Brecha educacional se expande por pandemia: mientras en Las Condes no hubo alumnos afectados, en La Pintana la mitad perdió el año
por Martín Baeza y Jorge Morales 18 febrero, 2021
En algunos colegios de la capital las condiciones son críticas. En la comuna de Pedro Aguirre Cerda, el 70 % de los alumnos de la Escuela Lo Valledor no pudo acceder a clases el 2020, al igual que el 53 % de los estudiantes de la Escuela La Victoria y el Colegio Parque Las Américas. Según el catastro de la Municipalidad de Santiago, de los 1.700 alumnos del Liceo de Aplicación, hasta octubre, 900 no se habían contactado con el establecimiento. Ahora bien, el análisis de toda Región Metropolitana arroja que el 18 % de los alumnos no ha tenido una participación efectiva en la educación remota. En regiones, la cifra asciende al 27 %.
Una bolsa con zanahorias, papas y manzanas, una docena de huevos, una caja de mercadería y un fajo de guías de matemáticas y lenguaje. El viernes 13 de noviembre, estudiantes y apoderados del Liceo Christa Mc Auliffe de la comuna de El Bosque llegaban al establecimiento con bolsos y carritos de feria a retirar este pack que incluye los alimentos Junaeb y el material de estudio.
“Yo no soy de malas notas, pero este año me ha costado bastante, el estrés y todo eso”, dice Saray Pavez, alumna de cuarto medio. “Empiezan a pasar guías y no hay clases, entonces una queda de brazos cruzados”.
-¿Sientes que has aprendido menos?
–Sí, no he aprendido nada.
Según una encuesta publicada en noviembre por la ONG Educación 2020, al igual que Saray, un 44 % de los escolares chilenos siente que ha aprendido poco o nada durante la pandemia. De hecho, según información recopilada para esta investigación, tan sólo en 30 comunas del país, más de 41.000 estudiantes no han tenido la participación esperada por sus escuelas.
Para obtener la cifra de escolares afectados, se consultó a través de solicitudes de transparencia por los datos de los alumnos de escuelas y liceos públicos a los siete Servicios Locales de Educación –que administran en total 25 comunas– y a 81 municipalidades del país. De la información recibida desde estos 106 municipios hasta la fecha, sólo en 30 existe el suficiente nivel de detalle para medir la cantidad de estudiantes que no han tenido una participación significativa en la educación remota.
Los catastros elaborados por cada municipalidad o departamento educacional utilizan diversos parámetros de medición para clasificar la participación de los alumnos. Con el fin de poder comparar los datos, para este reportaje se unificaron los distintos criterios bajo el indicador de “participación efectiva”.
Por ejemplo, gran parte de las comunas miden el grado de participación en “nulo”, “bajo”, “medio” y “alto”. En estos casos, los alumnos incluidos en los criterios “bajo” y “nulo” se consideraron sin una participación efectiva. En otros municipios, el sistema de medición registra cuán “satisfactoria” es la vinculación de los escolares. En ellas, se contabilizaron todos aquellos que tienen un vínculo “no satisfactorio” con los establecimientos. En muchas comunas se registran sólo los estudiantes que no participan de la educación remota, por lo que es muy posible que las cifras sean incluso mayores a las que aparecen en la tabla expuesta a continuación.
Un estudio realizado en agosto por el Mineduc con herramientas de simulación del Banco Mundial arrojó como resultado que, en el peor de los escenarios, los alumnos perderían desde un 64 % del aprendizaje en el quintil más rico, hasta un 95 % en el quintil más pobre. Ya finalizado el año escolar, de acuerdo a los resultados de esta investigación periodística, la devastadora estadística pareciera estar muy cercana a la realidad.
La situación en la Región Metropolitana
En algunos colegios de la capital las condiciones son críticas. En la comuna de Pedro Aguirre Cerda, el 70 % de los alumnos de la Escuela Lo Valledor no pudo acceder a clases el 2020, al igual que el 53 % de los estudiantes de la Escuela La Victoria y el Colegio Parque Las Américas. Según el catastro de la Municipalidad de Santiago, de los 1.700 alumnos del Liceo de Aplicación, hasta octubre, 900 no se habían contactado con el establecimiento.
