Apareció en Boletín Nº 6 del Programa Anillo(SOC01) de Políticas en Educación Superior, dedicado esta vez al tema de los rankings de universidades. Fue editado por Judith Scheele con la colaboración de Felipe Salazar, ambos del Centro de Políticas Comparadas de Educación de la UDP.
Algunas de las preguntas que busca responder son:
¿Para qué sirven los rankings de universidades?
¿Cuáles son los rankings más importantes?
¿Cuáles son los argumentos críticos respecto a los rankings?
¿Cuáles son los parámetros en que se basan los rankings de universidades?
¿Qué estándares internacionales existen acerca del ranking de instituciones de educación superior?
¿Cómo se puede mejorar la calidad y fiabilidad de los rankings?
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Introducción
Los rankings son un fenómeno relativamente nuevo en la educación superior. Fueron introducidos hace un cuarto de siglo en los Estados Unidos por la revista US News and World Report con el objetivo de proporcionar información clara y práctica sobre las diferencias de calidad y prestigio entre las instituciones de educación superior (IES) a los futuros estudiantes y otros actores interesados.
En virtud del rápido crecimiento en el número y variedad de IES, los rankings se han popularizado durante las dos últimas décadas, convirtiéndose en un mecanismo universal para el fomento de la transparencia y la accountability de las universidades. Dado que la elección de una universidad es una decisión crucial para los estudiantes y sus familias, y que ella implica una significativa inversión de recursos, los rankings satisfacen una necesidad importante, proporcionando datos comparables que ayudan a los estudiantes a elegir la institución que mejor se adecúa a sus preferencias.
A pesar de la popularidad de los rankings existe un fuerte debate sobre su uso. Varios académicos y, sobre todo, instituciones, cuestionan la calidad y la fiabilidad de los rankings. Basan sus críticas en el hecho de que los productores de rankings seleccionan y ponderan los indicadores de manera subjetiva (y “arbitraria” en la opinión de los críticos), mostrando los resultados como una clasificación objetiva. Asimismo, ponen en duda la verificabilidad de los datos utilizados para elaborar los rankings. A menudo los rankings se construyen sobre la base de datos entregados por las propias universidades sin control ulterior o en base a los resultados de encuestas entre instituciones pares, lo que les resta confiabilidad y los vuelve susceptibles de manipulación.
Vista la popularidad y la rápida expansión del número de rankings de universidades, es necesario evaluar su calidad e impacto en la educación superior. Existen varias maneras de mejorar la calidad de los rankings y de hacer su uso menos polémico. La introducción de nuevas formas de ranking y mecanismos para controlar la fiabilidad de los datos, satisfaría gran parte de las exigencias de los críticos.
EL PRESENTE BOLETÍN ANALIZA LA FUNCIÓN DE LOS RANKINGS DE UNIVERSIDADES, SU INFLUENCIA EN EL SISTEMA DE EDUCACIÓN SUPERIOR, SUS VENTAJAS Y DESVENTAJAS COMO MECANISMO DE EVALUACIÓN, Y LAS MANERAS EN QUE SE PODRÍA FOMENTAR LAS BUENAS PRÁCTICAS EN SU ELABORACIÓN.
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