Agenda dominical de opiniones sobre la reforma educacional
Abril 13, 2014

 Oìniones y reportajes de interés aparecidos en la prena de hoy sobre la reforma educacional.

 

OPINIONES

 

Selección escolar y discriminación

 

Conciliar libertad educativa, currículo mínimo y prohibir la discriminación, que daña el alma de cualquier nación, es posible. El dilema de política pública consiste en reconocer la libertad de los padres para optar por su proyecto educativo y a la vez velar que esa libertad, que puede lograrse con ciertos perfiles de padres, no se preste para discriminaciones arbitrarias.

 

por Ricardo Paredes, La Tercera – 13/04/2014 – 04:00

A PESAR DE esperanzadores signos en el ámbito escolar -como que Chile es el segundo país que más progreso ha tenido en resultados de la prueba               Pisa-, persisten enormes diferencias de aprendizaje en relación al ingreso de los padres, lo que muestra un sistema inequitativo en la entrega de oportunidades y que se refleja en segregación.

 

La segregación por cobro y pago está presente en la educación particular, que educa al 8% de los estudiantes. En la educación pública, que atiende al resto, la segregación ha sido vinculada al financiamiento compartido (FC), pero la verdad es que es una obligación para acceder al estatus de FC que las escuelas bequen al 15% de sus alumnos, lo que hace que la integración entre niños de familias con distintos ingresos sea relativamente mayor donde hay FC, porque la selección por ingresos está siendo abordada con distintas políticas, incluyendo la subvención preferencial. La discusión sobre la selección se ha focalizado en otros aspectos, particularmente en selección por religión, disciplina y nivel académico, lo que no necesariamente está vinculado al ingreso.

 

A pesar de lo álgido de la discusión, es esperable que la magnitud de la selección sea pequeña. La reducción de la natalidad y el surgimiento de una gran cantidad de escuelas subvencionadas hacen que la regla sea la falta de alumnos, y el exceso -asociado a la selección-, la excepción. Es que seleccionar no es sinónimo de pedir certificados, entrevistar a los padres u observar cómo los niños juegan. Esos suelen ser métodos para diagnosticar, para mejor enseñar o para indicarles a los padres que se trata de una escuela preocupada y que ellos la escojan. Por cierto, también esos pueden ser mecanismos de discriminación, que se refieren a diferenciar por nacionalidad, color de piel, preferencia política o simplemente arbitrariedad.

 

Pese a que la mayoría de las escuelas no enfrenta exceso de demanda, ¿para qué requieren antecedentes con los cuales excluyen alumnos? Una posibilidad es favorecer la educación. En algunos casos, el aprendizaje de las materias puede ser transmitido con mayor efectividad cuando los grupos tienen cierta homogeneidad en conocimiento, en la capacidad de concentración y en disciplina. El manejo de cursos con alumnos de distinto perfil es más complejo, y la especialización de profesores puede hacer de la separación algo positivo, por lo que mezclar alumnos puede afectar adversamente a adelantados y a rezagados.

 

Sin embargo, es a partir de un concepto más amplio  de educación donde radica la discusión relevante. El Estado tiene un rol en garantizar que todos los niños accedan a unidades educativas en las que obtengan herramientas fundamentales para su desarrollo. Pero la verdadera educación trasciende al conjunto de herramientas mínimas contenidas en el currículum desarrollado por el Estado y la diversidad es incontenible por el Estado. Así, el principal rol de educador está en los padres, y ellos difieren en lo que es la mejor educación para sus hijos. Podemos decir que cualquier contenido especial o perfil educativo estará bien si no atenta en contra del mínimo conocimiento disciplinar, de la educación cívica y de los valores esenciales contenidos en el currículum. Si algunos padres se identifican con un proyecto religioso, bien; si otros quieren educación adicional en matemáticas, música o desean una integración social que excede la que hallan en sus medios, bien también.

 

Conciliar libertad educativa, currículo mínimo y prohibir la discriminación, que daña el alma de cualquier nación, es posible. El dilema de política pública consiste en reconocer la libertad de los padres para optar por su proyecto educativo, y a la vez velar que esa libertad, que puede lograrse con ciertos perfiles de padres, no se contraponga con otro principio fundamental, de servir para una discriminación arbitraria, que sí atenta en contra de principios de convivencia. En términos prácticos, consiste en evitar que una entrevista a los padres -que puede detectar las afinidades y el compromiso al proyecto de la escuela- no se transforme en una fuente de discriminación, puntualmente identificable cuando afecta a minorías relativamente indefensas.

 

Para ello, debe aceptarse como concepto la selección. Si, por ejemplo, la escuela define como su proyecto potenciar talentos matemáticos, una explicitación de ese objetivo a través de un reglamento que señala que los jóvenes que ingresen a esa escuela deben asistir a talleres o a horas extras de matemática, libera informadamente a los apoderados a optar o no por esa escuela. Una vez inscritos, se someten al proyecto. Lo mismo para el caso de una escuela religiosa, donde el reglamento establecerá el respeto a la religión, a sus valores y la asistencia a clases de esa religión. Por último, la escuela que quiera un sello de excelencia académica puede establecer un sistema de enseñanza en la que progresivamente se adquieren más conocimientos y que el nivel mínimo de conocimiento al cabo de cada año es algo superior al establecido por el ministerio.

 

En la práctica, la diferencia fundamental la debiera hacer si el instrumento se constituye o no en un test de admisión. En general, los tests al momento de la admisión no deben ser de admisión, lo que se incluye para las escuelas con proyectos religiosos y de aprendizaje de determinadas disciplinas.

