Entrevista publicada por el diario La Segunda, 22 junio 2007
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El Mercurio, Jueves 21 de junio de 2007
Liderará centro de educación:
J.J. Brunner llega a la U. Diego Portales
M. Gracia Dalgalarrando
Deja la U. Adolfo Ibáñez para lanzar “think tank” educativo el 1 de agosto.
Carlos Peña, rector de la Universidad Diego Portales, y José Joaquín Brunner -referentes obligados a la hora de discutir políticas de educación- se juntaron para crear su propio programa de políticas y sistemas comparados de enseñanza.
Brunner decidió alejarse de la Universidad Adolfo Ibáñez (de la cual es profesor e investigador de la Escuela de Gobierno) y aceptar la invitación de Peña a dirigir este nuevo “think tank”.
“Lo que me decidió al final de dar el paso es que aquí (en la UDP) encuentro un espacio con mayor potencialidad para desarrollar este proyecto de trabajo de investigación, de análisis, de difusión en torno a políticas y sistemas comparados de educación”, manifestó Brunner.
Peña explicó que la alianza significará que “José Joaquín Brunner viene a la U. Diego Portales como profesor con dedicación exclusiva al área de Ciencias Sociales”, desde donde dirigirá el nuevo programa.
Dupla Peña-Brunner: Juntos, ¿son dinamita en educación? Narcisismo y alto espíritu crítico en la Universidad
Hablaron con “La Segunda” de sus respectivas trayectorias con título y sin título, del narcisismo de los académicos, del impacto del caso Cuadra en la UDP y de su nuevo emprendimiento con un potente centro de estudios de Educación en la Universidad Diego Portales.
Por Lilian Olivares
Se conocieron en algún debate universitario.
José Joaquín Brunner recuerda un encuentro en la Escuela de Derecho. Carlos Peña hace uso de su memoria privilegiada y dice que en esa ocasión discutieron sobre la muerte de las ideologías.
Con esas remenbranzas de dos intelectuales comienza el encuentro con estos influyentes académicos, donde aún no se alcanza a visualizar quién tiene mayor potencia. Juntos, ¿serán dinamita?
Es la pregunta que surge ante la alianza que acaban de sellar el rector de la Universidad Diego Portales y el investigador y ex ministro. Con “La Segunda” conversaron sobre virtudes y debilidades humanas, a las cuales ellos no escapan, y respecto del difícil mundo universitario, al que uno llegó con título y otro sin él.
La primera “bombita”, en el Consejo Asesor
Se encontraron el año pasado, integrando el Consejo Asesor Presidencial de Educación que instaló Bachelet con más de 80 miembros, tras el “pingüinazo”.
-El primer “feeling” debe haber sido cuando usted, rector, marcó la nota disidente en el Consejo rechazando la estatización. Luego usted, ex ministro Brunner, empezó a mandar mails con esta causa y ahí agitó las aguas. ¿Fue ésa la primera “bomba” de este dúo?
Se ríen el ex ministro Secretario General de Gobierno, José Joaquín Brunner, y el rector de la Universidad Diego Portales y polémico columnista Carlos Peña.
-Una bombita-, contesta Brünner. Y luego habla en serio, recordando ese momento en medio de la discusión en el debate del Consejo:
-Básicamente fue un esfuerzo intelectual de personas bien comprometidas con el sistema educacional, de dar un punto de vista con cierta fuerza dentro del consejo.
El mes pasado hicieron un proyecto en conjunto: “La reforma al sistema escolar: Aportes para el debate”, un libro que “parieron” en tiempo récord entre 8 investigadores y académicos, cuando se discutía en el Congreso la nueva Ley General de Educación.
Entonces quedó fichada la alianza, que se concreta oficialmente a partir de agosto, cuando Brunner ingrese a la planta de la Universidad Diego Portales a cargo de un centro de estudios de la educación
“No es un requisito imprescindible tener título”–
¿Esta es la primera gran adquisición que hace?-, le preguntamos a Carlos Peña, que asumió oficialmente la rectoría de la UDP en marzo de este año.
-A ver, no es una adquisición mía.
-¿O es la primera grúa que aplica? (Brunner estaba en la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez).
-Tampoco. La incorporación de José Joaquín es fruto de una invitación que hace el Consejo de profesores de la Facultad de Ciencias Sociales.
-¿Quién lo propuso?
-Yo, desde luego, pero la decisión la adoptó la Facultad, que aceptó de manera unánime. La universidad no ha incorporado hace bastante tiempo a una persona del prestigio intelectual y de la experiencia de José Joaquín Brunner. Hablar de Ciencias Sociales en Chile, para qué decir de sociología de la cultura, no se puede hacer sin referir a la obra, muy amplia por lo demás, de Brunner.
