Evolución durante el postconficto del moviemiento estudiantil, la toma de la UCH y los argumentos en torno a universidades estatales y su futuro.
Además, opiniones de Ministro de Educación (Felipe Bulnes), Patricio Meller, Ascanio Cavallo, Hector Soto, Ernesto Ottone, Cristóbal Lagos y Leopoldo Lavin.
Gradualmente los análisis de la prensa (y las opiniones publicadas por ella) dejan atrás el carisma del “movimiento” y comienzan un examen más secularizado y reflexivo de este proceso social.
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Boric y los herederos de la Surda
Los orígenes y postulados del movimiento universitario al que pertenece el nuevo presidente de la Fech. Sus inicios como colectivo y sus desafíos frente a la Confech.
La Tercera, 17 diciembre 2011
Eran cerca de las 3 de la madrugada del miércoles 7 de diciembre y ya quedaban pocos minutos para que se supiera quién había ganado la presidencia de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech). El candidato “autonomista” Gabriel Boric (25), quien montó su centro de operaciones en la Facultad de Arquitectura, recibía constantes llamadas de sus colaboradores, que le informaban sobre el conteo de votos en las distintas sedes del plantel.
A su alrededor, en medio de los computadores donde ingresaban las cifras, llamaba la atención un grupo de asesores de entre 29 y 46 años, quienes conversaban con él minuto a minuto. Ellos habían apoyado a Boric durante todo el proceso eleccionario, realizando coaching para preparar los debates y definiendo algunas ideas para sus discursos. Y fue también con ellos con quien el egresado de Derecho celebró entre abrazos y gritos el llamado de uno de los integrantes del Tricel que le informó que su lista, “Creando Izquierda”, había vencido a la de Camila Vallejo, propinando una dura derrota a la militante comunista, vocera y principal líder del movimiento estudiantil del 2011.
Estos colaboradores eran, entre otros, Carlos Ruiz (46), Giorgio Boccardo (29) y Víctor Orellana (29), tres profesores de sociología de la Chile. Todos antiguos militantes de la “Surda”, un movimiento universitario de izquierda que tuvo su época de oro en los inicios del 2000 y desde el cual se originó buena parte de lo que hoy se conoce como “Izquierda Autónoma”, el colectivo universitario al que pertenece Boric, quien asumirá la presidencia el 19 de diciembre. Los tres, además, pertenecen al Centro de Investigación en Estructura Social (Cies), que también integran Manuel Antonio Garretón y Alberto Mayol (quien ha asesorado a los dirigentes duros de la Confech desde la Fundación Terram).
La Surda nació en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, a mediados de los 90, de la mano de la revista del mismo nombre que hace referencia a la “izquierda del sur”, fundada por ex militantes del MIR y del PC de los 80. Entre sus definiciones estaban ser un movimiento alternativo de izquierda, con arraigo en el mundo social, lo que, a su juicio, había sido olvidado y abandonado por la izquierda tradicional. También le criticaban al PC su opción de integrarse al sistema político electoral.
El mundo universitario fue el ámbito donde lograron mayor presencia a comienzos del 2000. En esa época integraban nueve federaciones regionales, lo que les dio gran presencia en la Confech de esos años. Quienes participaban del grupo aseguran que también trataron de abrirse espacios políticos más allá del mundo estudiantil, apostando por unirse a sindicatos y a movimientos como el que apoyaba la toma de Peñalolén. Esta etapa es calificada como la más exitosa. En esa fecha integraron a sus filas al dirigente de la toma Alexis Parada, vocero y negociador oficial de los pobladores, e iniciaron un período de 10 años en la Federación de la Universidad Austral. Desde el punto de vista teórico, los surdos apuntaban al pensamiento desarrollado por Antonio Gramsci y Antonio Negri. Los mismos autores que hoy leen los “ultras” de la Confech y el propio Boric.
Carlos Ruiz cuenta que la apuesta era grande y que, incluso, realizaron viajes al extranjero: “Viajamos a Chiapas, Brasil, Bolivia y Venezuela. Vimos los pro y los contra de cada movimiento de izquierda internacional”, agrega el ex mirista.
Ruiz posee un estrecho vínculo con la escritora chilena que asesora al gobierno de Hugo Chávez, Marta Harnecker. La obra de Harnecker sobre el marxismo fue un importante referente para la Surda, que solía reunirse con ella cada vez que visitaba Chile.
Harnecker alcanzó fama en los 70 por su libro Conceptos elementales del materialismo histórico, texto obligado para la izquierda revolucionaria de aquellos años. También es conocida por haberle hecho clases de marxismo a Michelle Bachelet, Sebastián Edwards y Ricardo Solari. La escritora se casó en el exilio con Manuel “Barba Roja” Piñeiro, uno de los más importantes asesores de Fidel Castro y tras su muerte, se fue a Venezuela.
El interés por la política venezolana llevó a Boric a viajar a ese país en febrero pasado. Según sus cercanos, fue un viaje privado, que él se financió. El domingo pasado, dijo en Tolerancia Cero que “el venezolano es un proceso interesante, pero que está viciado por un personalismo exacerbado”, a la vez que resaltó los cambios estructurales que se están desarrollando.
De la mano de la exposición mediática llegó la presión por las decisiones más estratégicas. “Algunos comenzaron a plantear la vía electoral como una opción y otros estábamos contra eso, lo que provocó que la mayoría de nuestros militantes se dispersara en distintos grupos”, recuerda Ruiz.
Desde ese año en adelante, pese a que siguieron obteniendo representación en cada elección de la Fech y otras universidades, fueron perdiendo su hegemonía, hasta transformarse en un grupo más de la izquierda universitaria.
En las mismas aulas de la Universidad de Chile y aprovechando parte del camino que algunos habían recorrido con la Surda, varios grupos que se denominaban como “autonomistas” (de izquierda y sin militancia política) comenzaron a articular un colectivo el 2002. Al comienzo eran pequeños grupos en las diferentes facultades, que en cada elección hacían alianzas con otros colectivos para ganar los centros de alumnos. Con el tiempo, éstos fueron aglutinándose hasta formar, a finales de 2008, el movimiento “Izquierda Autónoma”, que llevó a Boric a presidir la Fech.
“Nos fuimos conectando con otras generaciones, como la del “mochilazo” (protesta de secundarios por el pase escolar en 2001) y la de los pingüinos (2006)”, afirma Ursula Schuler, miembro del movimiento.
Según Orellana, frente a la dispersión del apoyo a la Surda, “nos sentimos identificados con el proyecto de los ‘autonomistas’ y decidimos apoyarlos y trabajar con ellos”.
El 2005 fue la primera vez que los “autonomistas” y la Surda llegaron a la mesa directiva de la Fech. Esa vez, el estudiante y actual profesor de sociología Víctor Orellana, resultó electo como secretario general. Al año siguiente, fue el turno de Boccardo -también ex alumno y profesor-, quien asumió la secretaría de comunicaciones en la federación que era presidida por Nicolás Grau, hijo de la entonces ministra secretaria general de la Presidencia de Bachelet, Paulina Veloso.