 

Posiblemente, por la experiencia histórica y la imposibilidad de cambiar la educación pública en un período breve, la única excepción que cabe hacer es considerar, por motivos de aprendizaje y de movilidad social, que tests de conocimientos y aprendizajes puedan ser utilizados como mecanismos de selección en liceos que tengan como proyecto y perfil la excelencia académica; entendiendo que un liceo que selecciona académicamente limita la capacidad de evaluar cuán bueno es.

 

La mera existencia de dichos liceos promueve un esfuerzo enorme de trabajo y estudio por parte de familias, que por el momento pocas oportunidades tienen de acceder a escuelas públicas con profesores de altísimo nivel.

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Un bien público de toda la sociedad

Las universidades del Cruch producen el 90% de la actividad científica. Dentro de éstas, más de la mitad de las publicaciones y de los proyectos de investigación aplicada provienen de los planteles públicos no estatales. Cabe considerar que la investigación implica costos indirectos. Esto hace necesario un mecanismo de apoyo a las instituciones que evite que ese costo se traspase a la matrícula de pregrado. Si el Estado no apoya el desarrollo de investigación en las universidades públicas no estatales estaría privando a la sociedad de parte importante de su desarrollo cultural y de bienes públicos.

por Juan Larraín – La tercera, 13/04/2014 – 04:00

LOS RESULTADOS de investigación en ciencias y humanidades son un bien público que contribuye al acervo cultural de los pueblos y son responsables del desarrollo material, cultural y social. Por esto, y siempre con el bien común como norte, el Estado debe financiar toda investigación de calidad.

Gran parte de la investigación mundial se produce en las universidades, tanto estatales (Universidades de California, Cambridge, Tokio) como no estatales (Harvard, Stanford, MIT). Algo similar sucede en Chile, donde las universidades del Cruch producen el 90% de la actividad científica. Dentro de éstas, se debe  destacar que más de la mitad de las publicaciones y de los proyectos de investigación aplicada provienen de las universidades públicas no estatales.

Importante agregar que a pesar del bajo presupuesto de inversión en ciencia y tecnología en Chile, las publicaciones nacionales son las de mayor calidad a nivel latinoamericano, y muchas de ellas son fruto de la colaboración entre investigadores de universidades estatales y no estatales.

Frente a la necesidad de que el Estado financie la investigación cabe preguntarse: ¿Cómo debe decidir qué investigación financiar? y ¿cómo apoyar  a aquellas instituciones que deciden desarrollar la investigación?

En cuanto a lo primero, el mecanismo utilizado universalmente para seleccionar es la evaluación por pares expertos nacionales e internacionales. Esto permite que la selección sea abierta, competitiva y transparente, de forma de apoyar los mejores proyectos de investigación. En Chile, este sistema se ha usado históricamente y en parte explica el prestigio internacional de nuestra ciencia.

Sobre cómo apoyar a las instituciones, es importante considerar que  la investigación implica costos indirectos, como son la necesidad de aumentar la planta académica, los costos de infraestructura, el apoyo profesional y técnico, y el desarrollo de programas de doctorado. Esto hace necesario un mecanismo de apoyo a las instituciones que evite que el costo de la investigación se traspase a la matrícula de pregrado.

Por esto, el Estado debe entregar a las instituciones el equivalente a los costos indirectos de cada proyecto de investigación, componente al que se denomina “overhead”. En el hemisferio norte, el “overhead” puede llegar al equivalente del 70% del monto que se entrega al investigador, mientras que en Chile este en promedio no supera el 10%. Además, las agencias de financiamiento hacen seguimiento al uso de estos “overhead” para verificar que son utilizados para apoyar la investigación. De esta forma, el apoyo a las universidades que desarrollan investigación será en base a la calidad e importancia de sus proyectos.

Para asegurar la viabilidad de los proyectos de investigación, además debe existir un listado de instituciones que estén en condiciones de recibir este financiamiento estatal. Para esto deberían considerarse las universidades acreditadas en investigación y aquellas que no tengan fines de lucro.

De no haber existido las políticas de Estado de apoyo a la investigación nuestra vida hoy día sería muy distinta. Si el Estado no apoya el desarrollo de investigación en las universidades públicas no estatales estaría privando a la sociedad de parte importante de su desarrollo cultural y de bienes públicos que podrían mejorar la calidad de vida de las personas. De ser así, el Estado estaría fallando en su deber de buscar el bien común.

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Desarrollo estratégico de la educación superior

La propuesta de entregarles más apoyo a las universidades estatales contra convenios de desempeño, que garanticen calidad y compromiso, como el desarrollo de investigación de alto nivel en áreas importantes de cada región, no es trivial. Las mejores universidades del mundo buscan desarrollar la investigación del más alto nivel. Y si bien en EE.UU. muchas son privadas, todas tienen un ADN público. Son sin fines de lucro, pluralistas y de excelencia. Considerando las universidades que nos podrían servir de modelo, estamos un tanto lejos de ellas, y para mejorar el nivel de nuestra educación superior sería clave un mayor involucramiento del Estado.

por Andrés Weintraub – La tercera, 13/04/2014 – 04:00
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UN ASPECTO que pareciera estar claro a estas alturas  es la importancia estratégica de que Chile cuente con universidades estatales. A través de ellas, el país desarrolla su política de educación superior e investigación de largo plazo y asegura la existencia de instituciones de carácter pluralista que garanticen avances y análisis independientes frente a problemas y coyunturas. A esto se suma el rol histórico de las universidades estatales como un motor de movilidad social y el hecho de que se espera que sean un instrumento para impulsar políticas específicas de Estado. Por último, también deben ser instituciones señeras que den la pauta de calidad en sus funciones.

