Aporte de Abraham Magendzo al debate sobre medidads gubernamenmtales de reforma educacional
Diciembre 7, 2010

abraham%20magendzo.jpg CONCEPCION DE LA REFORMA EDUCACIONAL
Hay quienes piden que el “ gobierno debe proveer marco conceptual consensuado, que le plantee al país cuál es el enfoque y los objetivos que la educación se plantea en la formación de niños y jóvenes en el siglo XXI ;… “que el gobierno haga un planteamiento integral de reforma educativa en lugar de lanzar sucesivos proyectos de ley y presupuestos que no permiten una apreciación integral de la situación y las políticas propuestas (E2020).
Al respecto, algunos sostienen que el gobierno no tiene un marco conceptual y que sólo ha propuesto una serie de medidas inconexas e incoherentes. Otros, por el contrario, afirman que si hay un plan y una concepción bien concebida pero que no la explicita. Personalmente me encuentro entre estos últimos. Es decir , es cierto que el gobierno no ha provisto un marco conceptual, no obstante desde las medidas que propone así como las que no propone se puede inferir esta concepción . Nótese, que la inferencia se puede hacer tanto de las medidas declaradas y como de las no declaradas; las silenciadas.
La literatura educacional consulta una serie de modelos o concepciones educacionales que tienen una manera muy propia de entender el sentido último de la educación, sus propósitos, la manera de concebir el currículo, la pedagogía y la evaluación, el rol de los directores, de los profesores, de los estudiantes, de la familia etc.
Al analizar las medidas propuestas por el gobierno, creo no equivocarme, que estamos frente a una concepción conductista, con un alto componente academicista que a su vez se sustenta en una racionalidad instrumental, pragmática e utilitarista.
La concepción conductista hace suya la idea que el comportamiento humano es el resultado de la recompensa y la sanción, es decir, el supuesto es que las personas desarrollan conductas que los premian y gratifican evitando las que los sancionan. Esta concepción se vincula con el modelo “Castigar y Vigilar” descrito por Foucault. Para premiar o sancionar se necesita el poder de control y la inspección.
En las medidas gubernamentales propuestas son parte de la recompensa, por ejemplo, los estímulos y asignaciones monetarias; los incentivos propuestos; la premiación a la jubilación; la fijación del salario inicial docente dependiendo del puntaje obtenido en un prueba de conocimiento; atraer a estudiantes a que sigan la carrera docente ofreciéndoles becas etc. Son ejemplos de las sanciones y la vigilancia. Por ejemplo, el marcar a los establecimientos con el color rojo, amarillo o verde: el “semáforo”; los reiterados y múltiples Simces que se propone administrar en diferentes asignaturas para estar en permanente observación y gratificar los puntajes altos y penar los bajos; la desvinculaciones del 5% de los docentes; la judicialización del bullying que acarrean multas, la Superintendencia de Educación etc.
La concepción academicista ubica el conocimiento disciplinario, que se desarrolla en la academia, por sobre el conocimiento que emerge desde la experiencia vital de las personas y las necesidades que la sociedad le planea a la educación. El curriculum se estructura en torno a las disciplinas que son jerarquizadas y valoradas de manera diferenciada, por el aporte que hacen al desarrollo cognitivo-intelectual. La finalidad de la educación es hacer del estudiante un miembro de la disciplina ,asumiendo que “la educación disciplinaria” es equivalente a la “educación para la vida” . El supuesto básico es que el profesor que posee un amplio y acabado conocimiento de la disciplina es el que mejor la “transmitirá”; la pedagogía y la didáctica pasan a un segundo plano.
