Ciencias en Argentina
Agosto 19, 2023

Cambiar para cambiar. Parte 2. ¡Ah, pero las ciencias sociales…!

Mario Albornoz, viernes, 21 de julio de 2023

En la primera parte de esta mirada sobre la producción científica de los investigadores argentinos veíamos que publican en menor medida que los de otros países latinoamericanos en revistas relevadas en bases de datos internacionales como SCOPUS. Cabe entonces preguntarnos por qué ocurre esto. Una primera respuesta (no azarosa, sino de circulación real en ciertos grupos) es que en realidad publican menos porque prefieren publicar en revistas locales o regionales. ¿Será cierto o se trata de una postura ideológica basada en el supuesto de que es necesario resistir a una ciencia hegemónica e impulsar una ciencia más estrechamente vinculada con necesidades latinoamericanas? Otras respuestas de circulación corriente, vinculadas con el supuesto anterior, se orientan a adjudicar el problema al peso (excesivo o escaso, según la mirada) de las ciencias sociales. Por otro lado, hay quienes creen que el problema se deriva de que los grupos de investigación en Argentina tienen menos cooperación internacional y que esto se refleja en las publicaciones de mayor acceso global. Otra hipótesis es que lo que ocurre es el reflejo de decisiones políticas y de la disposición de los incentivos. Vamos a repasar algunas de estas hipótesis o meras suposiciones.

Publicaciones latinoamericanas por conjuntos de disciplinas

En 2020 la base SCOPUS registró aproximadamente dieciocho mil artículos con autores argentinos. A simple vista se observa que el predominio correspondió a las ciencias físicas, cuyas publicaciones eran el treinta y cinco por ciento del total (5.910). Un conjunto algo menor, que superaba el treinta por ciento, a ciencias de la vida (5.330); casi una cuarta parte a ciencias de la salud (4.061) y apenas el ocho por ciento a ciencias sociales (1.360). Es decir que en Argentina las publicaciones de ciencias sociales constituían un conjunto minoritario.

En rasgos generales se observaba una distribución parecida en los cinco países latinoamericanos de mayor producción científica, aunque con algunas particularidades llamativas. El conjunto de artículos sobre ciencias físicas fue en todos los casos el más numeroso y oscilaba desde el treinta y tres por ciento del total en Brasil hasta el cuarenta y uno por ciento en México. (Gráfico 1). En segundo lugar se alternaban los artículos publicados en revistas identificadas como “ciencias de la salud” y “ciencias de la vida”, variando según cada país. En Argentina, Brasil y México primaban las ciencias de la vida, mientras en Colombia y Chile era más numeroso el conjunto de ciencias de la salud.

Sin embargo, la diferencia más importante estaba dada por las publicaciones de ciencias sociales. Mientras en Argentina las publicaciones de ciencias sociales, como ya señalé, representaban en 2020 un ocho por ciento del total, en Brasil se aproximaban al diez por ciento y en México al once por ciento. Sin embargo, en Colombia alcanzaban algo más del dieciséis por ciento y en Chile el porcentaje llegaba casi al veinte. Eso quiere decir que en esos dos países la ciencias sociales representaban un volumen considerable que puede explicar parte de la exitosa conducta del conjunto de sus publicaciones en SCOPUS.

Gráfico 1. Publicaciones por disciplina 2020

Fuente: Rodolfo Barrere (Observatorio de la OEI) sobre datos elaborados por RICYT.

Participación de las ciencias sociales

Hemos visto algo así como una foto: la del año 2020. Pero si miramos la película y examinamos el período 2010-2020 veremos un panorama sorprendente: el inesperado protagonismo de las ciencias sociales. En efecto, en el primer año de esta serie las ciencias sociales representaban en Argentina el siete por ciento del total de las publicaciones, en tanto que al final del período llegaban a poco más del ocho por ciento (aunque en algunos años alcanzó valores algo más altos, que no sostuvo). Brasil fue un caso parecido, ya que las disciplinas sociales representaban algo menos del ocho por ciento en 2010 pero se aproximaban al diez por ciento en 2020. Diferente fue el caso de México, que arrancó con menos del siete por ciento pero terminó cerca del once. En Colombia el crecimiento fue mayor, ya que partió de un valor cercano al doce por ciento en 2010 hasta superar el dieciséis en 2020, aunque en algunos años de la serie alcanzó valores más altos. Finalmente, en Chile pasaron del trece a casi el veinte por ciento.

Algunas conclusiones preliminares permitirían inferir que el aporte de las ciencias sociales en Colombia y, sobre todo, en Chile influye significativamente en el desempeño exitoso de estos dos países (sobre todo, en comparación con Argentina) en cuanto a publicaciones científicas en SCOPUS. También surge una primera evidencia que remite a la política científica y es que tanto Chile como Colombia promovieron muy activamente la inclusión de revistas científicas locales en SCOPUS. ¿Por qué lo harían? Por una razón muy simple: para alentar al mismo tiempo la difusión destinada a públicos locales e internacionales, así como también para fortalecer las revistas científicas del país. A pesar de ser el tercer país en cantidad de artículos, Argentina es el que menos revistas nacionales tiene en SCOPUS (75). Chile, tratándose de un país más pequeño, con una comunidad científica menos numerosa, tiene casi un 60% más (121).

