La Nueva Mayoría en días de máxima turbulencia
Mayo 7, 2017

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La mirada y los pronósticos de José Joaquín Brunner: “Muchos dirigentes, lo que tienen como programa es evitar que Piñera gane, lo cual es una posición súper débil”

Por Pilar Vergara 

-¿Qué le dice su propia inspiración del cuadro político tal como se dibujó esta semana, lleno de novedades?

Frente a mí tengo a José Joaquín Brunner, emblemático personaje de la Concertación, capitán de muchas travesías turbulentas, ya acomodado para desglosar y comentar los últimos acontecimientos que claman “una explicación”. Lo buscamos porque sus análisis son particularmente libres, desideologizados, conocedores de la política como es, con sus grandezas, miserias, cálculos e ideales, y protagonistas… humanos todos. Lo que le pido es una mirada orientadora.

-Mi primera reacción es decir que en este cuadro veo dinámicas que venían de antes, y que ahora están en la superficie. Solo esa es la novedad. La DC no podía seguir donde estaba, porque la habían arrinconado de una manera tal, que no le quedaba otra opción más que elegir este camino lateral de ir directamente a la primera vuelta. El llamado ascenso tan novedoso de Beatriz Sánchez es completamente esperable, si miramos que las fuerzas extrabinominal en las dos últimas elecciones han sacado entre 20 y 25% de los votos. Es decir, la gente que tiene algún tipo de reclamo, descontento, deseos de afirmar una cierta identidad, en primera vuelta lo hace a través de candidatos extra grandes alianzas. Que Guillier esté entre estancado y flojito es lo que cualquier analista debió haber esperado con la trayectoria de la Nueva Mayoría durante estos 4 años. Para mí, lo que está ocurriendo sigue una inercia; pero, claro, una inercia creativa que ahora explotó.

“La decisión de la DC cuenta con un apoyo importante en el partido”

– Pongamos el zoom en la decisión DC, esperable para usted, pero parece que para el Gobierno no, puesto que se ven tan enojados. ¿Usted cree que quebró la Nueva Mayoría para siempre?

-La Nueva Mayoría se está terminando. Nació como un pacto electoral bajo el liderazgo carismático de la Presidenta; ella perdió su carisma, y la NM se quedó ahí, atada a un programa muy inflacionario en términos de expectativas, y ha hecho una gestión política muy mala. Luego, el manejo final de la sucesión no podía sino andar mal.

-Igual, la Nueva Mayoría y el Gobierno les están dando con todo a los DC: las reuniones de los lunes están suspendidas por imposibilidad de convivencia; los partidos les cierran la puerta de sus listas parlamentarias…

-Que se junte o no se junte el comité político da lo mismo, porque ese comité hace tiempo que no tiene significado real en la conducción del Gobierno. Pero todas son señales de gran turbulencia y hay fuerzas de descomposición y recomposición a las que habría que atender. Quién habría dicho hace 30 días que la DC iba a decidir algo en contra de la rentabilidad política, y he aquí la sorpresa de que tiene fuerza todavía para pensar la política en función de su identidad.

-El presidente del PS dice que la DC se va a arrepentir…

-Efectivamente, puede ser que no logre remontar. Pero el gesto político que ha hecho es extraordinariamente interesante: remueve el cuadro político, muestra la precariedad en que se encuentra la Nueva Mayoría, y al partido le abre por lo menos una posibilidad. Futuro dentro de la NM no tenía ninguno.

-¿Y el costo de las opciones parlamentarias? ¿El desbande de los diputados? ¿Y el riesgo de que por eso mismo vuelva a dividirse como otras veces en la historia?

-Todas las decisiones tienen dinamismos que pueden ir en una u otra dirección, producen efectos, cambian la conciencia de la gente. Pero descartar el acto de ir a primera vuelta por un mero cálculo anticipado de posibles resultados, es una concepción bien chata y pequeña de la política. Y se supone que nosotros -las fuerzas de centroizquierda- somos los grandes defensores de una esfera de la política autónoma de tanto cálculo de rentabilidad.

-En todo caso, no ha habido ningún pudor para explicitar los cálculos, amenazar con quiebre y hasta plantear que Carolina Goic se baje a mitad de camino.

-Todo puede ser. Pero la decisión de la DC tuvo un apoyo muy importante dentro del partido, y tienen una líder bien fuerte. Va a depender ahora de cómo evolucione ese liderazgo.