El 2007 fue la primera elección en que la Surda llegó a la presidencia de la Fech, con Boccardo a la cabeza y gracias al apoyo de varios colectivos “autonomistas”. Ese año, Boccardo viajó a Bolivia, invitado por el Movimiento al Socialismo (MAS), agrupación del gobernante Evo Morales.
Pero su gestión fue mal evaluada. “Fue muy poco empático y no pudo generar buena sintonía con los otros independientes de izquierda. Su trabajo quedó marcado por la falta de movilizaciones de carácter social”, recuerda un participante de la dirigencia estudiantil de esos años.
Para el 2008 y 2009, el movimiento pagó el precio de esa gestión y la Surda casi desaparece. En paralelo, los “autonomistas” siguieron creciendo y alcanzaron gran presencia al interior del plantel, transformándose en los herederos naturales del movimiento surdo.
Ese mismo año, el centro de alumnos de Derecho, liderado por uno de los grupos “autonomistas” más grandes del momento -“Izquierda Autónoma”-, logró gran relevancia pública al tomarse su facultad por 43 días y exigir la salida del decano Roberto Nahum. El centro de alumnos era liderado por un alumno de quinto año y oriundo de Punta Arenas: Gabriel Boric.
La ocupación terminó el 11 de junio, tras la renuncia de Nahum (quien recuperó el cargo el año pasado).
Para el 2010, los “autonomistas” lograron la secretaría de comunicaciones de la Fech y para la gestión 2011, la vicepresidencia, como la segunda lista más votada, con apenas 79 votos menos que la de Camila Vallejo. El candidato era Francisco Figueroa, egresado de Periodismo, quien asumió el segundo lugar en la línea de mando de la Fech. Desde esta posición, criticó internamente a la presidenta, por sus acercamientos a la Concertación, pero ayudó a las relaciones entre la Fech y los sectores más duros de la Confech.
Además de Santiago, el movimiento tiene presencia de base en Iquique, Valparaíso, Valdivia y Punta Arenas.
Boric es el primer “autonomista” en llegar al cargo, y sus planteamientos son muy similares a los de la Surda de los 90. Dice rechazar el establishment político y critica duramente a la izquierda partidista. “Nuestro gran objetivo es poder articular a los sectores sociales olvidados por la política y la izquierda tradicional”, señala. También resalta que son un “proyecto en desarrollo”.
La relación con Ruiz, Orellana y Boccardo -los ex surdos que lo apoyan- está focalizada en la parte estratégica de sus actividades. Con ellos discute y analiza la realidad en lo que denominan “conversatorios”. Ruiz también aparece en el video de su campaña junto a Jorge Pavez y Luis Mariano Rendón.
Con Orellana y Boccardo, Boric realizó los “simulacros de sala” para la campaña: ensayos de su discurso frente a los alumnos.
Entre sus detractores, los principales cuestionamientos hacia el movimiento son por su poca madurez.
Uno de los más críticos es el historiador y profesor de Derecho Alfredo Jocelyn-Holt, quien fue un férreo defensor de Nahum en la toma de la facultad. “Los autonomistas son un grupo bastante sui géneris, con el que uno se queda colgado porque no tienen una definición ideológica clara. Son un grupo fundamentalmente de choque y acción, un movimiento”, asegura el académico. Agrega que, históricamente, “se parecen mucho al Mapu y al MIR”, pero no tienen una definición ideológica tan marcada como ellos. “Aquí la gran pregunta es ¿quién está detrás?”, agrega.
Karol Cariola, secretaria general de las JJ. CC., destaca la prolijidad en la formación de los autonomistas, pero los define como “un grupo más bien elitizado y pequeño que aún no tiene mayor trascendencia”. Además, apunta a las diferencias que hay entre ellos y el PC: “Nosotros creemos en el partido como herramienta para construir y tenemos una estructura nacional que nos permite desarrollarnos no sólo en lo universitario, como lo han hecho ellos hasta ahora”.
Desde la Confech, aseguran que el gran desafío de Boric será definir su rol en la confederación universitaria y crear alianzas -con los “ultra” o la JJ. CC.- para incidir en el movimiento estudiantil a nivel nacional. “Eso demostrará su real capacidad política y de proyección”, señala uno de los líderes del sector más duro.
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Fech decide bajar toma de Casa Central de U. de Chile, pero grupo de alumnos se niega
La entrega se realizaría el próximo lunes. Según la presidenta de la Fech, la idea es que el recinto sea devuelto a la comunidad.
por C. Araya / M. Andrés, La Tercera, 17 diciembre de 2011
No son muchas las personas que se detienen a mirar los lienzos que cuelgan en la fachada de la Casa Central de la U. de Chile. Han sido poco más de seis meses de toma y quienes circulan por el centro de Santiago parecen haberse acostumbrado a los carteles que piden reivindicar la educación pública, a los rayados, a ver a Andrés Bello encapuchado y con una bandera chilena.
Sin embargo, a partir del lunes la situación podría ser completamente distinta. Esto, si se concreta la entrega del recinto que fue tomado el pasado 9 de junio, razón por la que el rector de la institución, Víctor Pérez, tuvo que trasladar su oficina hasta el edificio Torre 15, en Diagonal Paraguay. “Señalo mi dolor por no habérsenos devuelto; abusando de nuestro rechazo a usar la fuerza física, que aunque legítima, siempre es dolorosa y de nociva huella, especialmente en la casa del espíritu”, dijo Pérez en la ceremonia aniversario de los 169 años de la “U”, que se tuvo que realizar en el auditorium de la Facultad de Economía y Negocios.
La presidenta de la Fech Scarlett Mac-Ginty, señaló que en el pleno del pasado jueves se tomó la decisión de bajar la toma. “Se analizó la función que cumplió la casa central, de cómo había respondido al movimiento. Es una evaluación que es positiva, y se vio cómo este recinto tiene que tener un carácter que responda a la necesidad de esta segunda fase movilizadora”, dijo la dirigenta. La estudiante de Odontología agregó que “la idea que nació del pleno que se viene conversando, hace ya bastante tiempo con los académicos y alguna de las autoridades de la universidad, es que la casa central se devuelva a la comunidad, para que sea un espacio de reflexión, que tenga propósitos movilizadores en la defensa de la educación pública, pero no sólo de un grupo de estudiantes”.
Oposición
Pero la decisión de terminar con este tipo de movilización no genera unanimidad. La llamada “Asamblea de toma de la Casa Central de la Universidad de Chile” entregó un comunicado, en el que se muestran en desacuerdo con la medida anunciada y cuestionan que las condiciones hayan cambiado. Critican que se ha dado un escenario de desmovilización promovido por la Fech. “Nos hemos dado cuenta que nuestros dirigentes del pleno de federación han estado negociando con las autoridades de la universidad una propuesta para la ocupación del edificio de la casa central una vez bajada la toma. Ellos proponen un acuerdo, el cual consiste en una ocupación triestamental, con un lienzo en el frontis del edificio”.