De acuerdo a cómo el Estado ha actuado, pareciera que las universidades estatales no cumplen un papel especial, por lo que no se les da un financiamiento básico ni tampoco se les exige acciones específicas. Un ejemplo es lo que ocurre con Pedagogía. Si bien múltiples estudios muestran la necesidad de formar profesores de alta calidad, el Estado nunca se ha acercado a la Universidad de Chile para que lo apoye con un esquema de formación de docentes de establecimientos escolares.

En esta área, la Universidad de Chile, con sus cuadros académicos, está capacitada para implementar con éxito esta tarea (que sería una función natural de una universidad estatal). El Estado tampoco controla la calidad de las universidades estatales -dejándolas en el limbo-, ni las apoya en forma especial, ni les pide nada significativo.

Como consecuencia de esto, muchas universidades estatales presentan serias debilidades, por lo que la propuesta de entregarles mayor apoyo contra convenios de desempeño, que garanticen calidad y compromiso con objetivos país, como el desarrollo de investigación de alto nivel en áreas importantes de cada región, no se ve trivial de implementar. Programas basales de apoyo de largo plazo para universidades que ya muestran buen rendimiento y planes de desarrollo en instituciones que aún presentan debilidades ayudarían a un importante avance en el desarrollo de nuestra educación superior.

Las mejores universidades del mundo buscan desarrollar la academia, la docencia y la investigación del más alto nivel. Y si bien en EE.UU. muchas de ellas son privadas -por ejemplo, MIT, Harvard, Stanford y Columbia-, todas tienen un ADN público. Son instituciones sin fines de lucro, pluralistas, con el bien general y la excelencia académica como objetivos, y prácticamente indistinguibles de las universidades estatales en lo que entregan.

En Europa y parte de Latinoamérica, en tanto, el modelo de excelencia son las universidades estatales, pero con fuerte apoyo del Estado y también elevadas exigencias. Un caso interesante es el de la Universidad de Sao Paulo, la mejor rankeada de la región. El estado de Sao Paulo le entrega un alto porcentaje de su presupuesto y a cambio exige no sólo alta calidad, sino también que la universidad participe en metas de política estratégica, como equidad social.

A la luz de los sistemas de universidades que nos podrían servir de modelo, vemos que estamos un tanto lejos de ellos y que necesitaríamos un cambio bastante significativo para mejorar el nivel de nuestra educación superior. En este marco, parecería indispensable un involucramiento mucho más comprometido del Estado.

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Subvención escolar y lucro

 

José Antonio Viera-Gallo: “La Ley General de Educación (LEGE) del 2009 establece que los sostenedores de establecimientos educacionales particulares, para ser reconocidos por el Estado, deben ser personas jurídicas cuyo objeto social único sea la educación…”

 

 

José Antonio Viera-Gallo, El Mercurio, Blog, 12 de abril de 2014

El debate educacional en curso se ha centrado, entre otras materias, en la justificación o prohibición del lucro. Al respecto conviene hacer algunas precisiones.

La Ley General de Educación (LEGE) del 2009 establece que los sostenedores de establecimientos educacionales particulares, para ser reconocidos por el Estado, deben ser personas jurídicas cuyo objeto social único sea la educación. La propuesta original del anterior gobierno de Michelle Bachelet limitaba esa categoría solo a las corporaciones y fundaciones, es decir, entidades sin fines lucrativos. Este planteamiento no fue aceptado por la oposición de la época, cuyos votos eran indispensables para cualquier reforma, por lo cual se llegó a la fórmula establecida en el actual artículo 46 c) de la LEGE.

El propósito de ese artículo es evitar cualquier confusión entre el patrimonio del sostenedor en cuanto tal y su peculio privado o el de otras empresas que pudieran estar relacionadas con su persona, como sucedía con la LOCE. Además se prohíbe al sostenedor dedicarse a otro tipo de actividades diferentes a la educación, lucrativas o no.

Esta norma es congruente con el principio de transparencia al que está sometido todo el sistema educacional (artículo 3 i): debe existir a disposición del público interesado una información desagregada por establecimiento sobre su rendimiento académico y su balance económico. Como consecuencia de lo anterior, los sostenedores deben rendir cuenta del uso de los recursos públicos a la Superintendencia de Educación, información que también debe estar a disposición de la gente.

Surge, entonces, la pregunta: ¿puede un sostenedor retirar utilidades de los recursos de la subvención escolar? La respuesta debe ser negativa. La subvención escolar tiene una sola finalidad: cumplir con el deber constitucional del Estado de financiar un sistema educacional mixto, gratuito y de calidad, garantizando el acceso de todas las personas hasta los 21 años. Así lo ha establecido el Tribunal Constitucional (STC 1361). Las exigencias del legislador para evitar la desviación de recursos fiscales se inscribe dentro del objetivo de asegurar la calidad de las prestaciones educacionales. Así como el Estado debe pagar las subvenciones a los sostenedores, estos deben cumplir con el buen uso de los recursos recibidos (STC 410).

El aporte fiscal no puede tener un destino diferente. Debe servir para que exista un sistema mixto y gratuito de educación. El sostenedor no puede darle otro uso y menos apropiarse indebidamente del mismo. En esa eventualidad podría incurrir en una sanción penal. La Contraloría General de la República, por su parte, fiscaliza el buen uso de los recursos públicos aportados a particulares. A ella se ha venido a sumar la Superintendencia de Educación, Ley 20.259, que fiscaliza la legalidad del uso de los recursos.

