Entrevista realizada por Katerinne Pavez, publicada en el diario La Nación, lunes 10 abril 2006.
Se reproduce a continuación.
José Joaquín Brunner describe los obstáculos que impiden una enseñanza igualitaria
“El Ministerio de Educación también necesita modernizarse”
Como director del Programa de Educación de la Fundación Chile, cree que los factores que inciden en la desigualdad de la educación vienen desde la cuna. Pero también identifica causas claras y perfectibles, además de soluciones. Entre ellas, aumentar los recursos para subvención escolar y que el ministerio del ramo mire y trabaje sobre los estudios que ya tiene en su escritorio.
La Nación
Katerinne Pavez
-El ministro Martín Zilic dijo que llegó el momento de “reformar la reforma”. ¿Usted también cree que estamos en ese minuto?
-La reforma es un proceso continuo, que avanza sumando cambios e innovaciones y que, a la luz de la experiencia y las evaluaciones de sus resultados e impacto, debe ir corrigiendo su propia trayectoria. Tiene un eje central permanente -extender el derecho a la educación a todos los niños y jóvenes- y múltiples desafíos de equidad, calidad y efectividad que van cambiando y tornándose más complejos con el transcurso del tiempo. Aún los países desarrollados con sistemas escolares exitosos están permanentemente revisando y reformando sus sistemas, como ocurre en Gran Bretaña, Corea y Finlandia. Con mayor razón Chile, un país de grandes desigualdades, con un nivel de ingreso todavía mediano y cuya educación se halla todavía lejos de los estándares internacionales.
-¿Por qué el cuestionamiento a la municipalización es tan reciente?
-Puedo imaginar que se debió al hecho de que la función del Gobierno no es cuestionar sino actuar. Y a partir del año 1990 los sucesivos gobiernos han actuado de muchas maneras para mejorar el sistema municipal y, en general, subvencionado: extendiendo la jornada escolar, mejorando las condiciones de trabajo e ingreso de los docentes, impulsando la evaluación de su desempeño, extendiendo el SIMCE, apoyando a las escuelas rurales y urbanas de menor rendimiento, modernizando el currículo, introduciendo las tecnologías de información en los establecimientos, favoreciendo la retención de alumnos en riesgo de desertar, cambiando la forma de designación de los directores y elevando sustancialmente la subvención por alumno.
-El libro “‘Hacia un sistema escolar descentralizado, sólido y fuerte’, realizado por el propio Mineduc reconoce que el sistema falla en todos sus estamentos…¿Cómo se puede mejorar entonces?
-Siguiendo varias de las recomendaciones que el propio estudio sugiere y otras que gozan de suficiente consenso en la sociedad chilena. Mayor autonomía para la gestión de los establecimientos municipales junto con mayores exigencias y apoyos para ellas. Directores con facultades claras para gestionar los recursos humanos de su establecimiento. Aumentar el valor de la subvención escolar para todos los alumnos y diferenciar, a partir de allí, su monto a favor de los alumnos que provienen de hogares de menores recursos. Determinar estándares de logro curricular y reforzar las competencias didácticas de los docentes para que todos sus alumnos puedan alcanzarlos.
– ¿Cree usted que ha faltado voluntad política para instalar antes el tema de la calidad de la educación? ¿Por qué la calidad no se ligó a cobertura desde un principio?
-En la práctica, la expansión de la cobertura ha ido de la mano, permanentemente, con la preocupación por la calidad. Basta mencionar aquí los programas P-900, de mejoramiento de la educación rural, de Liceos Montegrande, planes de capacitación docente, JEC, SNED, etc. De hecho, se ha producido una notable expansión de la matrícula desde el año 1990 hasta ahora sin que los resultados escolares hayan caído, como debió ocurrir desde el momento que estaban ingresando al sistema subvencionado los niños y jóvenes con menor capital cultural heredado y con mayores dificultades de aprendizaje. Puede no ser un logro espectacular, pero es un logro igual. Otra cosa es que todavía nos queda un largo y empinado camino que recorrer.
– ¿Qué reformas requiere el Ministerio de Educación? ¿Qué autocrítica deben hacerse las autoridades del ramo ante las deficiencias en este ámbito?
Las deficiencias de la educación tienen raíces sociales y culturales que se hallan radicadas en la estructura de la sociedad, en las pronunciadas desigualdades entre los hogares, en las brechas de conocimiento y capital cultural entre las familias, en las muy desiguales trayectorias de socialización de los niños durante los cinco primeros años de vida según su origen socio-familiar.
Para contrarrestar éstas, que son las causas más profundas de nuestro déficit educacional, se requiere contar con escuelas efectivas, capaces de compensar las desigualdades de origen socio-familiar y de llevar a todos los alumnos a lograr estándares adecuados de aprendizaje. Con el fin de avanzar hacia esa meta el Ministerio necesita, él también, reformarse y modernizarse. Por ejemplo, necesita contar con un sistema de supervisión y apoyo a las escuelas que hoy no existe. Necesita usar y difundir mejor la información proveniente del SIMCE y avanzar hacia formas de medición del valor agregado por los establecimientos. Necesita impulsar esquemas para la formación de directivos y líderes educacionales y convenir con las universidades programas más exigentes y de mayor calidad para la formación inicial de los profesores.
-Con el sistema tal como está ¿es posible afirmar que los niños pobres están condenados a no poder superarse?
-Con el sistema tal como está hay una proporción de niños provenientes de hogares pobres que salen adelante, obtienen resultados razonables, aprenden, se superan y se empinan sobre el nivel educacional que habían alcanzado sus padres. El problema está en que los establecimientos que muestran este alto grado de efectividad son todavía poco numerosos, lo que perjudica y frena el desarrollo de miles de otros niños y jóvenes de familias con escasos recursos. Aumentar el número de escuelas efectivas en el país es, por tanto, el gran desafío que tiene el sistema. Se puede hacer. Allí debería el país focalizar ahora sus esfuerzos y decidirse a invertir más, al mismo tiempo que el Gobierno se encarga de mejorar las condiciones de funcionamiento del sistema subvencionado, de gestión de los establecimientos y de desarrollo de las capacidades de profesores y directivos. LN
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