La lucha continua…: posiciones y coordenadas
Octubre 9, 2011

Confech llama a “radicalizar movilización” y a no comenzar el segundo semestre
Estudiantes ratificaron ayer en asamblea el quiebre del diálogo con el gobierno.
por C. Araya y L. Leiva, La Tercera, 9 de octubre 2011
http://diario.latercera.com/2011/10/09/01/contenido/pais/31-86339-9-confech–llama-a-radicalizar-movilizacion-y-a-no-comenzar-el-segundo-semestre.shtml
Tras 10 horas de reunión en el Aula Magna del campus Isla Teja de la U. Austral de Valdivia los dirigentes estudiantiles de la Confech hicieron un fuerte llamado a “radicalizar la movilización” y a no comenzar el segundo semestre. Asimismo, confirmaron el llamado a movilización nacional para el próximo 18 y 19 de octubre.
Esto, luego que decidieran el miércoles pasado interrumpir su participación en la mesa de trabajo con el gobierno.
En la reunión, se ratificó la determinación de la mesa ejecutiva de no continuar el diálogo con el gobierno, ya que consideran que sólo se presentó una propuesta Gane mejorada, lo que fue leído por los jóvenes como una “provocación”.
Camila Vallejo, vocera de la Confech, manifestó, concluida la cita, que “no fuimos nosotros los estudiantes o los actores sociales los que quisimos romper la mesa, sino que fue el mismo gobierno, porque no tenía la capacidad política y la voluntad para atender a las demandas de la gran mayoría de nuestro país”.
Fue David Urrea, presidente de la Federación de la U. Arturo Prat, quien hizo el llamado “a todos los estudiantes de Chile que están en una universidad del Cruch a no comenzar el segundo semestre, a radicalizar la movilización y a prepararse para tiempos difíciles…”.
Respecto del futuro del movimiento y la búsqueda de soluciones para el conflicto, Laura Palma, presidenta de los estudiantes de la U. de La Serena, aseguró que continuarán movilizados y a la vez, seguirán insistiendo con el Ejecutivo. Agregó que si el debate se traslada al Congreso, como lo ha hecho ver el gobierno, los universitarios emplazarán a los parlamentarios de la Concertación “a ser coherentes y a que no procesen los proyectos en materia educativa”.
En tanto, los jóvenes agrupados en la Asociación de Estudiantes Secundarios (Aces), ratificaron su participación en el paro el 19 de octubre.
Violencia
Previo a la conferencia de los universitarios, el vocero de gobierno Andrés Chadwick, se refirió a la violencia de las manifestaciones y la actitud de los universitarios frente a este tema. Manifestó que sería positivo que existieran ciertos “protocolos” en las manifestaciones. “Yo nunca los he visto, o poco, para ser franco, señalar críticas fuertes a los encapuchados, a las personas que ocupan violencia. Sería bueno que lo reglamentaran también. Nos ayudaría mucho a que tuviéramos manifestaciones pacíficas y no violentas”, dijo.
Asimismo, manifestó que sería un gran avance “si los tribunales de justicia pudieran aplicar esa medida de prevención, de cautelar para evitar que aquellos que son detenidos vuelvan a participar con violencia en actos de futuras marchas…”.
Retomar el diálogo
El vocero Andrés Chadwick señaló, previo a la asamblea, que espera que este organismo retome las conversaciones. “Ojalá que ellos entiendan de que el diálogo es fructífero, es valioso, el gobierno así lo entiende (… ) las puertas están abiertas”, dijo.


 
¡La gratuidad es injusta!
Carlos Peña, columna de opinion, El Mercurio, 9 de octubre dev2011
¿Quién tiene la razón? ¿Camila Vallejo cuando reclama educación gratuita para todos, o el ministro Bulnes cuando alega que eso sería injusto?
La gratuidad no parece, a primera vista, regresiva. Si usted da la misma cantidad de dinero a ricos y a pobres no cabe duda de que los pobres se van a ver más favorecidos que los ricos. Un subsidio de cien mil pesos mensuales distribuido por igual entre pobres y ricos favorece proporcionalmente más a los primeros que a los segundos.
Pero eso es trivial: es un efecto del rendimiento decreciente del dinero (una ley que sugirió David Ricardo, maestro de Marx).
En cambio si usted deja a los ricos igual y subsidia a los pobres (por ejemplo, da los mismos cien mil pesos anteriores a los peor situados y deja a los ricos igual) la brecha entre ambos será más estrecha.