Por cierto, el sostenedor particular que ha realizado inversiones en su establecimiento, por ejemplo en infraestructura, puede amortizar el crédito que le permitió llevarlas a cabo. Mal que mal esas instalaciones debieron ser acreditadas al momento de obtener el reconocimiento estatal, y las que se hagan con posterioridad deben ser controladas por la Superintendencia al revisar la rendición anual de cuentas. También puede cobrar por algún servicio útil y pertinente realizado al establecimiento educacional. Pero le está prohibido apropiarse de la subvención sin un título legítimo, y no es tal la mera condición de ser reconocido como sostenedor.

Algo similar ocurre con los consultorios de salud primaria de carácter privado que están asociados a las redes de salud. Sería absurdo pensar que sus dueños pudieran lucrar con el aporte público que reciben según la población que atienden (per cápita). Lo mismo sucedería si los bomberos pretendieran lucrar con los dineros que les aporta el Estado. Tal criterio se hace extensivo al caso en que el ente receptor sea una sociedad y no una corporación o fundación.

Parece lógico que la reforma educacional precise mejor cuáles son las condiciones que habilitan a un sostenedor para hacer un cobro legítimo por un servicio prestado o lisa y llanamente se vuelva a la propuesta del gobierno anterior de Michelle Bachelet de restringir la calidad de sostenedores educacionales solo a las corporaciones y fundaciones sin fines de lucro.

El debate educacional en curso se ha centrado, entre otras materias, en la justificación o prohibición del lucro. Al respecto conviene hacer algunas precisiones.

La Ley General de Educación (LEGE) del 2009 establece que los sostenedores de establecimientos educacionales particulares, para ser reconocidos por el Estado, deben ser personas jurídicas cuyo objeto social único sea la educación. La propuesta original del anterior gobierno de Michelle Bachelet limitaba esa categoría solo a las corporaciones y fundaciones, es decir, entidades sin fines lucrativos. Este planteamiento no fue aceptado por la oposición de la época, cuyos votos eran indispensables para cualquier reforma, por lo cual se llegó a la fórmula establecida en el actual artículo 46 c) de la LEGE.

El propósito de ese artículo es evitar cualquier confusión entre el patrimonio del sostenedor en cuanto tal y su peculio privado o el de otras empresas que pudieran estar relacionadas con su persona, como sucedía con la LOCE. Además se prohíbe al sostenedor dedicarse a otro tipo de actividades diferentes a la educación, lucrativas o no.

Esta norma es congruente con el principio de transparencia al que está sometido todo el sistema educacional (artículo 3 i): debe existir a disposición del público interesado una información desagregada por establecimiento sobre su rendimiento académico y su balance económico. Como consecuencia de lo anterior, los sostenedores deben rendir cuenta del uso de los recursos públicos a la Superintendencia de Educación, información que también debe estar a disposición de la gente.

Surge, entonces, la pregunta: ¿puede un sostenedor retirar utilidades de los recursos de la subvención escolar? La respuesta debe ser negativa. La subvención escolar tiene una sola finalidad: cumplir con el deber constitucional del Estado de financiar un sistema educacional mixto, gratuito y de calidad, garantizando el acceso de todas las personas hasta los 21 años. Así lo ha establecido el Tribunal Constitucional (STC 1361). Las exigencias del legislador para evitar la desviación de recursos fiscales se inscribe dentro del objetivo de asegurar la calidad de las prestaciones educacionales. Así como el Estado debe pagar las subvenciones a los sostenedores, estos deben cumplir con el buen uso de los recursos recibidos (STC 410).

El aporte fiscal no puede tener un destino diferente. Debe servir para que exista un sistema mixto y gratuito de educación. El sostenedor no puede darle otro uso y menos apropiarse indebidamente del mismo. En esa eventualidad podría incurrir en una sanción penal. La Contraloría General de la República, por su parte, fiscaliza el buen uso de los recursos públicos aportados a particulares. A ella se ha venido a sumar la Superintendencia de Educación, Ley 20.259, que fiscaliza la legalidad del uso de los recursos.

Por cierto, el sostenedor particular que ha realizado inversiones en su establecimiento, por ejemplo en infraestructura, puede amortizar el crédito que le permitió llevarlas a cabo. Mal que mal esas instalaciones debieron ser acreditadas al momento de obtener el reconocimiento estatal, y las que se hagan con posterioridad deben ser controladas por la Superintendencia al revisar la rendición anual de cuentas. También puede cobrar por algún servicio útil y pertinente realizado al establecimiento educacional. Pero le está prohibido apropiarse de la subvención sin un título legítimo, y no es tal la mera condición de ser reconocido como sostenedor.

Algo similar ocurre con los consultorios de salud primaria de carácter privado que están asociados a las redes de salud. Sería absurdo pensar que sus dueños pudieran lucrar con el aporte público que reciben según la población que atienden (per cápita). Lo mismo sucedería si los bomberos pretendieran lucrar con los dineros que les aporta el Estado. Tal criterio se hace extensivo al caso en que el ente receptor sea una sociedad y no una corporación o fundación.

Parece lógico que la reforma educacional precise mejor cuáles son las condiciones que habilitan a un sostenedor para hacer un cobro legítimo por un servicio prestado o lisa y llanamente se vuelva a la propuesta del gobierno anterior de Michelle Bachelet de restringir la calidad de sostenedores educacionales solo a las corporaciones y fundaciones sin fines de lucro.

José Antonio Viera-Gallo

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Sacerdote jesuita y rector U. Alberto Hurtado: “Hay lucro disfrazado en muchas Ues., incluidas las del Cruch”

 

Fernando Montes sostiene, además, que si se auditara a fondo, se encontrarían nuevas U. del Mar en los planteles del Consejo de Rectores. En cuanto a la reforma educacional que impulsa el gobierno de Bachelet, aseguró que, de momento “la veo muy centrada en el financiamiento”.

