Por qué la educación debe ser gratis para todos
10 de octubre de 2011 2:15
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POR DANIEL MANOUCHEHRI, El Quinto Poder, 10 de octubre de 2011
Si entendemos a la educación como un derecho humano, debemos aceptar que para ser titular de ese derecho, la única condición necesaria y suficiente es “ser humano”, no importando la raza, el color, la religión, la ideología, ni menos la condición social. Al entenderla así, el estado debe entregar educación pública (pre-escolar, escolar, universitaria y técnica) sin hacer ningún tipo de discriminación y sin que tenga un “precio” dado por el mercado. Por eso simplemente es “Gratuita para todos”.
Ahora, si entendemos que la educación es solamente un bien de consumo, quizás más importante que otros, pero un bien de consumo al final, como piensan algunos, esta queda entregada al mercado, como sucede hoy en Chile, y aplicamos sus reglas: “pague, si no, endéudese, recurra a los privados y si no puede, ahí vemos como le ayudamos”.Entender esto es extremadamente importante para entender el debate y lo que está en juego. Cuando los estudiantes hablan de gratuidad, están hablando de un derecho. Cuando el gobierno habla de créditos y becas para los más pobres está hablando de un producto de mercado.
El discurso de “los pobres financiando con sus impuestos a los ricos” puede ser convincente, pero es solo su apariencia. Finalmente es una falacia. Da a entender que los estudiantes “ricos” son muchas personas, cuando eso no es así. El informe de la OCDE indica que el 83% de los chilenos que trabajan, no ganan más de 450.000 pesos. Solo el 2,4% gana sobre 1.000.000 de pesos. Sin dejar de mencionar, que las fortunas de Piñera, los hermanos Matte, Paulmann y la familia Luksic equivalen al ingreso que percibe en todo un año el 80% de los chilenos. Los “ricos” tienen mucho, pero son pocos, muy pocos. Tan pocos que si estudian gratis o no, es irrelevante. En el Chile de hoy, posiblemente un niño pobre solo conocerá a un niño rico cuando le tenga que servir en un restaurante.
El argumento del gobierno no tiene relación con la preocupación de que el erario nacional desembolse algunos millones para financiar a los hijos de estas pocas familias adineradas. El rechazo del gobierno es ideológico.
La constitución del 80, impuesta en la dictadura cívico-militar chilena, configura una sociedad sustentada bajo el prisma de un estado que otorga derechos solamente de manera subsidiaria. Es decir, “si usted no vive en la miseria o la extrema pobreza, vaya al mercado a comprar su derecho a la salud, educación, jubilación u otro. Si usted vive en la miseria, le subvencionamos un poco para que tenga acceso a un similar de cuarta categoría”. Basta con considerar “rico” a alguien que gana 290.000 pesos, para mandarlo a “comprar derechos” al mercado.
Los ciudadanos deben tener derechos garantizados por el Estado, independiente de su bolsillo. Eso es absolutamente posible. Si queremos que los pobres no financien la educación de los más ricos, rebajemos impuestos como el IVA, que lo pagan los más pobres, y subamos los impuestos a las grandes fortunas. Por ejemplo, si a los 42.500 millones de dólares que sumadas constituyen las fortunas de solo 4 familias (Piñera, Luksic, Matte y Paulmann), les aplicáramos un 60% de impuestos, ellos seguirían siendo multi millonarios, pero con esa recaudación cientos de miles podrían estudiar gratuitamente en Chile. No se puede pretender tener derechos sociales de país escandinavo con impuestos de África subsahariana.
El temor del gobierno a otorgar educación gratuita para todos, es cambiar la estructura del Estado. Es desplazar al mercado del eje central en la educación. Esa es la real batalla y la derecha económica lo sabe. Tiene pánico a que la gente pida lo mismo con las AFP, las ISAPRES, los remedios, la cultura, etcétera. Por eso se oponen con tanta fuerza. Por eso la represión policial, el ninguneo a los dirigentes y la virulencia en las redes. Sus bajos niveles de conciencia los mantienen constantemente con miedo a perder sus privilegios. Eso los mueve en política.
La batalla que están dando los estudiantes es de fondo. No es en la medida de lo posible, sino en la medida de lo justo. Por eso apoyarlos es un imperativo político, pero por sobre todo moral. El movimiento estudiantil está ganando la batalla de las ideas. Hoy hay una generación que es más consciente. Solo cosa de tiempo para que vengan los cambios. Los procesos sociales pueden tener escollos, pero no se detienen.
