Más exigencias para los jardines infantiles
Harald Beyer: “…al aprobarse este proyecto de ley, dejará de ser menos exigente la apertura de un jardín infantil que la de muchos locales comerciales de distinta naturaleza…”.
El Gobierno del Presidente Piñera está empeñado en llevar adelante una profunda reforma educacional. Por una parte, ella aborda los tres niveles educativos: parvulario, escolar y superior. Por otra, abarca tres dimensiones en cada uno de ellos: acceso, financiamiento y calidad. Como parte de este esfuerzo se ha firmado en días pasados un nuevo proyecto de ley que tiene por objeto resguardar el bienestar de los niños que asisten a la educación parvularia, exigiendo a todas las salas cuna y todos los jardines infantiles del país, independiente de si reciben o no recursos del Estado, una autorización para funcionar o, en su defecto, el reconocimiento oficial del Estado.
Dicha autorización contempla exigencias en infraestructura, proyecto educativo, idoneidad de los dueños y de los trabajadores, coeficiente técnico, políticas de prevención, medidas pedagógicas y protocolos de actuación ante conductas que constituyan falta a la seguridad de los niños y a la buena convivencia. Junto con la creación de esta autorización, se traspasa el rol fiscalizador a la Superintendencia de Educación, que tendrá las atribuciones necesarias para exigir el cumplimiento de los nuevos estándares de calidad. Se evita con esto el doble rol de juez y parte que tiene la Junji en la provisión y fiscalización de los jardines infantiles, última tarea que ha realizado, además, sin tener poderes sancionatorios efectivos.
Ello permitirá que esta institución se concentre en mejorar todavía más -sus avances han sido significativos- la calidad de la educación parvularia que entrega.
Los primeros años de vida de un niño son cruciales para su desarrollo futuro, tanto desde un punto de vista cognitivo como socioemocional. Las investigaciones muestran que las diferencias en el desarrollo de estas habilidades comienzan a notarse con especial fuerza al año y medio de vida, influenciadas fuertemente por el contexto social, económico y cultural de los menores.
Hoy contamos con evidencia respecto de los beneficios que la asistencia a la educación en la primera infancia, especialmente en los sectores más vulnerables, puede significar. Sabemos, además, que algunos de esos beneficios perduran por décadas. Así, la educación parvularia no solo promueve el desarrollo integral de cada niño, sino que también contribuye de forma importante a la construcción de una sociedad más equitativa, reduciendo las diferencias que produce la cuna que, a medida que pasa el tiempo, son más difíciles de revertir.
La experiencia, empero, nos indica que los beneficios de la educación parvularia solo se materializan cuando ella es de calidad. Por ello es importante que la educación y el cuidado entregados sean los adecuados. Así, resulta fundamental no solo avanzar en cobertura, sino conjuntamente en el aseguramiento de un servicio de calidad para todos los niños del país. Este proyecto de ley permite avanzar en esa dirección, corrigiendo el actual marco legal que regula las salas cuna y los jardines infantiles. Este es sumamente débil y no protege de forma adecuada el bienestar de nuestros niños.
La legislación establece que diferentes entidades son las encargadas de otorgar permisos o certificados para el funcionamiento de los centros parvularios, pero sin uniformidad en los requisitos y falta de exigencias propiamente educativas. Al aprobarse este proyecto de ley, dejará de ser menos exigente la apertura de un jardín infantil que la de muchos locales comerciales de distinta naturaleza.
Este nuevo marco potenciará el impacto de los incrementos presupuestarios para la educación parvularia. Este año no solo se contemplan más recursos para financiar el aumento en cobertura, sino que también se incrementó el monto por niño que entrega el Estado, especialmente a las instituciones que recibían menos, reduciendo así significativamente las diferencias históricas que ha hecho el Estado en el aporte que entrega por niño según la institución a la que asiste.
Se ve así con claridad como en la educación parvularia interactúan las tres dimensiones que está promoviendo el Gobierno del Presidente Piñera: mayor acceso a través de una ampliación significativa de la cobertura, más financiamiento por niño e iniciativas como el proyecto de ley que comentamos, que ayudan a elevar la calidad de la educación parvularia.
Si bien este es un paso importante, aún quedan desafíos pendientes como, por ejemplo, perfeccionar el sistema de financiamiento o fortalecer la profesión de las educadoras de párvulos. El Ministerio de Educación se encuentra trabajando en propuestas concretas que permitan en el corto y mediano plazo avanzar en los desafíos pendientes. Las soluciones para mejorar cada uno de ellos no son fáciles ni unívocas. Para ello es importante exponer y debatir las diversas opciones que se enfrentan, puesto que es clave que en esta deliberación primen los intereses de nuestros niños y del país.
Harald Beyer
Ministro de Educación
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