Según esta fracción, esta idea no ha sido discutida con las bases y que no hay garantías. Postulan que se está optando por bajar la toma de “una manera mediática e inmediata y extrañamente conveniente, antes de que asumiera la nueva mesa de dirigentes Fech”.
En el comunicado proponen anular la decisión del pleno de bajar la toma este lunes. Tampoco quieren que se firme una carta con las autoridades, pues alegan que los “contenidos son desconocidos y no han sido discutidos en los respectivos espacios de base”. Los estudiantes precisan que: “nosotros no queremos mantener esta toma de forma testaruda”, pero exigen que la decisión sea tomada por los alumnos y “no por las dirigencias, en una actitud claramente desmovilizadora”.
Las diferencias entre los estudiantes que se mantienen en la toma de la Casa Central y la Fech se hicieron más evidentes en el período de elecciones de la federación, en la que quienes se mantenían en la casa de estudios lanzaron una lista para oponerse a las otras propuestas. Se denominaron “República Independiente, Autárquica y Anárquica de La Cochina Toma Casa Central U. Chile 2011“.
En el período más álgido del movimiento, el recinto llegó a estar ocupado por 700 personas según los propios estudiantes.
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Estudiantes de U. de Chile bajan toma en Casa Central tras siete meses de ocupación
La Presidenta de la Fech Scarlett Mac- Ginty explicó que “la decisión se viene conversando hace tiempo y responde a una nueva fase de movilización”.
por Fabiola Melo / Paulina Salazar – La Tercera, 16/12/2011 – 12:20
Después de casi siete meses en toma, los estudiantes de la Universidad de Chile decidieron deponer la ocupación de la Casa Central. Así lo confirmó a La Tercera la presidenta de la Fech Scarlett Mac- Ginty, quien aseguró que “no es bajar una toma, porque sigue siendo el icono de la defensa de la educación pública”.
La dirigenta señaló que “es una decisión que se viene conversando hace tiempo y que finalmente la evaluación es positiva de lo que significó para el movimiento la toma de la Universidad de Chile”.
Frente a la determinación, la presidenta de la Fech comentó que “responde a una nueva fase de movilización”, donde “se devuelve la casa central a la comunidad y ya no sólo es de los estudiantes”. La idea, sostuvo la líder, es que la comunidad y todos los actores participen de las discusiones y no sólo un grupo de personas.
La entrega de las dependencias se realizará el día lunes, con el acuerdo, que según explicó la dirigenta, ya se conversó con la autoridad, que implica que la Casa Central funcionará “como un espacio democrático para la defensa de la educación”.
Respecto a las ayudas estudiantiles en el período de clases que se extendió producto de las movilizaciones, Mac- Ginty aseguró que “la U. de Chile se comprometió con entregarnos las becas todo enero”, por lo que llamó al Mineduc a hacerse cargo de la situación de los otros meses y planteles.
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En última asamblea: La Confech reconoce “derrota en demandas políticas” durante 2011
El análisis figura en una síntesis de la reunión realizada en Concepción.
VALENTINA POZO OLAVARRIETA, El Mercurio, 15 diciembre 2011
“Se asume la derrota en este año en cuanto a las demandas políticas”, sostiene la síntesis no oficial de la última sesión de la Confech, realizada en la Universidad de Concepción el 10 de diciembre pasado.
El documento, firmado por Recaredo Gálvez, secretario general de la Federación de Estudiantes de la U. de Concepción, también hace hincapié en la necesidad de seguir movilizándose, acercarse a otros sectores sociales y mediatizar las demandas del movimiento durante el próximo año.
Gálvez explica que la derrota política tiene que ver con no haber logrado que sus demandas fueran “acogidas dentro de la institucionalidad, pese a ser sentidas dentro del espacio social más amplio”.
Otro de los puntos destacados del documento asegura que hubo una “fuerte crítica en cuanto al espacio (la Confech) y su funcionamiento (…). Se reconocen los errores, se asume que no se avanzó en las demandas políticas, sólo se consiguieron demandas gremiales”.
Recaredo Gálvez agregó que en la cita -enfocada en el análisis de las movilizaciones y las proyecciones para 2012- se enfatizó en la importancia de fortalecer lazos con los distintos sectores sociales, pues consideran que no obtuvieron resultados del Gobierno.
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Planteles estatales califican de incomprensible la no prórroga de beneficios de parte del Mineduc
La petición de los rectores apunta a aplazar las ayudas estudiantiles hasta que culmine el segundo semestre (fines de enero). Según las autoridades, la propuesta es que las universidades financien estos gastos.
por La Tercera – 16/12/2011 – 10:27
Los rectores de las universidades estatales acusaron al Mineduc de no dar respuestas claras sobre la petición de prorrogar los beneficios estudiantiles hasta fines del segundo semestre a terminarse entre enero y febrero de 2012.
“Llama la atención que el Gobierno no se haya comprometido hasta ahora a prorrogar los beneficios de alimentación y manutención de los estudiantes durante el mes de enero y las semanas de febrero”, explicaron por medio de un comunicado. Esto, después de los meses de paros y tomas que conllevaron al atraso de las actividades.
Asimismo, calificaron de “incomprensible que se nos sugiera financiar esos beneficios, que corresponden a Junaeb, con otros recursos de los planteles”.
Según los rectores, responder a las necesidades de miles de estudiantes que ven complicado el término de semestre sin los beneficios significa “desviar recursos legalmente asignados a fines diferentes, nos sorprende que se sugiera usar recursos recientemente asignados en la Ley de Presupuesto, que como es sabido, no han significado un real alivio a las finanzas”.
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Expertos pronostican duro panorama para Ues. Estatales y critican las formas de manifestación
El economista de la Corporación de Estudios para Latinoamérica (Cieplan), Patricio Meller, señaló que la toma y “vejación” de la Casa Central de la U. de Chile es sólo la punta del iceberg.
por La Tercera – 16/12/2011 – 17:29
“Las decisiones sobre el funcionamiento de las universidades estatales las toman en el ministerio de Hacienda, un grupo de profesionales sectorialistas, que no ven la luz del sol y que toman decisiones, por telecomando, sobre lo que se hace en materia universitaria y educacional en Chile”, sentenció el abogado y académico de la U. de Chile Pablo Ruiz- Tagle, en el marco del seminario “Rol de las Universidades Estatales en Chile”, organizado por el Cuec.
En la instancia, donde participaron expertos de distintas disciplinas, los profesionales auguraron un escenario difícil y adverso, incluso “pesimista”, para el funcionamiento y la sostenibilidad de las Universidades Estatales.
Ruiz-Tagle sostuvo que se debe revisar el sistema de endeudamiento de las universidades estatales, el que a su juicio no debe ser con la banca ni a tasas de interés del 5 y 6 por ciento, por lo que propuso crear un fondo público para ellas. “Estas instituciones tienen que tener un fondo que les dé libertad, puedan tomar decisiones y arriesgarse”, aseveró.