 

por M. Nahas, S. Rodríguez y J. Herrera – 13/04/2014 – 05:20
“El peor problema es la iniquidad en la calidad”, sostiene el sacerdote jesuita Fernando Montes, licenciado en Filosofía y Sociología y rector de la Universidad Alberto Hurtado. Se refiere a un tema que en la Compañía de Jesús se lleva casi en la piel: la educación. Y, con voz pausada, desmenuza uno de los principales debates a nivel nacional: “A mi juicio, el gran problema que enfrentamos es la enorme distancia social y el clasismo que hay en este país. Es pavoroso ver cómo los alumnos de mejores puntajes se concentran en barrios acomodados. Creo que la diferencia comienza en la cuna y debería destruirse desde la cuna. La educación de los más pobres no debe ser inferior a la que obtienen los alumnos de colegios pagados”.

 

¿Qué le parece, entonces, que la discusión pública en torno a los recursos del Estado se esté dando a nivel universitario y dentro del Consejo de Rectores (Cruch)?

 

Me parece, cuando menos, mezquino. Es un escándalo. Hoy el Cruch no quiere mirar de frente que más de la mitad de los estudiantes, más de la mitad de las universidades del país y la mayoría de los alumnos más pobres no están en el consejo. Por lo tanto, se convierte en una pelea por las platas, en lugar de una discusión con altura de miras sobre la calidad universal de la enseñanza. Se habla de universidades tradicionales, pero nadie se lo cree. Son universidades derivadas, algunas muy nuevas. Muchas de las que están en el Cruch no son de buena calidad. Y el mismo consejo, con sus criterios históricos, las tiene aplastadas.

 

¿Así de radical es la situación?

 

Así lo creo. Le pongo un ejemplo. Las platas del Cruch se distribuyen con los criterios históricos y no conforme a las necesidades. La Universidad de Chile, según datos de Contraloría, recibe tres millones 200 mil pesos por estudiante, mientas que la Arturo Prat recibe 900 mil pesos. ¿Cómo el Estado no se preocupa de la igualdad entre sus propias universidades? Muchos planteles hoy tienen que andar buscando alumnos para financiarse. ¿Cómo una universidad regional, pensada para Iquique, como la Arturo Prat, está en Victoria? ¿Por qué compite con la Universidad de Chile en Santiago?

 

Es decir, ¿cree que algunas universidades del Cruch no tienen la calidad que dicen tener?  

 

Obviamente que no. Basta mirar los años de acreditación. Varias de ellas tienen el mínimo. Ciertamente que hay en el Cruch algunos planteles estatales muy buenos, así como también hay Ues. privadas excelentes. Lo que yo pido es que nos sentemos a mirar las cosas con objetividad para poder resolver dos problemas: la justicia en el sistema y la calidad de la formación que se entrega a los más pobres.

 

Si se revisara y se auditara a fondo el sistema de educación superior, ¿cree que se encontrarían más casos como el de la U. del Mar?

 

Lo creo y, lamentablemente, también entre las del Cruch, porque el problema de la U. del Mar no era sólo el lucro. Imagínese que había una universidad del Cruch que tenía como 44  sedes. Se puede estafar a los estudiantes no sólo con dinero, sino también a través de la calidad de la oferta educativa y formativa.

 

¿Es el lucro el responsable de todos los males?  

 

Lo primero es que la ley se debe cumplir. Basta de hipocresías. Creo que hay  actividades de lucro disfrazado en muchas universidades, incluidas las del Cruch. La actual figura jurídica no permite el lucro. Hay una demanda general para que esto se encare y al parecer lo está haciendo el ministerio. Pero yo no demonizo la palabra. Lo inaceptable es convertir la educación en un frío negocio con criterios de mercado.

 

¿Por qué aún se habla de universidades tradicionales y privadas con una carga valórica negativa?

 

Es la misma pregunta que me hago yo. Hay mucha imprecisión de lenguaje y prejuicio. Las privadas no son sólo las que están fuera del Cruch. Hay universidades privadas en el Cruch. Hay universidades llamadas tradicionales que no son tales. En verdad son derivadas, pero no tradicionales.

 

¿Cómo queda la U. Alberto Hurtado dentro de ese análisis?

 

Nosotros nacimos del Ilades y del Cide. El Cide era el mejor Centro de Investigación Educacional que había en Chile. Esa es la base de nuestra universidad. Tenemos más de 50 años, si se toma en cuenta esa realidad. A diferencia de otros, construimos la universidad de arriba para abajo, desde el posgrado a las carreras. Dejémonos de eslogan y  prestigios nominales y veamos la verdad. Hagamos una buena Ley de Acreditación, no por influencias, sino que se acredite lo que está bien hecho. Hay universidades del sistema privado, como la Adolfo Ibáñez, la Diego Portales, la Mayor, la Central y otras que son serias.

 

¿Usted se siente marginado cuando el ministro conversa con el Cruch y no con todos? 

 

Totalmente. Que el ministro se haya juntado con el Cruch para discutir problemas de financiamiento, y que se haya reunido con profesores y estudiantes, es espléndido, pero que no haya una visión de conjunto me parece pésimo. Somos la mayoría de las universidades legalmente constituidas, tenemos más de la mitad de los estudiantes y estamos marginados. ¿Se entiende esto en una democracia?

 

¿Se cumple en Chile la figura de una universidad estatal? 

 

Me parece que una universidad estatal tiene varias funciones. Por ejemplo, estar en aquellos lugares donde otros no llegan. En Coyhaique es razonable que el Estado ponga una universidad de primera calidad. Con precios justos. También debe ofrecer universidades con pluralismo. Pero si son estatales deben responder a políticas de Estado y no entender la autonomía académica como independencia total.