“Acá en El Bosque los chiquillos no tienen mucho apoyo familiar para responder guías. Y aunque haya algunos que las respondan todas, yo creo que igual hay un déficit”, dice Luis Miranda, director del Christa Mc Auliffe. A pesar de que este liceo logró contactar a casi el total de los alumnos, según los datos entregados por el Departamento de Educación Municipal de El Bosque, un 47 % de los estudiantes no participó de las clases remotas.
El director cuenta que muchos alumnos han tenido que empezar a trabajar o cuidar familiares para apoyar en sus hogares, lo que hace aún más difícil que realicen constantemente sus tareas escolares.
Sobre las metodologías empleadas, son muy pocas las escuelas que han podido realizar clases online regularmente por plataformas de videoconferencia como Zoom. De los 41 colegios públicos consultados en Santiago Centro, sólo tres establecimientos han podido utilizar regularmente estos sistemas de e-learning: el Instituto Nacional, el Internado Nacional Barros Arana y el Liceo Nº 1 Javiera Carrera. Los 38 colegios restantes de la comuna han optado por entregar material impreso y/o a través de internet, incluso por redes sociales.
Según datos entregados por el Servicio Local de Educación Pública (SLEP) de Barrancas, que supervisa las comunas de Cerro Navia, Lo Prado y Pudahuel, WhatsApp es la plataforma más utilizada, seguida por los correos electrónicos y luego otras redes sociales como Instagram, YouTube y Facebook.
Apoyo y conectividad
Germán Araos, jefe de la Unidad Técnica Pedagógica (UTP) de la Escuela República de Colombia de Santiago Centro, cuenta que la mayoría de los alumnos se conecta con el teléfono, lo que significa un grave problema: “A medida que las comunas empezaron a desconfinarse, como nuestra mayor cantidad de apoderados trabajan como vendedores ambulantes, empezaron a salir a trabajar y el celular se fue con el papá”.
Priscilla Acuña, apoderada del Christa Mc Auliffe, afirma que lo más complicado ha sido pagar el cable y el internet para las clases: “Y por el lado del gobierno ningún apoyo. Donde yo vivo hay niños que son más pobres que uno y tampoco reciben nada”. Su hija, Daniela, siente que es un año perdido. “Me gustaría repetirlo todo de nuevo y hacerlo presencial”, dice la estudiante de primero medio.
El psicólogo especialista en educación e innovación y actualmente asesor de la Universidad de Chile, Cristian Celedón, argumenta que los esfuerzos de las autoridades deben concentrarse en la conectividad, dada la posibilidad de que en el 2021 se mantengan las mismas condiciones sanitarias: “Si vamos a hacer un semestre no presencial, que se haga todo no presencial y que los estudiantes que no tienen acceso reciban apoyo. Si el Ministerio tiene $ 300 millones para gastarse en un comercial de televisión, tiene recursos para entregar un celular”.
Ernesto Treviño, director del Centro para la Transformación Educativa de la Pontificia Universidad Católica, afirma que “la política educativa está en deuda con las personas más desaventajadas de la sociedad, y seguirá estando en deuda el año 2021, pues no se proyecta ninguna inversión sustancial en la distribución de dispositivos con conexión a internet para los más necesitados”.
Regiones y sectores rurales
En las comunas fuera de la Región Metropolitana, el 27 % de los alumnos no ha tenido una participación efectiva en las clases remotas, un 9 % más alto que en la capital. Según los datos del SLEP Huasco –Alto del Carmen, Freirina, Huasco y Vallenar–, el 37 % de los alumnos no tiene una vinculación satisfactoria con sus escuelas, principalmente por las dificultades geográficas de la zona y la vulnerabilidad socioeconómica de sus hogares.
El principal problema en zonas rurales es la conectividad. Desde la Corporación Municipal de María Pinto, localidad de la Región Metropolitana, relatan que “la conexión a internet es compleja, debido a que la señal es baja y la situación socioeconómica no permite a la gran mayoría de nuestros apoderados contratar servicios de internet hogar”.