Pero entonces surgen varias preguntas: si se excluyen las ciencias sociales ¿los investigadores de ciencias “duras” replican las mismas tendencias generales? Y más localmente ¿los investigadores argentinos en ciencias sociales no publican o publican en otro tipo de revistas? Esta última pregunta nos lleva a interrogarnos acerca de cómo es el universo de publicaciones científicas de ciencias sociales en Iberoamérica por fuera de SCOPUS.

¿Realmente restan las sociales?

En total, las publicaciones científicas argentinas registradas en SCOPUS aumentaron más del cincuenta por ciento en el período 2010-2020, pero el conjunto de las de “ciencias físicas” lo hicieron por debajo de tal valor; concretamente, ocho puntos menos que conjunto total. También crecieron cuatro por ciento menos que el total los artículos de “ciencias de la vida”, aunque aumentaron un diez por ciento por encima de la media las de “ciencias de la salud”. La sorpresa es que las ciencias sociales, a pesar de ser un grupo pequeño, aumentaron entre 2010 y 2020 nada menos que un ochenta y uno ciento (753 a 1.360), es decir, veinticinco puntos más que el promedio total. Dicho de otro modo, las ciencias sociales no fueron un lastre, sino que contribuyeron, aunque levemente debido a su menor volumen, a mejorar el resultado del conjunto.

En Brasil, el fenómeno fue aún más acentuado ya que las publicaciones del país aumentaron casi el noventa por ciento en el período. La ciencias físicas y las de la salud crecieron menos entre las puntas de la serie (nueve y trece por ciento, respectivamente). Aumentaron, en cambio, las publicaciones correspondientes a ciencias de la vida, pero una vez más la sorpresa la dieron las ciencias sociales, cuyas publicaciones pasaron de 3.962 en 2010, a 9.275 en 2020, lo que equivale a un crecimiento de ciento treinta y cuatro por ciento; muy por encima de la media de aumento de las publicaciones del país. Tampoco en este caso las publicaciones de ciencias sociales fueron una carga negativa para la producción científica del país, si se la mide en artículos registrados en SCOPUS.

En Chile los resultados que se observan son más acentuados, comenzando por el aumento del número total de sus publicaciones en SCOPUS, que en 2020 duplicaron una vez y media el valor de 2010. Si se discrimina por grupos disciplinarios, se observa que la cantidad de artículos en ciencias físicas y de la vida creció mucho menos que el total, aunque los de ciencias de la salud aumentaron casi un veinte por ciento por encima de la media del conjunto. Lo notable es que las ciencias sociales casi triplicaron el número de sus artículos, con lo que dieron un salto de ciento veinte por ciento por encima de la media, lo que confirma que parte del buen resultado del conjunto de la ciencia chilena se debe al aporte de estas disciplinas. Lo mismo ocurrió con las publicaciones colombianas en ciencias sociales, que casi se cuadruplicaron entre los extremos del período, muy por encima de la media del total de las publicaciones colombianas. Finalmente, México no se apartó demasiado de los restantes países, ya el conjunto de sus publicaciones se duplicaron, las de ciencias físicas crecieron mucho menos, en tanto que las restantes disciplinas avanzaron, pero una vez más la sorpresa proviene del conjunto de las ciencias sociales, que prácticamente se triplicaron (1.117 artículos en 2010 y 3.328 en 2020). También en este caso, a pesar de tratarse de una participación menor, el vigor de las ciencias sociales se expresa en una tasa de crecimiento mucho más alta que en el resto de las disciplinas.

Se suele señalar que la producción académica en las ciencias sociales tiene rasgos diferentes a la de ciencias exactas y naturales, ya que en estas últimas predominan los artículos en revistas globales editadas en inglés, mientras que en las primeras tiene más importancia publicar en las lenguas nacionales y editar libros o capítulos de libros. Algunos autores afirman que existe una dificultad adicional en el caso de América Latina, dado que las revistas de ciencias sociales no estarían suficientemente representadas en las bases de datos internacionales, como SCOPUS. Ya hemos visto que esto es parcialmente erróneo o se está modificando muy rápidamente, ya que en los casos que hemos examinado las publicaciones de ciencias sociales aumentan más que las restantes disciplinas.

¿Hay vida fuera de SCOPUS?