* Columna escrita para The Clinic por Daniel Manouchehri, 27 años, ex dirigente estudiantil, blogger y miembro del comité central del PS. Puedes seguir sus comentarios en su twitter @dmanoucheri
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Sorprendentes propuestas regresivas
El Mercurio, opinión editorial, 10 de octubre de 2011
http://blogs.elmercurio.com/editorial/2011/10/10/sorprendentes-propuestas-regre.asp
El conflicto estudiantil ha desnudado los problemas de la educación chilena. Muchos de ellos habían sido largamente anticipados por expertos, otros se han evidenciado en el último tiempo. Más allá de las formas, que han sido en muchos casos completamente inadecuadas, cuando no manchadas por actos de violencia y entremezcladas con vandalismo, este debate en sí ha sido legítimo y era necesario, pues ha revelado importantes discrepancias en torno a ciertos temas.
Pese a estas últimas, en días recientes se han observado importantes coincidencias en torno a ciertos conceptos entre los actores políticos más responsables. Una de ellas, de decisivo alcance, se da en torno a la imposibilidad de que la educación sea gratuita para todos, porque significa un paradójico subsidio de pobres a ricos. Esto no sólo ha sido planteado por el Gobierno, sino también por muy importantes personeros de la Concertación. Cabe desear que cuando las turbulencias actuales se apacigüen, surjan de allí bases perfeccionadas para el sistema educacional chileno.
Lamentablemente, el conflicto estudiantil ha dado también pie para que ciertos grupos ideológicos hayan replanteado temas que con plena razón parecían estar ya dejados atrás por la evolución mundial. El caso más claro de ello ha sido la demanda de que el Estado nacionalice el cobre para obtener los recursos necesarios para la educación. Es evidente la imposibilidad de eso, por los montos que requeriría (a menos que se expropiara sin indemnizar, en cuyo caso tanto el sistema institucional chileno como su imagen mundial quedarían en ruinas). Además, una gran minería estatizada sería garantía de retroceso abisal, por las insalvables ineficiencias del sector público respecto del privado. Causa estupor que algunos sectores insistan en propuestas que ya eran erradas hace medio siglo o más, y que fracasaron dondequiera se aplicaron. Cuesta creer que quienes postulan estos planteamientos regresivos puedan estar realmente convencidos de su conveniencia nacional. Es inevitable ver en ellos más bien demagogia, populismo e irresponsabilidad, que dificultan la solución del conflicto y retrotraen el debate público a épocas superadas.
También es penosa la conducta de algunos parlamentarios. Por ejemplo, el despliegue por un grupo de ellos de una gran pancarta en la fachada del Congreso no sólo no contribuye a solucionar el problema estudiantil, sino que constituye una asombrosa negación de la función del Congreso que ellos mismos integran, cual es, precisamente, debatir los proyectos de educación que han sido sometidos al Legislativo.
Si no comparten esa noción institucional básica, ¿por qué continúan en cargos que ellos mismos descalifican? Es fundamental que los actores de todos los sectores mantengan el sentido de responsabilidad. Por su parte, los grupos técnicos de los distintos centros de estudios puedan buscar puntos de convergencia para llegar a ciertos consensos que permitan avanzar en la solución del conflicto estudiantil.
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Más de un millón de personas votó en plebiscito, según Colegio de Profesores
por Macarena Salvo, La Tercera, 10 de octubre de 2011
http://diario.latercera.com/2011/10/10/01/contenido/pais/31-86415-9-mas-de-un-millon-de-personas-voto-en-plebiscito-segun-colegio-de-profesores.shtml
Un primer recuento de los votos del plebiscito, realizado el 7 y 8 de octubre a nivel nacional, fue entregado ayer en el Colegio de Profesores. En el lugar, sus organizadores calificaron el proceso como “una jornada de pleno y total éxito”.
Con un 56,7% de las mesas escrutadas, el cómputo fue de 1.016.827 votantes, de los cuales un 90% respondió Sí a las preguntas sobre cambios en la educación y la realización de un plebiscito ciudadano vinculante.
“En algunos países se necesitan 500 mil firmas para convocar a uno, aquí ya tenemos un millón”, señaló Jaime Gajardo, presidente del Colegio de Profesores.
Gajardo explicó que realizarán un documento con los resultados de la encuesta y se lo presentarán a las autoridades de gobierno.
Los organizadores salieron al paso por los cuestionamientos y las críticas respecto de la legitimidad del proceso por internet.
“Vamos a cruzar las bases de datos de los tres sitios habilitados, porque esa era la única forma de votar más de una vez”, aseguró Rosana Besner, encargada del proceso en línea.
Se espera tener los resultados, tanto de urnas como internet, durante la próxima semana. Mientras que sus organizadores prevén que se superará el millón y medio de votantes.
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