-Son muchos los sorprendidos con Goic como líder fuerte y también aguda…

-Yo la miro con interés y con simpatía, porque veo que tiene una vocación fuerte, que no es una ilusa que anda pisando nubes, y está haciendo algo que es una primera señal importante de renovación del cuadro político en la Nueva Mayoría.

-Sería una tragedia que siguiera hasta el final y llegara cuarta.

-Si logra remontar 5 o 7 puntos, ya va a estar en una pelea fuerte con Guillier. Es muy difícil que él suba; lo que va a subir es el Frente Amplio, hasta llegar a la cifra acostumbrada para ese tipo de propuestas.

¿El Frente a segunda vuelta? “Poco probable, pero no hay que descartarlo”

-Vamos, entonces, al Frente Amplio y su doble “gracia” de la semana: agregó más de 30 mil firmas en tiempo récord y su candidata, Beatriz Sánchez, subió de 2 a 11% de una encuesta Adimark a la siguiente.

-Me parece una candidatura bien competitiva. Lo que hay que ver es cómo esta fuerza que nace con el carisma de lo nuevo, de un sueño, entra ahora en las rutinas políticas.

-¿Beatriz es un anticipo del liderazgo “de verdad” del Frente, que son Boric y Jackson, que todavía no cumplen la edad?

-No, es una expresión del mismo fenómeno y una dirigenta muy bien elegida.

-¿Cómo ve a este Frente, comparado con otros que se arrancaron de la Concertación por la izquierda? ¿Tendrá mejor futuro?

-Los veo más radicales en el sentido de sus aspiraciones; más antisistémicos. Por eso, lo interesante es cómo eso, que se representa bien en la calle, va a entrar en el canal institucional con sus reglas y sus obstáculos.

“Al Frente le va a ir muy bien electoralmente, pero va a tener que rutinizarse, y ahí van a comenzar las contradicciones. En la primera vuelta tendrán la votación guiada por las emociones, por lo que a la gente le gustaría, porque les parece bien que haya un cambio de generación. Pero en una segunda vuelta entra a jugar una racionalidad más calculadora”.

-¿Y si fueran ellos los que pasaran a la segunda vuelta?

-Especulativamente, se puede pensar algo así, aunque es poco probable. No hay que descartarlo diciendo “eso es una locura” .

“Hay que entender por qué estamos en la turbulencia”

-Otra sorpresa de la semana la trajo la encuesta Adimark. ¿Cómo la leyó?

-Pienso que todavía la gente no está puesta en el clima de decidir por quién votar. Por eso, lo más interesante de destacar es que la mayoría que se expresa, piensa que Piñera va a ganar. Es un error hacer proyecciones lineales en un cuadro de turbulencias, más bien hay que entender por qué estamos metidos en esto, más que especular cómo vamos a salir.

-Y qué dice usted, ¿por qué están metidos en la turbulencia?

-En parte por el Gobierno y la crisis de la principal coalición. La derecha, hoy, tiene una coherencia mayor que la que ha tenido todos estos años de oposición, donde fue muy débil; pero nadie está muy claro de que sea capaz de interpretar y dirigir el país en la actual situación. La gente se pregunta: si gana Piñera, ¿va a tener la habilidad política para manejar una sociedad con tanta revoltura, inquietudes, frustraciones? Hay también en el cuadro total elementos como la crisis de las élites que todavía no termina, y una situación económica complicada. Sumemos que este país no va a poder seguir siendo gobernado -ahora con más fragmentación- con un régimen presidencial tan rígido. Vamos a necesitar algo más flexible, semipresidencial, con una mayor capacidad de negociación del Congreso, con más partidos y más flexibilidad en las alianzas. Se buscan coaliciones que vayan a durar otros 25 años, como la Concertación, y eso no va a ocurrir más. Esa era una alianza cultural y política. Ahora van a ser políticas propiamente. Detrás de todo esto está el cambio de generación.

-¿Será que la generación de ustedes estuvo mandando por demasiado tiempo?

-Cincuenta años. Pero ninguna generación elige cuánto se va a quedar; lo hacen las circunstancias históricas.

“Decir que Piñera ganará es razonable, con el desorden del otro lado”

-Si bien las encuestas muestran que una mayoría cree que el próximo Presidente será Piñera, los números no dan para nada una carrera corrida. ¿Cómo lo ve usted?