No cabe duda (y en esto Bulnes tiene razón): es mejor dar más a los que no tienen, que dar lo mismo a los que tienen y a los que no tienen. Si un padre brinda la misma cantidad de cuidados al hijo que tiene desventajas y al que no las padece, el primero será más beneficiado que el segundo (es trivialmente verdadero que si usted da el mismo remedio a un enfermo y a un sano, el enfermo se beneficiara más que el sano); pero no cabe duda de que el padre actuaría erróneamente. Movido por un defectuoso sentido de justicia estaría despilfarrando parte de sus cuidados al brindárselos por igual a quien los necesita y a quien no.
Las consecuencias para la educación son obvias: es mejor subsidiar a los más pobres y dejar a los más ricos igual o peor (pero no mejor).
¿Cambia lo anterior si se financiara la educación gravando con mayores impuestos a los más ricos?
Tampoco. Con prescindencia de la fuente de los recursos, se reduce más la desigualdad si se subsidia sólo a los que no tienen que si se da por igual a los que tienen y a los que no. En otras palabras: aunque los más ricos pagaran más impuestos (y parece razonable que lo hagan) no sería justo darles también a ellos educación gratuita.
Si lo anterior parece tan obvio (y lo es), ¿por qué entonces los estudiantes insisten en solicitar educación gratuita para todos, para pobres y para ricos?
Los estudiantes creen que un buen sistema público y gratuito de educación superior integraría a ricos y pobres en las mismas instituciones y ataría la suerte de unos a la de los otros. Si hay buenas instituciones públicas, y además gratis, los ricos no tendrían motivos para migrar a sus propias instituciones y despreocuparse de la suerte de los menos favorecidos. La sociedad, piensan, sería así más integrada y el sentido de comunidad más fuerte.
No es, entonces, sólo la justicia sino también el anhelo de integración lo que inspira los reclamos de gratuidad.
¿Tienen razón los estudiantes? ¿Es verdad que si hubiera universidades gratuitas y financiadas con impuestos la integración aumentaría y los ricos irían a las mismas instituciones que los pobres?
Desgraciadamente no.
Como los cupos más valiosos se asignan en base al rendimiento, y este último se correlaciona con el ingreso, incluso si la educación fuese gratis e íntegramente pública, los más ricos tenderían a concentrarse en las instituciones más prestigiosas y los más pobres en las menos selectivas. Ocurriría lo mismo que hoy (sólo que gratis).
La explicación para todos esos fenómenos es conocida: son las leyes de circulación del capital (dijo Marx); el capital social y cultural atrae el capital (dijo Bourdieu).
¿Significa que hay entonces que cruzarse de brazos y resignarse?
No del todo.
Un camino para corregir todo esto -sumado a los subsidios para los que padecen desventajas- es crear amplios programas de discriminación positiva que obliguen a las universidades más selectivas a matricular a estudiantes de sectores históricamente excluidos. De esa forma las universidades de mayor calidad contribuirían a que las élites fueran, en el futuro, más diversas y no, como parecen ser hoy día, casi hereditarias.
Medidas como ésas corregirían siquiera en algo lo que de verdad molesta profundamente a los estudiantes: que les tocó vivir en una sociedad de herederos.
 
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Rector de la Universidad de Chile: Victor Pérez: “No se trata de dar gratuidad para que se estudie en Ues. de retail”
El rector de la U. de Chile señala que está de acuerdo en que los siete primeros deciles estudien gratis.
por Carolina Araya, La Tercera, 9 de octubre de 2011
“Yo soy hijo, nieto y sobrino de profesores primarios de provincia, así que sé lo que es la vivencia de la educación pública”, dice enfático el rector de la U. de Chile, Víctor Pérez, en su oficina provisoria, desde que el 9 de junio fue tomada la Casa Central, en el cuarto piso de la Torre 15 ubicada en Diagonal Paraguay. Un día antes de esta entrevista, barricadas y bombas lacrimógenas se tomaban ese sector, mientras encapuchados y carabineros se enfrentaban. Pérez está en su segundo período como rector de la “U”, de la cual egresó en 1968 como ingeniero civil industrial. Su enseñanza media la cursó en el Liceo Barros Borgoño, el primero en ser tomado este año, el 6 de junio.
¿Cómo cree usted que se gesta este movimiento?
Este no es un tema que aparezca de repente. Desde hace años que distintos sectores hemos venido planteando que no es razonable seguir con un sistema de educación superior que tiene serias deficiencias en calidad y equidad. Por años hemos venido hablando de la necesidad de que el Estado defina qué quiere con sus universidades estatales, y hemos planteado el tema de un nuevo trato. Y ahí aparece la necesidad de reconocer la importancia de la educación superior pública, que satisfaga lo que el Estado pensó cuando las creó. Ya llevamos cinco meses en un proceso en el cual no hay resultados concretos.
