Artículo breve publicado en la Revista Electrónica Paz Ciudadana, el año 2005.
Palabras claves: educación preescolar, deserción, desigualdades, delitos
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The affluence of the rich
excites the indignation of
the poor, who are driven
by want, and prompted
by envy, to invade his
possessions.
Adam Smith
Si los déficit educacionales pueden asociarse a riesgos más altos de incurrir en comportamientos delictivos, a su vez dichos déficit educacionales se vinculan estrechamente a las diferencias de origen socio-familiar de los niños y jóvenes.
Luego, lo que la economía ve como un vínculo entre falta de educación y criminalidad, la sociología lo reinterpreta como una relación tridimensional entre riesgo de incurrir en conductas delictivas, déficit educacional y desigualdad social.
De allí que este artículo concluya que en Chile una política eficaz de reducción de la criminalidad debería no sólo apoyarse en medidas de combate directo al delito sino que necesitaría crear oportunidades educacionales de calidad para todos los niños y jóvenes, especialmente para aquellos que provienen de los dos quintiles de menores ingresos en la sociedad.
Particularmente, esta política necesitaría impulsar una fuerte expansión de la cobertura preescolar, entre los 0 y 5 años de edad, a favor de los niños que no están en condiciones de heredar un capital cultural y social en su hogar. Los beneficios sociales de tal política no sólo contribuirían a elevar los niveles de seguridad y confianza entre las personas sino que, además, contribuirían a reducir el problema de fondo que afecta a nuestra convivencia: las enormes desigualdades de ingreso, educación y estatus que dividen a la sociedad chilena.
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