El crudo relato del ex rector del INBA: “Lo triste es darse cuenta que a nadie le interesan estos cabros”
Eduardo Rubio V.
Ex alumno del Internado Nacional Barros Arana y profesor de Educación Física, Gonzalo Saavedra asumió como rector del emblemático colegio en agosto de 2021. Hoy, a menos de un mes de abandonar el cargo y tras sucesivas tomas, entrega un testimonio de violencia, pobreza y overoles blancos del establecimiento. A continuación su relato.
-Eres ex alumno el INBA ¿Cómo has visto la evolución del colegio desde que eras un estudiante, en los 80, hasta hoy?
-Esta conversación la he tenido con muchos amigos. Este viernes el INBA cumple 120 años, y es primera vez en la vida que no voy al colegio para un acto. Y es primera vez en la historia del colegio que el aniversario no se celebra. Yo alcancé a estar en el último período de lo que fue la buena educación pública en este país. Salí el año 1992 y creo que el colegio se mantuvo más o menos en la misma senda hasta el 2004, 2006. Porque del 2010 en adelante empezó a quedar la escoba. Empezó una politización súper fuerte del colegio, no solo del INBA, sino que de todos los bien o mal llamados colegios emblemáticos. Vino el estallido social y quedó la escoba.
-¿Qué ocurrió?
-Tienes varios elementos, pero el tema de la violencia, de los capucha, de las bombas molotov, el odio a carabineros y de romper todo. Tiene que ver con estos grupos radicales, con la politización de los colegios. Y, por su puesto, agrégale el tema pandémico, el estar encerrado. Los cabros se dedicaron a hacer otras cosas. Está el famoso “Club de la pelea”. El INBA es un colegio de puros hombres, por lo tanto las cosas se resuelven a combos. Pero antes le pegabas a alguien, se caía al suelo y la pelea se acababa. No había cuchillo ni nada. Ahora hay redes sociales, los alumnos se graban y las suben. El agravante es que los cabros, no todos, andan con cuchillos, otros con desatornilladores, o si agarran un palo te pegan.
-¿A qué otros factores lo atribuyes?
-Es porque la violencia está desatada a nivel país. Y ellos viven violencia en sus casas, si es que tienen casas. Si es que no, están en situación de calle. O si no, viven de allegado con un familiar o en casas de amigos. Por eso yo fui majadero en decir “familia y semillas de amor”. Eso es lo que necesitan. Viven violencia en su casa. Y si se van en micro al colegio hay violencia, en el metro lo mismo.
-¿Por qué crees tú que rompen el colegio?
-Los colegios estuvieron dos años parados y nosotros estuvimos dos años y medio porque nos cerraron el mismo día del estallido social. El INBA y el Instituto Nacional fueron de los primeros que se cerraron. Cuando partió esto hablé con ellos. Y les dije: “¿Por qué rompes el colegio?” “Yo no rompo el INBA porque es el INBA, si me voy al colegio x lo voy a destruir, hay que destruir para volver a construir”. Esa era la consigna. Algunos andaban grabando con cámaras de 300 mil pesos. ¡De qué me estás hablando! Obvio que esto está concertado. Los overoles blancos por muy baratos que cuesten, valen 3500 pesos cada uno. Te sirven una vez y aparecen todos los días 10 o 15 ¿Quién paga? En el INBA trabajamos con el 89% de índice de vulnerabilidad escolar. Finalmente todos se llenan la boca, todas las autoridades educacionales. Llevamos 40 años reflexionando.
-Sufriste agresiones físicas en abril en medio de una toma. ¿Qué recuerdas de ese momento?