¿Cree que es posible un sistema gratuito de educación?
El Consejo de Rectores y los estudiantes de la Confech planteamos la necesidad de que los siete primeros deciles tengan becas efectivas que les permitan a ellos pagar sus aranceles. Para eso tienen que mejorarse los aranceles de referencia, que hoy están siendo el elemento que usa el gobierno para entregar las becas, y que al no corresponder a los aranceles reales, se produce una brecha que debe ser cubierta por los estudiantes. Hay que saber compatibilizar el esfuerzo que tenemos que hacer para asegurar, por lo menos, a los primero siete deciles una educación gratuita, pero de calidad, porque no se trata de dar la gratuidad para que vayan a estudiar a universidades que finalmente son universidades de retail.
Pero los estudiantes piden mayores aportes basales para la rebaja de aranceles.
Una cosa es el financiamiento a los estudiantes y otra es el financiamiento a las instituciones, tradicionales, en general, y del Estado, en particular. Nosotros hemos dicho que el Estado debe financiar a los estudiantes para que todos tegan acceso a la educación superior. Por lo tanto, cualquier recurso que se destine a eso debe estar caratulado bajo financiamiento estudiantil. Los recursos al financiamiento estudiantil tienen un camino; el financiamiento a las instituciones es otro camino y no es bueno mezclarlo, porque las universidades tienen que financiarse. Parte del financiamiento tiene que estar dedicado a su desarrollo y a su mejora en la calidad.
¿Y en cuánto debiera aumentar el aporte basal?
Hemos dicho, para las universidades estatales, el presupuesto del Estado debe ser a lo menos de un 50%. Además, debe aumentarse el Aporte Fiscal Directo (AFD) a todas las universidades del Consejo de Rectores, porque en los últimos 15 y 20 años ha aumentado el número de estudiantes, por lo que el AFD ha disminuido.
Gran parte de los estudiantes que ingresan a los planteles del Cruch proviene de colegios particulares o subvencionados y un porcentaje menor proviene de liceos municipales. A su juicio, ¿cómo se puede mejorar el acceso a la educación?
Los estudiantes de los sectores vulnerables y de la educación municipal que no pueden acceder a universidades de mayores exigencias tienen que irse a otras universidades de menores exigencias. Me rebelo a que eso sea un problema solamente resuelto por la universidad, porque el tema de la calidad de la educación municipal debe ser un tema que a todos nos debiera preocupar. Respecto de las modalidades de ingreso, cuando parte de la cobertura de la educación superior no es asumida por parte de las universidades estatales, la pregunta es ¿por qué no lo hacen? Porque no tenemos la capacidad ni los medios para hacerlo.
“No soy un aparecido”
Fue el año pasado cuando el gobierno anunció que el 2011 sería el año de la reforma a la educación superior. Es por esto que el rector Víctor Pérez comenzó a preguntar desde comienzos de año cuáles eran los temas que se tratarían. “Nosotros esperábamos una respuesta del gobierno, que sólo se produjo después del discurso del Presidente del 21 de mayo. Cuando yo le hice el comentario al (ex) ministro (de Educación) Joaquín Lavín de que habían pasado tantos meses, se me dijo que para el gobierno el año comenzaba después del 21 de mayo. Por lo tanto, ya habíamos perdido, por así decirlo, cinco meses”, relata.
A mediados de año el Consejo de Rectores estuvo a pasos de firmar con el ex ministro Lavín un acuerdo acerca de los cambios que se debían hacer respecto de la educación superior, pero usted se opuso y fue duramente criticado.
En un momento, hubo un planteamiento, y 24 de los 25 rectores estuvieron por firmarlo. Y el rector de la U. de Chile dijo que no lo firmaba, y no lo hacía porque ese “acuerdo” no decía que iba a haber una superintendencia, no establecía un nuevo trato con las Ues. estatales, no hablaba de aportes basales, no hablaba de una reforma al sistema de becas y ayudas estudiantiles y no hablaba de la ley que regulaba el lobby. Por eso se dijo en los medios que yo era la piedra de tope, un rector expresó que yo era intransigente, un ministro dijo que yo era altamente irresponsable y fui atacado tanto en lo institucional como en lo personal. A la semana después se planteó un nuevo documento, en el cual 24 (rectores) no estuvieron por firmarlo y uno sí. Días después el Presidente de la República decidió que va a haber una superintendencia de educación, que va a haber un nuevo trato con el Estado, que van a haber aportes basales. Y el ministro Larroulet días antes dijo que va a haber una ley que regule el lobby. Vale decir, todo aquello por lo cual fue criticado el rector de la U. de Chile, el Presidente consideró que eran acciones razonables para avanzar a resolver el tema. Mi pregunta es: ¿Si el rector de la U. de Chile no hubiera hecho esos planteamientos en su momento, tendríamos hoy día capacidad para ver la fuerza que ha suscitado este movimiento?
