Hacia una reforma en la educación superior de Colombia
Marzo 17, 2011

MEN.jpg Gobierno del Presidente Santos de Colombia ha puesto en marcha el debate sobre un proceso de reforma a la educación superior de ese país. La reforma plantea cuatro objetivos:
– Promover mayor calidad, a través de la mejora de oferta en programas académicos y la ampliación de las fuentes de recursos.
– Generar mayores condiciones para que más jóvenes de escasos recursos y población vulnerable ingresen y se gradúen de la educación superior con la ampliación de la oferta de programas de calidad.
– Promover el acceso, la permanencia y el fortalecimiento de las fuentes de financiación a los estudiantes.
– Flexibilizar la oferta educativa y fortalecer la participación regional.
– Adecuar el sistema de educación superior con la realidad nacional y armonizarlo con las tendencias regionales e internacionales y fortalecer los principios de buen gobierno y transparencia en el sector.
Estas son otras propuestas del proyecto de ley que reforma la educación superior:
– Crear IES con ánimo de lucro. Estas recibirían beneficios tributarios a cambio de aportes a los fondos de becas de Icetex. El Ministerio de Hacienda y la DIAN ya estudian este esquema. Según Santos, bajo este modelo, Brasil pasó, en 12 años, de tener 1’800.000 estudiantes a casi 6 millones en la educación superior, teniendo un 75 por ciento de instituciones con ánimo de lucro.
– Crear un fondo que garantice el sostenimiento de estudiantes de bajos recursos –promoviendo su permanencia– y destine recursos para mantener los subsidios de matrícula. Este permitiría un pago diferido de los créditos subsidiados o del valor de la matrícula, de manera que los beneficiarios comiencen a pagarlos cuando se gradúen y se vinculen al mercado laboral .
– Ampliar la condonación hasta en un ciento por ciento a los estudiantes que obtengan los mejores resultados en la pruebas Saber Pro (antes Ecaes).
– Permitirles a las Instituciones de Educación Superior financiar sus proyectos de expansión y mejoramiento con créditos de FINDETER, con respaldo de sus obligaciones a través de un fondo de garantías.
– Crear Comités Departamentales de Educación Superior –con la participación de las Secretarias de Educación– como ‘instancias de coordinación a nivel regional’.
– Internacionalización del currículo y del sistema de calidad.
– Rendición de cuentas sobre los recursos recibidos por las instituciones y sus metas logradas.
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Materiales de consulta
Presidente Santos presentó los cuatro pilares del Proyecto de Reforma a la Educación Superior, Viernes, 11 de Marzo de 2011
Palabras del Presidente Santos en la presentación de la propuesta sobre la reforma integral de la educación superior, Viernes, 11 de Marzo de 2011
La inversión en educación, el mejor negocio que puede hacer un país, Martes, 15 de Marzo de 2011
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A continuación, algunos artículos destacados sobre el comienzo de la reforma.
Gobierno Nacional propone profunda reforma a la Educación Superior
Ministerio de Educación, Colombia, y Universia, 15/03/2011
La iniciativa busca mejorar la calidad de la educación superior, permitir que más jóvenes se gradúen de este nivel de formación, ampliar las fuentes de recursos para las Universidades Públicas y atraer inversión privada al sector.
Una propuesta para organizar y fortalecer el sistema de educación superior en Colombia, la cual busca que para el año 2014 estén estudiando en programas de calidad más de 2,2 millones de jóvenes, llegando así al 50% de cobertura en educación superior con la creación de 608 mil nuevos cupos, y que podría lograr que $2,4 billones de nuevos recursos ingresen al sector de la educación superior, ya está puesta a discusión de todos los colombianos.
