“Terminando la primera vuelta, porque nosotros ya habíamos entregado el programa, pero ahí ya vamos a hacer el planteamiento global, para tener el elemento de golpe comunicacional diciendo: esta es la propuesta. Además como nosotros nos vamos a tener que reagrupar, tenemos que escuchar un poco a los vecinos”, dijo en T13.
Pero el anuncio del candidato cayó como un balde de agua fría para algunos. El ex senador Carlos Ominami dijo a La Segunda que “no entiendo su planteamiento. Si pasa a segunda vuelta y presenta un programa muy elemental a la espera de dialogar con los otros comandos, eso es un problema, porque no se puede votar por un compendio, se debe votar por propuestas precisas”. Asimismo, en el mismo medio, el ex ministro de la Segpres durante el gobierno de Eduardo Frei, John Biehl, sostuvo que “es una forma de maximizar el populismo y la demogogia, buscando acomodarse según lo que suceda en primera vuelta”.
En conversación con “El Líbero” el también ex ministro de Frei, José Joaquín Brunner, se refiere a la polémica.
– ¿Qué le parece que el candidato no entregue un programa de Gobierno de cara a las elecciones?
-En realidad, me interesan más la calidad, contenidos, alcances y claridad de los programas y sus propuestas que la discusión formal sobre la manera y oportunidad de su presentación. En general, los programas de los candidatos principales no permiten formarse una clara idea de qué piensan y qué orientaciones estratégicas y prioridades tienen para el país. Piñera peca por exceso y Guillier por ambigüedad. Ahora bien, la idea de Guillier de manejarse hasta la primera vuelta con un compendio de medidas a la espera de conocer los resultados y entrar recién entonces a una negociación sobre su programa me parece que ratifica su indefinición. Al contrario, lo que interesa precisamente es conocer ahora cual es su propia orientación y prioridades frente a los principales desafíos del país, independiente de quien lo apoye mas adelante.
-Él dice que ha ido entregando propuestas en distintas regiones, pero que el consolidado lo dará a conocer de cara a la segunda vuelta…
-En realidad, el problema de Guillier, me parece a mí, es que carece de una clara definición de su propio pensamiento y prioridades. A esto se agrega que las fuerzas que lo apoyan están confundidas y representan un “progresismo” anacrónico. De allí que no hayan logrado una real movilización de ideas y ciudadanos.
-Uno de sus argumentos es que debe esperar las propuestas de los otros sectores de la centroizquierda, ya que si define todo ahora, es posible que después se haga más difícil llegar a un acuerdo. ¿Qué le parece?
-Lo que dificulta el acuerdo son las disensiones entre los partidos que lo apoyan y, especialmente, entre aquellos otros que su candidatura desearía subir a un mismo carro después de la primera vuelta. Y este obstáculo no desaparecerá por esperar lo que resulte de la primera vuelta.
– ¿Se ha dado alguna vez en las elecciones presidenciales pasadas que los candidatos no entreguen un programa de cara a la elección?
-No entre los candidatos principales, que siempre han manifestado con relativa claridad lo que aspiran a hacer, con su coalición política, durante su mandato de gobierno.
-Algunos han dicho que es poco “transparente” con la ciudadanía presentarse a una elección sin expresar la totalidad de sus ideas. ¿Qué le parece a usted?
-No me parece que se trate de un problema de transparencia. Más bien, es un problema de liderazgo, de convocatoria, de capacidad (incapacidad) de articular ideas y de desplegar una convocatoria. Es una falla de concepción de la política democrática, la que supone como algo esencial, precisamente, el comunicar ideas y discutirlas, formar una opinión pública razonante que apoye a un candidato y su programa.
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