¿Cómo evalúa el avance del gobierno respecto de estos temas propuestos?
Si usted toma en cuenta los anuncios, hoy día no tenemos resultados concretos a la vista para poder opinar. No se está tramitando el proyecto de ley que regula el lobby. Se está trabajando en la superintendencia, pero no se han cumplido los plazos iniciales que se habían definido, tenemos un presupuesto 2012 que no se hace cargo de lo que va a ser el nuevo trato a las universidades estatales, no contempla aportes basales.
¿Cuál es el escenario que ve para adelante?
Pidiéndole a todos los sectores el mayor de sus esfuerzos y generosidades para entender esto como un tema de Estado, en que todos los actores se sientan que están participando y se sientan interpretados. Una política de Estado no se negocia entre el actor A y el actor B, y creo que eso es lo que estamos observando, y no estamos observando resultados. Yo esperaría que la mesa de diálogo se reinstalara, y si no se resuelve adecuadamente, bueno, tendrá que ser el Congreso Nacional el lugar donde se defina esa política pública. Se trata de un proceso en el cual hay mucho en juego.
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Según rectores, el proceso de selección 2012 estará marcado por menos postulantes y puntajes más bajos: Universidades preparan estrategias para su año más competitivo
Baja de los créditos a 2%, incorporación de ocho entidades al sistema de selección único y el paro generarán mayor interés por alumnos de altos puntajes.  
Pablo Obregón Castro, El Mercurio, 9 de octubre 2010
http://diario.elmercurio.com/2011/10/09/economia_y_negocios/economia_y_negocios/noticias/CC8AD78B-0A3F-4C5A-A250-7230306AE274.htm?id=%7BCC8AD78B-0A3F-4C5A-A250-7230306AE274%7D
Todo indica que el proceso de selección universitario para el año 2012 será el más competitivo desde que se tiene memoria.
Mejores condiciones de financiamiento para alumnos de los planteles privados; incorporación de ocho nuevas universidades al sistema de selección del Cruch; el efecto de cinco meses de paralización y la menor cantidad de alumnos que rendirán la PSU hace que este año la competencia entre tradicionales y privadas se vislumbre cerrada.
Prueba de ello es que la mayoría de las universidades que se sumaron al sistema de selección del Cruch vía PSU están sacando partido a esta nueva cualidad en sus campañas de publicidad, y algunas ya proyectan la apertura de nuevas carreras. Las universidades Mayor, Finis Terrae, De los Andes, Diego Portales, Desarrollo, Adolfo Ibáñez, Alberto Hurtado y Andrés Bello destacan en sus páginas web el ingreso a este sistema de selección.
Saben que haber aceptado la invitación del Cruch las situó en una posición distinta frente a la sociedad, y no han dejado pasar la oportunidad para diferenciarse de las que no se sumaron a este mecanismo de selección.
La directora de Admisión de la Universidad Adolfo Ibáñez, Claudia Aragón, destaca los beneficios de haberse incorporado: “la matrícula se fija internamente, por lo tanto el ingreso al sistema para nosotros no implica aumento en matrícula. Lo que nosotros vemos es un beneficio para el alumno, en cuanto a la transparencia y a poder realizar todo en un sistema único. Además, es el paso lógico para la universidad, puesto que para nosotros, más que la cantidad, lo que nos importa es la calidad”.
En la misma línea, el director de admisión de la Universidad de los Andes, Emilio Marisio, cree que este paso ayuda a consolidar una posición que la institución ya tenía: “sin desmerecer a las universidades que van a otros segmentos de estudiantes, entendemos que esta invitación consolidó una situación que ya se daba. No vamos a aumentar vacantes ahora, pero en el largo plazo sí, obedeciendo a la apertura de nuevas carreras”.
La idea es que la universidad se sitúe entre las cuatro mejores en calidad de alumnos -hoy tiene un puntaje promedio de 670- y profundizar la Beca 100, enfocada a los mejores estudiantes del sector municipal.
Lo que todos saben y nadie explicita
Las universidades privadas no adscritas al sistema PSU tampoco se han quedado de brazos cruzados, y han aumentado su oferta académica en un 40%; es decir, “este año vamos a tener mayor oferta y también menos demanda, producto de que hay menos jóvenes que están participando del proceso PSU”, dice el rector de la Universidad Federico Santa María, José Rodríguez.