La reforma plantea, guardando siempre el principio de la autonomía universitaria, cuatro objetivos: Promover mayor calidad, a través de una mejor oferta de programas académicos y la ampliación de las fuentes de recursos; generar condiciones para que más colombianos de escasos recursos y población vulnerable ingresen y se gradúen de la educación superior con la ampliación de la oferta de programas de calidad; la promoción del acceso y la permanencia y el fortalecimiento de las fuentes de financiación a los estudiantes; flexibilizar la oferta educativa, y fortalecer la participación regional. También, se busca adecuar el sistema de educación superior con la realidad nacional y armonizarlo con las tendencias regionales e internacionales y fortalecer los principios de buen gobierno y transparencia en el sector.
Los compromisos del Gobierno Nacional están enfocados, entre otros, en incentivar los resultados y buenos indicadores de desempeño de las instituciones de educación superior con el incremento de recursos que entrega la Nación. Se promoverá también la entrada de nuevos recursos a través de la creación de alianzas con el sector privado; fortalecer el Icetex para ayudar a los estudiantes de bajos ingresos; promover que más estudiantes y profesores viajen a otros países a formarse; y promover la rendición de cuentas a la sociedad y al Estado, combinando la autonomía y la responsabilidad pública de las Instituciones de Educación Superior (IES).
Con todas estas acciones explícitas en el proyecto de reforma, será posible generar las condiciones de acceso y permanencia para que los más de 625 mil jóvenes que se gradúan del colegio cada año, así como los más de 3,2 millones de jóvenes que durante los últimos años ingresaron o desertaron de la educación superior, continúen su proceso educativo. Siendo conscientes de que la educación es la herramienta para combatir la pobreza y generar más desarrollo para el país, es que la formación de ésta y las generaciones siguientes, debe convertirse en motivo de Unidad Nacional.
Los colombianos podrán hacer parte de la construcción final de la propuesta del Proyecto de Reforma a la Educación Superior. Para ello, el Ministerio de Educación dispone de un Foro virtual en el portal educativo Colombia Aprende, donde conocerán en detalle la propuesta, sus objetivos y comentar los capítulos y artículos, entre otras actividades.


Entrevista a la Ministra de Educación
MinCampo.jpg
Inversión privada no hará más cara la U. pública: Mineducación
Por: YAMID AMAT ESPECIAL PARA EL TIEMPO | 10:08 p.m. | 12 de Marzo del 2011
La ministra explica la reforma que busca ampliar y mejorar la educación superior pública.
El presidente Juan Manuel Santos y la ministra de Educación, María Fernanda Campo (en la foto), pusieron para estudio de los colombianos una de las más audaces propuestas para fortalecer, aumentar y, sobre todo, mejorar la calidad de la educación superior pública. La Ministra explica en la siguiente entrevista el alcance de la gran reforma.
¿La reforma que el Gobierno proyecta es el comienzo de la privatización de la educación superior?
La Constitución establece que la educación es un servicio público que puede ser ofrecido por entes públicos y por privados. En educación superior, hoy es 55 por ciento pública y 45 por ciento privada. No se puede hablar de privatización, pues ya hay una importante oferta privada. Esto no quiere decir que no sea necesaria una reforma profunda del sector. La Ley 30, que lo regula, fue expedida hace 18 años. Como lo dijo el Presidente, el mundo de hoy es otro. Tenemos nuevos retos y desafíos. En primer lugar, tenemos que garantizar una educación superior de altísima calidad, para competir a nivel mundial y lograr el bienestar y el desarrollo que el país demanda. En segundo lugar, tenemos que generar condiciones para que millones de bachilleres puedan acceder a educación de calidad y para que las futuras generaciones tengan el derecho a educarse.
¿La calidad de la educación superior pública es mala o deficiente?
Hemos avanzado mucho en calidad, pero requerimos seguir mejorando. Hay que incorporar más innovación e investigación. En un mundo globalizado, las exigencias en materia de formación a nivel de educación superior son cada día más altas. Tenemos que garantizar que el sector incorpore esa avalancha de nuevos conocimientos que está cambiando al mundo. No lo estamos haciendo del todo. Por eso no vemos a ninguna de nuestras universidades, ni públicas ni privadas, en los primeros puestos de los diferentes escalafones mundiales o regionales.
