Interesante columna de Claudia Peirano publicada en el Post.
Educación preferencial
posteado por: Claudia Peirano
El Post, 20 de mayo de 2011
La prueba INICIA que se aplica a los egresados de pedagogía de la mayor parte de las universidades del país, ha mostrado que los conocimientos y competencias de los futuros profesores están directamente relacionados con su puntaje PSU de ingreso a la universidad. Ante esta evidencia, las propuestas de política de diversos sectores coinciden en buscar alternativas que permitan mejorar la selección de los futuros estudiantes de pedagogía con el fin de asegurar un grupo profesional de de alto desempeño para las próximas décadas. Subir los puntajes de corte, becar a los postulantes con mayor puntaje, posicionar el valor social de la enseñanza y subir los salarios, son parte de las medidas que ya están empezando a implementarse. Bien por la educación pero evidentemente esta no es una solución de equilibrio general. ¿Qué pasa con los ingenieros, los abogados o los periodistas?
Una segunda mirada a estos resultados da pistas sobre condiciones del sistema de educación universitario que, probablemente, son generalizables a otras carreras y que no parecen estar en la línea de mejorar sustantivamente la potencialidad de las futuras generaciones de profesionales.
En primer lugar, constatamos una vez más que el sistema educativo ordena de una manera fatal. Los estudiantes más preparados, que provienen mayoritariamente de colegios privados y familias de altos ingresos, acceden a las mejores universidades y terminan siendo los profesionales con mejores condiciones iniciales para tener un buen desempeño laboral. El sistema universitario mantiene las desigualdades que se arrastran del sistema escolar, apoyado por un aporte fiscal indirecto (AFI) que beneficia a las mejores universidades por seleccionar a los alumnos con mejores puntajes.
En segundo lugar, vemos que las universidades están agregando muy poco valor a la formación de los jóvenes. En términos generales, aquellas que seleccionan a los estudiantes más competentes logran mejores resultados (nunca muy buenos) y las que reciben a los estudiantes con menos preparación están graduando profesionales sin las competencias necesarias para un adecuado desempeño profesional.
No es justo es que un estudiantes que no tuvo la opción de estar en un buen colegio y obtiene un resultado regular en la PSU, ingrese a una universidad que no le pueda brindar una oportunidad real de alcanzar estándares profesionales de calidad.
¿Qué tal si, en vez de seguir entregándole recursos públicos a las universidades por recibir a los alumnos más fáciles de educar, reconocemos que los desafíos están en formar a los jóvenes competentes que no han tenido la posibilidad de estar en un buen colegio?
¿Qué tal si reconocemos que formar profesionalmente a un joven con menores logros escolares es más caro porque requiere contar con una estructura profesionales especializados y recursos técnicos de apoyo?
Propongo pensar en una subvención preferencial para las universidades: financiamiento del estado que reconoce el mayor costo de educar a los jóvenes con menos preparación escolar para carreras acreditadas que cuenten con estrategias especializadas y que se comprometan con estándares de egreso de los profesionales que forman.
El ingreso a la universidad puede ser un punto de quiebre a la desigualdad del sistema escolar. El país no debiera permitir que el enorme costo privado de financiar una formación universitaria termine en profesionales de primera y de segunda. Es tremendamente injusto para el que lo vive, y no es lo que el país necesita para alcanzar mayores niveles de desarrollo.
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