Opiniones sobre créditos estudiantiles
Mayo 14, 2017

Endeudar para gobernar y mercantilizar: el caso del CAE (2017)

Por Fundación Sol, mayo 2017 

“La promesa del aumento del acceso a la Educación Superior, se cumplió ampliamente. El año 2005 (antes de que comience a operar el CAE), se registra una matrı́cula total de 663.679 alumnos, mientras el año 2016 se llega a 1.247.135 matriculados. Sin embargo, el 70 % de este aumento se concentra en sólo 20 instituciones que pertenecen a los siguientes grupos educacionales: i) Laureate International; ii) Santo Tomás; iii) INACAP y iv) Pontificia Universidad Católica. Adicionalmente, en este listado, se encuentran aquellas Universidades investigadas por lucro, tales como la Universidad San Sebastián, Autónoma, Central, del Desarrollo, entre otras.

Precisamente es en estas instituciones donde se concentra el 67,1% de los alumnos que acceden al CAE y 67,7% de los recursos que por esta vía ha recibido desde el año 2006 todo el sistema de Educación Superior chileno, lo que equivale a casi $2,8 billones (millones de millones). Sólo el Grupo Laureate International, ha recibido más de $700 mil millones a través del CAE.

Por otro lado, en este periodo, la matrícula de los establecimientos estatales sólo aumenta 20.634 alumnos y su participación en el total se reduce a sólo 15,4%, convirtiéndose en un apéndice del sistema de Educación Superior.
El total de recursos entregados por los Bancos entre 2006 y 2016, a través del CAE, a las instituciones de educación superior acreditadas donde se matriculan los alumnos beneficiados, es de $4,1 billones (millones de millones). Sólo tres bancos se han adjudicado el 90% de los créditos: Scotiabank, Estado, e Itaú-Corpbanca”.

Recordemos que el año 2016 la Fundación Sol había lanzado un estudio similar. No obstante, este año además se agrega el análisis de la morosidad, el cual desagregado por comuna muestra cómo el endeudamiento se relaciona con la pobreza en los territorios de los cuales provienen los estudiantes.

Para descargar el informe, aquí

Enlace: http://www.fundacionsol.cl/wp-content/uploads/2017/05/CAE2017.pdf

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Financiamiento estudiantil

El Mercurio, 14 de mayo 2017

La gratuidad es una peligrosa mezcla de ingenuidad y falta de atención a los incentivos para los alumnos y también las instituciones…Enviar Opine imprimir agrandar letra achicar letra Desde su creación el 2006, el Crédito con Aval del Estado (CAE) ha sido un efectivo instrumento para promover el acceso a la educación superior. Su diseño original buscó aliviar las restricciones de créditos de las familias, teniendo en consideración sus dificultades para dar con garantías en el evento de no pago. Así se justificó la intervención del Estado. Este podía ofrecer las espaldas financieras necesarias ante tal evento. Por su parte, las universidades contribuirían a la cruzada haciéndose responsables de parte de la deuda si el estudiante no se graduaba. Finalmente, bancos privados aportarían los recursos, siempre incentivados por la garantía del Estado.

Los resultados fueron los esperados. Un total de 808.366 estudiantes han utilizado el CAE para costear total o parcialmente sus estudios. De estos, el 57% pertenece a los dos primeros quintiles de ingreso, el 85% proviene de colegios municipales o particulares subvencionados y el 31% ha optado por carreras técnicas. Actualmente, cerca de 304 mil personas se encuentra en etapa de pago, de las cuales el 38% se hallan morosas (deben tres o más cuotas).

Problemas y ajustes

Los fundamentos generales del CAE eran técnicamente adecuados. Sin embargo, su diseño subestimó el efecto de los incentivos de las instituciones de educación superior para promover la obtención de títulos por parte de sus alumnos, incluso sacrificando su calidad. Tampoco se contempló la obligación de evaluar constantemente el papel de la banca. Durante los primeros años, su financiamiento permitió al Estado concentrar sus propios recursos en otras necesidades sociales prioritarias. Sin embargo, bastó un par de generaciones de egresados para identificar falencias en los contratos. Los bancos podían hacer efectiva la garantía del Estado en forma ventajosa, volviendo el sistema más caro de lo previsto.