¿Usted diría que como el Estado no tiene recursos para introducir tecnología y modernización a la educación superior pública requiere el apoyo privado?
Así es. Proveer una educación de calidad cuesta mucha plata. Los recursos que gira el Gobierno para financiar universidades no son suficientes. Es indispensable que lleguen más recursos a la educación superior. Por eso, con esta reforma buscamos atraer capital privado que invierta en educación superior.
¿La universidad pública tendrá ánimo de lucro como consecuencia de la inyección del capital privado que recibiría?
No. La naturaleza de la universidad pública se conserva intacta. La idea es permitir que llegue capital privado a financiar, en asocio con las universidades públicas, proyectos específicos a través de alianzas público-privadas.
¿Cómo se garantiza a los empresarios privados la rentabilidad de su inversión?
En educación, todas las inversiones son a largo plazo. Como en cualquier negocio o inversión, el empresario tiene que partir de la base de elaborar estudios de factibilidad y retorno de su inversión. Es su decisión.
Como esto no es una invitación a la filantropía empresarial privada, ¿cuál es, entonces, el atractivo? ¿Qué les dan a cambio de la inversión?
Estas alianzas deben generar unas utilidades que serán compartidas entre universidad y empresario, de acuerdo con el convenio suscrito. El empresario se beneficia de la innovación que les permitirá a sus productos conquistar nuevos mercados internacionales.
¿Cuántas universidades públicas tiene el país y cuánto le valen al Estado?
En Colombia hay 80 universidades, de las cuales 32 son públicas. El Gobierno les gira 2,2 billones de pesos al año. Inversión que, con el subsidio a la demanda y otros gastos de funcionamiento incluidos, asciende a 5,67 billones de pesos, que son el 1,01 por ciento del PIB. Con la reforma se aspira a sumar, junto con la inversión privada, otros 2,3 billones en los próximos tres años.
¿Cuál es el nivel de cobertura hoy en educación superior?
Del 37 por ciento. Tenemos 1 millón 680.000 jóvenes estudiando programas técnicos, tecnológicos o universitarios. Pero ¿sabe cuántos bachilleres tenemos fuera del sistema? 3, 2 millones. Se graduaron de bachillerato en los últimos 10 años y nunca pudieron acceder a la educación superior o tuvieron que desertar. El año pasado se graduaron de bachillerato 620.000 jóvenes, y en el primer semestre de este año solo 294.000 lograron ingresar. Como si el anterior balance fuera poco, la tasa de desempleo en Colombia para jóvenes entre 17 y 27 años supera el 21 por ciento, casi el doble del promedio nacional. Eso quiere decir que estos jóvenes, que, con gran esfuerzo, acaban el bachillerato salen a presionar el mercado laboral y terminan en la informalidad. Tenemos que generar las condiciones para que el sistema aumente los cupos para acceder a educación superior.
¿Y para qué tiene el Gobierno que tocar la universidad pública? ¿Por qué no fomenta el crecimiento de la privada?
La propuesta busca fortalecer todo el sistema. Que lleguen más recursos, tanto a la universidad pública como a la privada.
¿Tiene conciencia del alboroto y las reacciones que la propuesta producirá?
Confiamos en que todas las universidades públicas entiendan que esta reforma no trata de sustituir, acabar o privatizar la educación pública. Al contrario, la idea es fortalecerla con más recursos públicos y la posibilidad de atraer recursos privados.
¿Hasta dónde esa participación privada en la educación superior pública pone en peligro la autonomía universitaria?
En nada. Ese es un principio constitucional sagrado. Esta propuesta no solo la preserva, sino la fortalece.
Si un empresario decide invertir en algún proyecto en la Universidad Nacional, por dar un ejemplo, ¿no tendrá injerencia en los órganos de gobierno?
Ninguna. Podrá intervenir solamente en los proyectos acordados.
¿Y las reacciones que se han escuchado en el sentido de que el Gobierno está atentando contra la universidad pública?