-Fue una sola vez. Fue un cabro que yo creo que ni siquiera era del colegio, pero esto se desarrolló en el contexto de lo que venía siendo siempre. Insisto, esto viene desde el 2016-2017, ya el 2018 con violencia todos los días, el 2019 de nuevo, después el estallido social y después los colegios se cerraron. Entonces ahora volvimos de nuevo a lo mismo, al mismo tipo de violencia que es que los cabros se encapuchan, hacen un famoso corta calle, que es una barricada, le tiran molotov a los carabineros, los carabineros les tiran gas lacrimógeno y agua y ahí parte la jugarreta.
En marzo ya habíamos tenido un par de episodios de violencia donde ya habían quemado una micro, o en los primeros días de abril, no me acuerdo. La mañana del 19 de abril, a las 8, partió el jaleo. Habían muchos alumnos que venían llegando al colegio también y ahí se metieron apoderados. Cuento corto: como estamos por Santo Domingo y se forma un taco cuando los papás vienen en auto a dejar a los hijos, estos cabros van y vuelven a quemar otra micro. Y ahí yo les dije: “¿Saben que más? Chao”. Y empecé a cerrar la puerta del colegio. Adentro habían más de mil alumnos en clases. Y eso es lo central, de eso hay que preocuparse. No podemos normalizar y que nosotros estemos adentro como que nada esté pasando. Pero por lo menos tenemos que preocuparnos de los que sí quieren hacerlo. Yo estaba tratando de cerrar la reja, que es grande, y vino un cabro y me pegó una patada voladora, tipo Bruce Lee, a mansalva por la espalda. Ahí frené la cara contra la reja. Menos mal que no me botaron al suelo. Les dije “Qué les pasa”. Los cabros arrancan. Y la micro seguía quemándose afuera. No me hagas recordar por favor porque se me aprieta el estómago.
-¿Cómo salir de la violencia?
-Para poder parar este tema de violencia lo primero que tienes que hacer es ofrecer a los estudiantes y a sus familias actividades que sean motivadores para ellos. Si sigues metiendo 40-45 niños en la sala de clases nadie va a entender nada y, segundo, habrá aburrimiento. Tú puedes desarrollar las actividades de cualquier colegio con los cabros en base a proyectos, armar torneos deportivos. Los que se dedican al arte podrán hacer unos murales. Se puede, tienes que demostrarle al alumno que puede.
-¿Cómo ves el rol que ha desempeñado la alcaldesa Irací Hassler con respecto al INBA y los liceos emblemáticos?
-Creo que a ella no le entregan todo la información, que le mienten. Porque no creo que alguien que viene de los movimientos estudiantiles pegue estos portazos a los cabros en la cara y no siga apoyando la educación pública en la comuna más grande de Chile. Falta experiencia, los equipos también son muy jóvenes. Se tiene que formar con mix de gente que sabe mucho, intelectuales, pero también gente que tenga experiencia. Porque el papel todo lo aguanta.
-¿Y cómo evalúa el rol del Colegio de Profesores?
-Soy bien crítico del Colegio de Profesores. Tengo 48 años, debo tener 20 y si estuve colegiado dos años es mucho. Entonces tengo mis reparos. Lo que hay que entender es que es un sindicato. ¡Paremos el escándalo! Llevamos 40 años reflexionando y el Colegio de Profesores no ha sido capaz de poder trabajar y armar una columna vertebral para devolverle la educación pública a este país.
-¿Cómo fue su salida del INBA?
-Lo venía oliendo hace tiempo. Tengo una relación con el colegio de 35 años. Una semana me llamó con el director jurídico de la dirección de educación municipal y después llegó el director de educación y me dijo: “Oye Gonzalo, no pasaste el último filtro del concurso público así que estai fuera”. Yo estoy con licencia y todavía tengo contrato porque se alargó hasta febrero del próximo año, yo era rector interino. No me han echado, que quede claro.
-¿Algo que quieras agregar?
-Llevamos años traspasándole la responsabilidad nuestra a los chiquillos, tanto así que todos aplaudieron cuando quedo la embarrada en el estallido social. Lo triste es darse cuenta que a nadie le interesan estos cabros.
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