Estonia y Polonia: buen desempeño PISA
Enero 2, 2020

Polonia y Estonia arrasan en el informe PISA. ¿Pero cuál es su verdadero truco?

Polonia gasta un tercio menos que España por estudiante y los polacos están en el ‘top ten’ mundial. Sin embargo, tras la nueva reforma educativa, esto podría cambiar

Desde que empezó a llevarse a cabo en el año 2000, el informe PISAsobre calidad en la Educación es esperado por los gobiernos con una ansiedad parecida a la de los estudiantes con sus notas. A la luz de los últimos datos obtenidos, hay tres conclusiones claras: los países asiáticos arrasan, los países europeos más ricos han empeorado un poco, y dos países, Estonia y Polonia, continúan obteniendo unos resultados excelentes, a pesar de gastar mucho menos dinero por estudiante que, por ejemplo, España. ¿Cuál es el truco?

El PISA, que se publica cada tres años, mide los resultados en matemáticas, ciencia y comprensión lectora de los estudiantes de 15 años en los países más desarrollados. Como se supone que a esa edad la mayoría de los jóvenes han completado, o casi, la enseñanza obligatoria, este informe pretende dar una visión comparativa de su preparación y, por tanto, de la eficiencia de los sistemas educativos de sus respectivos países. Si bien son los países más desarrollados los que suelen copar los primeros puestos (Singapur, Japón, Corea del Sur, Taiwán), hay casos, como el de China, que parecen sugerir que hay algo más detrás.

Estonia gasta la mitad que España por estudiante y, sin embargo, sus estudiantes son los quintos mejores del mundo; por su parte, Polonia gasta un tercio menos que nuestro país en el mismo concepto y los polacos están en el ‘top ten’ mundial. Es más: ninguno de los países que han incrementado su presupuesto educativo en los últimos años ha obtenido una mejora significativa en sus resultados. Lo clave no es cuánto se gasta, sino cómo.

MIGUEL Á. GAYO MACÍAS. CRACOVIA

Finlandia es la referencia obligada en calidad de enseñanza en Europa. El éxito de su sistema fue precisamente lo que llevó a las autoridades estonias a fijarse en sus vecinos cuando se desintegró la URSS. Según le contaba a la BBC hace poco el ministro de Educación de aquel país, Mailis Reps, la Educación se considera un sector más de le economía nacional. Y como tal debe ser potenciado y cuidado.

Gratis significa gratis

Además, dos claves definen el sistema estonio: la libertad de los profesores para elaborar un temario que se adapte a las necesidades y objetivos de cada grupo de estudiantes (en vez de plantear objetivos para todos los estudiantes de todas las escuelas de todo el país), y la gratuidad total de la enseñanza. Y “gratis significa gratis”, dice el ministro: “Libros de texto, transporte, comidas en la escuela, todo es gratis”. A cambio, se pide a los pupilos que “estudien un montón, como los niños asiáticos”. En vez de acomplejarse por ser un país pequeño y no muy rico, los estonios se toman la educación como una manera de validar su orgullo nacional.

El caso polaco es más complicado. Por tamaño, población y contexto, no se puede comparar a la pequeña Estonia, y la reciente reforma educativa impuesta por el actual gobierno pone en cuestión los datos del último PISA. Recordemos que dicho informe se completó en 2018 y se basa, naturalmente, en datos anteriores. Por eso, cuando hace unos días el Ministro de Educación polaco sacaba pecho en una rueda de prensa exhibiendo el “éxito” del PISA como propio, estaba de hecho alabando los aciertos del gobierno anterior. El Informe que colocaba al sistema educativo polaco en el décimo lugar mundial evaluó a los estudiantes de secundaria, un segmento educativo que fue calificado como “sistema disfuncional que fomenta comportamientos patológicos y crea analfabetos funcionales” por la antecesora del actual ministro.

El ultraconservador PiS, en su declarado empeño por crear “nuevos polacos”, emprendió una polémica reforma educativa que venía a modificar el sistema establecido en 1999 y que tan buenos resultados había estado dando. Entre otros cambios, se redujo en un año la duración de la enseñanza obligatoria, que ha suprimido el modelo 6+3+3 (seis cursos de educación primaria seguidos de tres de ‘gimnazjum’ y tres más de educación superior o ‘liceum’) y en su lugar, implanta un sistema de solo ocho años de enseñanza primaria, lo cual reduce los años de escolarización obligatoria de 12 a 8, al eliminar el ‘gimnazjum’.

MIGUEL Á. GAYO MACÍAS. CRACOVIA

El millón largo de firmas presentadas al Gobierno, la masiva huelga de maestros y las manifestaciones que tuvieron lugar en todo el país no fueron suficientes para que el Gobierno reconsiderase lo que ha convertido en uno de los pilares de su legislatura.

