Opinión: Texto final de la Convención no fue escrito ni pensado para generar una amplia mayoría
Julio 5, 2022

José Joaquín Brunner y texto final de la Convención: “No fue escrito ni pensado para generar una amplia mayoría”

Marcelo Soto, Ex Ante, 5 de julio de 2022

El ex ministro y académico de la UDP, José Joaquín Brunner, dice que el texto propuesto por la Convención, “a pesar de contener elementos interesantes, incluso algunos positivos, no fue escrito ni pensado para generar una amplia mayoría. Tal es su mayor incoherencia: creer que el país necesita que una mitad de él le imponga a la otra mitad un modelo de cómo debemos convivir, comportarnos, gobernar nuestra polis y ejercer nuestros derechos”.


-La Covención entregó su propuesta constitucional en el plazo indicado.  ¿Cuál es tu evaluación final del trabajo de los convencionales?

-Creo que fue un trabajo arduo, difícil y que cumplió con el plazo y se sujetó a los parámetros institucionales . En cambio, la organización misma del trabajo fue engorrosa, los reglamentos excesivos y la labor de las comisiones muy por debajo de lo esperado. No hubo liderazgos constructivos. El clima de la Convención se caracterizó por ser sectario. Y su espíritu fue de permanente e intensa confrontación. Creo que en el proceso perdió la confianza de la sociedad.

-¿Piensas que mejoró en la comisión de Armonización, que logró cierta coherencia? ¿Qué impresión general te deja su lectura?

-El texto final, a pesar de contener elementos interesantes, incluso algunos positivos, no fue escrito ni pensado para generar una amplia mayoría. Tal es su mayor incoherencia: creer que el país necesita que una mitad de él le imponga a la otra mitad un modelo de cómo debemos convivir, comportarnos, gobernar nuestra polis y ejercer nuestros derechos.

-¿Ya decidiste tu voto: apruebo o rechazo? ¿Por qué?  ¿Cuál es el mejor camino para reformar?

-No decido aún porque me interesa sobremanera participar en la deliberación pública que viene y entender las razones que se dan para aprobar o rechazar. Pero qué duda cabe: de haber aprobado con entusiasmo la idea de tener una nueva Constitución —entusiasmo que me acompaña desde 1990– hoy, como seguramente le pasa a la mayoría, debo decidir si para tener una Constitución razonable conviene rechazar para dar una segunda oportunidad al proceso o aprobar con la convicción de que se reformarán  aspectos sustanciales del texto.

-El texto es bastante largo y tiene normas sobre todo tipo de cosas. ¿Es una carta ambiciosa que cambia el “modelo” de los últimos 30 años?

-Más bien, intenta imponer un modelo que sea el reverso de aquel que impuso la dictadura hace 40 años. Es el mismo espíritu sectario pero con otro signo y en condiciones políticas muy diferentes. El error es idéntico: creer que las Constituciones deben servir para imponer un modelo, como una jaula, a las sociedades.

-Escribiste hace un tiempo que la Convención estaba teñida por el octubrismo. ¿Ves esa huella en la texto definitivo?

-Por cierto, está presente, sobre todo en la retórica, pero en lo sustantivo el texto fue  moderándose con el paso de los meses, aunque hay todavía un sinnúmero de normas de incierta aplicación y que llevan una impronta, digamos así, de rebelión refundacional.

-El apruebo hoy está  básicamente en la izquierda. ¿Crees que la opción del rechazo puede ampliarse a sectores más amplios, desligándose de la derecha?

-Lo que indican las encuestas es que el rechazo se halla presente en todo el espectro político, ideológico, territorial, social y cultural. Solo así se explica que por el  momento aparezca comandando una mayoría.

-Gane el rechazo o el aprueblo, ¿Chile estará dividido el 5 de septiembre? ¿Habrá razones para celebrar?

-Nadie debiera celebrar un resultado que no sea una amplísima mayoría por el apruebo o el rechazo. Como probablemente eso no ocurra, al final la sociedad emergerá dividida de este proceso, aunque con una valiosa experiencia nueva ganada en el camino: que la Constitución, en una sociedad dividida y con una débil gobernabilidad, para ser eficaz requiere generar acuerdos de convivencia, balances de poder, y equilibrios entre una pluralidad de grupos, intereses, valores y visiones.

-¿Cómo debería enmarcarse o continuar un proceso constitucional? ¿Liderado por el presidente y el Congreso, es viable con la baja aprobación que tienen?

-Pierda quien pierda el 4 de septiembre, el Presidente Boric y su gobierno tendrán que asumir el desafío de trazar, junto al Congreso Nacional y a todos los sectores que aspiran a sostener la gobernabilidad y reforzar el Estado de Derecho, la continuación del proceso de reforma constitucional, hasta que lleguemos a una zona de acuerdos donde el cambio sea posible con el apoyo del conjunto de la sociedad.

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