¿Quién educa a tus hijos?
”Si su respuesta termina solo en nombres, está siendo irresponsable”.
Estamos ad portas de un nuevo choque de trenes entre educación y mercado laboral. ¿Cuán preparada está su familia? ¿Dónde poner la atención para evitar las consecuencias? Vamos por partes.
Si el sistema educativo en Chile tenía graves problemas antes del 2019, la situación actual pone los pelos de punta. Inasistencia, repitencia, indisciplina, violencia, retrasos en aprendizaje, salud mental, el destierro del mérito avalado por la autoridad son algunos de los desafíos de familias y escuelas. Un tren educacional sin frenos y en la dirección equivocada.
Por otro lado, la tecnología está transformando el trabajo. Ya no basta un título para destacar y la legislación laboral está acelerando la automatización. Las competencias requeridas evolucionan con velocidad y, con esto, se amplía la brecha entre lo que se aprende en la escuela y lo que demanda la realidad. El desempleo ilustrado será el combustible del otro tren, uno cargado de frustración y desigualdad.
¿Y ahora quién podrá defendernos?, diría el Chapulín. Lo primero es reconocer quiénes son los más afectados. De hecho, si sabe del personaje de Bolaños probablemente la amenaza esté algo controlada, pues trabaja hace años. No es el caso de los más jóvenes. Entre ellos el riesgo es gigante.
Lo bueno: la evidencia demuestra que no hay mejor mitigante que una profesora o profesor que forje capital humano pertinente desde temprano. Lo malo: en Chile, la atracción de talento en la carrera docente enfrenta dificultades mayores. Garabatos, patadas, combos y hasta ataques con arma blanca de alumnos son parte de la pega. Y probablemente, habrá que esperar meses para la campaña del ministerio que los “combata”. Así, difícil ser profesor. En los tiempos que corren hay que sacarse el sombrero frente a quienes trabajan en una sala.
Por lo mismo, la fuga de docentes es grande. Le doy un dato: de casi 11 mil profesores que entraron al sistema el 2016, cerca de un 25% ya abandonó el desafío de educar. Quizás eso explique que en el 2021 el 12% de los maestros no tenía un título en educación y que solo un 2% de los estudiantes eran educados por personas que sacaron más de 750 puntos en la PSU (Morales, Riquelme y Urzúa, 2023).
¿Muy distinto al resto del mundo? En diciembre conoceremos los resultados de PISA 2022, pero no hay que ser experto para sospechar que el récord mundial en cierre de colegios en pandemia y el deterioro acumulado en educación le van a pasar la cuenta a Chile. Entonces, menores oportunidades futuras extenderán lo que ha sido una década de mediocridad económica.
¿Cómo cubrir a sus hijos frente a este riesgo? Puede parecer simpleza, pero partamos por lo básico: ¿Quiénes son sus profesores? Si su respuesta termina simplemente en nombres, sin saber qué experiencia tienen o dónde y qué estudiaron quienes los educan, está siendo irresponsable. Consulte y exija transparencia. Con eso cubre a los suyos y contribuye, aunque sea con un granito de arena, a concientizar a su comunidad del esencial rol de la calidad educacional en los tiempos que corren.
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