Con cerca de un 20% de desempleados y una crisis financiera que pone a España entre los cuatro países de la UE que hoy enfrentan más grandes desafíos para salir de la rececsión, el tema de la educación superior y el empleo adquiere allá tonos dramáticos. Como muestra el siguiente artículo del diario El País, a pesar de todas las circunstancias negativas, la educación terciaria sigue siendo un capital que permite a las personas sortear de mejor forma el paro que si tuviesen menores niveles educativos.
Es simple: a más formación menos paro
La crisis lo confirma: la tasa de desempleo de los menos formados duplica la de los universitarios – Faltan titulados en FP y sobra fracaso escolar – Invertir en educación genera más ingresos fiscales
SEBASTIÁN TOBARRA 02/02/2010
El País, Madrid, 2 febrero 2010
Cuanta más formación, menos paro. Esta evidencia que se ha estado desdibujando durante años de bonanza económica, con una enorme abundancia de empleos de baja cualificación y de jóvenes titulados universitarios mileuristas, vuelve a resurgir con fuerza por culpa de la actual crisis económica. Las distancias entre los que tienen un título superior (universitario o de FP) y los que apenas alcanzaron la educación obligatoria se agigantan, y dejan en evidencia que España necesita subir su nivel educativo. Invertir más en formación, pero también gastar mejor. Faltan personas con formación profesional, hay demasiado fracaso escolar y el país tiene más universitarios que la media europea. Éste es el mensaje de expertos y políticos.
J. U. es un ejemplo. Perdió su empleo hace siete meses. Dejó la escuela a los 14 años. Trabajó más de 30 años en la misma empresa del sector del caucho en Barcelona, pero la firma suspendió pagos y después cerró. Se ocupó de atención al cliente, preparó pedidos, estuvo en carga y descarga y haciendo tickets de compra. Hoy busca empleo y para poder tener opciones de trabajar le piden, al menos, la ESO y manejar algunos programas de ordenador. A los 50 años este parado está haciendo formación en un centro de CC OO y con tesón espera salir adelante.
La formación será clave para que J. U. halle trabajo. Mientras está parado se abraza a ella para salir a flote. Pero volver a trabajar no depende sólo de la formación ni de la perseverancia. Será decisivo que la economía vuelva a crecer con fuerza.
Algunos economistas consultados -Guillermo de la Dehesa, Lorenzo Serrano, Juergen B. Donges- dicen que la economía española no volverá a crear empleo hasta que el crecimiento no roce el 2%. La realidad está muy lejos de ese umbral. Los datos apuntan a una caída interanual de la economía española del 4%. El descenso es menos pronunciado trimestre a trimestre: hasta el -0,3% en el tercero de 2009. Eso hace que cada vez sean más los que creen que se podría estar tocando fondo. Otra cosa es crear empleo y que el paro empiece a bajar. Eso tardará más.
Las series estadísticas muestran que a mayor formación hay menos paro. Pasa en España, en Francia, en Italia, en Alemania, según Eurostat. Pero las diferencias de los parados según su formación se han disparado a medida que avanzaba la crisis.
El latigazo del paro ha dejado la tasa en España en el 18,8%. Pero para los que tienen la formación más alta (universitaria o formación profesional [FP*> superior sólo es el 8,8%. En el nivel medio -Bachillerato o formación profesional media- el paro se dispara al 15,3% y entre los que tienen preprimaria, primaria o ESO sube al 21,7%. Son datos hasta junio pasado de personas que tienen entre 64 y 25 años, cuando su formación básica ya ha acabado. Entre los que tienen de 25 a 39 años y baja formación, el paro se dispara al 26,4%, según Eurostat.
“Está demostrado que invertir en formación hace que la economía avance más rápido. Pero en España tenemos demasiados universitarios y, en cambio, pocos estudiantes de formación profesional”, afirma Guillermo de la Dehesa, presidente del Centre for Economic Policy Research. “En otros países es al revés y es precisamente en la formación profesional donde se están utilizando cada vez más las nuevas tecnologías”, recalca De la Dehesa, antiguo secretario de Estado de Economía en los años ochenta y ex presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio. “Crecer en capital humano permite hacerlo más rápido junto con la inversión en I+D+i”, recalca este experto.
