Academias venezolanas de ciencias se pronuncian contra amenaza gubernamental a la actividad intelectual
Diciembre 24, 2010

venezuela.jpg
Las Academias de Ciencias venezolanas se pronunciaronn ayer 23 de diciembre, abiertamente, sobre el “Desconocimiento del Estado de Derecho y la Violación de Derechos Fundamentales en Venezuela”. Ver texto completo del pronuciamiento más abajo, precedido de una nota periodística.
Académicos: “Se ciernen peligros sobre la continuidad democrática en el país”
Las academias nacionales y el Foro por los Derechos Humanos y la Democracia evalúan la legitimidad de desempeño de los poderes constituidos. Temen imposición de sistema absolutista
El Nacional, 24 diciembre 2010
Los presidentes de las academias nacionales y el Foro por los Derechos Humanos y la Democracia denuncian ante la opinión pública nacional e internacional la profunda preocupación y desasosiego por los peligros que se ciernen sobre la continuidad democrática y el respeto y vigencia efectiva de los derechos humanos en Venezuela.
Los titulares de las academias nacionales, en un comunicado, denuncian el desconocimiento del Estado de Derecho por la pretensión del Gobierno de querer imponer un “sistema absolutista”, ante la sanción de leyes que violan derechos constitucionales.
Se refieren de manera particular a la Ley de Educación Universitaria. Consideran que despoja a las casas de estudio de su autonomía administrativa, de autogobierno, de dirección y normativa, al transferirse la mayor parte de sus competencias autónomas a organismos dependientes del Ejecutivo.
Somete a las universidades a un régimen de sumisión en cuanto a sus facultades investigativas y programáticas, les impone el modelo de educación socialista y un gobierno similar al comunal, dice el texto.
Exigen al Poder Legislativo un sistema verdaderamente democrático y de respeto pleno a las libertades públicas y a los derechos humanos, que garantice efectivamente la autonomía universitaria.
También rechazan la modificación del Reglamento Interior de Debates de la Asamblea Nacional porque tiene la clara intención de restringir la acción de los nuevos diputados, agravado aún más con el otorgamiento de una Ley Habilitante al Presidente de la República.
Mencionan que el actual Parlamento altera seriamente el orden constitucional del Estado de Derecho.
Los presidentes de las academias nacionales consideran que las leyes sancionadas desmejoran las inversiones en los campos científico, tecnológico y de innovación del conocimiento, y contrarían los valores de la sociedad democrática del pluralismo, del respeto de los derechos fundamentales, de la separación y del equilibrio entre los poderes, así como de la participación ciudadana, de la organización federal del Estado, del sistema económico democrático, de la seguridad jurídica y del respeto de las minorías.
Sin eufemismos
El Foro por los Derechos Humanos y la Democracia, luego de revisar lo que ha trascendido de las leyes aprobadas, considera que se trata de una grave situación en la que no caben eufemismos ni medias tintas.
“Estamos en el deber de evaluar la legitimidad de desempeño de los poderes constituidos en Venezuela”. Creen un deber advertir las consecuencias que sobre la vida democrática y la vigencia y respeto de los derechos humanos tienen las recientes medidas legislativas, sobre las cuales expresan su rechazo.
Avizoran un acelerado deterioro de los derechos constitucionales: se desconocen los lapsos y formas procesales en causas contra disidentes políticos, se usa la justicia de manera selectiva, empeora la violencia social y política, se politizan las Fuerzas Armadas y policiales, se desconocen los derechos ciudadanos a la protesta y a la libre expresión del pensamiento.