Algunas medidas gubernamental propuestas apuntan, precisamente, a esta concepción academicista. Así por ejemplo el atraer a la carrera docente a los estudiantes que obtienen en la PSU 600- prueba que mide los resultados alcanzados en asignaturas académicas- esta denotando claramente que el aspecto vocacional no juega un rol importante que la docencia conlleva; y que eventualmente podría tener mayor peso y significancia a la hora de referir a mejorar la calidad de la educación. Otro ejemplo claro de esta concepción academicista es el proponer disminuir las horas de unas asignaturas y incrementar otras, valorando unas sobre otras. El mensaje es que las disciplinas académicas por “excelencia”, como el idioma y las matemáticas son las que mejor aportan para la vida ciudadana, desconociendo y desvalorizando las asignaturas y actividades, como la historia y las ciencias sociales, la tecnología y el consejo de curso ,que apuntan con preferencia al desarrollo de las competencias para participar en la vida ciudadana democrática, para respetar los derechos humanos, construir redes de confianza, para analizar nuestra traumática historia reciente etc. Un ejemplo adicional de esta concepción academicista queda reflejado en la intención de incorporar a la docencia a profesionales que no provienen de las instituciones formadora de profesores, sino que de un abanico de otras profesiones, por el sólo hecho de dominar una disciplina académica.
La racionalidad instrumental, pragmática e utilitarista hace referencia a una concepción en la que importa, por sobre todo, es el producto, el resultado y la utilidad económica que una actividad conlleva. El conocimiento es valioso en la medida que reporta mayores beneficios económicos, que se transa en el mercado según las leyes de la oferta y la demanda, en un sistema de alta competitividad. Desde esta óptica, el proceso que conlleva la adquisición del conocimiento no tiene mayor relevancia. Interesa el resultado. La racionalidad instrumental desplaza a la racionalidad axiológica -comunicativa que apunta a un proyecto social- valorico de la educación, que tiene como propósito crear redes de confianza y colectivos en el dialogo en la interacción de subjetividades.
Todas las medidas propuestas que apuntan a la imperiosa necesidad de subir puntos en las pruebas nacionales e internacionales se orientan al producto-resultado más que al proceso.
La tendencia a mostrar las diferencias salariales que existen entre una variedad de profesiones y la profesión docente – que obviamente no se justifica- se ubican claramente en esta racionalidad instrumental .En mi opinión la atracción a la profesión docente no puede quedar radicada exclusivamente en el salario, las remuneraciones y los incentivos monetarios -por importante que esto sea; nadie lo podría negar – ,pero hay que apelar igualmente al sentido social- ,valorico y espiritual que la profesión conlleva.
El no hacer referencia en la las propuestas de políticas públicas a aquellas que tiendan a reparar la segregación y la fragmentación que caracteriza a nuestro sistema educacional- situación que fue detectada con alarma por la OECD- es fruto de esta concepción instrumental Es igualmente parte de esta concepción la propuesta de los Liceos de Excelencia que “descreman” a los colegios para concentrar en un establecimiento a los más “talentosos” ;de esta manera se esta reforzando el rol reproductor de la educación de las inequidades, desigualdades e injusticias que aún existen en nuestra sociedad en su conjunto. Hoy, en el mundo entero se está apuntando, por parte de la UNESCO. a una educación inclusiva, a una educación de encuentro y no de desencuentro, de construcción de redes multiculturales e interculturales.¿No es acaso función de la educación contribuir a promover una sociedad más integrada?. ¿Cuáles son los temores?
El hecho que sean los estudiantes que obtienen por sobre 600 puntos en la PSU y que accederán a becas para las carreras de pedagogía, esta de igual forma respondiendo a la racionalidad instrumental, medida que silencia un pensamiento elitista de concebir la educación . Los datos muestran fehacientemente que la mayoría de los estudiantes con este puntaje provendrán de los colegios particulares y no de los municipales en donde se educan las clases más vulnerables. No quisiera ser suspicaz, pero tengo derecho a preguntar: ¿no estamos retrocediendo al pasado cuando las “clases ilustradas” le enseñaban a leer y escribir a los pobres, a los indígenas, a los inquilinos, es decir, a los grupos desposeídos y excluidos?
Para resumir, entonces, creo haber dejado insinuado que las medidas gubernamentales delinean una determinada y prefijada concepción de la educación, concepción que no es neutra ni “inocente”, y que esta perfectamente diseñada para reproducir las políticas publicas que se han instalado en todo el quehacer social del país
Abraham Magendzo K
Investigador educacional

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