En el 2012 se realizaron importantes ajustes al sistema. Se rebajó la tasa de interés del crédito desde un 6% a un 2%, se estableció que el monto mensual a cancelar no podría superar el 10% de los ingresos mensuales de los beneficiados y la posibilidad de solicitar la suspensión del cobro en caso de desempleo. Se estableció también un plazo fijo de 180 cuotas, es decir, que si al cabo de dichas cuotas aún queda un saldo de deuda, esta se extingue y la persona queda liberada de cualquier cargo. Según estimaciones del Ministerio de Educación, el costo de estas medidas, en régimen, alcanzaba aproximadamente a US$ 200 millones anuales.

El dilema de la gratuidad

La lentitud con que el Estado asumió los problemas de diseño del CAE -e introdujo los perfeccionamientos- dio espacio a crecientes reclamos. Y esto generó un ambiente político propicio para la contraindicada idea del gobierno de la Nueva Mayoría de promover la gratuidad universal en la educación superior.

Se optó por no avanzar en un mejoramiento continuo del sistema de financiamiento estudiantil para instaurar los incentivos adecuados en favor de la calidad. En vez de permitir así a estudiantes vulnerables acceder a títulos que pudiesen asegurar el pago futuro de su crédito, se decidió pasar toda la responsabilidad al Estado. Durante el 2016, 139 mil estudiantes, pertenecientes al 50% más vulnerable, estudiaron sin pagar ni contraer deuda en distintas universidades del país. Este año ingresaron a dicho esquema los centros de formación técnica y los institutos profesionales.

Naturalmente, el nuevo escenario también ha distorsionado incentivos: los estudiantes pueden no prestar tanta atención al precio de las carreras al momento de decidir dónde estudiar (una dimensión que puede informar sobre la calidad de sus estudios y posible rentabilidad futura de su ejercicio profesional), mientras las instituciones continúan con mínimos estímulos para asegurar calidad. La gratuidad, además, ha exacerbado los reclamos de los deudores del CAE, que exigen que el nuevo modelo sea retroactivo, solicitando la condonación de sus deudas, dadas las inmensas desigualdades en las obligaciones que se han generado en pocos años. Así, los movimientos sociales se han puesto en campaña para llamar a una moratoria general de la deuda estudiantil. Desde el Ministerio de Educación se ha señalado que la deuda estimada del CAE alcanzaría los US$ 8.260 millones (aproximadamente el 3,26% del PIB) y que condonar a los morosos significaría un costo 13,8 veces los recursos destinados para la gratuidad en 2016.

El escenario no da más espacio para improvisaciones en el financiamiento estudiantil. El Estado debe considerar y evaluar los incentivos presentes y futuros antes de promover medidas en esta materia. Esa es la base de un sistema sustentable y la razón de por qué el país completará cuatro años empantanado en este tema.


Según Acción Educar, titulados de los centros técnicos son los que gastan la mayor parte de su sueldo en la cuota:
Egresados destinarían hasta un 6,6% de sus ingresos, en promedio, para pagar el CAE

Debido a la proporción que representan estas mensualidades respecto de las remuneraciones que tienen los jóvenes, el director de la fundación afirma que no habría un sobreendeudamiento.

