociaciones “adjudicatarias a dedo” de subvenciones de I+D, que se benefician de las “transferencias nominativas” del capítulo 7º del Presupuesto General del Estado, un fondo que el pasado año ascendió a 160 millones de euros. “Normalmente, son consecuencia de pactos alcanzados con las comunidades de Cataluña y Euskadi por razones estrictamente políticas. Como esos establecimientos no están sujetos a evaluación, no se sabe si son o no competitivas. Son 160 millones que este Gobierno puede ahorrárselo porque tiene mayoría absoluta”, indica Iñigo Segura.
Puesto que los recursos públicos son escasos y en nuestro país no cabe esperar que el capital privado tome el relevo, habrá que establecer prioridades, plantearse qué áreas de conocimientos conviene explorar y, sobre todo, darle previsibilidad y continuidad al sistema. Lo que no puede ocurrir es que una ciencia tan frágil y anémica como la española, regada con el 1,39% del PIB, frente al 2% de la media europea, tenga que sobrevivir no solo a la penuria, sino también a las ineficiencias de su propio sistema.


Carmen Vela: “Que no se recorte más. No se puede”
La secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación reconoce que tendrá que hacer filigranas para minimizar las consecuencias de reducción presupuestaria en la ciencia
ALICIA RIVERA Bruselas, El país, 10 MAR 2012 – 00:30 CET92
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/03/09/actualidad/1331325045_757390.html
La difícil situación económica afecta de lleno al sistema de ciencia español y Carmen Vela, secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, la afronta con decisión, intentando minimizar los tremendos recortes de presupuesto. “Vamos a hacer filigranas, definiendo prioridades de forma clara y eficiente para mantener la excelencia y las personas del sistema”, afirma.
La situación es muy complicada y Vela, que asistió la semana pasada, en Bruselas, a la celebración del quinto aniversario del Consejo Europeo de Investigación (ERC), no se llama a engaños cuando sintetiza las previsiones iniciales del Gobierno para I+D+i: “Son 531 millones en los capítulos 1 al 7 [subvenciones] y 213 en el capítulo 8 [préstamos]”, señala. Las subvenciones incluyen partidas que cubren, por ejemplo, proyectos competitivos de investigación, transferencias a los Organismos Públicos de Investigación (OPI), personal o cuotas a organismos internacionales. “Estas son las cifras de diciembre pasado”, puntualiza.
En cuando al presupuesto de 2012, que el Gobierno anunciará en pocas semanas, comenta: “Habrá más recortes para todos, pero hemos pedido que en ciencia e innovación no se corte más, porque no se puede”. Y añade: “Vamos a pelearnos para que las reducciones de presupuesto no sean más altas”. Vela, de 56 años, tiene una larga trayectoria como empresaria en el sector de la biotecnología.
Los grandes perjudicados de la caída de la inversión pública en I+D en los últimos tres años han sido los OPI, como el CSIC o el Ciemat, que han visto recortado sus presupuestos en torno al 30%. También este año verán su financiación pública reducida. “Pero será poco, un 4,4% de recorte y los responsables de los OPI ya lo saben”, explica la secretaria de Estado.
“Vamos a poner en marcha la agencia, aunque sería mejor con más recursos”
Esos 531 millones menos en 2012 significan un notable recorte respecto a la disponibilidad, ya mermada, que tenía el desaparecido Ministerio de Ciencia e Innovación en 2011 y que, además, arrastraba más recortes de años anteriores. ¿De dónde se puede reducir ahora, dónde está el margen? “Del capítulo de instalaciones científicas y tecnológicas, de las transferencias nominativas, que se suprimen completamente… y vamos a negociar las cuotas a los organismos internacionales”, contesta Vela. El Gobierno anterior no cumplió con todas sus obligaciones con dichas instituciones, entre las que la secretaria de Estado destaca la cuota del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) de 2011, de la que se abonó solo la mitad.
En cuanto a las transferencias nominativas, son subvenciones que se asignan específicamente a fines, proyectos y actividades con nombre y apellido, es decir, que no son fondos científicos competitivos que se adjudican entre los mejores candidatos que optan a ellos, como son los proyectos del Plan Nacional de I+D. En los últimos años, por ejemplo, han sido abultadas las nominativas para el País Vasco negociadas durante el debate parlamentario del presupuesto, como informó este periódico.