Para el rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña,los resultados de las postulaciones de este año mostrarán lo que, a su juicio, todos saben y nadie explicita: entre las universidades del Consejo de Rectores hay algunas (las menos) altamente selectivas que no padecerán ningún cambio significativo. En cambio, la mayor parte de las instituciones menos selectivas tendrán un rendimiento medido por puntaje y número de postulaciones por debajo de las universidades privadas que recién se incorporan al sistema de selección.
“El resultado mostrará que la línea que separa a las buenas universidades de aquellas de menor rendimiento no es una línea recta que pone de un lado a las universidades del Cruch y del otro a las creadas luego de 1981 (…) No es poco para el actual debate donde todos, irreflexivamente, ponen todas las virtudes del lado de las universidades del Cruch y todos los defectos del lado de las instituciones surgidas luego de 1981. Este proceso probará que no es ésa la opinión de los estudiantes”, señala.
Las estadísticas muestran que este proceso no es nuevo: en 1990, las instituciones del Consejo de Rectores tenían una matrícula de 112 mil estudiantes y las privadas, de 19 mil. En 2011, en tanto, las tradicionales alcanzaron una matrícula total de 309 mil y las privadas post 1981, 352 mil alumnos.
Además, el sistema se ha ido consolidando progresivamente: si en 1990 había 81 universidades, hoy existen sólo 40. Los proyectos más frágiles -como la Universidad Real y la de Las Condes, por ejemplo- se extinguieron a mediados de los ’90.
En términos de titulaciones también hay un cambio: en la última década, las universidades del Consejo de Rectores multiplicaron sus tasas de titulación 2,5 veces (pasaron de 18 mil titulados a 45 mil) y las nuevas lo hicieron por 7,6 veces (pasaron de 5 mil a 38 mil graduados).
En esta línea, el rector de la Universidad Finis Terrae, Nicolás Cubillos, considera que este proceso de admisión tiene una cuota importante de incertidumbre con la incorporación de ocho entidades privadas al sistema de selección del Cruch.
“En nuestro caso, nos hemos preparado bien, nos ha ido bien en el Examen Médico Nacional, en la Prueba Inicia; estamos invirtiendo más en infraestructura, y somos una universidad sin fines de lucro. Podría darse una migración; lo que no sabemos es en qué magnitud”, señala.
 Universidad Católica: tradicional, pero no paralizada
Pese a que el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica, Giorgio Jackson, es una de las caras más conocidas del movimiento estudiantil, esta casa de estudios prácticamente no ha alterado sus actividades académicas.
En esa línea, el rector de la Católica, Ignacio Sánchez, está convencido de que 2012 será un muy buen año para esta institución: “en nuestro caso, las vacantes se van a mantener y, además, tendremos nuevas carreras en el área de la salud (Kinesiología, Nutrición y Dietética), en comunicaciones (Publicidad) y la licenciatura en Filosofía con acceso directo desde la PSU”.
“Estoy convencido de que nuestras postulaciones y puntajes de ingreso van a aumentar en forma considerable, lo que será reflejo de la seriedad con que nuestra universidad ha tomado este conflicto estudiantil (…) A pesar de haber tenido un par de semanas de paralizaciones, nuestra universidad ha cerrado el primer semestre en todas sus carreras, y hoy nos encontramos con un segundo semestre ya muy avanzado en la mayoría de ellas. Nuestra planificación incluye el cierre del año en la primera quincena de diciembre, y sólo un par de carreras de las áreas de artes prolongarán su año académico hasta las primeras semanas de enero 2012”, señala.
Tras el conflicto de 2006, efectivamente la Universidad Católica subió sus puntajes de corte en varias carreras emblemáticas en desmedro de otras universidades tradicionales.
El sistema seguirá estratificándose
La incorporación de ocho universidades al sistema de selección del CRUCh terminó por consolidar tres universos distintos: las tradicionales, las privadas que compiten por lo puntajes altos y las privadas que sólo tienen procesos de admisión, lo que a juicio de Carlos Peña estratificará aún más el sistema: “Ayudará a que los rankings no sigan comparando peras con manzanas. Lo razonable en el futuro es comparar universidades selectivas con selectivas y universidades no selectivas y meramente docentes con otras de su misma índole. Un buen sistema de educación superior es una mezcla de ambos tipos de instituciones. En fin, las universidades privadas que se incorporan al sistema de admisión única se sacudirán del estigma de seleccionar estudiantes de manera meramente: todas poseerán un sistema objetivo, impersonal y estrictamente competitivo”.

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