Entendiendo la Economía del Conocimiento en América Latina y el Caribe
El ritmo acelerado de la globalización y la complejidad creciente de la interacción económica demuestran que el mundo está cambiando, y cambiando rápidamente. Tal vez el ejemplo más claro de esta transformación está en el campo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). La computadora personal está ayudando a millones de personas a convertirse en autores de su propio contenido en formato digital. La difusión del Internet y la aparición de la Red informática mundial están permitiendo más que nunca que más gente puedan conectarse y compartir conocimientos. Las normas universales de software permiten que usuarios en todo el mundo colaboren constantemente.
Estas tendencias globales conducen a cinco observaciones claves: (i) la capacidad de crear, consultar y aplicar el conocimiento se está convirtiendo en un factor determinante fundamental de la competitividad global; (ii) las políticas de innovación son críticas para permitir a los países competir y crecer en un entorno globalizado; (iii) modelos nuevos de producción, acceso, y distribución de conocimiento están surgiendo (por ejemplo, el software de código abierto y las comunidades de conocimiento) y todos podemos usarlos; (iv) el cambio generalizado hacia industrias intensivas en conocimiento subraya la importancia de la formación técnica; y (v) la conectividad tecnológica está transformando la forma en que gobiernos, empresas, y los ciudadanos interactúan (como le hace claro la Primavera Árabe).
En este contexto, ¿Qué están haciendo los países de América Latina y el Caribe (ALC) – y sus sistemas educativos, en particular – para aprovecharse de estos cambios? ¿Cómo se usa y se accede a la información? ¿Se están aplicando el conocimiento y la tecnología?
La mayoría de los sistemas educativos en América Latina están adaptando a la Economía del Conocimiento, de una forma u otra, abordando: (i) desafíos de primera generación, como el acceso, la equidad y la calidad (Desarrollo de la Primera Infancia y la educación básica, secundaria y superior), y una mínima capacidad institucional; y ( ii) desafíos de segunda y tercera generación, tales como ajustar la enseñanza y entornos de aprendizaje para responder a los requisitos nuevos de la competencia; ampliar las oportunidades y construir competencias con calidad en la educación secundaria; ampliar la educación superior con pertinencia y calidad; fortalecer la formación profesional y la capacitación en el trabajo de una manera efectiva en relación con el costo; e incluso, en algunos países, adoptar políticas comprensivas de aprendizaje permanente.
Algunos programas y acciones específicos que son notables son los siguientes. En la educación secundaria, es bueno ver que algunos países están desarrollando planes de estudio más flexibles, pertinentes, y responsivos tanto a las necesidades locales como al entorno global. Algunos países están fomentando una mayor vinculación entre las escuelas y los mercados de trabajo (facilitando la transición de la escuela al trabajo). En otros países, vemos el desarrollo de la evaluación de las reformas y sistemas de mediciones para proporcionar medidas directas de logros en una escala global. Algunos están aumentando los fondos para la educación secundaria a través de fuentes públicas, privadas o de la comunidad, mientras maximizan la eficiencia y la efectividad en la asignación y utilización de recursos.
Podemos ver esfuerzos similares al nivel de educación superior, donde algunos países están mejorando la calidad y la pertinencia a través de mejorar los vínculos hacía las necesidades del mercado y la creciente diversificación institucional. Varios países están fortaleciendo la investigación científica y tecnológica, además de la capacidad del desarrollo, incluyendo vinculación de universidades y centros de investigación con industrias. Y algunos están promoviendo mayores mecanismos para la equidad para ayudar a los estudiantes desfavorecidos a través de préstamos y becas. La mayor demanda por la educación superior también incentiva mayor capacidad de la gestión al nivel institucional. Y en muchos países, las diferentes partes interesadas (gobiernos, bancos, e instituciones financieras) están explorando nuevas maneras de establecer sistemas financieros sostenibles para fomentar responsabilidad y flexibilidad. Por último, los indicadores muestran que un aumento en el acceso a las TIC y la capacitación están ayudando a cerrar la brecha digital.
Fuera de la educación formal, existe un esfuerzo para fortalecer la educación permanente, y los países están empezando a utilizar las tecnologías como la radio, la televisión y el Internet para satisfacer las necesidades de los jóvenes y adultos que no son parte del sistema de educación formal. Muchos están creando sistemas de certificación y acreditación que permitan el reconocimiento de la experiencia educativa no formal. Esto, junto con la creación de varias vías de educación y formación para adquirir cualificaciones dentro de un marco nacional es un paso positivo hacia sistemas más eficientes de empleo.
Cada uno de estos programas y estrategias están ayudando a los países ALC para satisfacer las demandas de la economía del conocimiento moderno. Pero en el mundo competitivo de hoy, otros están haciendo lo mismo o aún más para adelantarse, lo que hace difícil para ALC ponerse al día. Economistas han desarrollado dos formas de medir cómo los países se están adaptando a la economía del conocimiento (vea la Figura 1). El Índice de Economía del Conocimiento (KEI) cuantifica la medida en que el entorno de un país sea favorable para usar el conocimiento efectivamente para el desarrollo económico, mientras que el Índice de Conocimiento (KI) mide la capacidad de un país para generar, adoptar, y difundir el conocimiento. En ambas medidas, América Latina ranquea en el medio del pelotón – cerca de Asia Oriental y mejor que África, pero peor que Europea, Asia Central y Norteamérica. Para algunos, esta puede ser una posición cómoda. Personalmente, creo que no lo es, y que se necesitan esfuerzos adicionales – sobre todo en países como la Argentina, Bolivia, y Venezuela que han perdido posiciones importantes en estos dos índices desde 2000.
Cuadra 1: Rendimiento en KEI y KI por región |
||
País |
KEI |
KI |
REGIÓN | ||
Norteamérica |
8.8 |
8.7 |
Europea y Asia Central |
7.47 |
7.64 |
Asia Oriental y el Pacífico |
5.32 |
5.17 |
América Latina |
5.15 |
5.31 |
Mundo |
5.12 |
5.01 |
Oriente Medio y África del Norte |
4.74 |
4.51 |
Asia del Sur |
2.84 |
2.77 |
Africa |
2.55 |
2.43 |
Nivel de ingresos | ||
Ingresos altos |
8.6 |
8.67 |
Ingresos altos-medios |
5.1 |
5.07 |
Ingresos bajos-medios |
3.42 |
3.45 |
Ingresos bajos |
1.58 |
1.58 |
Fuente: Banco Mundial, WBI – KAM |
KI (Índice de Conocimiento): Mide la capacidad de un país para generar, adoptar, y difundir el conocimiento (combina la educación, la innovación y las TIC).
KEI (Índice de Economía del Conocimiento): Este índice toma en cuenta si el entorno es conducente a usar el conocimiento eficazmente para el desarrollo económico (incluye, además de KI, incentivos económicos y régimen institucional).
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