J. Herrera, El Mercurio, 14 de mayo 2017
Luego de once sesiones destinadas a escuchar por segunda vez la opinión de expertos, el martes, los diputados de la comisión de Educación comenzarán a votar, en detalle, la reforma a la educación superior. Uno de los puntos que incluirá el texto es el compromiso del Gobierno de eliminar el Crédito con Aval del Estado (CAE) y reemplazarlo por otro préstamo cuyos detalles se conocerán en el segundo semestre.
La Moneda responderá así a una demanda estudiantil que ha sonado con fuerza en los últimos meses, y se ha convertido en una de las principales solicitudes de los universitarios. “Estamos planteando cinco puntos prioritarios que hoy el Gobierno no recoge en su reforma. Uno de ellos tiene que ver con el fin al endeudamiento y condonación a la deuda”, plantea Daniel Andrade, dirigente de la Confech.
No obstante, según un estudio de la fundación Acción Educar, la cuota que hoy pagan quienes estudiaron con CAE estaría por debajo del 10% de sus ingresos, y sería incluso de un 2% en ciertas carreras.
Para llegar a esta conclusión, la entidad se basó en los ingresos promedios de los profesionales al cuarto año de egreso (según datos del Mineduc) y la cuota CAE promedio, estimada en $39.645 por la Comisión Ingresa, que administra el crédito.
Universidades y CFT
Según Acción Educar, los egresados de las universidades del Consejo de Rectores tendrían un sueldo promedio de $1 millón 124 mil, y de ese monto destinarían cerca del 3,5% a pagar el CAE, el porcentaje más bajo de todo el sistema.
Mientras, los egresados de centros de formación técnica -cuyas rentas promedian $642 mil- destinarían en promedio un 6,6% de sus sueldos a sus cuotas.
Raúl Figueroa, director ejecutivo de Acción Educar, puntualiza que son estos egresados quienes, en promedio, destinan la mayor proporción de su remuneración a devolver el crédito.
De hecho, en carreras como Técnico Asistente de Educador de Párvulos, la cuota llega al 11,3% de los ingresos, por lo que los jóvenes podrían postular a una rebaja para llegar al máximo de 10%.
En otros programas, como Técnico en Farmacia o Secretariado Ejecutivo, las cuotas bordean el 8%. En los planes universitarios, las mensualidades más altas se dan en Educación General Básica y en Arte.
Los estudiantes han insistido en que hay un millón de endeudados producto del CAE y que eso debe ser cambiado.
¿Sobreendeudados?
Pero Raúl Figueroa replica que “de acuerdo a la información disponible, se aprecia que no hay un alto nivel de sobreendeudamiento en el sistema como consecuencia del CAE”.
Agrega que “por supuesto que hay deudas y los jóvenes tienen que pagarlas, pero atendidas las características del crédito y los ingresos que esos jóvenes adquieren en su vida profesional, la cuota no representa un porcentaje suficiente para considerar que esos jóvenes están sobreendeudados por el CAE”.
Según el abogado, la deuda de los estudiantes “es un compromiso que ellos adquirieron. Y es importante tener en cuenta que sin ese mecanismo de pago, muchos de ellos no habrían podido acceder a la educación superior, ni tampoco tendrían los niveles de remuneración ni de trabajo a los que acceden hoy”.
Con todo, indica que el CAE debería avanzar hacia un sistema único de créditos, donde “a un egresado que no alcanza un mínimo de remuneración, se le suspenda la obligación de pagar mientras sus ingresos no mejoren”.
Rebaja Quienes tienen cuotas elevadas, pueden pedir que estas se limiten al 10% de sus ingresos.

9.830 personas que estudiaron con Crédito con Aval del Estado ya lo pagaron completamente, según la Comisión Ingresa.
$39.645 es el valor de la cuota promedio del CAE. Los desertores tienen una mensualidad media de $31.670.
$516 mil sería el ingreso promedio, al cuarto año, de un egresado de Secretariado Bilingüe. El destinaría un 7,7% de ese sueldo a pagar su CAE.
$816 mil ganaría un técnico en electricidad, que destinaría, en promedio, un 4,9% al crédito estudiantil.
1,7% representa la cuota del préstamo sobre el ingreso de un médico. En el caso de un odontólogo, la cuota bordea el 2,4% de su remuneración.
2,9% de sus ingresos destinaría un egresado de Ingeniería en Automatización de un instituto profesional.

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Rector Ennio Vivaldi: El Estado avala y promueve el endeudamiento de las familias para favorecer a las universidades privadas

 

En la intervención en la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados el 3 de mayo, el Rector de la Universidad de Chile y Presidente del Consorcio de Universidades Estatales de Chile (CUECh), destacó, entre otros, los siguientes aspectos respecto a la nueva ley de Educación Superior:

En el contexto desregulado en el cual se desenvuelve el Sistema de Educación Superior en Chile, el Estado aparece avalando y promoviendo el endeudamiento de las familias para favorecer a las universidades privadas.

La importancia de las instituciones regionales para poder contar con una estrategia de desarrollo nacional y regional que permita diversificar la matriz productiva del país, razón por la que cobra aún más importancia la configuración de una red nacional de estas instituciones estatales.

Las universidades estatales son mucho más eficientes que las privadas en la política de gratuidad.

Nos preguntamos: ¿Por qué el Estado y los sucesivos gobiernos de Chile se siguen esforzando tanto en no financiar las universidades estatales y no aumentar su cobertura, que es una de las más bajas de todos los estados del mundo (apenas un 16%)?
Vea la intervención del Rector: https://www.youtube.com/watch?v=0nBzi4AcUqs

Presentación del Rector: http://www.uchile.cl/documentos/presentacion-del-rector-vivaldi-ante-comision-de-educacion_132820_0_4658.pdf

 

 

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