 

El cardenal Ricardo Ezzati dijo que las universidades deben servir a la sociedad…

 

Obviamente, la universidad debe servir a la sociedad. Por eso tiene un carácter público. Lo importante es afinar el concepto de lo estatal, lo público y lo privado. Todo lo estatal es público, pero no todo lo público es estatal. El movimiento estudiantil, que ha puesto temas importantes en el tapete, es obviamente público, no privado, pero ciertamente no es estatal. La educación que dan los padres puede llamarse privada, pero todo el sistema escolar que socializa la cultura nacional tiene de algún modo un carácter público. Por eso, el Estado tiene algo que decir en todo el sistema y no sólo en sus escuelas. Y es importante que él no considere los establecimientos no estatales como adversarios. La diversidad no es propiedad exclusiva de los establecimientos estatales.

 

Reforma educacional

 

¿Cómo analiza la reforma que plantea el gobierno?

 

Responde a problemas reales, que tienen que ser encarados. Por ejemplo, la iniquidad, que haya colegios y universidades para ricos y otros para pobres. Y, sobre todo, que estos últimos sean de mala calidad.. Pero, al considerar la calidad, no basta transmitir los conocimientos y habilidades. Es necesario encarar la formación integral. Hoy día nos enseñan a triunfar y nadie te enseña a ser solidario, a soportar las lágrimas. Yo tengo la esperanza de que la reforma se atreva a mirar las cosas de frente. Aunque, tal como la veo ahora, creo que está excesivamente centrada en el financiamiento.

 

¿Teme que se haga muy rápido?

 

Si tú tienes armado un sistema, no puedes quitarle de la noche a la mañana toda la base. Hemos sido recurrentes en el asunto del lucro y eso hay que corregirlo. Sin embargo, yo no podría cerrar mañana todas esas universidades. Hay que analizarlas, auditarlas y ver cuáles son los pasos para corregir la situación. Pero cuidado con esas medidas un poco populistas que pueden desarmar un sistema y generarnos múltiples Universidades del Mar.

 

¿Lo decepciona cómo ha evolucionado la investigación de la Fiscalía Centro Norte por el lucro en las universidades?

 

Sí, por lo lento. El tema es candente y me imagino que los casos son diferentes. Yo espero que esto se acelere, que sean justos, se cumpla la ley y se considere a los estudiantes.

 

Al hablar de gratuidad en la educación, ¿es posible en Chile?

 

Me gusta mucho la idea como un ideal, precisamente porque es uno de los caminos para allanar desigualdades. Sin embargo, hay situaciones que no se pueden lograr de un día para otro sin generar males mayores. Chile es limitado en recursos. ¿Dónde pondría mis primeros recursos? Allí donde se produce la mayor diferencia, que es en la base. En una educación parvularia, básica y media de primerísima calidad, donde la educación estatal sea comparable a la de otros países y a la de los mejores colegios pagados.

 

 

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REPORTAJES

11 de abril de 2014

Los detalles de la primera reunión entre el secretario de Estado y los estudiantes

Eyzaguirre sorprende a la Confech: plantea estatizar universidades que lucran y “desmantelar la educación de mercado”

 

Durante la primera reunión de ministro de Educación con los dirigentes universitarios, éste los sorprendió anunciando una serie de medidas desconocidas hasta ahora, como la eliminación de los decretos heredados de la dictadura que ponen trabas a la participación estudiantil en los planteles, o el congelamiento de la creación de colegios particulares subvencionados. También aseguró que en un plazo de siete años se eliminará la PSU.

 

por Nicolás Sepúlveda, El Mostrador, 11 de abril de 2013

La reunión del ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, con la mesa ejecutiva de la Confederación de Estudiantes de Chile, Confech, fue una ráfaga de anuncios. La performance  del secretario de Estado, y de sus asesores, desarmó el diseñoque llevaban los universitarios para “emplazar” a la autoridad y terminó con el ministro nuevamente tomando el control de la agenda.Antes de que se concretara el diálogo, la principal organización del movimiento estudiantil había hecho público un documento donde solicitaba mayor información a la autoridad sobre tres puntos: gratuidad, fin al lucro y democratización.  Además, los universitarios llegaron con solicitudes claras a la cita con Eyzaguirre, como la de retirar el proyecto de Carrera Docente que el gobierno de Sebastián Piñera dejó en trámite en el Congreso. Aunque los estudiantes llevaban una batería de argumentos para marcar diferencias con el Mineduc, desde el comienzo fueron sorprendidos por las ideas que el ministro iba tirando sobre la mesa.

A las cuatro de la tarde con cinco minutos los nueve representantes de la mesa ejecutiva de la Confech ingresaron al Ministerio. Allí saludaron a la subsecretaria Valentina Quiroga y a los asesores que estuvieron presentes en el encuentro, como los ex dirigentes estudiantiles Miguel Crispi (RD), Rodrigo Rocco (ex PC) y José Manuel Morales (JJ.CC.). Los dirigentes universitarios comenzaron una exposición general de su postura frente a la reforma, cuando Eyzaguirre arribó, a las cuatro con 20 minutos, a la cita. Luego de saludar uno por uno a los asistentes –a quienes en algunos casos confundió de nombre–, tomó él la palabra.

“Esta es la reforma más grande que se haya hecho tras la dictadura”, aseguró de entrada el ministro. A diferencia de lo ocurrido en la reunión con la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios, Cones, donde Eyzaguirre habló luego de escuchar la exposición de los escolares, en esta ocasión el ministro tomó el control desde un inicio, anunciando medidas relacionadas con los puntos claves para los universitarios: financiamiento, lucro, acceso y democratización.