Juergen B. Donges, profesor del Instituto de Política Económica de la Universidad de Colonia, asegura: “Los primeros en caer en el paro cuando viene una crisis son los trabajadores con menos cualificación. Y cuando llega la recuperación son los que más tardan en encontrar empleo. Pasa en España y pasa en Alemania”, afirma Donges, que desde hace muchos años sigue de cerca la economía española. “España ha creado empleos con poco nivel de formación por el tirón de la construcción, ahora los ha perdido y eso no puede seguir”.
¿Cómo está la formación en España? El avance ha sido grande, pero hay datos que muestran la necesidad de cambios. En 2007 tenía únicamente estudios obligatorios el 49% de la población de 25 a 64 años (30% en la OCDE). Es una mejora. Hace 10 años eran el 69%. El 22% tienen Bachillerato o FP media (43% en la OCDE). Hace 10 años eran el 13%. Y el 29% estudios superiores (28% en la OCDE). Una década atrás eran el 19%.
Los expertos concluyen que hay demasiadas personas con formación baja, faltan con formación media profesional y, en cambio, hay demasiadas que eligen la vía del Bachillerato. El 43% de los jóvenes que acaban la ESO en España se van a formación profesional frente al 57% que eligen Bachillerato. La media europea es al revés: más alumnos en formación profesional (51,7%) que en Bachillerato (48,3%), según el informe La educación en Europa en 2009, de la Comisión Europea. La meta es llegar a un reparto similar al europeo entre estudiantes que van a Bachillerato o a FP.
Hay más socavones educativos. Entre los más jóvenes, la tasa de abandono temprano de los estudios (jóvenes de 18 a 24 años que no habían completado ni Bachillerato ni formación profesional de grado medio y no seguían ningún tipo de formación) ha subido al 31,9% en 2008 desde el 29,6% en 1998, según datos del Ministerio de Educación. Es el doble que la media europea de abandono temprano: 14,9%. Y no hay ningún país europeo, salvo Portugal, que tenga tasas de fracaso tan altas (35,4%, dato este último aún provisional).
El proyecto de Ley de Economía Sostenible que el Gobierno ha enviado al Congreso convierte la formación profesional en una apuesta, ampliando la oferta, completando la que existe y la que se hace a distancia. Y el pacto educativo que negocia con la oposición y las comunidades autónomas el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero busca que haya más estudiantes de formación profesional.
“Se está produciendo una sobreabundancia de titulados superiores con una sobreformación para algunos empleos y eso lleva a que sus salarios puedan ser bajos”, dice Francesc Pedró, director de Investigación en el Centro de Investigación Educativa de la OCDE. “En Europa es al revés. Hay que cambiarlo. Debe haber más formación profesional, continua y dar más incentivos económicos a los parados que se formen”, añade.
El Gobierno ya ha puesto sobre la mesa una propuesta para debatir y avanzar en la consecución del pacto. También el PP. Los expertos ven imprescindible este pacto para ayudar a dar el salto en educación: que más personas sigan estudiando más allá de la secundaria, que crezcan los recursos para educación y que se corrija el déficit de alumnos que eligen la formación profesional.
La propuesta del PP es reducir de cuatro a tres años la ESO y elevar de dos a tres el Bachillerato. La del Gobierno, que se pueda hacer cuarto de secundaria por dos vías: una orientada a estudios profesionales y otra a bachillerato, sin que suponga renunciar a ninguna de las dos vías al acabar la ESO.
El pacto también busca acabar con los cambios de leyes educativas cada vez que PP y PSOE llegan al Gobierno. El Ejecutivo plantea que las modificaciones normativas en materia educativa requieran los votos de dos tercios del Congreso para dar estabilidad al sistema.
