Entrevista en Diario Financiero sobre asuntos de política y educación: ver aquí
En vez de buscar acuerdos, el gobierno excita ideológicamente el debate”
Aunque no tiene una evaluación negativa de la segunda administración del presidente Sebastián Piñera, José Joaquín Brunner (74 años) sí tiene la convicción de que ‘se ha caído en un cuadro bien parecido al anterior, en el sentido de que el gobierno carece de una agenda relativamente priorizada y ordenada’.
Según su experta mirada de académico e investigador de la Facultad de Educación de la Universidad Diego Portales, pero especialmente como exministro de la Segegob durante el gobierno del expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Brunner advierte que el gobierno ‘navega en una dirección que no logra expresar en una visión, que no tiene una narrativa o un relato que le explique al país dónde estamos, cuáles son los principales problemas que queremos enfrentar, cómo los vamos a enfrentar y en qué dirección vamos a invitar al país a marchar’.
Sin embargo, desde su punto de vista, la oposición no lo ha hecho mejor. Sin liderazgos claros que contribuyan a un diálogo fructífero, se ha concentrado en obstaculizar la gestión del Ejecutivo.
– ¿La oposición no remonta?
-Los veo igualmente desordenados, sin proyecto político, tratando de rechazar cualquier iniciativa, de estas un tanto desordenadas que va adoptando el gobierno. Y como tiene mayoría en el Congreso puede poner grandes obstáculos. Si el gobierno no se ordena, con mayor probabilidad la oposición va a terminar obstaculizando cualquier avance.
-¿Qué necesita el gobierno para ordenarse?
-Lo que necesita fundamentalmente es un relato, una visión, una cierta perspectiva estratégica de lo que quiere hacer en estos cuatro años; por lo tanto, una fijación clara de sus prioridades. No puede ser que simultáneamente esté tratando de hacer cosas en salud, previsión, tributario, laboral, educacional…
-¿Y los acuerdos?, a propósito de que no es mayoría en el Congreso.
-Desgraciadamente se ha ido perdiendo la voluntad explícita que el Presidente manifestó al comenzar su gobierno, de que este iba a ser un gobierno de grandes acuerdos nacionales.
-¿Siente que no ha cumplido?
-Siento que no -no es pura responsabilidad del gobierno, es compartida con la oposición-, que el gran riesgo que vivimos es que se vaya creando un escenario de mayor crispación política, donde en vez de buscar acuerdos, con una mayoría que necesita armar en el Congreso, lo que hace el gobierno es excitar ideológicamente el debate y poner a la defensiva a la oposición.
-¿Y la oposición reacciona mal?
-Como no tiene proyecto político, coherencia ninguna entre las distintas fuerzas que la componen, no reconoce que perdió el gobierno y que no puede pretender, porque mantiene cierta mayoría en el Parlamento, que sus ideas y su visión de las cosas se impongan.
-¿Cómo está el escenario económico?
-Sabemos que la economía va a un trote regular, no está a alta velocidad ni tampoco estancada.
Ya está relativamente claro que en estos cuatro años no habrá grandes saltos en la economía, pero seguirá creciendo, generando empleo y requiriendo que se solucione este otro conjunto de problemas que ni la oposición ni el gobierno están sabiendo tratar.
-¿Cómo se entiende que la gente perciba lo contrario?, ¿cómo se contrarresta eso?
-No hay una forma de contrarrestar eso que no sea que, junto con destruirse empleo, se esté generando empleo. Esa es la lógica y la dinámica del capitalismo en el mundo entero. Estamos en una etapa en que el crecimiento de Chile va a ser superior al promedio mundial y al de la mayor parte de América Latina, pero a unas tasas que no son espectaculares. Eso significa que se va a estar creando empleo, particularmente en el sector formal, pero a una velocidad que no es la que el propio gobierno había declarado.
-¿Generó muchas expectativas?
-Está claro que el gobierno creó expectativas, sí, lo que influye en la subjetividad de la población, no en el ritmo real de las cosas. Se crearon esperanzas y expectativas que en la realidad se han ido viendo frustradas. Y eso le pasa una cierta cuenta al gobierno.
-¿Lo que tenga que hacer el gobierno debe hacerlo este año?
-Este es el año decisivo para el gobierno, porque tuvo un año muy regular, relativamente plano. No es para decir que no gobierna o está completamente desarticulado, pero está claro que respecto de las propias metas que se propuso está débil, no ha logrado armar una estrategia relativamente viable en torno a acuerdos para enfrentar de manera ordenada los varios desafíos que tiene y que expresó durante la campaña.
-¿Cuánto perjudica al gobierno no tener un interlocutor válido en la oposición, un liderazgo con el que llegar a acuerdos?
-El hecho de que la oposición y el gobierno aparezcan actuando débilmente, sin mucho proyecto y de manera relativamente desordenada, efectivamente muestra un escenario que fácil y rápidamente se puede distorsionar en términos de una gran crispación.
