Claudia Peirano, en nota publicada ayer en el Post, postula que los avances en el último Simce podrían deberse a un factor clave: “Rosita Puga […] quien durante su breve estadía en el Ministerio de Educación [como Directora General del mismo] fue capaz de identificar que el principal freno al aprendizaje era que parte importante de los niños no saben leer. De una manera muy sencilla Rosita fue capaz de comunicar este problema, de poner a disposición de los profesores instrumentos simples para medir la velocidad y la calidad lectora y de proponer metas y caminos para mejorar“.
SIMCE El factor R
posteado por: Claudia Peirano, El Post, 7 mayo 2011
Los resultados del SIMCE de educación básica confirman una tendencia de mejoramiento de los resultados académicos, especialmente en lenguaje. Hay muchos factores detrás de este despertar de un sistema educativo que por muchos años se resistía a avanzar. Entre los elementos de política más importante, sin duda está la Subvención Escolar Preferencial (SEP), que incrementó sustantivamente los recursos disponibles para que los colegios puedan implementar un proyecto educativo con metas de aprendizaje. Asimismo, la Ley General de Educación (LGE) estableció por primera vez que el rol de los colegios era que los estudiantes aprendan, de acuerdo a los estándares que el país vaya definiendo. Estos últimos años también han sido testigos de importantes movimientos ciudadanos, como Educación 2020 y programas de amplia difusión, como Enseña Chile y Elige Educar, que están relevando la urgencia de contar con una educación de buena calidad.
Sin duda que pronto veremos muchos estudios que intenten identificar cuáles han sido las políticas que más han impactado en los aprendizajes y que sitúan a Chile dentro de los países que más ha avanzado en la evaluación internacional PISA en los últimos años. Tendremos evidencia sobre cuánto han aportado los docentes, la tecnología, los libros de lectura o las asesorías para instalar modelos didácticos en el aula y poder seguir aprendiendo para el futuro.
Si tuviera que escoger un factor clave anticipándome a la ciencia, tengo la convicción de que el instrumento de política más importante de los últimos años fue la asertividad y decisión de una profesora que se llama Rosita Puga y que durante su breve estadía en el Ministerio de Educación fue capaz de identificar que el principal freno al aprendizaje era que parte importante de los niños no saben leer. De una manera muy sencilla Rosita fue capaz de comunicar este problema, de poner a disposición de los profesores instrumentos simples para medir la velocidad y la calidad lectora y de proponer metas y caminos para mejorar. Fue como descubrir al elefante que teníamos en el medio del living que estaba tan quieto, lleno de polvo y adornos que nadie veía. Fue tan sensato el mensaje que no fueron necesarias pruebas externas, leyes ni programas especiales. En pocos meses todos los colegios estaban midiendo a sus estudiantes y descubriendo que había niños en 2°, 3° y 4° que no leían con la fluidez necesaria para poder comprender los textos. Por consiguiente, difícilmente podían responder un problema matemático o una interrogante científica. Probablemente no todas las escuelas han encontrado aún la manera de enfrentar este problema pero tengo la impresión de que gran parte de ellas está buscando la senda.
Poner foco en un problema central, facilitar a los profesores herramientas fáciles para conocer la situación de cada uno de sus estudiantes y disponer de sugerencias de trabajo, parece ser un buen camino. Espero que los análisis que vengan sean capaces de reconocer la importancia de esta iniciativa lúcida que fue capaz de cambiar la conversación en los colegios del país.
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