El economista de la Corporación de Estudios para Latinoamérica (Cieplan), Patricio Meller, se declaró “muy pesimista” respecto del futuro de los planteles públicos. El experto también criticó las formas de movilización de los estudiantes de los planteles públicos y señaló que la toma y “vejación” de la Casa Central de la U. de Chile es sólo la punta del iceberg.
Discrepando en parte con el planteamiento del profesor Meller sobre los estudiantes, el académico de la U. de Chile y abogado, Fernando Atria, aseguró que el movimiento estudiantil logró “cambiar el sentido común” de la ciudadanía sobre aspectos sustanciales del sistema de educación superior.
El jurista reflexionó sobre el sentido de lo público en el ámbito de la educación superior y cómo las universidades del Estado logran establecer una diferencia respecto de instituciones privadas.
Sin embargo, una de las amenazas más graves para las universidades estatales, visualiza Atria, es que frente al actual ritmo de deterioro de los planteles públicos, dentro de una década sólo serán instituciones de educación superior de carácter privado las que estarán pensando el futuro de Chile.
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Nueva directiva de la Feusach se definirá en segunda vuelta
Luego de tres días de votación, las Listas C y D (independientes y sectores ultra, respectivamente) se impusieron por sobre la lista A, -de continuidad-, que quedó en tercer lugar.
por La Tercera – 17/12/2011 – 02:08
Finalmente y luego de tres días de votación, habrá segunda vuelta en las elecciones de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago (Usach), que concluyeron este viernes.
En esta ocasión, la Lista C “Impulsa Usach”, compuesta por independientes de centroizquierda y encabezada por Sebastián Donoso, estudiante de Ingeniería Comercial, obtuvo 2137 votos, frente a los 1865 de la Lista D “Seguimos en Pie”, ligada a los sectores “ultra” y liderada por la estudiante de Periodismo, Javiera Márquez.
Sin embargo, la Lista A “Unidad y Trabajo Estudiantil”, que representa la continuidad y agrupada por las Juventudes Comnuistas e Independientes, quedó en tercer lugar y fuera de carrera, con 1171 sufragios.
Frente a este escenario, el actual presidente de la Feusach, Camilo Ballesteros, comentó a La Tercera los resultados de estas elecciones y en especial la que obtuvo su lista.
“Contentos no estamos, pero creemos que no sacamos una mala votación. Esperamos que finalmente haya una federación con las mejores caracteristicas”, señaló el lider estudiantil.
Esta vez, ninguna lista alcanzó más del 50% de los votos válidamente emitidos, por lo que se procederá a segunda vuelta en una fecha a definir este domingo en reunión del Tribunal Calificador de Elecciones (Tricel).
Tras estos resultados, el Partido Comunista pierde otra federación universitaria, luego de la derrota de Camila Vallejo en la Fech.
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Entrevista realizada por CNN-Chile al Ministro de Educación, Felipe Bulnes, 16 de diciembre de 2011.
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Devuelvan la Casa Central
Patricio Meller, Académico Ingeniería Industrial. Universidad de Chile, El Mercurio, 17 diciembre 2011
La Casa Central de la Universidad de Chile está “tomada” ya por seis meses. ¿Por qué?, ¿para qué?.
La Casa Central es el símbolo de la Universidad de Chile. Hay una vejación de la fachada, la que ha sido cubierta de lienzos, afiches, eslóganes con un trato ofensivo a diversos políticos e instituciones. Han transformado el frontis de la Casa Central en un chiquero.
Hay un menoscabo y un atropello a lo que representa la Universidad de Chile. Los estudiantes estiman que es más útil usar la fachada para poner lienzos con eslóganes que preocuparse por la cuestión simbólica.
Los ocupantes no permiten ingresar a nadie. No se deja utilizar la Casa Central. ¿Por qué no se le permite al rector usar su oficina?, ¿por qué no se puede usar el Salón de Honor para celebrar el 169° aniversario de la universidad?, ¿por qué no se deja que los egresados tengan su ceremonia de graduación en el Salón de Honor de la Casa Central?
¿Quién toma estas decisiones y con qué atribuciones? ¿Cuáles son los principios o derechos que validan este tipo de comportamiento?
¿Qué diríamos si bajo la dictadura el rector-designado hubiera adoptado decisiones similares de que ningún profesor o alumno puede ingresar a la Casa Central de la Universidad de Chile? Sería una muestra concreta de abuso de poder del rector-designado durante la dictadura. Esto sería concordante con la intención de menoscabar y humillar a la universidad.
Pero ¿cuál es la diferencia con lo que están haciendo hoy los estudiantes que se han tomado la Casa Central?
Al nuevo presidente de la FECh y a los ocupantes de la Casa Central les solicito: Devuélvanle la oficina al rector, devuélvannos el Salón de Honor a los profesores y alumnos. En breve, devuélvanles la Casa Central a todos los chilenos, por cuanto la Universidad de Chile le pertenece al país y no a la FECh.
Este tipo de acción tiene la terrible consecuencia de contribuir a la destrucción del prestigio y del quehacer de la universidad.
Obviamente, la ocupación de la Casa Central es la punta del iceberg. Es preocupante el planteamiento de los dirigentes de la FECh, quienes viendo el desprestigio de los partidos políticos, del Gobierno y del Parlamento planteen y quieran que la Universidad de Chile ocupe el vacío político existente en el país. Es inquietante que los dirigentes estudiantiles destinen todas sus energías a convertir a la universidad en el mecanismo de cambio social, estructural e institucional de Chile. La Universidad de Chile debiera estar centrada en su gran responsabilidad académica y seguir siendo líder de la educación universitaria.
Para decirlo directamente, me preocupa que se repita algo que ya vivimos. “La Universidad de Chile como vanguardia revolucionaria”. Esa película ya la vimos y sabemos cómo terminó.
En síntesis, hay una terrible convergencia que apunta a la destrucción de la Universidad de Chile. Desde afuera, un gobierno de derecha, y desde adentro, estudiantes de izquierda. Todo esto, ante la pasividad y timidez de las autoridades universitarias (rector y decanos) y la desidia y abulia de mis colegas, los profesores universitarios.
Pero, a mi juicio, la Universidad de Chile, con su autonomía, excelencia académica, pluralismo, libertad académica y trato horizontal, es crucial que siga existiendo como modelo para el resto de las universidades. Por eso, no podemos permitir que se destruya. Pero para eso tenemos que concordar un “contrato social universitario” de convivencia civilizada internamente y evitar que externamente la universidad se desborde hacia un activismo anarquista desaforado, que paralice y destruya el quehacer académico.
Patricio Meller
Académico Ingeniería Industrial
Universidad de Chile
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Los estudiantes se disparan en los pies
Ascanio Cavallo, en Reportajes La Tercera, 17 de diciembre de 2011
Todos los indicios acumulados hasta el momento sugieren que el movimiento universitario se ha disparado en los pies. En dos de las tres principales federaciones de la Confech -las universidades de Chile y Santiago- triunfaron candidatos que hicieron campaña en contra de sus antecesores. Dos de los más importantes líderes juveniles del Partido Comunista, Camila Vallejo y Camilo Ballesteros, fueron desbordados por la izquierda y se les pasó factura por un sinnúmero de razones obtusas, desde el diálogo con el gobierno, hasta la aproximación del PC a la Concertación en el Congreso.