“Desmantelar la educación de mercado”

Durante las últimas semanas los dirigentes estudiantiles habían marcado una primera diferencia importante con el Mineduc, luego de que el ministro anunciara en el programa ‘El Informante’, de TVN, que se mantendría el subsidio a la demanda –o voucher– en el financiamiento a la educación superior. En la cita de ayer buscó clarificar ese punto y despejar cualquier duda que existiera entre sus interlocutores.

Eyzaguirre les planteó que una parte del financiamiento a las universidades será por voucher, aunque una “oferta regulada”, debido a que a los planteles que reciban fondos públicos se les exigirá que cumplan un rol dependiendo de la característica de la institución. Por ejemplo, no será lo mismo lo que se le solicite a una universidad que se dedique a la pura docencia, que a otra que también hinque el diente a la extensión e investigación.

Sobre el rol público de las instituciones, señaló que existirán procesos participativos para fijar su rumbo, a través de encuentros de las comunidades educativas o de los requerimientos de la ciudadanía representada por las instituciones del Estado. En ese ámbito, aclaró que existirán criterios regionales y nacionales, y que a las primeras se les pedirá que suplan las necesidades que tenga la respectiva región donde funcionan, y que las segundas deberán apuntalar las necesidades del Estado. Por tanto, dijo que la regulación estatal será algo concreto y que las universidades deberán ceñirse a lo solicitado por el Mineduc si es que quieren recibir fondos estatales.

Según lo dicho por el ministro a los universitarios, ninguna institución podrá lucrar si es que quiere recibir dineros públicos. Sobre el control del lucro, indicó que, a través de la Superintendencia de Educación Superior, éste será fiscalizado y que, si llega a comprobarse que un plantel está lucrando, esa institución será intervenida, abriendo la puerta a tres opciones: buscar un nuevo administrador que no persiga fines de lucro, estatizarla o fusionarla con un plantel estatal ya existente. Siempre –dijo el ministro– se resguardará la situación de los estudiantes afectados por las prácticas lucrativas de los dueños.

La regulación también alcanzará otros ámbitos, como la fijación de aranceles. El secretario de Estado adelantó que el Ministerio fijará un arancel respectivo para cada carrera, el que estará determinado por una serie de indicadores, y que todas las instituciones deberán respetar, eliminando por completo el actual arancel de referencia, que da libertad a los planteles para que fijen la tarifa que consideren pertinente.

En el ámbito del financiamiento, se anunció que se terminará gradualmente con el Crédito con Aval del Estado (CAE), en la medida que se vaya implementando la gratuidad, y también con el Aporte Fiscal Indirecto (AFI), que otorga un voucher a los mejores 27.500 puntajes de la PSU.

Sobre el tema del lucro, los estudiantes le consultaron al ministro si el fin de este alcanzará también a los institutos profesionales y los centros de formación técnica. La respuesta de Eyzaguirre fue positiva. Ninguna institución podrá lucrar si es que quiere recibir dineros públicos. Sobre el control del lucro, indicó que, a través de la Superintendencia de Educación Superior, éste será fiscalizado y que, si llega a comprobarse que un plantel está lucrando, esa institución será intervenida, abriendo la puerta a tres opciones: buscar un nuevo administrador que no persiga fines de lucro, estatizarla o fusionarla con un plantel estatal ya existente. Siempre –dijo el ministro– se resguardará la situación de los estudiantes afectados por las prácticas lucrativas de los dueños.

Como ejemplo, Eyzaguirre tomó el caso de la Universidad del Mar, la que fue cerrada mediante decreto dejando a miles de jóvenes sin una casa de estudios donde finalizar sus carreras. Dijo que, para que no ocurra aquello, se trabajará un proyecto de ley que otorgue facultades al Mineduc para intervenir los planteles, una idea que rondaba entre los parlamentarios de la Nueva Mayoría y a la que la antigua administración de Sebastián Piñera se negó constantemente.

También en el punto relativo al lucro, el ministro adelantó que se congelará la creación de colegios particulares subvencionados, debido a que la gran mayoría de estos lucran con la educación, y a que no existe control respecto de dónde se abren los establecimientos. Otro factor para tomar esta decisión sería el reemplazo del rol de la educación pública que este tipo de colegios ha protagonizado en diversas localidades del país.

Sobre la fiscalización a los colegios particulares pagados –respecto de los cuales los estudiantes buscan también prohibir el fin de lucro–, aseguró que no existe aún una política de regulación.

Sobre la Prueba de Selección Universitaria (PSU), dijo a modo tentativo que, de aquí a siete años, cuando la gratuidad este implementada para el 100% de los estudiantes, esta será suprimida y reemplazada por un test que mida capacidades y habilidades y no conocimientos, como lo hace hasta ahora.

En ese sentido, el ministro dijo que “hoy la educación está simceificada“, haciendo referencia a que todo se establece según los puntajes de los colegios en la prueba Simce, y añadió que “el lucro es perverso”. Por ello –manifestó–, ”nosotros vamos a cambiar el paradigma en la educación superior”. De hecho, Eyzaguirre fue más claro y habló de “desmantelar la educación de mercado”.

En términos de participación, adelantó que se creará una instancia compuesta por rectores, académicos y estudiantes que piensen nuevos estatutos para las universidades, los que reemplacen a los actuales heredados de la dictadura. En síntesis, el ministro dijo que, luego de desmantelar la estructura heredada de la dictadura, se abrirán mayores canales de participación para el mundo estudiantil, los que podrán ayudar a edificar una nueva institucionalidad.

