Universidad pública en Colombia
Marzo 11, 2020

captura-de-pantalla-2019-03-28-a-las-14-26-31La violencia desnaturaliza la universidad pública: Jairo Torres – Feb/20

Para el rector de la U. de Córdoba y presidente del SUE la violencia que se presenta en la universidad pública es un reflejo de lo que pasa en la sociedad (tomado del Diario El Meridiano, de Córdoba)

La violencia expresada en vías de hecho, por actos delincuenciales y por fuera de la ley, siempre ha sido una constante en la historia de Colombia y la universidad pública, nunca ha estado exenta de esta nefasta y antigua tradición. Una de las razones que permite entender la violencia en las universidades estatales es su propia naturaleza, la universidad representa y refleja lo que es la sociedad; es decir, la universidad en gran medida reproduce lo social, en el entendido de que en ella confluyen pensamientos, ideologías, visiones y concepciones de un mundo diverso y pluralista; o sea, reconoce la libre expresión de las ideas sin distingo de ideologías, colores políticos, concepciones religiosas o tendencias sexuales. Es todo un escenario natural de la diversidad.

Por consiguiente, esta diversidad que caracteriza la universidad pública colombiana debe ser vivida por medio de una acción comunicativa permanente, que permita procesos de diálogo, entendimiento, acuerdos y no el uso de la fuerza y la violencia expresada de muchas formas y métodos oscuros y tenebrosos como suele ocurrir. Si bien es cierto, Colombia como una nación en construcción ha tenido en su pluralidad geográfica, cultural, racial, política e ideológica un factor de desestabilización y caos, desde el mismo momento de la independencia, donde sus actores y protagonistas no se pusieron de acuerdo en el modelo de nación que debía instaurarse; es por ello que, desde ese legendario momento hasta hoy, no hemos podido salir de nuestros propios conflictos. Ahora bien, guardando las proporciones, la universidad pública en Colombia refleja en gran medida esas visiones del conflicto. Entonces, es necesario insistir en que la naturaleza de la universidad es la ciencia, el saber y el conocimiento; en ella debe reafirmarse. La ciencia es el reflejo y acumulado histórico de cómo la humanidad se ha edificado. Teniendo en cuenta que esos aspectos propositivos de la ciencia han sido pensar y construir un mundo mejor. De ahí que, hemos evolucionado como humanidad y hasta hablamos de “progreso”. De igual modo, cuando hacemos referencia en que la universidad es un reflejo de la sociedad; esto es muy parecido a la metáfora del espejo; “cuando nos colocamos frente al espejo, podemos reconocernos como somos o simplemente engañarnos”.

Lo anterior, refleja la universidad en su esencia, permitirnos ser más conscientes y racionales de nuestras limitaciones y realidades; pero, siempre buscando mejorarlas y ser mejores como seres humanos y sociedad. Por ende, la universidad no puede seguir reproduciendo la violencia en ninguna de sus formas de expresión. Persistir en ello, es un reflejo no solo de la barbarie e irracionalidad, sino una ofensa a la inteligencia y la racionalidad. Es desde el uso y ejercicio de la racionalidad comunicativa y dialógica desde donde la inteligencia humana debe expresarse. Cabe resaltar que, desde el SUE hemos hecho un llamado permanente y reiterativo al diálogo, ha convertir nuestros campus universitarios en ágoras públicas donde se delibere con argumentos, no solo sobre aspectos institucionales; sino sobre el proyecto de nación que nos debe convocar. La violencia es la negación no solo de la racionalidad e inteligencia humana, sino de la esencia misma de la universidad. Una de las misiones de la universidad es contribuir con la construcción de una sociedad mucho más justa y equitativa; este ideal, solo es posible volcando la ciencia, el saber y el conocimiento a la sociedad, manteniendo un diálogo permanente con la sociedad, de esa forma jalonar, impulsar y acompañarla en sus procesos de transformación. Este es el camino que debemos seguir insistiendo y recorriendo. Sin duda alguna, todos debemos arroparla y defenderla; este es el mejor mensaje de rechazo a los violentos que se mimetizan en la universidad pública para desnaturalizarla y negar su esencia y real naturaleza.

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