Izquierdas desordenadas
“Estamos, pues, al comienzo de un ciclo electoral donde todavía no se vislumbra una recomposición del cuadro político nacional. Mientras la derecha libra una abierta lucha por la hegemonía del sector, las izquierdas, a su turno, contienen proyectos que avanzan en distintas direcciones”.
José Joaquín Brunner, 7 de abril de 2025
Hay una izquierda comunista orgullosa de su tradición e historia a pesar de haberse desplomado globalmente su proyecto ideológico. Sobreviviente de la Guerra Fría, es un fenómeno anacrónico cuya utopía, ideales, valores y estrategia revolucionaria se han esfumado, dejando un vacío que el PC hasta hoy no logra llenar. De allí sus tensiones internas y confusión estratégica. Sus antiguos pilares de negación radical del capitalismo, de la democracia burguesa y del Estado liberal no han sido reemplazados. Lo único que subsiste es una curiosa fascinación con los más variados autoritarismos personalistas, trátese de Rusia o Nicaragua, de China o Cuba.
A su lado, en una incómoda relación, ha surgido una neoizquierda renovada, generacional y divergente en casi todo del proyecto comunista. En efecto, el FA es una izquierda leve, sin historia aún, con una ideología posmoderna que abraza una diversidad de identidades y enfoques: feminismo; indigenismo; interculturalidad; decolonialismo; socialismo del siglo XXI; derechos de la naturaleza y los cuerpos; libertad de elección; economía verde; ética de los cuidados y el buen vivir, etcétera. Sin embargo, todo esto quedó temporalmente sepultado junto a la propuesta de la Convención Constituyente. Y, tras la paletada, nadie dijo nada. Ahora se está a la espera de conocer el nuevo relato del FA. ¿Qué aprendió, olvidó o vuelve a recuperar?
Un tercer componente de las izquierdas en competencia es el del Socialismo Democrático, coalición donde convergen las tradiciones del socialismo chileno y del PR con las posturas progresistas del PPD y de un grupo liberal. No hay propiamente una ideología —marco conceptual, perfil doctrinario, propuesta programática— que reúna los anteriores elementos. Más bien, su propuesta se contrapone al anacronismo del PC y a la levedad posmoderna del FA, levantando el principio socialdemócrata moderno europeo, del que resultan un epígono a la búsqueda de una segunda renovación. Incomprensiblemente, el PS vacila, además, entre liderar o competir con sus aliados.
Finalmente, subsisten algunos grupos que pugnan por reconstituir un centro-electoral con eje en la DC y principios socialcomunitarios, pero sin unidad interna ni proyecto de futuro.
Estamos, pues, al comienzo de un ciclo electoral donde todavía no se vislumbra una recomposición del cuadro político nacional. Mientras la derecha libra una abierta lucha por la hegemonía del sector, las izquierdas, a su turno, contienen proyectos que avanzan en distintas direcciones.
José Joaquín Brunner
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