-Qué duda cabe de que una segunda vuelta va a ser muy reñida. Nadie va a ganar por más de un punto o dos, y va a depender mucho de quién es el candidato que corre con Piñera. Él va a llegar al final, y tal como está hoy el despliegue de los actores, la gente dice intuitivamente que ganará, lo cual es una mirada razonable, con el desorden que hay al otro lado. El otro día, el presidente del PS dijo ” ahora hay que darle contenido a Guillier” ; o sea, lo veía como un vaso vacío. La pregunta es quién le va a dar ese contenido.

-Bueno, si Guillier llegó adonde llegó, fue porque en las encuestas se vio con un potencial capaz de ganarle a Piñera; no por otra cosa.

-Y es parte de los errores de la NM. Si uno escucha la voz de sus dirigentes, es para decir que lo que tenemos como programa es ganarle a Piñera, evitar que Piñera llegue, lo cual es una posición súper débil.

-¿A qué dirigentes se refiere?

-A lo que hoy es la NM en torno a Guillier.

-¿Las huestes de Goic no piensan así?

-Ella no va a decir, yo me presento para evitar que gane Piñera. Puede decir voy a competir con Piñera, porque tengo una visión distinta de país.

-¿Cuánta efectividad puede tener esa especie de campaña del terror contra Piñera?

-Eso no es algo que vaya a prender. Está claro que Piñera no es un Trump. No es un candidato nacionalista, autoritario, xenofóbico. Tampoco se puede decir que cuando gobernó fue de un neoliberalismo salvaje. Esas son caricaturas. Debiéramos concentrarnos en lo que queremos para el país y no decir “aquí viene el cuco”.

“Los dos bloques son más débiles y tendrán que buscar alianzas”

-El más probable nuevo Presidente de Francia será Macron, un socialista que no les hace asco a ideas como achicar el Estado y bajar impuestos, y ganará hoy con el apoyo de la derecha. ¿Por qué cree usted que aquí siguen tan atrincherados?

-Nosotros tenemos más cerca que lo que tiene Francia las grandes divisiones; la dictadura está muy presente todavía. Pero estamos empezando a alejarnos de eso. Ya los dos bloques son más débiles. Pueden gobernar, pero van a tener que buscar alianzas en el Congreso. Habrá que tener una destreza política distinta, porque se está diversificando el arco político y tendremos que hacer cambios institucionales en la vuelta que viene.

-En su gobierno anterior, Piñera intentó saltar el charco… Tuvo a un ministro DC por un rato, contó con el apoyo del senador Fernando Flores, pero no logró un puente.

-Si Piñera fuera elegido, contrariamente a lo que hizo la vez anterior de buscar 2 o 3 personajes y tratar de meterlos a la fuerza dentro del Gobierno, sería mejor articular proyectos con un cuadro que probablemente va a ser más flexible del que tuvo antes en el Congreso. Por qué no… esas cosas que suenan todavía raras, me parece obvio que van a empezar a ocurrir. Para asegurar crecimiento, justicia, se necesitan acuerdos profundos. No se trata de que se deslaven todas las corrientes, porque esa es la pluralidad de visiones de una sociedad; pero, obviamente, tienen que tener expresión en partidos más modernos que los que tenemos hoy.

-¿Usted aceptaría ser ministro de Educación de Piñera?

-Ni de Piñera ni de nadie. Ya no estoy para ser ministro, menos en Educación, que va a requerir otro nivel de energía para volver a ordenar lo que se desordenó estos años.

 Anticipos por los que se juegaSi Goic logra remontar 5 o 7 puntos, va a estar en una pelea fuerte con Guillier. Es muy difícil que él suba y es más fácil que baje.Al Frente Amplio le va a ir muy bien electoralmente. A lo menos llegará a la cifra acostumbrada para ese tipo de propuesta (20 a 25%).No habrá otra alianza como la Concertación, que fue cultural y política, y duró 25 años.Una segunda vuelta va a ser muy reñida; nadie va a ganar por más de un punto o dos y va a depender mucho de quién es el candidato que corre con Piñera.Ya los dos bloques son más débiles; pueden gobernar, pero van a tener que buscar alianzas en el Congreso. Habrá que tener una destreza política completamente distinta, porque se está diversificando el arco político y vamos a tener que hacer cambios institucionales en la vuelta que viene.

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