Notas Personales de Conversación para la discusión sobre “Liceos de Excelencia” en el Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación (Ceppe), Pontificia Universidad Católica de Chile, Campus San Joaquín,12 de mayo 2010.
1. ¿Cuál es el principal problema de la educación chilena, que debe servir como contexto para el análisis de cualquiera política dentro del sector?
• El bajo rendimiento promedio del aprendizaje; esto es, la escasa efectividad de los colegios
• La diferenciación de los rendimientos según el origen socio-económico y el capital cultural de los hogares; esto es, el efecto cuna, y, además,
• Su segmentación entre diversos circuitos de escolarización que vinculan el origen de los alumnos con diversos tipos y sub-tipos de colegios municipales, particulares subvencionados y particulares pagados
2. En este contexto, ¿qué representan los llamados liceos de excelencia?
2.1. A favor de ellos, se sostiene que:
Primero, impulsarían una saludable movilidad social
Segundo, servirían para “iluminar” o “irradiar” un modelo de liceo efectivo
Tercero, significarían un gesto de apoyo hacia la educación pública (esto es, municipal)
Cuarto, sería una medida entre otras, dentro de una amplia batería de medidas, destinada a promover la movilidad social de los jóvenes más talentosos.
2.2. ¿Qué pensar de estos argumentos justificativos?
a. Ad primero: Es probable que impulsen un grado de movilidad social para los estudiantes matriculados en estos liceos. ¿Cuánto más que sin estos liceos? No sabemos. Sabemos que podría favorecer potencialmente a una minoría del total de alumnos municipales: principalmente a los del ESE medio alto y a una fracción de los alumnos del ESE medio. En breve, se trataría de hacer mejores en su rendimiento a los mejores. Varios estudios, principalmente de J. Núñez y F. Torche y G. Wormald han mostrado las limitaciones que posee esta estrategia para promover efectivamente una movilidad que torne meritocrático el acceso a las élites. En Chile estas últimas siguen siendo, en gran medida, adscriptivas y el acceso es “patrocinado” y depende más de apellido, la familia y el colegio, que de los méritos personales.
b. Ad segundo: ¿Cómo se transmitiría o difundiría esa luz? Se dice: ofreciendo un modelo de buenas prácticas. Pero, ¿cuál es la buena práctica que hace efectivo a un liceo llamado de excelencia? La intensa selección de entrada y durante el proceso. Los demás colegios no podrían recurrir a esa práctica.
c. Ad tercero: El sector municipal de liceos necesita más que un gesto puramente simbólico de apoyo, por lo demás de confusos efectos: da el mensaje que solo seleccionando hay alta calidad y ofrece el mensaje que el estado no está preocupado de la educación pública sino solo de aquella de gestión municipal, ¡que todo el mundo concuerda no está funcionado bien! En verdad, estos liceos excelentes en nada contribuirían a solucionar la crisis de gestión por la que atraviesa el sector de colegios municipales.
3. Más allá de esta polémica a favor o en contra, ¿qué problemas puede anticiparse surgirían de la aplicación de este proyecto de creación de liceos altamente selectivos?
a. Es un proyecto orientado justo en el sentido contrario de lo que se necesita y busca; esto es, disminuir la segmentación del sistema y tornarlo así, al menos al subsistema subvencionado, gradualmente más inclusivo.
b. No ofrece una solución válida para la mayoría los alumnos de enseñanza media sino para una minoría. Se insiste pues en la segmentación, al fortalecerse un circuito privilegiado dentro del sector municipal urbano.
c. Se entrega la generación de excelencia a una vía rápida o fácil: selección intensa + generosa dotación de insumos; es decir, excelencia basada en un principio de exclusión. Con esto:
i. Se vuelve a postergar a alumnos de grupos bajo y medio bajo.
ii. Se estimula la concentración de los mejores alumnos de la enseñanza primaria del sector subvencionado en esos pocos liceos.
iii. Con riesgo, por tanto, de “descremar” la capa de alumnos de mejor rendimiento y concentrarlos en perjuicio de los demás liceos y quizá, también, de buenos colegios secundarios privados subvencionados.
4. Todo esto lleva a plantearse si no hay opciones mejores, alternativas frente al proyecto de estos liceos altamente selectivos:
a. ¿Por qué no centrarse en extender la subvención preferencial para los liceos con mayor proporción de alumnos vulnerables?
b. ¿Por qué no reforzar mediante convenios de desempeño a liceos en funciones y con selectividad moderada?
c. ¿Por qué no explorar liceos de especialidades, al estilo de los ingleses?
d. ¿Por qué no asumir el desafío más difícil de mejorar la calidad de los liceos de menor rendimiento o de buscar acortar la brecha de resultados entre liceos CH y TP?
e. O bien, como propone hoy Rosita Puga en un diario, por qué no ensayar un plan de apoyo y compromisos para crear un conjunto de facultades de educación de alto rendimiento?
5. En suma, no me entusiasma un plan de crear 15 o 20 liceos altamente electivos dentro de los próximos años pues:
a. Es la menos equitativa de las medidas que uno puede imaginar para mejorar la calidad de la educación.
b. Confunde excelencia o calidad con selección intensa.
c. Diversifica aún más y consolida la segmentación de los circuitos escolares.
d. Concentra los talentos, recursos docentes e insumos en vez de difundirlos, reduciendo con ello el efecto pares positivo, y aumentando el negativo, en el resto del sistema.
e. Posterga o desplaza medidas alternativas de política que parecen más efectivas para logar la meta de combinar mayor calidad con más equidad.
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