Pronunciamiento Presidentes de las Academias
Jueves, 23 de diciembre de 2010
DESCONOCIMIENTO DEL ESTADO DE DERECHO Y LA VIOLACION DE DERECHOS FUNDAMENTALES EN VENEZUELA.
En la presentación de sus Propuestas a la Nación el 10 de noviembre de este año, las Academias Nacionales advirtieron sobre el deterioro de las bases ins­titucionales de la democracia, propia del Estado de Derecho que para nuestro país postula la Constitución vigente, y sobre los efectos negativos de la infla­ción y del deterioro de la salud pública, sobre la pérdida de la enseñanza de la historia, así como sobre los límites de la investigación científica y la falta de planificación y ejecución de un desarrollo sostenible.
Hoy, ante la sanción de leyes que violan derechos constitucionales de natura­leza inalienable e irrenunciable, así como del principio de la separación de los poderes y de la institucionalidad democrática, los presidentes de las Aca­de­mias Nacionales y demás firmantes de este documento, responsablemente denuncian ante la opinión pública nacional y mundial el desconocimiento del Estado de Derecho en Venezuela por la pretensión de imponer un sistema absolutista. Ello en razón del concepto totalitario que priva en la legislación recientemente aprobada, que no sólo confiere ilimitadas facultades al Presi­dente de la República, y altera la distribución del poder público de la organi­zación federal de la Nación, sino que también desconoce la voluntad electo­ral expresada el 26 de septiembre de 2010, que reclamó un poder legislativo mucho más plural y de mayor representatividad de los diversos sectores nacionales en la aprobación de las leyes.
Este sistema absolutista se manifiesta en la grave restricción de las libertades públicas de pensamiento, de expresión y de educación libre, en la imposición de controles y sanciones al derecho de información, y en la eliminación de los fundamentos de autonomía en el funcionamiento de las universidades, que forma parte de su esencia como instituciones de educación superior. El senti­miento absolutista también se exterioriza a través de la sanción de leyes que persiguen imponer un modelo de Estado socialista y comunal, en contra de la voluntad popular que lo rechazó en el referéndum del año 2007, que atentan contra el principio de la soberanía popular como fuente originaria del poder del Estado. Adicionalmente, ese modelo excluye a los que no se identifican con esa ideología, alterando los principios de igualdad y de no discriminación, propias de las democracias constitucionales. Estos desconocimientos colocan a Venezuela fuera de los estándares democráticos de los tratados y conven­cio­nes suscritos por el Estado venezolano.
Consideramos que la actual Asamblea Nacional altera gravemente el orden constitucional del Estado de Derecho, al impedir el pleno funcionamiento de la nueva Asamblea Nacional al restringir sus competencias legislativas por un período de dieciocho (18) meses, cuando delega ampliamente en el Presi­dente de la Republica la mayor parte de su reserva legislativa, y sobre mate­rias totalmente ajenas a la emergencia climática que se argumentó como justi­ficación de tal delegación. Adicionalmente, la modificación del régimen interior de debates busca limitar la discusión y deliberación de los nuevos parlamentarios. Estas decisiones legislativas se toman con la clara intención de evitar que los miembros de la nueva Asamblea Nacional puedan ejercer debidamente la representación de los votantes que los eligieron en las elec­ciones del 26 de septiembre de 2010.
Creemos que las leyes sancionadas por la actual Asamblea Nacional en su último período de sesiones desmejoran las inversiones en materias científicas, tecnológicas y de innovación del conocimiento, y contrarían los valores de la sociedad democrática del pluralismo, del respeto de los derechos fundamen­tales, de la separación y del equilibrio entre los poderes, así como de la parti­cipación ciudadana, de la organización federal del Estado, del sistema económico democrático, de la seguridad jurídica y del respeto de las minorías. Leyes como la de teleco­municaciones y la de responsabilidad e inhabilitación política de los parla­mentarios, afectan la esencia misma de la dignidad de las personas, al impo­ner controles y sanciones al ejercicio del derecho a expresar opiniones y a disentir libremente.