Los universitarios no son todo el movimiento estudiantil y, reducidos como han estado a un puñado de instituciones, no son ni siquiera su mayor parte. Pero son los que tuvieron el protagonismo y el liderazgo durante el 2011, los que defenestraron a un ministro de Educación y los que concitaron un respaldo inédito de la opinión pública.
Ningún movimiento con ese nivel de éxito destruye y humilla a su principal ícono, como ocurrió este fin de año con Camila Vallejo. A menos que sea arrastrado por un jacobinismo a la francesa, donde las segundas filas se comen a las primeras y luego entran en guerra interna por demostrar quién es más revolucionario. Que Vallejo haya permanecido en la vicepresidencia y la mesa se desviva por dar señales de unidad es un tanto irrelevante: lo que pasó el 2011 no justifica nada de ese resultado.
Por supuesto que todo puede cambiar y el movimiento recuperar su fuerza luego de lo que fueron ásperas campañas internas. Pero hasta el momento, no hay un solo indicio que permita suponer que el nuevo presidente de la Fech, Gabriel Boric, pueda superar a Vallejo en carisma, asertividad, seriedad, madurez o cualquiera de los atributos con que se suele medir a los líderes. Sólo en uno la sobrepasa con largueza: alcance retórico. Boric ha hablado profusamente de casi todas las superestructuras -para volver al viejo Marx-, pero poco y nada de educación. También esto puede mejorar, pero de momento uno sólo puede atenerse a los hechos presentes.
La particular gracia del movimiento durante el 2011 fue haber sido inclusivo hasta la anomalía, como era la de tener entre los aliados a los rectores universitarios y a los profesores secundarios, que en cualquier protesta estudiantil tendrían que estar en la vereda de enfrente. Al revés de eso, los nuevos dirigentes han partido expulsando gente: al PC, a la Concertación, al bacheletismo, al laguismo, a los partidos, a los parlamentarios… Sus programas se definen mejor por el rechazo que por la propuesta, lo que -en eso tienen razón- incluso hace difícil calificarlos de “ultras”; sólo que ese rechazo incluye ahora a sus propios resultados.
Sería un error creer que la dirigencia del 2011 fue inclusiva sólo porque no sabía muy bien qué hacer. Al contrario, lo fue porque detectó que el sistema educacional había llevado a las clases medias, la franja más ancha de la población, a un estado de asfixia vecino con la injusticia. Percibió que en estas angustias latían, como en ningún otro tema, los sentimientos lacerantes de la desigualdad y el miedo al retroceso social. Por eso, sus peticiones iniciales fueron muy concretas, aunque la misma empatía pública las haya llevado después a otra escala de pretensiones, con sus secuelas de confusión y enredo.
El gobierno tardó mucho en entender que esas angustias eran reales y justificadas, pero ni el más obstinado deja de comprender que tiene que hacerse cargo de los problemas cuando ellos se expresan en ocho meses de descontrol de las calles. Y resulta obvio que, tras la tregua de las vacaciones, trate de anticiparse para evitar que el movimiento estudiantil se rearticule con las mismas demandas a partir de marzo.
De acuerdo con estimaciones gruesas del Ministerio de Educación, entre el incremento de 170 mil a 280 mil becas, la reprogramación de 110 mil morosos del Crédito Solidario y la rebaja a tasa de 2% en el Crédito con Aval del Estado, más de un 70% de las familias con estudiantes universitarios tendrá algún tipo de alivio. (El senador Camilo Escalona tiene un punto cuando dice que la diferencia entre el arancel de referencia que se usa para estos beneficios estatales y los aranceles reales obligará a las familias a seguir endeudándose, pero también es previsible que la proporción y la magnitud de ese problema disminuyan).
Los nuevos dirigentes universitarios pueden desear, como lo han dicho, radicalizar la presión sobre el gobierno, pero es difícil que puedan contar de nuevo con la batería de instrumentos con que los apoyaron los estudiantes secundarios. Tras un año de conflicto, ya resulta claro que en los colegios municipalizados -la única educación pública y gratuita que existe hoy en Chile- se profundizará la merma que venían sufriendo, sin tomas ni paros, en los últimos años. Peor aún, ello va a ocurrir mientras se discuta la desmunicipalización, un embrollo en el que hay casi tantas opiniones como personas y que no se resolverá, sino después de muchos meses de discusión.
El movimiento universitario cerró el 2011 con un gran triunfo: colocar el problema educacional en el centro de la agenda política. Esa victoria no carece, sin embargo, de abollones, entre los cuales no es nada menor la impresentable manera en que varias instituciones tradicionales están cerrando el año académico, procesos atropellados que no pasarían ningún estándar internacional.
Los daños colaterales pueden ser minusvalorados por el voluntarismo que siempre amenaza a las expresiones juveniles. Pero ni siquiera bajo ese prisma se puede creer que la negación de los líderes y las ideas que los llevaron adelante sea un hecho meritorio. Los pies de la Confech sangran, sin duda alguna.
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El regreso de los muertos vivientes
Hector Soto, en Reportajes de La Tercera, 17 de diciembre de 2011
Fue el festín del revival. Como si nada hubiera ocurrido en los últimos años, desde la caída del Muro a la crisis del Estado benefactor, las malas ideas volvieron a tomarse este año la agenda. De hecho, se reabrieron asuntos que parecían relativamente zanjados, ya no por el debate ideológico sino por nuestra propia experiencia como sociedad exitosa y que logró zafarse de la trampa que la mantuvo durante décadas en la condición de caso de desarrollo frustrado. El fantasma más majadero en el alarde de antiguallas bien podría ser la reanimada discusión sobre el modelo. Medio mundo anda poniendo las manos al fuego por la tesis según la cual, ya no da para más la estrategia de desarrollo que el país ha estado siguiendo en los últimos 30 años. Las movilizaciones de este año y el mal humor de la calle serían la mejor prueba al respecto. Sin embargo, nadie parece llevar de apunte los 300 y tantos mil autos nuevos que se vendieron este año o los cientos de miles de compatriotas que llegan a los malls cada fin de semana. Aunque ninguno de estos desbordes sea expresión muy noble de buen humor ciudadano, no estaría de más consultarles también a ellos su parecer en relación con que hasta aquí nomás llegamos y que ahora comenzaría la marcha atrás del mercado y sus pompas.
Lo curioso es que el diagnóstico del agotamiento del modelo ni siquiera se plantea la pregunta sobre cuál es el diseño alternativo que el país debiera adoptar. ¿De qué estamos hablando, entonces? ¿Qué es lo que no da para más? ¿Será que el país tiene algo que ganar con un modelo de desarrollo como el bolivariano? ¿O alguien está recomendando seriamente los malabares de la economía kirch-nerista?