No las hemos escuchado y, si las hay, son producto del desconocimiento integral de nuestra propuesta. El Gobierno ha decidido poner a consideración de los colombianos la reforma para que entiendan sus objetivos y beneficios. La vamos a discutir con todos los estamentos. Tomaremos el tiempo que sea necesario para explicarla hasta en sus más mínimos detalles.
¿En Colombia hay hoy instituciones de educación superior con ánimo de lucro?
No. La Ley 30 no lo permite. No quiere decir que no generen excedentes.
¿La Ley que usted propone reconoce ánimo de lucro?
Sí. Permite que haya instituciones con ánimo de lucro.
¿Al estudiante de la universidad pública no le va a costar un peso el ingreso de capital privado?
Lo que estamos proponiendo es que el sector privado se meta la mano al bolsillo en beneficio de la educación superior pública y de él mismo, sin que eso signifique un peso de costo adicional para el estudiante. Todo lo contrario: los beneficios de las alianzas permitirán mejorar la calidad de la formación y la investigación.
Si no es cierto que la reforma que usted propone supone la apertura de la puerta a la privatización de la educación superior, ¿para qué va a permitir que la inversión privada en educación superior pública sea con ánimo de lucro?
Porque, de lo contrario, no voy a poder atraer el capital privado suficiente para mejorar las condiciones de mayor oferta y calidad que el país demanda. El capital privado está llegando a invertir en todos los sectores. No podemos privar a la educación superior de recibir nuevos recursos de empresarios que pueden ayudarnos a cofinanciar una educación de alta calidad.
¿La educación en el mundo entero no va hacia la oficialización?
Esa es una premisa falsa. Países como China, el más comunista, aumentó la cobertura de 2 millones de estudiantes a 26 millones. El 20 por ciento de este crecimiento lo aportan universidades privadas. En Corea, el 89 por ciento de la educación la proveen instituciones privadas. En Colombia, la coexistencia entre educación pública y privada se debe preservar.
¿De dónde puede surgir el interés del sector privado en hacer alianzas con la universidad pública, si puede hacerlas sin dificultad con la universidad privada, que además tendrá ánimo de lucro?
Del hecho de que un privado considere que existe una universidad pública que posee condiciones que necesita y que no encuentra en una privada.
¿La situación de la educación superior pública es tan grave que la llevó a usted a tomar esta decisión tan polémica?
El mundo cambió. Tenemos nuevos desafíos. Hace 18 años, cuando se expidió la Ley de Educación Superior vigente, no había Internet ni globalización. Hay que garantizar que nuestra educación sea competitiva a nivel mundial y lograr una mayor inserción en un mundo globalizado. Solo así podremos tener mayores niveles de crecimiento. Tenemos más de 3,2 millones de bachilleres, de los más pobres, a quienes no hemos sido capaces de ofrecerles una opción para que continúen su proceso educativo. Es una deuda que tenemos. Invertir en educación de calidad es el mejor negocio que puede hacer un país y lo vamos a hacer.
¿Cuándo llevará el proyecto al Congreso?
Queremos una amplia discusión. Lo presentaremos cuando esté listo.
Hay otras ideas para ampliar oferta educativa
¿La posibilidad de la inversión privada en la educación superior es el único instrumento que contempla la reforma para ampliar la oferta?
No. La reforma plantea aportes incrementales importantes de la Nación a las instituciones públicas. Adicionalmente, amplía mecanismos para apalancar créditos a las instituciones para ampliar o mejorar su infraestructura. Pero proponemos también que las instituciones con ánimo de lucro que se creen puedan tener exenciones tributarias a cambio de aportes a los fondos de becas y crédito del Icetex. De esa manera nos ayudarán también a financiar la educación de los más pobres. Un ejemplo extraordinario que nos ha servido de inspiración es el de Brasil. El gobierno de Cardoso cambió la legislación, que era igual a la de Colombia, y adoptó una reforma como la que estamos proponiendo. Con esa reforma, en poco tiempo el presidente Lula llevó al país de 1,8 millones de jóvenes en educación superior a cerca de 6 millones.