Hablando también de educación Básica y Media, el titular del Mineduc hizo referencia a experiencias internacionales exitosas que amplían la participación de las comunidades en el control de las escuelas. En ese sentido, habló de “servicios locales de educación”, los que podrían ordenarse por provincias y cuyos integrantes podrían ser elegidos por la ciudadanía. Algo que se acerca a la propuesta de “control comunitario”, levantada por sectores de la Confech y en especial por la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES).

Cuando se abordó el punto de la democratización, algo central para los universitarios, el ministro le cedió la palabra a su subsecretaria Valentina Quiroga, para que ésta explicara por qué este punto no había sido incluido en el programa presidencial del gobierno. Según cuentan los asistentes, Quiroga improvisó una respuesta y aseguró que se trataba de “un tema complejo”, por lo que no había alcanzado a ser incluido.

Nuevamente, Eyzaguirre sorprendió a la Confech. Dijo que se iban a retirar todos los decretos con fuerza de ley que obstaculizan la organización estudiantil en los colegios y universidades y que no permiten los gobiernos triestamentales en los planteles de educación superior, como el DFL2 y el 524. Aunque no se mostró partidario de que sea requisito de acreditación el que un plantel cuente con un gobierno democrático, tal y como solicitaron algunos dirigentes, señaló que estaba abierto a la discusión y que esa era una pelea que podrían dar los propios estudiantes al interior de sus casas de estudio.

Otro guiño a los dirigentes estudiantiles fue el anuncio del retiro del proyecto de ley de Carrera Docente que actualmente se tramita en el Congreso.

Cuando fue requerido por los estudiantes, quienes le pedían detalles de los anuncios y “pruebas de confianza”, Eyzaguirre fue claro en relación a que no podía pedirles confianza, porque su sector asumía todos los errores cometidos en los gobiernos anteriores, los que –dijo– se realizaron “con y sin conocimiento de causa”, y que estaban claros de lo que el movimiento estudiantil podía hacer con el actual gobierno, por lo que aseguró que va a cumplir todo lo prometido.

Cuando el ministro se retiró, diez minutos antes del fin de la cita –por compromisos familiares, según consignó–, tomó la palabra Miguel Crispi, quien solicitó a los dirigentes que les abrieran espacios en las universidades para “bajar a hablar con los estudiantes”, y saber lo que piensan todos ellos.

El tono de la reunión fue siempre ameno, con un ministro que se mostró cercano, con el uso de un lenguaje coloquial y que buscó siempre distender el ambiente.

“Voluntades más que claridades”

Luego de la reunión, los estudiantes no sabían cómo articular un discurso que les permitiera tomar distancia del Mineduc. Finalmente, decidieron apuntar a la falta de claridades de los anuncios hechos.

“No existe un diseño claro de cómo se va a implementar la reforma”, planteó la presidenta de la FECH, Melissa Sepúlveda. “Esperamos que las voluntades que se han manifestado sean reales y que se concreten en una reforma integral que aborde todos los niveles de la educación y no en proyectos de ley aislados que maquillen el proyecto de educación actual”, agregó.

Sobre los anuncios hechos por Eyzaguirre, el presidente de los estudiantes de la Universidad de Concepción, Javier Miranda, señaló a El Mostrador que “se abordaron muchos elementos, y se incorporaron nuevos temas a la discusión, de todas maneras no existen planteamientos concretos; en cada oportunidad que pedimos detalles y fechas, no tuvimos respuesta. Saludamos la voluntad de diálogo, pero mantenemos las aprensiones y diferencias, y se mantienen vacíos de formas en términos de cómo estas discusiones se vinculan con las comunidades y las organizaciones, esos mecanismos no están definidos”.

Sobre la solicitud estudiantil de que todos los proyectos que se envíen al Congreso sean primero consensuados con el movimiento social, Miranda expresó: “Los tres primeros proyectos de ley van a pasar sin discusión con el movimiento social, y nosotros creemos que sí deberían pasar por una discusión previa. Lo que estamos planteando es una transformación global y nos parece preocupante que no se quiera trabajar (con el movimiento social) en estos tres primeros proyectos de ley”, haciendo referencia a los proyectos que pondrán fin al lucro, copago y selección en el sistema escolar y que serán enviados antes del 21 de mayo al Congreso.

El secretario general de la Universidad Arturo Prat de Iquique, Cristián Romero, agregó que fue bueno que se abriera está instancia de diálogo, pero coincidió con Miranda en que con eso no es suficiente: “Saludamos la instancia de que el gobierno haga eco de las demandas y trate de salir de la ambigüedad que había en un comienzo, pero quedamos con ciertos grados de incertidumbre sobre si de verdad se va a integrar al movimiento estudiantil y a la sociedad en su conjunto en la creación de la reforma educacional”. El dirigente añadió que la aclaración sobre el fin del lucro en todo el sistema los dejó contentos: “Algo que destacamos es que se aclarara que el fin al lucro será en todo el sistema educativo, incluyendo a los CFT e IP”.

Si bien los estudiantes no acordaron con el ministro una nueva cita, sí solicitaron que, de existir esta, sea con todos los actores del sector.

Por parte del Ministerio, en la cita se clarificó que el primer semestre será para enviar los proyectos relacionados con el sistema escolar, mientras que en el segundo se enviarán los que están relacionados con la educación superior.

Este sábado, la Confech se reunirá en Santiago para evaluar la cita y concretar el llamado a la primera marcha nacional del año, agendada por los secundarios para el jueves 24 de abril. Para la próxima semana queda pendiente la reunión entre Eyzaguirre y los secundarios de la ACES, en lo que será el último encuentro del ministro con las organizaciones estudiantiles. Está por verse cual será la postura de los escolares frente a los anuncios del ministro, el que hasta ahora ha logrado un inédito control de la agenda educacional, sorprendiendo a los dirigentes estudiantiles.

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