En las zonas más aisladas del país hay comunas donde casi la totalidad de los alumnos no tienen conexión. Un caso extremo es el de General Lagos, en la Región de Arica y Parinacota, donde ningún estudiante tiene acceso a internet.
Esto no se traduce necesariamente en bajos porcentajes de asistencia a clases. En las comunas que conforman el SLEP de Costa Araucanía –Carahue, Nueva Imperial, Puerto Saavedra, Teodoro Schmidt y Toltén–, el 14 % de los estudiantes de zonas rurales ha tenido nula o baja participación en las actividades, mientras que en las zonas urbanas la cifra aumenta a un 32 % de los alumnos.
“En ruralidad, las comunidades son más pequeñas y por lo general la escuela es el lugar de encuentro de estas comunidades. Esto permite que sea más fácil el saber en qué situación está cada uno de los niños, niñas y jóvenes”, dice la directora de Educación Pública, Alejandra Grebe.
La priorización curricular
“Las asignaturas que serán priorizadas y obligatorias son Lenguaje y Comunicación, Educación Matemáticas y una asignatura artística”, se lee en un correo enviado a las familias de la Escuela Sara Cruz Alvayay, un pequeño colegio de 18 alumnos de la comuna de Alto del Carmen. Al final del mensaje, la docente encargada promete dar más detalles en las visitas que realizará a los hogares.
En el Colegio Santa Teresa de Jesús de La Pincoya, los alumnos tuvieron la posibilidad de acceder, de lunes a viernes, a una clase por día de una respectiva asignatura. Según la subdirectora, Daniela Fernández, esto es lo mejor que se pudo lograr durante el 2020: “Nuestra postura es que todos los estudiantes se promuevan este año y al tema de la priorización curricular darle fuerte el 2021. A eso estamos apostando”.
La priorización curricular es uno de los pilares de la propuesta del Mineduc como respuesta a la pandemia. El plan consiste en escoger los contenidos imprescindibles para que los alumnos no vean truncado su proceso de aprendizaje.
Para Ernestro Treviño, “la priorización es adecuada, pero sin acceso a internet de 44 % sirve de poco”. Por otro lado, Cristian Celedón dice que es una medida esencial: “El problema es que llegó muy tarde (…). Estuviste todo un semestre donde los profesores no tenían idea qué tenían que pasar. Eso fue un problema gigante, porque muchos intentaban pasar un currículum normal en una condición que era imposible”. Efectivamente, este plan se implementó recién el 26 de junio del 2020, cuando el primer semestre ya estaba cerrando.
La brecha educacional
En Vitacura, sólo 150 alumnos de colegios públicos –un 6 % de la matrícula– presentó dificultades para participar de las clases remotas y en Las Condes menos de un 1 % de los estudiantes sufrió esta misma situación. Esto contrasta con comunas del sur de Santiago, como La Pintana y El Bosque, donde la cifra incrementa a un 47 y 32 % respectivamente.
Según Marcela Jara, directora de la Escuela Territorio Antártico, de San Miguel, durante el 2020 se crearon nuevas brechas: “Ahora también está instalada dentro de la sala de clases, entre el alumno que tiene internet versus el que no”.
Por esto, la estrategia de su escuela se centró en aumentar la conectividad de los alumnos, junto con un sistema de aprendizaje que consiste en proyectos que mezclan varias asignaturas. Como resultado, lograron un 93 % de participación satisfactoria durante los últimos meses.
Cristian Celedón sostiene que la insistencia del Gobierno en volver a clases presenciales para solucionar este problema no apunta en la dirección correcta: “La brecha va a aumentar. Por ejemplo, el estudiante que tiene en su familia personas con condiciones de riesgo, los padres no lo van a querer enviar y ahí tú vas a seguir generando brechas. El que no va a ir va a ser el que tiene que trabajar, el que tiene que apoyar en la casa. Es no entender el problema”.
El experto explica que la diferencia también crece entre los docentes. Por encargo de corporaciones municipales, ha realizado capacitaciones a más de 5 mil profesores y cuenta que “hasta el día de hoy hago clases y algunos me dicen ‘yo nunca he recibido una capacitación’”.