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Reforma a la educación superior
Editorial del diario El Espectador, 16 de marzo 2011
LA PROPUESTA PARA MODIFICAR la Ley 30 que rige a la educación superior desde 1992 fue puesta a discusión este jueves por el Gobierno Nacional.
La presentación tranquilizó a la comunidad académica, la cual temía que el proyecto fuese presentado al Congreso sin discusión previa. Recelo sin duda justificado, no porque fuera la reforma una farsa, sino porque, al contrario, es ambiciosa y puede llegar a ser el impulso que necesita el país para mejorar sus indicadores, que no dejan de ser preocupantes. La tasa de cobertura es del 34,5% — y eso que incluye, desde la administración de Uribe, los cerca de 170 mil cupos del Sena, no todos con el respaldo de los registro avalados de sus programas—, mientras que, por ejemplo, en Chile la cobertura es de 52,1%, en España de 70,6% y en EE.UU. de 82,9%. La calidad tampoco es la anhelada; para esto basta saber que solamente el 4,5% de los profesores del país tienen estudios de doctorado. Y, finalmente, la deserción anual, cuya principal causa es la dificultad académica de los estudiantes, se mantiene en los dos dígitos: 12,4%.
Para mejorar en estos aspectos, lo dijo bien el presidente Santos, “se necesita plata, y mucha”. En este sentido hay propuestas interesantes. Entre ellas está la de permitir las ganancias privadas en las instituciones de educación superior, actualmente, por legislación, sin ánimo de lucro. El modelo no está probado, pero en Brasil dio resultados y atrajo inversiones que aumentaron la oferta educativa en un 20%. Como toda iniciativa, ésta tiene riesgos y el principal es la calidad. Sin embargo, lo mínimo que podemos esperar del Gobierno, en especial si pretende incentivar la demanda con dineros del Icetex, es que garantice ciertos estándares. Y esta vez sí tiene con qué: a diferencia de la Ley 30, la reforma goza de dientes. De hecho, redefine los criterios para llevar los distintos títulos —institución universitaria, tecnológica, técnica profesional— y tiene cómo poner a muchas en cintura. Aunque hay quienes dudan de la viabilidad política de este punto —hay casos de prestigiosas universidades que no cumplen con el número de profesores de planta, por ejemplo—, sería sin duda un avance.
Políticamente complejo sería también el punto que pide a los estudiantes subsidiados devolver una parte de los dineros públicos una vez entren al mercado laboral y logren cierta cantidad de ingresos. Esta propuesta es valiosa, pues los dineros serían devueltos, en cuotas bastante diferidas, no a las cuentas nacionales, sino directamente a la universidad que se encargó de formarlos, para que ésta tenga un flujo de recursos adicionales para las siguientes generaciones. Qué tanto se deberá devolver será determinado por cada universidad, pero nunca será la totalidad del subsidio del Estado y, en un mal caso que el estudiante no logre incorporarse a la vida laboral, o que no logre ganar lo suficiente, será retirado del mecanismo de solidaridad y por tanto de la deuda. Un verdadero pacto social.
A pesar de las interesantes iniciativas, que vale la pena revisar, éstas serán insuficientes para recaudar los recursos necesarios para generar el conocimiento y las capacidades adecuadas para impulsar el desarrollo del país. Se quedarán cortos también los tres puntos porcentuales de aumento en el presupuesto que anunció el Gobierno para completar en 2019. Dineros que, por lo demás, deben ser estables y no, como se sugiere con la reforma, hacer parte de fondos comunes, en especial si éstos son administrados por instituciones que han salido mal libradas en los índices de transparencia, como Colciencias. Con la nueva reforma, todas las instituciones de educación superior deberán hacer públicos, y en detalle, sus presupuestos, mejorando así el sistema de rendición de cuentas. Qué sucede con el dinero es algo que se podrá ver. Ahora falta pensar cómo conseguir todo lo que falta.

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