A lo anterior se suma la falta de un Poder Judicial independiente que garantice la imparcialidad de los procesos judiciales, y que asegure que la actuación de los gobernantes se lleve a cabo dentro de los límites del derecho, y en armonía con los valores constitucionales y las leyes que están destinadas a conservar­los. Por otro lado, la actuación sin el debido proceso, arbitraria y despropor­cionada, para privar a los ciudadanos de su libertad y de sus bienes, afectan la estabilidad personal y social de los ciudadanos y su libre desenvol­vimiento. Hoy día en Venezuela, por todo ese conjunto de leyes, y por la falta de pro­tección judicial ante sus violaciones, es cada vez más riesgoso ejercer dere­chos intangibles como el de la libre expresión y de la libre manifestación política.
La utilización de la fuerza militar para ejecutar actividades civiles y adminis­trativas, contradice sus fines institucionales y los tratados que respecto de la seguridad ciudadana ha suscrito Venezuela, que prohíben utilizar cuerpos pro­fesionales armados y armas de guerra en la realización de actuaciones guber­namentales. Por lo expuesto, estimamos que está en riesgo el sistema político democrático basado en el imperio de la Constitución y de la Ley.
Dentro de ese contexto, ratificamos que el carácter ilimitado de la delegación conferida al Presidente de la República mediante autorización de leyes habi­litantes atenta contra el principio de seguridad jurídica y el principio democrático, porque ello conduce a la eliminación de las competencias cons­titucionales de la Asamblea Nacional, y a la desnaturalización de la excepcio­nalidad de la delegación legislativa. Asimismo, rechazamos el uso de facul­tades extraordinarias para afectar derechos económicos y sociales fundamen­tales, como el de propiedad y el de libre iniciativa, sin atenerse a los princi­pios constitucionales que garantizan que tales derechos no se afecten arbitra­riamente, y que tales afectaciones no produzcan daños mayores, como el des­empleo, la escasez de productos esenciales, la ineficiencia de los servicios públicos y la corrupción.
Particular denuncia queremos hacer sobre la gravedad de la lesión al derecho a la libre enseñanza que representa el proyecto de Ley de Educación Universita­ria, recientemente aprobado en primera discusión por la Asamblea Nacional. Este instrumento legal despoja a las universidades de su autonomía adminis­trativa, de autogobierno, de dirección y normativa, al transferirse la mayor parte de sus competencias autónomas a entes dependientes del poder ejecu­tivo, y al someter las universi­dades a un régimen de sumisión en cuanto a sus facultades investigativas y programáticas, imponiéndoles como modelo el de la educación socialista y un sistema de gobierno similar al comunal. Exigimos del poder legislativo que en la nueva legislación se garanticen a las Universi­dades los principios cons­titucionales de su autonomía, es decir: 1) La potestad para orientar sus pla­nes de estudio y de investigación de su sistema de edu­cación. 2) La capaci­dad para darse libremente su propia organización acadé­mica y de concretar su libertad de enseñanza y económica. 3) La reserva legal, en el sentido que sólo por ley puede limitarse la libertad de las univer­sidades, sin que se afecten sus elementos esenciales y únicamente para per­mitir la supervisión de la calidad de la instrucción y la observancia de las grandes directrices de la política educativa. 4) La inviolabilidad del recinto universitario como medio de pro­tección de la autonomía universitaria. 5) El derecho de los profesores y estu­diantes, principalmente, como miembros de la comunidad universitaria, de participar en los órganos de gobierno de las universidades y en sus decisio­nes. Y, 6) La existencia de un sistema verda­deramente democrático y de respeto pleno a las libertades públicas y a los derechos humanos, que garantice efectivamente la autonomía universitaria.
Por todo lo expuesto, advertimos y denunciamos que en la actualidad en Venezuela no están garantizados los principios fundamentales ni el cumpli­miento del Pacto Social del Estado de Derecho y de Justicia de una socie­dad democrática y plural que postula la Constitución.
Caracas, 22 de diciembre de 2010
Blas Bruni Celli, Director de la Academia Venezolana de la Lengua
Elías Pino Iturrieta, Director de la Academia Nacional de la Historia
Claudio Aoün Soulie, Presidente de la Academia Nacional de Medicina
Román Duque Corredor, Presidente de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales
Benjamín Scharifker, Presidente de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales
Pedro A. Palma, Presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas
Aníbal R. Martínez, Presidente de la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat

0 Comments

Submit a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *

PUBLICACIONES

Libros

Capítulos de libros

Artículos académicos

Columnas de opinión

Comentarios críticos

Entrevistas

Presentaciones y cursos

Actividades

Documentos de interés

Google académico

DESTACADOS DE PORTADA

Artículos relacionados

Share This