Ana Peña, directora de la Escuela República de Colombia, de Santiago Centro, afirma que, por falta de apoyo de la municipalidad, el equipo docente ha tenido que gastar de sus propios recursos para costear los dispositivos que necesitan para impartir clases.
Desmotivación y falta de interés
“Soy una persona inestable emocionalmente y eso me ha dificultado un poco el aprendizaje. Más que nada por las crisis de pánico, el estrés y la desmotivación”, dice Noah Urrea, estudiante de segundo medio del Christa Mc Auliffe.
Rodrigo Arce, psicólogo de este liceo, dice que la metodología online no es efectiva y que por el bajo acceso a internet, las dificultades económicas en los hogares y la pérdida de seres queridos por la pandemia, los adolescentes se han visto muy complicados: “Los he visto bien mal (…) puedo decir que más de la mitad está un poco desmotivado y le ha costado adherirse al proceso educativo este año”.
El director, Luis Miranda, coincide y remarca que muchos alumnos se ven afectados por su situación de vulnerabilidad que les exige trabajar y ayudar a sus padres: “Muchos chicos están trabajando en distintas cosas. De repente estamos haciendo clases y se escucha: ‘¡Oye, apaga esa cuestión, tení’ que acompañarme a la feria!’ Entonces el chiquillo se desmotiva.”
“A veces nos quedamos sin entrar a la clase y a ella (su hija) le da impotencia y llora, se enoja. Ella dice: ‘¿por qué me hacen esto, mamá? Porque yo espero, espero y cuando entro tarde no me tienen paciencia, no me explican la clase’. Ella llora mucho”, dice Eresbith Gonzales, apoderada de quinto básico de la Escuela República de Colombia.
Cristian Celedón afirma que mientras los profesores se adaptaban al nuevo sistema, algunos alumnos se vieron dejados de lado. “El estudiante empieza a sentir abandono y eso puede terminar en deserción escolar. Sentir que el sistema te excluye por no tener un computador, por el nivel socioeconómico y decir ‘chao con esto”’, dice el psicólogo.
Un segundo año online
“Lo malo es que el próximo año va a ser igual po’, serían dos años perdidos”, dice Priscilla Acuña, apoderada del Christa Mc Auliffe. María Eugenia Manríquez, quien tiene una hija en el mismo curso, concuerda: “Yo creo que deberían traer a un lotecito, de a 10 o una cosa así, traerlos al colegio, porque si no van a quedar colgados. Yo no sé si los van a hacer pasar a todos, ¿qué van a hacer en segundo? No van a saber nada”.
“Es complejo decir que todos avancen, porque de alguna manera la política pública en Chile funciona parche sobre parche. Hacer que todos pasen es decir ‘olvidémonos de lo que pasó y veamos lo que viene’, cuando el problema no es tanto lo que viene, sino que lo que ha pasado”, dice Cristian Celedón.
Sin embargo, la pandemia también abrió una serie de oportunidades. Según un estudio del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile, un 73 % de los profesores chilenos han aprendido metodologías nuevas. “Yo diría que lo ganado en estrategias metodológicas es un 100 %”, coincide la directora Marcela Jara.
“Tú jamás habías tenido tantos profesores trabajando en un contexto digital. A la fuerza, tuviste una formación masiva y autodidacta”, afirma Celedón. El aprovechar estas ventanas va a depender del trabajo de cada municipalidad o departamento de educación, por lo que lo más probable es que las modernizaciones se vean de manera parcelada.
Por ahora, el desafío sigue en llegar a la totalidad de los alumnos y lograr su participación en las actividades escolares y, de este modo, disminuir los niveles de deserción del 2020, que probablemente fueron históricos en el país. Los colegios trabajan pensando en el 2021, año en el que, posiblemente, la educación también tendrá que ser a la distancia.
*Esta investigación periodística fue hecha por Martín Baeza y Jorge Morales, estudiantes de la Facultad de Comunicaciones de la Pontificia Universidad Católica de Chile. El reportaje forma parte del Taller de Periodismo Avanzado, asignatura impartida por el profesor Pedro Ramírez.
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