Entrevista publicada en El Mercurio, 2 de julio de 2011
Ex ministro José Joaquín Brunner habla del conflicto educacional:
“El Gobierno no ha conducido el proceso y hoy día está más bien a la defensiva, arrinconado”
El investigador y académico consideró que el Ejecutivo debe presentar una agenda corta de medidas que centren el debate.
Alejandra Muñoz C.
El exceso de expectativas generadas por el propio Gobierno y la falta de claridad respecto de lo que quiere hacer en educación superior, son a juicio del ex ministro e investigador de la U. Diego Portales, José Joaquín Brunner, algunas de las causas del actual conflicto educacional que enfrentan las autoridades.
Dada la situación actual, ¿qué debería pasar ahora?
-Lo que uno espera en este tipo de conflictos es que el Gobierno conduzca. Y lo que ha ocurrido es que el Gobierno no ha conducido el proceso y hoy día está más bien a la defensiva, arrinconado, confuso, sin propuesta. El ministro hizo a última hora del jueves una declaración diciendo que el Presidente ahora se va a hacer cargo de esto y va a proponer un nuevo paquete. Veremos si este paquete, que algo que debió haber ocurrido hace rato, es efectivo y va acompañado de los suficientes gestos políticos para encausar el proceso de conversación y generación de acuerdos.
¿Gestos políticos hacia quiénes?
-Hacia todos los sectores, porque se entiende que va a ser una nueva propuesta lo cual ya es bien sorpresivo, porque demuestra que el Gobierno se encontró bajo la presión de la calle sin una agenda clara y eso es parte de por qué el movimiento se ha prolongado. El Gobierno ha tenido propuestas bien contradictorias durante las últimas semanas. A veces parece que está dispuesto a conversar y ceder, luego se pone en una posición muy dura. Con los rectores pasó algo similar, lo que al final demuestra que no había consistentemente una propuesta del Gobierno que realmente lograra ordenar, la discusión. Ahora hay que esperar esta propuesta y dependerá de la calidad intrínseca de las medidas, pero también de la forma en la que se propone, de los instrumentos que se acompañan.
La presentación de la propuesta, ¿podría ser la salida al conflicto?
-La salida está dada no por llegar y plegarse a cualquier cosa que se esté pidiendo, sino por una propuesta racional, hecha con sentido del bien general de la sociedad chilena y del sistema de educación superior, que ordene el debate y un gobierno que sea capaz, luego, de ir ordenando a los distintos actores a través del diálogo.
La decisión de mandar los proyectos al Congreso, ¿es una buena salida?
-Acá lo que falta es saber cuál es el marco de pensamiento y de propuesta del Gobierno, al final de cuentas el Gobierno es el que tiene la responsabilidad de conducir la política y las demandas que se puedan generar desde distintos sectores de la sociedad y eso es lo que hasta acá ha faltado. El Gobierno, bajo la presión, lo que mostró a la sociedad es que “el emperador estaba desnudo”, como dice la famosa frase. Se le dijo, muestre sus cartas y resultó que no las tenía preparadas.
En ese contexto, ¿qué le parece que se haya presentado como la gran reforma a la educación superior?
-Ese fue el primer error. Haber dado curso a una especie de inflación de expectativas, generada por el propio Gobierno que anunció reiteradamente que este iba a ser el año de la educación superior, que se iban a hacer grandes transformaciones. Todo eso ya subía en general las expectativas. Luego, cuando el Gobierno mostró cuáles eran las medidas para esta gran reforma, el 21 de mayo, las medidas eran todas bastante acotadas, marginales, algunas de ellas interesantes, pero dado que se habían levantado de tal manera las expectativas a todo el mundo le pareció que esto era completamente insuficiente.
Con su experiencia como académico y como ministro, ¿qué cree que debería hacer el Ejecutivo?
-El Gobierno debiera mostrar con total claridad y a la brevedad un horizonte de hacia dónde quiere ir y que diga claramente qué espera hacer durante estos años, para dejar encaminada la educación superior. Segundo, debiera presentar una agenda corta donde diga cuáles son los problemas que va a abordar en lo inmediato. Buena parte de lo que va a constituir la materia de debate en las próximas semanas tiene que ver con cuáles son los contenidos de esa agenda corta. Así se centra el debate en las cosas que el Gobierno está dispuesto a discutir y estaría en condiciones de hacer algo de inmediato.
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