Es interesante revisar la validez de la suposición de que las bases de datos internacionales como SCOPUS o Web of Science (WOS) no son representativas de la producción regional en ciencias sociales. ¿Cómo explorar esa tierra ignota que no ha sido descubierta (u oprimida, según el tipo de lectura) por las bases de alcance mundial?  Hay fuentes para analizar esta dimensión en lo que respecta a la producción latinoamericana: por ejemplo, Scielo, Latindex, Redalyc y otras bases de datos de carácter regional. Se trata de un conjunto heterogéneo que no está suficientemente normalizado para ciertos análisis, pero que permite una aproximación a este universo no suficientemente explorado.

En tal sentido, es muy destacado el trabajo realizado por el Proyecto OLIVA del CECIC de la Universidad Nacional de Cuyo que, con apoyo de la RICYT y el Observatorio de la OEI logró consolidar los registros de Scielo y Redalyc, construyendo una única base de datos compuesta por 884.265 artículos publicados en 1999 revistas iberoamericanas indexadas en SCieLO y Redalyc hasta mediados de 2019 (aunque se analizó sobre todo el período 2010-2017). Es interesante señalar que el 41% de estas revistas está indexada también por SCOPUS. Se trata de un grado de cobertura bastante alto que relativiza las expresiones de escasa representatividad. En el caso de España el valor es sensiblemente más alto (68%). En cuanto a América Latina se destaca el caso de Chile, dado que el 61% de las revistas chilenas de la base OLIVA están también en SCOPUS y Brasil porque la mitad de sus revistas están indexadas en ambas bases. En cambio, tan solo el 28% de las revistas de Argentina en la base OLIVA están también en SCOPUS. Esto permite afirmar que si bien hay vida fuera de SCOPUS, esta base cubre una parte muy representativa de la producción científica latinoamericana. Sin embargo, el diferente grado de cobertura en países como Chile y Brasil (por no tomar en consideración el dato de España), por un lado, y Argentina, por otro, pone de relieve aspectos que tienen que ver con la cultura de la comunidad científica de ciencias sociales y también con prioridades políticas e instrumentación de incentivos a la publicación en medios de ámbito global. Un dato que puede resultar sorprendente (Gráfico 2) es que hay más artículos de autores latinoamericanos en SCOPUS o la Web of Science que en OLIVA u otras bases regionales.

Gráfico 2. Artículos de autores latinoamericanos por base de datos (2010-2017)

Otros factores

Se han señalado otras posibles causas al fenómeno de la baja producción relativa de artículos científicos en bases de datos internacionales por parte del los autores argentinos. No es fácil, sin embargo, establecer una correlación directa entre las tendencias a la cooperación internacional frente a la producción de artículos registrados en bases de datos globales. La cooperación internacional encuentra canales institucionalizados y no institucionalizados. Entre los primeros se cuentan los acuerdos entre agencias financiadoras, universidades y programas impulsados por organismos supranacionales como la Unión Europea. Entre los segundos se abre un amplio espacio que se nutre de relaciones interpersonales y redes de distinto tipo y amplitud, derivadas generalmente de la colaboración entre colegas. Según un estudio realizado por el Observatorio de la OEI en 2017, en Argentina el 44% de los artículos tenían coautores extranjeros, lo cual expresa un razonable esfuerzo de cooperación internacional y de integración de la comunidad científica argentina en el escenario de la ciencia mundial. Chile, sin embargo, estaba muy por encima de ese valor, ya que el 55% de sus artículos científicos eran en coautoría con extranjeros, lo cual puede ser muy bien atribuido a los incentivos de una política científica que tiende a la adopción de estándares internacionales. Brasil, en cambio, tenía una tasa de coautoría extranjera por debajo con el 35%. El informe destacaba la importancia de la interlocución propia de cada comunidad científica que, en el caso de Brasil, la gran dimensión de su comunidad científica le permitía priorizar la difusión de los resultados de la investigación entre un público científico local.

En cuanto al idioma, Chile y Colombia, los países que más crecieron en cantidad de publicaciones son también los que más publican en español (24% y 30%). Estos valores son congruentes con el desempeño de sus ciencias sociales. Argentina y México lo hacen en un 17%. Brasil publica un 20% en portugués. El estudio del Observatorio incluía una encuesta a investigadores latinoamericanos que publicaban en bases de datos internacionales. De acuerdo con los datos de aquella encuesta, el idioma no resultó ser un impedimento significativo. En cambio, el 75% de los autores argentinos destacó el costo de la publicación en revistas indexadas como una barrera muy importante. Al respecto, vale señalar que en Chile hay incentivos monetarios específicos a la publicación cash-for-publication y eso influye en la productividad de manera directa.

En este recorrido surge la evidencia de que acusáis a la ciencias sociales sin razón… de ser un lastre para el desempeño global de las publicaciones científicas latinoamericanas, ya que su presencia en SCOPUS es de menor dimensión pero su tendencia al crecimiento es más acentuada que la de otras disciplinas. Si los demás factores señalados son poco relevantes, resta examinar cuál es la influencia de los aspectos culturales y las cuestiones institucionales y operativas. Sobre estas dimensiones propias de la política científica trataremos de indagar en el tercer episodio de esta saga.

 

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