Ejemplos europeos que funcionan
Alemania, Suiza u Holanda son referentes del modelo de formación profesional que compagina los estudios con el trabajo
ANA TORRES MENÁRGUEZ, Madrid 8 ENE 2018 – 08:43 CET
En los institutos alemanes, cuando los estudiantes tienen entre 13 y 15 años, se les informa de que la Universidad no es la única opción. Una serie de profesores formados en FP Dual y con presencia en todos los centros les cuentan que con ese programa podrán cobrar unos 800 euros al mes mientras estudian y que el 68% de ellos conseguirá un contrato una vez finalizada la formación, que dura entre dos y tres años. En el curso 2016-2017, un total de 520.000 estudiantes están cursando la FP Dual en Alemania, y 80.600 se quedaron sin plaza, un 13% de los solicitantes. Desde que se implantó el modelo en 1969, el 50% de la fuerza laboral se ha formado en FP Dual.
“El nivel de implicación de las empresas es tremendo, se preocupan por la evolución del estudiante y por las notas que obtiene porque en la mayoría de casos serán parte de su plantilla”, explica Beate Gröblinghoff, directora del Instituto de Formación Profesional de Hamburgo. En algunas empresas, el tipo de contrato que ofrecerán al graduado dependerá directamente de la nota que obtenga en el examen final. Contrato por un año, fijo o indefinido. El Gobierno alemán reconoce que ese sistema es la clave para que la tasa de paro juvenil esté por debajo del 7% en Alemania. “Les da las herramientas para encajar en el mercado: se combinan a la perfección los conocimientos teóricos con la experiencia práctica”, señala Gröblinghoff.
A diferencia de lo que sucede en España, los estudiantes alemanes son los que se ponen en contacto con las empresas para hacerles saber que les gustaría formarse allí. Para eso, investigan qué firmas de su área geográfica participan en el programa y tratan de filtrar las que mejor encajan con sus intereses. Si las empresas les preseleccionan, acuden a las oficinas para someterse a una entrevista personal. Una vez tienen el sí definitivo, formalizan la matrícula en el centro de estudios. “Las empresas eligen a los estudiantes con un proceso de selección similar al de un puesto de trabajo, de forma que se da un encaje perfecto entre el número de aprendices a formar y la demanda real del mercado laboral”, recalca Gröblinghoff. En el 75% de los casos es el alumno el que busca la plaza en la empresa; el resto son ayudados por las oficinas públicas de empleo.
El 21% de las compañías alemanas participan en el sistema de formación dual y capacitan a más de medio millón de nuevos aprendices cada año, según datos de la Oficina Federal de Estadística alemana. Los estudiantes pueden escoger entre 327 profesiones y la inversión media de las empresas en cada uno de ellos es de 18.000 euros al año. Las cámaras de comercio definen las competencias necesarias para cada profesión, elaboran los exámenes comunes a nivel estatal, controlan la calidad de la formación recibida y certifican a las empresas formadoras.
María Guardia, catalana de 31 años, se marchó a Hamburgo hace cuatro años para estudiar un ciclo de seguros y finanzas. Licenciada en Económicas, llevaba varios años encadenando becas, ninguna por un periodo superior a seis meses. Se enteró a través de la Cámara de Comercio de Barcelona de que la empresa de seguros alemana HanseMerkur estaba buscando estudiantes europeos para incorporar en el programa de FP Dual. La seleccionaron con un nivel B1 de alemán. “No dominaba el idioma bien, y me pagaron clases de alemán”, cuenta. La principal diferencia con el sistema español, asegura Guardia, es que sentía que la empresa le pagaba por estudiar y por ir a clase. “Me pedían explicaciones si un examen me salía mal. Al finalizar el programa me contrataron”. Ahora cobra más de 2.000 euros al mes.
Suiza es otro de los países de referencia en cuanto al éxito del modelo dual. El 30% de las empresas participan formando a aprendices y todos los gobiernos regionales (los llamados cantones) promocionan el sistema, apuntan desde la Alianza para la Formación Dual. Dos tercios de los estudiantes suizos optan por una de las 250 titulaciones disponibles cada curso. Las compañías participan en la creación de los contenidos y de los programas académicos. Como en Alemania, son los propios alumnos los que buscan la empresa antes de matricularse en el centro y el salario que perciben durante la formación va desde los 1.000 hasta los 1.500 euros mensuales, de los que los cantones subvencionan cerca de 25%.
En Holanda la FP también está muy asentada y el 40% de su fuerza laboral se ha formado en ese modelo. Entre los alumnos de FP, un 55% optan por un itinerario dual, con una duración que va desde los seis hasta los cuatro años. El salario de los aprendices se regula desde los sectores profesionales a través de convenios colectivos; un estudiante no percibe lo mismo en una empresa de mecánica que en una de construcción.
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