¿Cuánto se invierte en educación? Los recursos públicos han crecido hasta el 4,6% de la riqueza medida por el producto interior bruto (PIB), en 2008, y el 4,9% en 2009, según el Ministerio de Educación. Pero los datos dejan a España con una inversión educativa 0,76 puntos de PIB por debajo de la media de los 27 países de la UE y de 0,8 puntos menos que los de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el club de los 30 más desarrollados del mundo. Puede parecer poco, pero en euros la brecha de PIB en educación es de unos 7.000 millones al año.
Hay rendijas por donde se están escapando recursos y capital humano. España tiene un 30% de fracaso escolar, el doble de la media europea. El gasto medio por alumno es de 6.141 euros, y está por encima de países como Portugal o Polonia, pero por debajo de Alemania, Francia o Eslovenia. “Sumando el coste por alumno en la ESO, el fracaso escolar y teniendo en cuenta que un tercio de nuestros universitarios no acaban la carrera vemos que estamos desperdiciando casi un punto de PIB” al año, calcula De la Dehesa [en torno a 10.000 millones de euros].
Pedró también ve otros puntos oscuros de la educación. “Se ha avanzado mucho, pero hay demasiado fracaso escolar y España está por debajo de la media de los 30 países más desarrollados del mundo (agrupados en la OCDE) en las pruebas PISA “.
No sólo hay rendijas por donde se van los recursos educativos. También el precio de la no formación puede llegar a ser mayor a la larga que invertir en ella. Así lo apunta el informe de la OCDE Education at Glance 2009, que recalca que los trabajadores con más formación tienen menos paro y la Hacienda pública puede llegar a ahorrarse prestaciones por desempleo.
Al margen del beneficio que la formación da a la productividad, sobre todo cuando se usan las nuevas tecnologías, también apunta este informe que los trabajadores más formados suelen tener salarios más altos y el fisco recauda más por el impuesto sobre la renta, el de más poder recaudatorio.
“Los jóvenes están más formados que la media de la población. Pero tienen los empleos más precarios y no se usa su capacidad”, dice Lorenzo Serrano, profesor de Economía de la Universidad de Valencia e investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE). “Tenemos jóvenes mejor formados que nunca, pero la mayoría tienen contratos temporales porque hay un 30% de asalariados eventuales y entre los jóvenes la tasa es mayor. Con tantos eventuales, ni los trabajadores ni los empresarios se involucran del todo en la formación. Y, precisamente, los resultados de la formación se notan más a medida que el empleado tiene más experiencia”, añade Serrano.
Susana López es presidenta de la comisión de formación de la Confederación de Empresarios de Andalucía. “Nunca se ha hecho tanta formación y es una apuesta de las empresas y de la Administración, tanto para reciclar a los que están trabajando como a los parados”, dice López.
El año pasado 293.000 empresas usaron las cuotas de formación que figuran en las nóminas. Se beneficiaron tres millones de participantes. La inversión fue de 1.545 millones de euros, un 2,3% más. Por primera vez, el año pasado hubo una aportación estatal de 116 millones de euros para cubrir el descenso de las cuotas por la pérdida de empleos que ha traído la crisis.
El canalizador de estos fondos es la Fundación Tripartita para la Formación y el Empleo, que forman la Administración, los sindicatos y la patronal. “La mayor parte de las empresas que usan estos fondos de formación son grandes. El 88% de las que tienen más de 250 empleados hacen formación a través nuestro, cuando hace cinco años eran el 67%”, dice Carlos Gómez, gerente de la fundación.
“El 42% de las medianas empresas usan los fondos de formación. Hace cinco años eran sólo el 15,4%. En las de menos de 10 trabajadores sólo el 14% lo hacen, aunque hace cinco años eran el 2,3%”, dice Gómez. La conclusión es que la formación avanza en España, pero a ritmo lento y lo hace en medio de socavones. Los frutos se harán esperar. Los cambios en educación suelen tardar en notarse al menos 10 años, dicen los expertos. Quizás es demasiado tiempo.
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