Columna de opinión publicada en el diario La Tercera, 6 agosto 2007.
Recursos asociados
Conciliar posiciones es la etapa que viene, El Mercurio, 5 agosto 2007
¿Acuerdo para sustituir la LOCE por fin?, 30 julio 2007
Preguntas y breves respuestas sobre el Proyecto de Ley General de Educación presentado por la Alianza, 18 julio 2007
Comentarios personales en torno al proyecto que sustituye la LOCE, 24 junio 2007
Anuncios de política educacional: Ley General de Educación – Registro de Prensa día a día, 24 junio 2007
Exposición ante la Comisión de Educación de la H. Cámara de Diputados sobre el Proyecto de Ley General de Educación, 21 junio 2007
Hacia un acuerdo en educación
Tras un período de confrontación, la marea está cambiando. Aparece de nuevo el ánimo de conciliación que, desde 1990, ha sido clave para terminar con la exclusión escolar, impulsar la movilidad social entre generaciones, ampliar nuestro capital humano, elevar la productividad de la economía, extender el acceso a la enseñanza superior y asegurar mayor autonomía a las personas para gestionar sus asuntos. El desafío que viene ahora –cual es, mejorar la calidad de las oportunidades educacionales para todos– obliga a definir políticas y a crear arreglos institucionales cuya legitimidad, estabilidad y eficacia sólo pueden lograrse con un amplio compromiso. Hay tres ejes en torno a los cuales es posible articularlo.
Primero, invertir más en la educación de los niños y jóvenes, hasta multiplicar por dos el monto de la subvención escolar. Luego, a partir de allí, diferenciar su valor según el costo de enseñar a alumnos de diverso origen social y capital cultural. Estamos lejos todavía de la meta. Pero las políticas del Gobierno conducen hacia ella y también la Oposición la ha asumido, junto con proponer fórmulas innovadoras para determinar su monto y optimizar su distribución.
Segundo, sustituir la LOCE. La Oposición coincide en la necesidad de una nueva ley orgánica. Y su proyecto fue bien recibido por la autoridad, al estimar que él concuerda, en un 80% de los contenidos, con el proyecto del Ejecutivo. Los puntos de fricción pueden superarse con un adecuado equilibrio entre autonomía de las escuelas y regulación de los sostenedores. Aquellos que deseen actuar empresarialmente podrían constituirse para este fin como personas jurídicas comerciales y rendir cuentas a través de una suerte de FECU simplificada. La prohibición de seleccionar alumnos podría ajustarse a la nueva organización de ciclos escolares, haciendo valer la integración no-selectiva hasta el término del (nuevo) ciclo básico, con los debidos resguardos para las opciones religiosas de los estudiantes, sus padres y los colegios. Adicionalmente, cabría incluir las reglas esenciales del aseguramiento de calidad en la ley general, de modo de garantizar su independencia, una mejor información a las familias, procedimientos no burocráticos de acreditación para las escuelas, su evaluación por resultados y un efectivo apoyo para los establecimientos de peor rendimiento.
Tercero, incorporar en las políticas la prioridad de la sala de clases, las prácticas pedagógicas y la profesión docente. De lo contrario, aramos en el mar. Hay que comprometer a las universidades a mejorar la formación inicial de los profesores y establecer criterios para su certificación y habilitación, reclutamiento e inducción al trabajo, desarrollo profesional y evaluación centrados en la escuela, y su promoción y salida de la carrera.
Los elementos para producir los acuerdos de orden legal e institucional están al alcance de la mano. Otros en cambio, del orden de las políticas, necesitan aún madurar. Lograr aquellos facilitarían estos otros. Si desaprovechamos la oportunidad seremos responsables de un fracaso mayúsculo.
José Joaquín Brunner
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