Una de las tareas pendientes del nuevo equipo de gestión de la política científica y tecnológica española es la puesta en marcha de una Agencia de Financiación, anunciada en la nueva Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, pero pendiente de su creación. “Estamos ya trabajando en su puesta en marcha”, asegura Vela. Está elaborando con su equipo, explica, los estatutos de dicha institución, reclamada desde hace años por la comunidad científica para dar mayor autonomía, rigor y eficiencia a la gestión de la investigación. “Nuestro calendario es tener todo a punto el 8 de junio, porque la agencia tiene que ir en paralelo al desarrollo del nuevo Plan Nacional de I+D+i”, declara Vela. En este marco, la agencia empezaría a funcionar después del próximo verano, añade.
“Recibí un ataque injusto y en mal momento, pero me sentí muy apoyada”
Muchos expertos se han planteado si, tras ocho años de espera, es oportuno poner en marcha esta nueva institución del sistema de I+D español precisamente en un momento extremadamente difícil como este, es decir, si la agencia no nacerá lastrada por las grandes estrecheces económicas. “Desde luego sería mejor si hubiera recursos abundantes, pero es el momento de poner en marcha la agencia y, además, así lo manda la ley de la Ciencia”, responde Vela.
El ERC es, para muchos, el modelo a imitar en la futura agencia española, por el éxito que ha obtenido en solo cinco años de vida gracias a su autonomía, rigor de funcionamiento y financiación exclusivamente de la ciencia de más alta calidad. Para la secretaria de Estado es un modelo sin duda interesante, “pero no podemos reproducirlo idéntico porque es diferente, por el volumen de inversión y por el tamaño; no tenemos el dinero que gestiona el ERC. Pero apunta que el sistema de evaluación es muy bueno para maximizar la calidad de los proyectos de investigación, “algo que ahora es especialmente importante”. “En cuanto al prestigio”, continúa, “nos lo tenemos que trabajar nosotros”, destacando la transparencia del sistema, la dirección científica y la estabilidad.
En las sesiones del aniversario del ERC y las intervenciones de sus responsables, ha destacado la defensa de la ciencia básica, no solo por su interés en tanto que aportación al conocimiento, sino como condición imprescindible para que pueda fluir la innovación en el sistema económico. “Para llegar a la innovación, en muchos casos hay que pasar por la investigación fundamental”, coincide Vela. Pero añade que no tiene sentido en política científica “formar cajas estancas”. Por ello defiende la organización de su secretaria de Estado, “con un organigrama al 50% de investigación e innovación, en un nuevo concepto de transferencia en los dos sentidos: de la empresa al mundo académico y universitario, y de este a la empresa”. Sin embargo, es la primera vez, desde la ley de la Ciencia de 1986, que la investigación científica no se organiza, al menos, desde una Secretaría de Estado —a menudo compartida con universidades— y durante varios años con ministerio propio. Ahora la secretaria de Estado engloba también la política de innovación.
“Creo que estamos [la ciencia y la innovación] donde mejor podemos estar en este momento, en el Ministerio de Economía y Competitividad, y no estamos en absoluto menospreciados”, afirma con rotundidad Vela.
Su nombramiento, a finales del pasado diciembre, desencadenó críticas muy duras contra ella desde sectores de la derecha por su anterior proximidad más al PSOE que al PP. “Creo que fue un ataque muy mal informado y muy injusto”, señala Vela con cierto malestar. “Fue una campaña, además, en un momento de muchísimo trabajo y casi no pude seguir todo lo que se dijo de mí, pero eso promovió una gran cantidad de cartas y de apoyos muy positivos, de manera que me sentí muy apoyada por la comunidad científica, También en el ministerio me siento absolutamente cómoda y apoyada al más alto nivel; a eso yo correspondo con trabajo y con lealtad”.
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Los investigadores ven a la ciencia española “en riesgo de colapso”
Las sociedades científicas reclaman financiación estable en I+D y más recursos humanos
Dirigirán una carta al Gobierno y al Parlamento
Alicia Rivera, Madrid, El Pais, 9 de marzo de 2012
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/03/09/actualidad/1331312887_773531.html
El recorte presupuestario en I+D que puede aprobarse en breve dañaría “a corto y a largo plazo el ya muy debilitad sistema de investigación español y contribuirían a su colapso”, advierte una carta abierta que tres organizaciones científicas han preparado para enviar al Presidente del Gobierno y al Parlamento. La situación de emergencia ha puesto en marcha a la Confederación de Sociedades Científicas de España (Cosce), la Federación de Jóvenes Investigadores y la plataforma Investigación Digna, que presentan en su escrito las carencias más graves del sistema de I+D español, los efectos que tendrán si no se alivian o incluso si se acentúan y las líneas que se deberían seguir para proteger el estratégico sistema científico. Se trata de evita que la ciencia española caiga en un retroceso -del que se tardarían años en salir- y en una creciente dependencia científica y tecnológica de los países más avanzados, que siguen apostando pos la I+D en plena crisis, o precisamente para mejor salir de ella.