Educación, impuestos
Como era previsible, las malas ideas también se instalaron en el debate sobre la educación. La más sorprende y regresiva, educación gratuita para todos, puede haber sido también la más voceada durante las protestas estudiantiles. En contra de la evidencia empírica de experiencias -para no ir más lejos- como la argentina o la uruguaya, donde universidad gratis no ha logrado romperle espinazo a los círculos de la desigualdad o de la segregación, sino todo lo contrario, pero sí transferirle al Estado el costo de la educación de los que efectivamente pueden pagarla, para muchos sectores la idea de la gratuidad indiscriminada es la que más se acerca al ideal de una sociedad integrada, donde pobres y ricos conviven por igual, en la dulzura de la concordia fraternal. No hay duda que ese sueño es respetable. Pero es una simplificación asumir que son la matrícula o las mensualidades, y no la cuna ni el capital social o las redes de las ventajas, los factores dirimentes. Creer que la universidad gratis es un paradigma perfecto de integración social puede ser tan delirante, como creer que se están combatiendo bien las cardiopatías administrando los fármacos de rigor tanto a los que están enfermos, como a los que están sanos. Además de poco eficiente, en países como el nuestro esa fórmula no ha hecho otra cosa que echarle más leña a la hoguera de la desigualdad.
Lógicas parecidas también han reflotado malas ideas en el plano tributario. La ingenuidad de creer que la desigualdad se corrige como por arte de magia con más impuestos atraviesa inmutable, oronda y autosuficiente, largas décadas de pruebas en contrario. Los impuestos han subido y sin embargo, la desigualdad no ha bajado. Peor, cuando los impuestos han bajado, no por eso las desigualdades han crecido. Todo depende, obviamente, de la calidad de las políticas públicas. Y porque depende de eso y no de si hay que elevar en dos o tres puntos la carga tributaria actual, es difícil concebir debate más desencontrado que el de la reciente presión por mayores impuestos. Es partir por la cola.
Voto obligatorio
Otra antigualla que se puso súbitamente en circulación es el voto obligatorio. Después de que parecíamos haber logrado un consenso bastante amplio sobre las ventajas de la inscripción automática y del voto voluntario, el camino de regreso a la obligatoriedad da cumplimiento al más arraigado y entrañable de nuestros pálpitos cívicos: creer que gracias a las leyes podemos ser mejores personas. Como en la república ideal, buen ciudadano es el que vota, bueno, voto obligatorio entonces. Como persona sana es la que no anda comiendo inmundicias, bueno, en qué estamos que no prohibimos las papas fritas. La composición de lugar es simple: lo que el civismo, la ética, las convicciones o la higiene no dan, bueno, que entonces lo presten las leyes. Es cosa de redactarlas, aprobarlas y promulgarlas. Comuníquese y publíquese. Además el sistema es más cómodo. Pone al país en fila, exime a los políticos de la carga de tener que andar seduciendo a sus electores y el espejismo de una democracia muy participativa nos deja contentos a todos. Y lo hace sin necesidad de tener que interpelar a la responsabilidad individual, un animal que nos descompensa y que hoy por hoy, nos inspira mucho, mucho miedo.
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Grandezas y límites de un movimiento
Ernesto Ottone, El Mercurio, Sábado 17 de Diciembre de 2011
Parafraseando de manera libre y perversa a Winston Churchill, algún espíritu escéptico podría referirse al movimiento estudiantil de este año diciendo que “nunca tantos marcharon tanto para obtener tan poco”.
Lo aprobado en educación en el reciente presupuesto es pobre, sobre todo en relación a las grandes expectativas que se despertaron en materia de financiamiento, de igualdad y de calidad.
Pero llegar a esa conclusión es un error. Hay una parte exitosa y no desprovista de grandeza en lo realizado por este movimiento, que marca el ingreso a la acción política de generaciones que se hallaban apartadas de ella.
Muchos de los planteamientos estudiantiles no sólo son justos, sino que reflejan aspiraciones y demandas más generales de una sociedad que desea más y mejores bienes públicos.
El Presidente de la República ha dicho en una entrevista que la calle no es el pueblo, pero la voz de la calle, en este caso, ha tenido y tiene respaldo ciudadano. Para reforzar la democracia se requiere escuchar a todas las voces, también las de la calle.
Valorar las virtudes del movimiento estudiantil no implica que quienes compartimos muchas de sus aspiraciones, adoptemos una actitud de éxtasis, arrobo y halago acrítico frente a sus diversos errores y confusiones.
Han contribuido a esos errores muchos factores, comenzando por la actitud errática y sin convicciones de un Gobierno parlanchín, que a inicios de año llamó revolución de la educación superior a una engañifa, desatando una demanda total e inmediata, ajena a un cronograma razonado de metas y prioridades. También contribuyeron a dichos errores consejeros que revivieron sus nostalgias y soñaron que esta vez sí asaltarían el Palacio de Invierno.
Pero más allá de eso, al menos una parte de quienes dirigieron el movimiento se infatuaron, pensaron que la historia nacía con ellos, que lo construido hasta entonces no tenía valor, que todo cambio gradual era pura cobardía, las reformas una afrenta, los acuerdos sólo arreglines y toda negociación una traición. En momentos de dislate, los gobiernos de la Concertación y la dictadura pasaron a ser lo mismo en algunas pancartas.
En este ambiente embrollado, se desaprovechó la fuerza del apoyo ciudadano para obtener cambios profundos y concretos a través de la institucionalidad democrática, que es donde se pueden convertir en realidad.
La consigna tremendista y la navegación sin rumbo terminaron reforzando a minorías adictas a la violencia que, a su vez, debilitaron el apoyo de la gente, aumentaron la dialéctica represiva y el discurso siempre grato a la derecha del orden a toda costa. Éste alcanzó una expresión esperpéntica a través de un robusto alcalde, de ideas más bien delgadas, quien nos recordó un lenguaje del pasado con marcado acento cosaco.
Así, entonces, las metas alcanzables que podían empujar una dinámica reformadora, capaz de representar a la mayoría ciudadana, tendieron a frustrarse en nombre de un pensamiento rústico y maximalista: ese tipo de pensamiento del cual Kolakowski señalaba: “Ustedes dicen que pensar en términos de sistema, da excelentes resultados. Estoy completamente seguro —agregaba—, no solamente excelentes sino milagrosos, de un solo golpe todos los problemas de la humanidad se resuelven”.
Nada deslegitima más que la auto deslegitimación.
Es lo que ocurrió con muchos parlamentarios y políticos opositores, quienes aterrados por las acusaciones de los estudiantes, se declararon culpables de lo hecho y lo no hecho, sin percatarse siquiera de que la indignación juvenil criolla nacía de lo mucho avanzado imperfectamente en Chile y no de lo perfectamente retrocedido en Europa.
Cuando quisieron retomar su rol autónomo e influir positivamente ya era tarde y el Gobierno tuvo espacio para retroceder aliviado. En consecuencia, casi todo queda abierto para el próximo año.