-¿No comparte la inquietud del historiador Alfredo Jocelyn Holt, en cuanto a que el profesor Brunner no tenga título universitario?
-No, a mí me parece que su obra inhibe cualquier duda de esa índole. José Joaquín tiene una muy amplia obra intelectual, cuya valía es muy difícil poner en cuestión.
-¿Considera que no es necesario tener un título para ser un gran académico o investigador?
-Sin ninguna duda. No es un requisito imprescindible, menos en Chile, donde el campo disciplinario en Ciencias Sociales está en plena expansión. Es verdad que en el último tiempo la obtención de títulos y grados académicos se ha vuelto una condición imprescindible para acceder al campo universitario. Pero aquí y en todas partes del mundo ante intelectuales de la índole de Brunner, a nadie se le ocurriría poner eso como principio de entrada.
Por qué Brunner no se tituló
José Joaquín Brunner terminó la carrera de Derecho en la Universidad Católica, pero no sacó el título.
– ¿Por qué?
-Porque no iba a trabajar de abogado y lo sabía desde muy temprano. No sabía bien qué iba a hacer todavía.
Luego, cuenta, se quedó trabajando en la misma UC. Después fue designado profesor de la Escuela de Periodismo de la UC.
-Fue mi primer cargo académico importante. Fui elegido varias veces mejor profesor de la Escuela de Periodismo, hacía análisis de medios de comunicación de masas. Yo parece que no hubiera estudiado, pero he estudiado mucho, hasta hoy día. Salí más tarde a estudiar a Inglaterra y efectivamente tuve que interrumpir en la última etapa, cuando estaba en plena redacción de la tesis.
Era el año 75 y le ofrecieron regresar a Chile a hacerse cargo de la dirección de la Flacso, donde estuvo 10 años.
“Lo que importa en el campo intelectual es fundamentalmente la obra de la gente; no tanto cómo se formó ni dónde se formó”, refuta a Jocelyn Holt. Y recuerda que ha publicado 35 o 40 libros, “y son citados”, puntualiza.
Un tema “nada de vergonzante”, dice el rector
El rector Carlos Peña considera importante profundizar en el tema, “que no tiene nada de vergonzante, como suele pensarse”, dice. Y plantea:
-La exigencia de grados académicos en la universidad es, por supuesto, por regla general, fundamental. Las universidades miden estandarizadamente las capacidades y competencias de sus miembros mediante el otorgamiento de certificados, desde luego. Ahora, en el caso de Chile, la verdad es que esa exigencia se ha vuelto preceptiva en las ciencias básicas. O sea, obligatoria y está siendo cada vez más frecuente en otras áreas del conocimiento, dependiendo de los niveles de complejidad que van alcanzando. Pero hay áreas donde la experiencia profesional suele ser más importante que la obtención de certificados, como en Derecho y en Periodismo.
Peña: “Me gradué con un 7”
Carlos Peña sí tiene título. Estudió Derecho en la Universidad Católica.
-Y me gradué con un 7, o sea con la distinción máxima en mi tesis y en mi examen de grado.
-¿Qué tesis?
-Es que era harto mala: Miro hacia atrás y no comprendo por qué me pusieron un 7. Era sobre política laboral en una economía social de mercado. Una tesis muy conceptual.
Mediante concurso público se convirtió en profesor de Derecho en la Universidad de Chile, donde pertenece a la planta hasta ahora. Estudió también Sociología en la Católica, y no escribió la tesis. “Pero tengo más de cien artículos publicados, aunque José Joaquín me gana. Ahora mismo estoy escribiendo un paper sobre cohesión social”.
Luego hizo un doctorado en Filosofía en la Chile, “del cual egresé con un 7, dicho sea de paso”. Y la tesis espera entregarla dentro de un par de meses, promete.
Lo emociona la fe : Carlos Peña se define como agnóstico.
No obstante, su hijo mayor estudia Derecho en la Universidad Alberto Hurtado, y su Benjamín, de 7 años, fruto de su segundo matrimonio con una mujer no creyente, está preparándose para su Primera Comunión.
-Yo lo acompañé a recibir su primera Biblia y me emocionó que lo hiciera.
-¿Por qué lo emocionó?
-Porque lo vi tan entusiasmado por el acontecimiento, se había aprendido los libros de la Biblia y prácticamente podía recitar el índice. A mí me parece muy bonito, la fe me parece muy sanadora.
-¿Le habría gustado tenerla?
