El rectorado es cosa de hombres
En España, las mujeres dirigen solo el 13% de los campus – La primera presidenta de la Asociación de Universidades Europeas quiere romper el ‘techo de cristal’
PILAR ÁLVAREZ | El País, Madrid 02/05/2011
Una mujer preside por primera vez la Asociación de Universidades Europeas. Maria Helena Nazaré, exrectora de la Universidad de Aveiro (Portugal), acaba de ocupar el cargo y ya ha dejado clara su misión: romper el techo de cristal de las mujeres en la educación superior. Si empezara por España, tendría mucho trabajo. Aquí los rectorados son cosa hombres. Y como muestra, las recientes elecciones en la Complutense de Madrid, la universidad presencial más grande de España. Hubo seis candidatos. Todos eran varones.
Solo 10 de los 75 campus españoles -cuatro públicos y seis privados- tienen una mujer al frente. Son el 13% del total. El porcentaje tampoco mejora en el escalón inmediatamente posterior. Las catedráticas apenas representan el 15% del total y eso que las mujeres son mayoría en las aulas desde hace más de 20 años.
Elisa Pérez Vera no fue consciente de que se había convertido en un fenómeno hasta que vio su cara en el telediario. “Fui una pionera”, asume la primera rectora de España, que dirigió la UNED entre 1982 y 1987. “Nuestro problema es plantearnos siquiera la posibilidad de competir”, reflexiona la ahora magistrada del Tribunal Constitucional. “Yo lo hice porque la universidad me había dado mucho y yo a ella nada”. Pérez Vera, soltera y sin hijos, apunta otra complicación: “La compatibilidad entre la vida familiar y la docencia no está resuelta”.
“La conciliación y el periodo de maternidad suelen coincidir con el periodo de carrera científica de cualquier investigadora”, añade Yolanda Guerrero, directora del Instituto Universitario de Estudios de la Mujer de la Universidad Autónoma de Madrid. “Eso hace que tengamos menos sexenios, menos disponibilidad para estancias en el extranjero y para otros requisitos necesarios para acceder al cargo”. El panorama empieza a cambiar, según Gerrero. En la UAM ya hay un 20% de catedráticas. Organismos como las Unidades de Igualdad, que vigilan por la paridad y están presentes en una treintena de universidades públicas, ayudan al avance. Pero “la mejora es lenta y puede retroceder”, alerta Guerrero. Flora de Pablo, de la Asociación de Mujeres Científicas del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) liga los retrocesos a la crisis. “Las mujeres entran cuando hay vacas gordas, pero su frágil avance se resiente con las vacas flacas”, según la representante del CSIC, uno de los organismos más avanzado en la presencia de mujeres.
Tres de las actuales rectoras (UAB, Málaga y Antonio de Nebrija) se han labrado la carrera desde la base, optan por equipos paritarios y tuvieron que renunciar a otras facetas de su vida. “Yo dejé de lado una relación más intensa con mis tres hijos, algo difícil de asumir”, afirma Ana Ripoll, rectora de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Adelaida de la Calle, al frente de la Universidad de Málaga desde 2004, explica que la situación fue aún más difícil cuando quiso optar a una cátedra. “Tuve que esperar a que otros compañeros accediesen al puesto antes”. De la Calle fue elegida rectora frente a tres hombres. Para ella, otra de las claves es que cada vez haya más mujeres en puestos de responsabilidad: “Es muy importante tener modelos”. A Pilar Vélez, de la Antonio de Nebrija, le costó asumir el ofrecimiento: “Lo primero que pensé cuando me lo propusieron es que no era para mí”. La oferta llegó después de la baja de maternidad de su segundo hijo. “Pensé que no iba a poder y, al final, lo que haces es compaginar como puedes”.
Una rectora en 1982 y 10 casi 30 años después demuestran que el avance no es veloz. “No es solo una cuestión de tiempo”, reflexiona Flora de Pablo. “Hacen falta políticas activas y obligatoriedad”. Y pone un ejemplo: “Solo con implantar guarderías en los centros con más de 250 personas, la carrera de las mujeres sería más fácil”.
Punto cero de la política
Punto cero de la política "Es una lucha sin cuartel. Y, por ende, sin cuidado por la gobernabilidad de la democracia"...
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