El Gobierno no debiera sacar cuentas alegres y apostando a un eventual desgaste del movimiento estudiantil, proponerse cambios menores y acomodaticios. La oposición ¿habrá aprendido la lección? El movimiento estudiantil ¿actuará con más serenidad y eficacia? No lo sabemos.
Finalmente ha llegado el estío, tiempo propicio para reflexionar, también para leer. Un poco de Gramsci no les vendría mal a quienes se autodenominan gramscianos, verán que éste contiene más complejidades que consignas grandilocuentes.
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Los significados de las elecciones de la FECH
Cristóbal Lagos, Secretario General FECH 2011 y Candidato a la FECH 2012 por Nueva Izquierda Universitaria, El Mostrador, 17 de Diciembre de 2011
De las interpretaciones que han surgido sobre cómo continuará el movimiento estudiantil el 2012, algunos han insistido en que el mayor suceso es la supuesta derrota de Camila Vallejo en las elecciones de la FECH, y en consecuencia, un triunfo para el gobierno. Por cierto, esta pareciera ser una lectura interesada e impulsada por quienes mantienen la esperanza de que la educación debe seguir camino propio y para ello es necesario debilitar a los estudiantes y sus demandas. Ante esto y a días del cambio de mando de la FECH, creo que es necesaria una adecuada lectura política de lo que pasó en estas elecciones y sus implicancias para la proyección de la conducción de la FECH y el fortalecimiento del movimiento estudiantil.
Primero, la FECH ganó como organización social. Estas elecciones fueron transparentes, masivas y competitivas. Si en la arena nacional, sólo compiten dos bloques (gracias al binominal), en las elecciones de la FECH compitieron muchas listas, representando diversidad y riqueza programática, algo que la política de nuestro país no tiene. Proporcionalmente, la cantidad de estudiantes que votó es mayor a la gente que votó para las últimas elecciones presidenciales. Así, se constata que ante una mayor diversidad política hay mayor representatividad y mayor participación, en otras palabras, una democracia mucho más real y profunda que la que promueven en la Concertación y la Alianza.
Lo que estuvo en juego finalmente es si la izquierda y cuál estilo de izquierda puede conducir estas demandas sociales para que el movimiento social triunfe. Pensando en el contexto nacional ¿Lo capitalizará la derecha en un continuismo populista? ¿La Concertación revivida a través de un nuevo mandato de Michelle Bachelet rodeada por los de siempre? ¿El oportunismo de MEO que no representa más que una crítica ramplona a la clase política? ¿O lo conducirá una izquierda moderna, no reaccionaria, y que apunte a construir mayorías?
Segundo, ganó la izquierda. El hecho de que las dos principales fuerzas políticas nacionales (Concertación representada por la Lista D llamada NACE y la derecha a través de dos listas, una de RN y otra de la UDI) hayan perdido rotundamente en estas elecciones, demuestra que la política del binominal no existe en las Universidades y da cuenta de la fuerza que tenemos las nuevas generaciones jóvenes. Esto es un anticipo de lo que viene en el plano nacional, aunque el gobierno intente bajarle el perfil.
Tercero, las demandas y la continuidad del movimiento estudiantil no estuvieron en juego. No es casual que ni las demandas ni el trabajo con otros actores sociales hayan estado en disputa. Por el contrario, no se discutieron porque hay un consenso absoluto en el seno del estudiantado: las demandas son las que nuestro país necesita y el movimiento tiene que seguir. Sin embargo, algo que sí se puso en debate, son los pasos que debemos dar el 2012 para lograr transformar la educación chilena y hacer que el movimiento estudiantil triunfe. Para esto, sin duda que es necesario volver a situar las demandas del movimiento y articularnos aún más como estudiantes, especialmente los que están en las instituciones privadas fuera del Consejo de Rectores, para pasar de ser 400 mil estudiantes a 1 millón de estudiantes organizados.
Cuarto, respecto a Camila en particular y a las Juventudes Comunistas como grupo político, el paso de la Presidencia a la Vicepresidencia, refleja una crítica a su conducción, no así a su presencia. Si bien ella es una tremenda dirigente y aportó mucho este año en la visibilización de las demandas estudiantiles al levantar un discurso lo suficientemente amplio como para que todo el mundo social se sintiera identificado, el flanco débil estuvo en que no se supo dilucidar la resolución del conflicto y el camino para seguir avanzando. En este sentido, pasó la cuenta la falta de claridad al momento de consolidar el apoyo ciudadano y las alianzas entre los distintos actores involucrados, sean políticos o sociales.
Es innegable que durante el año se expresó una crítica a que, como generación, no queremos más de lo mismo. De esta manera, conjugar la vocería social de una organización estudiantil transversal genera roces cuando –a la vez- la política parlamentaria obliga al acercamiento a la Concertación como fuerza opositora. Éste fue un elemento disruptivo que impactó negativamente en el movimiento.
Entonces, ¿qué se esperaba? ¿qué fue lo que llamó a una renovación? Sin lugar a dudas, ante la incertidumbre que se generó entre los estudiantes luego de 6 meses de paralización, y ver resultados que no eran favorables, pareciera que el objetivo a alcanzar es mayor injerencia política propia, sin mediadores. Tal como en un momento dijimos: que las y los estudiantes fuésemos actores políticos para la transformación. No solo articuladores. Esto fue lo capitalizado por la alianza Creando Izquierda y su candidato, hoy Presidente electo, Gabriel Boric.
Quinto, se ha dicho que las Juventudes Comunistas (JJ.CC). perdieron por el sectarismo de algunos movimientos, en particular el nuestro, Nueva Izquierda Universitaria (NIU). Nuevamente esta lectura es simplista y renuncia a la complejidad que otorga mayor diversidad y representación a la muchas veces denominada: “unidad de la izquierda”. El problema es que dicha unidad, no se construye mediante acuerdos electorales de último minuto, sino en la práctica cotidiana. Se trata de levantar un trabajo real y concreto tanto en las Facultades de la Universidad de Chile y como en el país. Afianzar prácticas y estrategias que posibiliten la existencia de un proyecto de izquierda que represente a una mayoría, salga de su posición atrincherada – muchas veces conservadora – e impulse las transformaciones que las Universidades y Chile necesitan. Esto faltó en el trabajo con las JJCC y los resultados son muestra de ello. En ese sentido, estamos y estaremos disponibles para un esfuerzo de estas magnitudes.
Por último, lo que estuvo en juego finalmente es si la izquierda y cuál estilo de izquierda puede conducir estas demandas sociales para que el movimiento social triunfe. Pensando en el contexto nacional ¿Lo capitalizará la derecha en un continuismo populista? ¿La Concertación revivida a través de un nuevo mandato de Michelle Bachelet rodeada por los de siempre? ¿El oportunismo de MEO que no representa más que una crítica ramplona a la clase política? ¿O lo conducirá una izquierda moderna, no reaccionaria, y que apunte a construir mayorías? Creemos que lo último llevará a mejoras reales y no maquilladas en nuestro país. Como juventud, no estamos dispuestos a seguir esperando y por eso apostamos a transformar el descontento ciudadano en una nueva alternativa política que sea capaz de concretar cambios estructurales en el sistema educativo y el conjunto de demandas sociales hoy puestas en el tapete. Solo así alcanzaremos los horizontes de una democracia verdadera.
