Aporte de Eduardo Engel al debate sobre universidades “cota mil”
Enero 25, 2009

engel.jpg Hace unos días ofrecimos una selección de artículos y columnas de opinión sobre el tema de las universidades cota mil.
A continuación se agrega la la columna publicada hoy por Eduardo Engel en su Blog del diario La Tercera, 25 enero 2009.
Universidades chilenas: ¿Diversidad o segregación?
Eduardo Engel
Profesor de economía de la Universidad de Yale, investigador asociado del Centro de Economía Aplicada (CEA) de la Universidad de Chile.
La Tercera, 25 enero 2009
A fines de diciembre me invitaron a un almuerzo en una universidad en los faldeos de la cordillera. No sabía cómo llegar y el taxista que me llevó tampoco tenía idea, por lo cual el moderno edificio que creíamos era la universidad resultó ser uno de los colegios más caros y exclusivos de Santiago. La universidad quedaba al frente.
Mientras crucé la calle para llegar a la universidad iba pensando en la visión del mundo que tendría un estudiante para quien el paso de la enseñanza media a la universidad se limitaba a este corto trayecto. Parafraseando a Neruda, me pregunté cuántos países tiene Santiago, con fronteras invisibles y habitantes que se conocen poco o nada.
Una experiencia similar llevó al padre jesuita Felipe Berríos a escribir una columna contando su experiencia cuando fue a exponer en una universidad “cerca de la cota mil de la cordillera santiaguina”, describiendo el apacible entorno que encontró como “silencio de cementerio”. Berríos concluye con una serie de preguntas abiertas, cuya respuesta intuimos es negativa, entre ellas “¿qué vida universitaria tendrá quien tal vez estudió en un colegio de la zona, donde probablemente quede también su casa y entra a esa universidad?” y “¿será ese el lugar más adecuado para que se forme un universitario?”.
Una historia particular
Egresé de un colegio de elite de Santiago en diciembre de 1973. En uno de los momentos de nuestra historia donde el país estuvo más dividido, la inmensa mayoría de los estudiantes de mi colegio era de la misma opinión. Pocos días antes del 11 de septiembre votamos si íbamos a una huelga en contra del gobierno, de entre más de 500 estudiantes sólo siete votaron por no ir a la huelga.
Ingresé a la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile y poco a poco fui conociendo compañeros que venían de las realidades más diversas, en cuanto a nivel socioeconómico, visiones políticas, experiencia de vida e historia familiar. Más aún, este encuentro con la diversidad fue en uno de los ambientes más meritocráticos que me ha tocado conocer en Chile.
La universidad que quiero
Pienso que es bueno para la sociedad que los ciudadanos vivan una experiencia cotidiana de diversidad y que la etapa universitaria se presta bien para este objetivo. Conocer a los demás como realmente son hace menos probable sucumbir ante visiones simplistas, y a veces muy dañinas, que dividen al mundo entre “amigos” y “enemigos”. Vivir la diversidad contribuye a una sociedad más democrática.
La diversidad se manifiesta más allá de la composición del alumnado. Una universidad que valora la diversidad promueve el libre desarrollo del pensamiento mediante una discusión abierta de las ideas, basada en argumentos y no en dogmas. Estas universidades son un importante espacio de integración social, donde estudian y trabajan personas de distintos estratos socioeconómicos, religiones y posiciones políticas y filosóficas.
¿Qué hizo durante la guerra?
Cuentan que cuando le preguntaron a James Joyce qué hizo durante la Primera Guerra Mundial, esperando el relato de alguna acción heroica, el autor irlandés respondió: “Escribí el Ulises”. Cierta o no, esta anécdota ilustra que un compromiso con la realidad contingente no es necesario para la creación intelectual.
La docencia e investigación universitarias requieren equilibrar el legítimo deseo de la sociedad de que los recursos destinados se utilicen para lograr objetivos que ésta valora, con el hecho de que los trabajos de creación intelectual generalmente requieren de cierta tranquilidad y una mirada de largo plazo. Abundan los ejemplos donde una influencia desmedida de la contingencia llevó a un debilitamiento irremediable de la calidad de la docencia e investigación universitaria.
Uno de los argumentos que más se escuchan a favor de las universidades alejadas del mundanal ruido es que en éstas no hay huelgas, por lo cual no es necesario extender el año académico hasta enero. Aun cuando se tiende a exagerar la frecuencia e importancia de las huelgas, las universidades tradicionales han sido tímidas para evitar que grupos minoritarios limiten las posibilidades de asistir a clases de la mayoría de los estudiantes. Es distinta una huelga con apoyo mayoritario que una huelga impuesta por una minoría mediante la fuerza. Valorar la diversidad no es sinónimo de permitir que una minoría imponga su voluntad sobre la mayoría.
¿Diversidad o segregación?
Es evidente que una fracción creciente de los estudiantes va a universidades con una valoración limitada de la diversidad. Se trata de universidades que seleccionan a sus alumnos y profesores en base a criterios que no tienen que ver con su excelencia académica, algunas ni siquiera tienen federaciones estudiantiles. En fin, a una fracción creciente de estudiantes de nivel socioeconómico alto le gusta estar con gente similar y no valora mayormente la diversidad, sino que, por el contrario, le tiene cierto temor.
Una discusión detallada con propuestas de políticas concretas vendrá en una próxima columna. Por mientras vale la pena mencionar que el punto de partida es transparentar la situación actual. Existen varias páginas web que presentan de manera amistosa información que recopila el Ministerio de Educación sobre las universidades chilenas, incluyendo la calidad de los alumnos y profesores, la identidad de los propietarios, y si existe una federación estudiantil.
Sería bueno agregar información que permita aquilatar la diversidad del alumnado. Por ejemplo, la distribución por quintiles de ingreso familiar, la fracción de alumnos cuyos padres no tienen educación universitaria y cómo se distribuye el alumnado entre diversas comunas y regiones. Con esta información podremos responder varias preguntas, entre ellas si las universidades que menos valoran la diversidad son aquellas cercanas a la cota mil.

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