-Bueno, yo creo que la fe debe ser un recurso espléndido para soportar los malos momentos que trae la vida. No tener ese recurso a mí me parece lamentable, pero yo no lo tengo. Qué le voy a hacer. Creo que la fe es una experiencia que debe ser muy linda, que debe proveer de recursos para soportar el paso por este valle de lágrimas, y yo sólo puedo sentir que me falta algo cuando no la tengo.
Le produce admiración y envidia, reconoce. Y también admira al Papa:
-Me parece estupendo. Como intelectual es gigantesco. Todos sus libros están en mi escritorio y los leo. El gran intelectual europeo Jürgen Habermas era un tipo que se trabó en debate con Ratzinger cuando éste era un teólogo universitario.
Narcisismo y alto espíritu crítico en la Universidad
Les preguntamos sobre el caso Cuadra, que hace dos años revolucionó a esa universidad cuando el ex ministro de Pinochet hizo polémicas declaraciones sobre las detenciones postatentado en el Cajón del Maipo, lo que le costó su salida.
Ambos responden que ese tipo de discusiones no es raro en el mundo universitario en cualquier parte del globo.
Brunner pone como ejemplo el caso de Larry Summers, rector de la Universidad de Harvard, quien hizo un comentario público sobre la posibilidad de que las diferencias biológicas entre hombres y mujeres pudieran explicar que fuera muy pequeña la proporción de mujeres entre los científicos más destacados. Le costó la renuncia.
Claro que Peña reconoce que en Chile no había ocurrido.
-¿De qué manera marcó ese hecho a la universidad?
-Lo que se reveló en ese caso, y se ha revelado en otros, es que la conducción de las universidades reposa sobre una cuestión delicada, extremadamente frágil, que se llama legitimidad. Es una rara mezcla de autoridad intelectual, de lo que las comunidades perciben como consistencia moral de quienes las conducen, de convergencia política de quienes las lideran.
Y profundiza:
-En saber captar o capturar ese tipo de sensibilidad de las comunidades académicas está todo el secreto de la conducción universitaria. Por eso el rector no es una persona a quien la sociedad deba juzgar sólo por su eficiencia en la gestión, o sólo por sus habilitades intelectuales o por lo que parezca ser su consistencia moral, sino por una rara mezcla de todas esas cosas juntas. Y eso es lo que hace ser a las universidades instituciones tan raras. No hay otras instituciones que reúnan tanta capacidad crítica y a la vez una imagen de sus miembros tan alta. Ese narcisismo productivo mezclado con una alta capacidad crítica es lo que hace finalmente que las universidades sean tan difíciles de conducir.
Quieren influir en educación tal como lo hizo la E. de Derecho con la reforma penal
José Joaquín Brünner está entusiasmado con el nuevo Centro que creará en la UDP.
-Será núcleo muy activo, interdisciplinario, de gente que investiga y conoce bien los temas de educación, para hacer una contribución a las polííticas y al debate, particularmente desde el punto de vista de sistemas comparados de educación superior. O sea, queremos reunir una capacidad especial de mirar lo que ocurre en el mundo con la educación y transferir conocimiento, inervenir en los debates, producir documentos para las políticas. Un poco en la línea de lo que ya veníamos haciendo.
-La Diego Portales tuvo mucha influencia en la reforma procesal penal…
-Ese es un muy buen ejemplo de lo que queremos hacer.
Peña:
-Queremos tener en educación el tipo de influencia que alguna vez tuvimos en la Escuela de Derecho con la reforma procesal penal O sea, ser un grupo de personas que, por la calidad de información que maneja, por la independencia con que lleva a cabo esa reflexión, es capaz de influir y de proveer ideas en el ámbito público para mejorar la calidad de nuestras políticas.
-¿Por qué usted, Carlos Peña, aceptó ser presidente del consejo de educación superior en circunstancia que fue muy crítico de cómo operó el anterior consejo, para la enseñanza escolar?
-La verdad que en el otro consejo yo siempre sostuve que el error consistía en no advertir que el consejo asesor presidencial, me refiero al que ya cumplió su tarea, era en verdad un órgano de deliberación democrática más que un consejo de expertos. Y se le pidio a un órgano de deliberación democrático que tenía que expresar expectativas e intereses, que expresaran políticas públicas en el área escolar, cuando no correspondía.
Piensa que no ocurrirá lo mismo con el consejo que hoy preside, cuyo primer informe tiene que entregar luego.
-Lo que va a hacer más bien este consejo es identificar los principales desafíos que experimenta hoy día el sistema de educación superior, cuando 40 de cien jóvenes tienen acceso a la universidad y ya no es sólo una elite.
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