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Las perspectivas abiertas por el movimiento estudiantil
Por Leopoldo Lavín, El Ciudadano, 16 diciembre 2011
Desde el triunfo apabullante de un sector de la izquierda no concertacionista en la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech) han abundado los donantes de consejos al electo presidente Gabriel Boric. La paradoja es que es el propio movimiento estudiantil en su conjunto, el que le ha dado lecciones sin precedentes al establishment político-mediático-empresarial y a su plana mayor de opinólogos y columnistas.
Los defensores del statu quo político, al concentrar los análisis en la Fech santiaguina y en los liderazgos individuales, optan por ignorar la declaración del sector de izquierda radical de la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) que representa a las universidades llamadas “públicas” del resto del país.
Fueron los sectores motejados de “ultras” por medios y columnistas de derecha quienes le imprimieron al movimiento por la educación pública y gratuita el sello de crítica radical no sólo del modelo educativo sino que, además, al sistema postdictadura en su conjunto. Y, de manera consecuente con estas opiniones, los sectores estudiantiles mayoritarios de la Confech llaman en su última declaración a conformar un amplio movimiento de alianzas sociopolíticas para acumular fuerzas y voluntades con miras a transformar las estructuras del país.
Obvio. Tal postura provoca un clima de pánico, tanto en la Concertación como en el piñerismo empresarial en el poder.
No han faltado los comentaristas que perplejos y desesperados ante la derrota de la joven cuadro del Partido Comunista (PC), Camila Vallejo, y del concertacionismo, junto con la desaparición de las fuerzas de la derecha universitaria, han cuestionado la legitimidad de los procesos eleccionarios de los dirigentes estudiantiles. Otra paradoja más. Porque ha sido la constante actividad democrática asambleística de los estudiantes, y sus debates internos, la que les ha otorgado ante la opinión ciudadana una legitimidad incontestable que brilla ante la inercia e inoperancia del sistema político binominal.
En la medida que se avanza en las críticas malintencionadas a la dirigencia estudiantil y a sus sectores de vanguardia, se acentúa el contraste en el plano de la autenticidad, como el día y la noche, entre los políticos del binominal y los del ruedo bacheletista por un lado, con la nueva camada de jóvenes políticos y militantes universitarios por el otro. Estos aparecen provistos de una visión actualizada de la realidad y de la gama de conflictos que se avecinan. Precisamente, porque sin ambages las dirigencias estudiantiles han reposicionado al conflicto como factor estructurante de las correlaciones de fuerzas en sociedades divididas en clases con extrema concentración del poder y la riqueza social en el polo minoritario.
Lo anterior, en un contexto de poder hegemónico de la derecha neoliberal, empresarial y mediática, cuyas soluciones se insertan siempre en la profundización de la lógica neoliberal de la competencia generalizada y de la maximización de las ganancias.
Insistimos. El contraste no puede ser mayor entre la dirigencia democrática de un movimiento estudiantil audaz y un parlamento inoperante que no contribuyó a aportar soluciones a las demandas estudiantiles. La oposición pecó de timorata. Le faltó criterio y humildad para reconocer la justeza de las demandas estudiantiles de educación pública y gratuidad y hacer lo único que le quedaba: plegarse a ellas en vez de dar un patético espectáculo de querer negociar con el poder neoliberal.
Es difícil para la élite política aceptar que las correlaciones de fuerzas se construyen fuera del sistema político. A menos de reprogramarse. Cosa impensable para las élites concertacionistas que nunca han planteado al unísono el reemplazo del binominal por un sistema proporcional; única fuente de representación que permitirá un respiro a la crisis de legitimidad que se arrastra y acumula.
Por lo mismo, los operadores concertacionistas en contubernio con los medios informativos dominantes se dieron como objetivo desviar la preocupación ciudadana del movimiento social estudiantil y sus demandas y decidieron poner en la agenda del día la construcción del liderazgo de Michelle Bachelet.
En el espacio de dos semanas largas, entrevistas y declaraciones de operadores bacheletistas en los impresos del duopolio, e intervenciones televisivas, dieron el tono de la táctica.
Consecuentes con su visión elitista de la política, éstos pretenderán canalizar —circunscribir la lucha política a líderes políticos sistémicos (Bachelet y Piñera u otro)— y así producir un efecto de purga con espectáculo de la energía ciudadana, del malestar y descontento para encerrarlos en la pugna artificiosa entre un líder derechista y la ya designada candidatura de Bachelet para el 2013. Y ordenado el naipe habría que plegarse a uno de los dos “líderes”. La “izquierda” sumisa optaría una vez más por un bacheletismo reciclado en la retórica, esta vez … de la lucha contra la desigualdad (la percepción del PC de furgón de cola del bacheletismo fue un factor que explica su derrota en la Fech, además de las actuales tensiones al interior del Movimiento Amplio de Izquierda, Maiz).
Para impedir el retorno de lo mismo y contrarrestar la influencia de la inflación retórica “progresista” (tanto del concertacionismo como de MEO (1), los movimientos ciudadanos y sociopolíticos portadores de demandas deben converger y articularse para abrir y presentar perspectiva.
El próximo año habría que dotarse de un programa con ideas fuerza de ruptura democrática con el neoliberalismo y su régimen político. Lo que implica trabajar en el sentido de la propuesta del sector de izquierda de la Confech. Ir desde abajo tejiendo la unidad en la diversidad hacia instancias democráticas amplias de debate y resolución. El discurso que dice “no estamos a la altura de las circunstancias históricas” nos salva de la responsabilidad. Si las condiciones subjetivas de la unidad de un proyecto alternativo al de la Concertación, que son las que faltan, no están; entonces se crean. No hay necesidad de convocar a los expertos para redactar un programa de los cambios que sea democratizador y antineoliberal. Ya está. Son las demandas ciudadanas o exigencias de las mayorías trabajadoras en tiempos en que el capitalismo y el Estado neoliberal —como bien lo vemos— operan para exacerbar la competencia, privatizar, alienar, explotar, abaratar la “mano de obra” del trabajo humano, flexibilizar, depredar, excluir, precarizar y discriminar.
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(1) El tema de la desigualdad vuelve en los discursos de los concertacionistas-progresistas. Es un eje de las propuestas de Andrés Velasco. Los publicistas de la meritocracia progresista adoptan hoy la desigualdad como tema… para vaciarla de su contenido y evitar hablar de la igualdad de condiciones socioeconómicas y de la necesidad de transformar las estructuras sociales. Estas son las determinantes; como distribución de la riqueza, ingresos familiares, salarios, derechos sindicales y gratuidad en el acceso a bienes públicos para todos y todas.
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