-Pese a que en la actualidad se desconfía de las encuestas políticas, ¿cómo se explica que Piñera haya comenzado el gobierno con una alta evaluación y ahora esté llegando al 40%, es bueno para un presidente?
-No, pero no es malo tampoco, porque los electorados son mucho más desconfiados, esperan una cosa más activa de los gobiernos, en términos de resolver problemas y si no ven eso, la manera de expresar su descontento es a través de las encuestas.
-En ese aspecto, los excancilleres critican que se esté usando la crisis de Venezuela como un tema de política interna, ¿cuánto puede perjudicar eso al Presidente?
-En ese punto, el Presidente ha tenido una línea relativamente consecuente y que interpreta a la mayoría de los chilenos.
-¿Hay algún aspecto que pudiera unir a la oposición, más allá de la contingencia?
-Tal como está hoy día, la oposición está tratando de poner bajo la alfombra las reales diferencias entre sectores que son en extremo moderados hasta sectores en extremo rupturistas en cuanto a su visión de la economía y la democracia. Eso no puede unirse fácilmente en un proyecto de mediano o largo plazo, de una manera coherente.
-¿Qué rol juega el Frente Amplio?
-Es un conglomerado político que, a su vez, internamente tiene enormes diferencias e intenciones y para nada ha estado a la altura de sus propias promesas de venir a renovar la política, de tener una visión del país que sea distintiva y atractiva. Hasta el momento es una parte de una oposición fallida.
-¿Se puede ya pensar en que haya figuras que comiencen a emerger como liderazgos presidenciales en todos los sectores?
-No. Me parece que está totalmente verde ese horizonte y que lo que uno ve es gente interesante tratando de hacer cosas interesantes o cometiendo menos que más errores.
-¿Qué personas interesantes están haciendo cosas interesantes?
-En la oposición, me parece que el paso de Carlos Montes por la presidencia del Senado ha sido un hecho interesante. Entre otras cosas, porque logra que los distintos sectores conversen entre sí y trató de darle una cierta prestancia y mayor legitimidad a la acción del Senado. En el gobierno, me parece que hay personalidades capaces de transmitir… Aun con las críticas que hago en educación, me parece que la ministra muestra habilidad política, pero que no tiene todavía la habilidad central que es la de lograr organizar su agenda y poner al país frente a los problemas reales que hay que enfrentar.
Recuadro
‘Como la oposición tiene mayoría en el Congreso puede poner grandes obstáculos. Si el gobierno no se ordena, con probabilidad la oposición va a terminar obstaculizando cualquier avance’.
Gratuidad: ‘Completamente fallida y llena de improvisaciones’
-¿Qué le parece la división de Admisión Justa en dos proyectos, cuánto aporta?
-Lo que hay que decir es que estamos discutiendo en los márgenes, no una cosa central, y el desafío central de la educación es cómo mejoramos las oportunidades de aprendizaje de nuestros niños, ese es el problema fundamental, el de la calidad de las oportunidades. Entonces, dividir o no el proyecto, la verdad es que es un asunto táctico legislativo que habrá que ver qué resultado le da a la ministra y al gobierno.
-¿No aporta al fondo del problema?
-Lo evidente es que estamos distrayéndonos y hemos perdido nuevamente el foco. El gobierno dijo ‘mi prioridad va a ser volver a la sala de clases, los niños primero y vamos a entrar a los temas de calidad’. Y no hemos entrado.
-¿Cómo ha afectado la gratuidad a las universidades?
-Ya ninguno de los que trabajamos en el mundo universitario tenemos ninguna duda de que la gratuidad es una política mal diseñada y que está siendo mal ejecutada. Que daña económicamente a las universidades, está creando un problema serio con los estudiantes que no se gradúan en el tiempo nominal de la duración de la carrera, y eso es insostenible. Y ahí uno hace una crítica profunda al gobierno que se pone del lado de las universidades que dicen ‘esto es un desastre y los resultados son negativos’; el gobierno dice ‘sí, es un desastre y los resultados son negativos, pero no es mi responsabilidad, esto se hizo en el gobierno anterior’. Pero ese no es el papel del gobierno, su papel es resolver el problema.
-¿Cómo hacerlo?
-Tendrá que gastar algo más en educación superior, ordenar el sistema de financiamiento de las universidades, que es un problema ya no de la gratuidad, sino de cómo se financia con sustentabilidad el sistema en los próximos 10 o 15 años.
-¿Habría que revertir la gratuidad?
-A esta altura, un sector de jóvenes que han demostrado tener el esfuerzo y el mérito escolar y académico para continuar sus estudios en la educación superior y no pueden hacerlo, porque no tiene los medios económicos, obviamente que tienen que acceder a la gratuidad. Aunque es una gratuidad completamente fallida, llena de improvisaciones, porque una gran parte de los que acceden a ella requieren además becas.
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