La protección y promoción de los recursos humanos de I+D y la inversión estable son los dos caminos necesarios, señala la carta. “Los líderes políticos deberían ser coherentes con el mensaje que están enviando a la sociedad española y a otros países e inversores: no pueden mantener la retórica del cambio a un modelo productivo basado en el conocimiento, mientras que todos los pasos que san van en la dirección opuesta, produciendo, irremediablemente, un grave daño a corto y largo plazo a la infraestructura científica y a su capital humano, que sólo puede resultar en una economía de conocimiento prestado que albergue pocos expertos locales”, sintetizan las tres organizaciones en la carta. Se trata de una misiva abierta que está ya recogiendo adhesiones antes de su envío al Gobierno y al Parlamento.
Es esencial “evitar una nueva reducción de la inversión en I+D+i”, señalan las organizaciones científicas, explicando que en los últimos años se ha visto recortada dicha inversión en un 4,2% en 2010 y un 7,38% en 2011. Para este año se baraja una reducción del 8,65%. Los organismos públicos de investigación (OPI), que agrupan a unos 140 centros científicos, han sufrido una reducción acumulada del 30%.
España sigue muy por debajo de la media europea de inversión en investigación
Mientras tanto, en países punteros en investigación apuestan por la I+D. Francia, por ejemplo, ha anunciado un paquete de estímulo de 35.000 millones de euros para investigación y Alemania incrementará hasta 2015 en un 5% el presupuesto de sus principales organismos de investigación, recuerdan los promotores de la carta. La realidad es que España sigue muy por debajo de la media europea de inversión en I+D, con un 1,39% del PIB y un 2,3% respectivamente. Pero los países motores de la economía están por encima del 2,5% y algunos superan el 3%. Además, ese 1,39% del PIB español debe haber caído ya al 1,35% en 2011.
También la Comisión Europea apuesta por la ciencia y la tecnología y ha propuesto aumentar la inversión en este capítulo de 55.000 millones de euros en 2007-2013 a 80.000 millones en 2014-2020. En España, las instituciones públicas de investigación carecerán de capital humano para beneficiarse de esos recursos de la comisión europea, advierten las sociedades científicas.
La sangría en recursos humanos que están sufriendo ya la ciencia y la tecnología en España empeorará si no se toman medidas de remedio. Por ello la Cosce, la Federación de Jóvenes Investigadores y la plataforma Investigación Digna piden que se incluya la I+D entre los sectores públicos prioritarios en los que el Gobierno consiente la contratación de personal. “En los últimos tres años la Oferta Pública de Empleo ha castigado muy duramente” a las instituciones de investigación, “que han sufrido una drástica reducción en el número de nuevas plazas, señala la carta. En el CSIC, por ejemplo, el mayor OPI, con 133 centros, el número total de nuevas plazas ha sido 681, 589, 106. 50 y 55 para los años de 2007 a 2011. Ahora, la edad media del personal de los OPI se sitúa entre los 50 y los 55 años, y 58 en el CSIC.
Alemania incrementará en un 5% el presupuesto de sus  organismos de investigación
Especialmente grave es al situación de los investigadores del programa Ramón y Cajal, concebido para atraer al sistema español a científicos jóvenes de alto nivel tras un riguroso proceso de selección. Sólo un 37% de los que iniciaron su contrato de cinco años en 2006 y han superado las evaluaciones han logrado estabilizarse en su trabajo, y el porcentaje es “significativamente más reducido” para la convocatoria de 2007. Son científicos que tienen de media 42 años, 17 de ellos dedicados a la investigación, que lideran equipos y que tienen una amplia experiencia en redes internacionales, recalca la carta. Muchos de ellos no van a tener más remedio que emigrar o dejar la investigación, señalan las sociedades científicas. “El país se enfrenta a una fuga de cerebros multigeneracional”, es decir, desde los jóvenes empiezan ahora hasta los que tienen entre 40 o 45 años. Además, la situación truncará muchas vocaciones de los más jóvenes que puedan estar considerando su dedicación a la investigación.
La carta enfatiza que los Presupuestos Generales del Estado, que se presentarán en pocas semanas, serán la demostración o no del compromiso que los diputados y senadores suscribieron el año pasado al aprobar la nueva Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. Dicha Ley recoge en su preámbulo la necesaria “apuesta por la investigación y la innovación como medios para conseguir una economía basada en el conocimiento que permita garantizar un crecimiento más equilibrado”.
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Recurso asociado
CARTA ABIERTA POR LA CIENCIA
http://www.cosce.org/pdf/2012_carta_abierta_esp.pdf

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