Una reforma “patriótica”

Se trata de una reforma integral y tan radical que, debido a su alcance, debería haber sido implementada de manera progresiva, según afirma Sławomir Broniarz, presidente del Sindicato de Profesores de Polonia (ZNP), a este periódico. En vez de ello, la reestructuración de los cursos, los cambios en los temarios, las maneras de evaluar y el reagrupamiento de cursos se hizo de un año para otro. “Las editoriales saben cómo hacer libros de texto”, afirmó la entonces ministra del ramo cuando en enero aún no estaba listo el temario del curso siguiente.

Los resultados obtenidos por Polonia en el PISA de 2018 pueden ser muy brillantes, pero está por ver cómo afectarán los cambios que se acaban de introducir en el próximo informe. Mientras que, hasta ahora, los educadores polacos gozaban de una amplia libertad para formar su temario y llevarlo a cabo, actualmente deben enfrentarse a medidas como una “evaluación de la actitud patriótica de sus estudiantes”, asegura el señor Broniarz. Es solo una muestra de la nueva deriva que el PiS está imponiendo en las escuelas (de las que por cierto se cerrarán unas 5.000 para agrupar clases y reducir gastos).

Los resultados obtenidos por Polonia en el PISA de 2018 pueden ser muy brillantes, pero está por ver cómo afectarán los cambios en el próximo informe

Las actividades extraescolares diferencian entre niños (salidas a juegos de ‘paintball’) y niñas (puzles y juegos ‘hogareños’); himnos de la 2ª Guerra Mundial en la apertura del curso con la presencia de delegados del Gobierno, menos horas para Literatura o Ciencias y más para Historia (con los libros de texto y el temario fuertemente ideologizados); supresión de la educación sexual bajo pena de cárcel; enseñanza de Religión por parte de curas sin formación pedagógica a cargo del Gobierno…

La “vergonzosa” reforma, según el presidente del Sindicato de Profesores, “pone en peligro los buenos resultados que estábamos obteniendo, va contra toda lógica”. Y los afectados no son solo los estudiantes: además de la presión política que se aplica contra las escuelas para que se amolden a la doctrina impuesta por el Gobierno, los profesionales de la enseñanza deben aceptar salarios bajos (una maestra que empiece a trabajar cobra unos 450 euros, menos que una cajera de supermercado).

MIGUEL Á. GAYO MACÍAS. CRACOVIA

Los gobiernos locales de ciudades como Varsovia tienen que dedicar parte de su presupuesto a incentivar a los profesores con un sobresueldo mensual para evitar la desbandada de maestros que es ya un problema en muchas escuelas públicas. Un miembro del Gobierno aconsejaba sin rubor a los padres polacos que, ante la escasez de plazas en escuelas secundarias del país, se rascaran el bolsillo y enviasen a sus hijos a estudiar al extranjero.

“Contrarrevolución cultural programada”

La directora de una escuela pública de Cracovia, declaraba a este periodista que la reforma del PiS quiere crear ciudadanos “xenófobos, racistas, nacionalistas y católicos en su peor forma, gente obediente como ovejas y sin imaginación alguna, tal y como es el señor Kaczinski”. Por su parte, el presidente de una Asociación de padres de alumnos la califica de “deforma educativa, contrarrevolución cultural programada”. En la escuela pública de Cracovia donde fueron recogidas estas opiniones, los padres organizaron la donación de comida, ropa de abrigo y productos de limpieza para una empleada del centro que acaba de jubilarse y que deberá sobrevivir con una pensión tan exigua que no podía ocultar las lágrimas al explicar su caso.

En la misma escuela, donde el mobiliario de las clases no ha sido renovado en décadas y se enseña informática con el anticuado Windows XP, se piden donaciones de los padres para comprar una máquina purificadora de aire que será instalada en la sala donde se cuida a los alumnos al terminar las clases -Cracovia es una de las ciudades más contaminadas de Europa-. Como contraste, se organizan varias salidas al año para limpiar las tumbas de héroes de guerra polacos y se organizan visitas a iglesias de la ciudad para escuchar misa.

725.000 licenciados universitarios polacos viven fuera de su país, el mayor número de entre todos los miembros de la Unión Europea

Según el presidente del sindicato de maestros, lo peor no es solo la caída en la calidad de la enseñanza –lo que es una tragedia para esta generación-, sino que ello también afectará a las posibilidades profesionales de los jóvenes que proyecten desarrollar parte de sus carreras en el extranjero. Y es que el mito del emigrante polaco, sin formación y trabajando de fontanero, queda desmentido por un dato: 725.000 licenciados universitarios polacos viven fuera de su país, el mayor número de entre todos los miembros de la UE.

Al igual que muchas grandes multinacionales se están estableciendo en Polonia atraídas por la calidad de la mano de obra y los salarios bajos, los polacos mejor preparados han sabido aprovechar las ventajas de estar en la Unión Europea para abrir sus horizontes profesionales. “Y todo esto puede cambiar si empezamos a producir ovejas en vez de pensadores”.

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