Intersante intercambio de opiniones sobre liderazgos y asambleas en funciones decisiorias del movimiento estudiantil.
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ESTA HISTORIA COMENZÓ ASÍ
Beyer y las marchas simultáneas de secundarios: “Los estudiantes no están siguiendo a sus dirigentes”
The Clinic Online 23 Agosto, 2012
El ministro de Educación se fue con todo contra los dirigentes estudiantiles diciendo que estos no son apoyados por sus bases, apelando al número de estudiantes que no quieren tomas en sus respectivos liceos o tomas. La reacción no se hizo esperar y la vocera de la Aces, Eloísa González, respondió a través de su cuenta en twitter que tenía razón porque “las bases no siguen a los dirigentes, los dirigentes SIGUEN a sus bases”.
El ministro de Educación, Harald Beyer, salió al paso de las más de 14 marchas simultáneas que se desarrollaron hoy en Santiago y regiones diciendo que no eran masivas y que existen grupos de estudiantes que no están siguiendo a sus dirigentes.
“Son pequeños grupos que no están siguiendo a sus líderes estudiantiles”, dijo el titular del Mineduc, argumentando que eso se daba porque los alumnos “no están siguiendo a sus dirigentes porque se dan cuanta de que no hay voluntad de diálogo”.
La reacción no se hizo esperar y la vocera de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios, Eloísa González, le respondió a través de su cuenta en twitter diciendo que tenía razón porque “las bases no siguen a los dirigentes, los dirigentes SIGUEN a sus bases”.
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strong>¿Quién manda a quién?
27 de agosto de 2012 – 00:30 | Por: Simone Hartard | 8 comentarios
/ Agencia Uno/ Agencia Uno
Para Eloísa el tema es claro: los dirigentes siguen a sus bases… Supongo que se refiere a los resultados de las votaciones a las que someten la decisión de ir a paro o a toma …Pero, ¿hasta dónde las sometemos a votación? ¿No se supone que los dirigentes tienen más información y preparación que las bases?
“Beyer tiene razón, las bases no siguen a los dirigentes, los dirigentes SIGUEN a sus bases”, escribió Eloísa González en Twitter el jueves pasado, respondiendo así a las declaraciones del ministro de Educación quien cuestionó el liderazgo de los dirigentes secundarios.
Esta controversia pone sobre la mesa el liderazgo de quienes encabezan el movimiento y el rol que deben tener los dirigentes. Aunque parezca ser lo mismo, no lo es. ¿Cuál es la diferencia?
A nuestras autoridades las escogemos para representarnos y dirigirnos en un ámbito determinado. Les entregamos poder y confianza. La evaluación que hagamos de ellas depende de cómo creía yo que debía desempeñar el rol y si juzgué acertadas o no las medidas adoptadas. La dificultad radica, para cualquier autoridad, en que las expectativas en torno al cumplimiento de ese rol es distinto. Hoy vemos alumnos que se movilizan y se toman sus colegios, pero también, hay algunos que los defienden y apoderados que se organizan para evitar los paros y que sus hijos pierdan clases. Frente a este escenario, ¿qué deben hacer los dirigentes? ¿Cuál es el camino a tomar cuando hay diversos intereses y expectativas?
Para Eloísa el tema es claro: los dirigentes siguen a sus bases. Supongo que se refiere a los resultados de las votaciones a las que someten la decisión de ir a paro o a toma y las posturas que deben adoptar respecto de las propuestas del gobierno o proyectos de ley en discusión. Pero, ¿hasta dónde las sometemos a votación? ¿No se supone que los dirigentes tienen más información y preparación que las bases? Por otro lado, ¿se deben sólo a la mayoría? ¿Qué pasa con el resto de las bases que no logran imponerse en la votación? Entiendo que la lógica de la democracia es la prevalencia de la las mayorías, pero ¿lo que uno espera de sus autoridades es que sigan lo que éstas dictaminan? No. Las personas esperamos que nuestras autoridades sean también nuestros líderes. Por eso ocupamos ambos conceptos como si fueran sinónimos aunque no lo son.
Las personas que nosotros catalogamos de líderes son aquellos que nos movilizan con un sueño, que son capaces de mostrarnos un desafío que tenemos como organización o como sociedad y tratan de guiarnos hacia lo que ellos creen que es un estado mejor. Pero este proceso no necesariamente es democrático, más bien tiene que ver con la inspiración, la fuerza de una visión, la capacidad de convencer, conmover y movilizar. Los líderes recogen las inquietudes que hay en las bases, pero no las siguen. Identifican el problema, ven el desafío y lo hacen suyo porque les hace sentido, porque tienen una convicción. La esencia del liderazgo es, justamente, la capacidad de movilizar a otros. Es un proceso dinámico, adaptativo, en que el líder es permeado por las personas que lo siguen pero también por quienes se oponen a él. Los líderes conducen procesos de cambio.
Los dichos del ministro Beyer y la respuesta de Eloísa González no hacen más que reflejar las diferentes expectativas que cada uno tiene del rol de los dirigentes secundarios.
La respuesta de la vocera pareció brillante en un primer momento, pero la verdad es que el mensaje es peligroso. ¿Dirigentes atrapados por sus bases? Si es así no importan las conversaciones y negociaciones que pueda tener el ministro con los dirigentes porque no sabemos si ellos serán capaces de alinear a los estudiantes tras los acuerdos que se adopten. Ese es el liderazgo que pareciera esperar el ministro y del que la vocera de la ACES difiere.
¿Entenderá Eloisa que para que los dirigentes sean interlocutores válidos tienen que ser capaces de hacer que las bases los sigan? ¿Entenderá ella que eso es liderazgo?
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8 Comentarios en “¿Quién manda a quién?”
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Gabriel el 27/08/2012 a las 01:22
Es increible como no son capaces de entender nada. No pueden entender que las bases, la elección de representantes y de voceros de la asamblea no tienen nada que ver con todo ese paisaje del líder inspirador, guía moral y recipiente de sabiduría política que más que ser algo verdadero, me parece una figura o estereotipo de película Hollywodense.
Esta señora no entiende nada de las nuevas formas de participación estudiantil, y no las entiende porque jamás a estado en algo que se le parezca. No puede entender que la Asamblea es un lugar que, sin ser perfecto, ni un ideal romántico de la asociación utópica, es un espacio de ardua y a veces extenuante deliberación política que aborrece el juego de prácticas de poder de el actual sistema político, lleno de llamadas de empresarios, reuniones en casas con vista a la cordillera donde asisten 10 a 15 personas que planifican entre 4 paredes las líneas que debe seguir un país.
No puede entender que las asambleas mandatan a un representante con la exclusiva misión de llevar a cabo el mensaje o las disposiciones de la asamblea, responder de manera directa a ella y estar dispuesto a dejar el cargo si se ha faltado o bypaseado lo previamente acordado.
Es incapaz de hacer alguna crítica de verdad a la forma en la cual los diferentes grupusculos de la elite se han distribuido el poder entre ellos y sus cercanos, dejando a la representación como un anecdotario político que basa su estrategia de triunfo en campañas publicitarias que tienen como centro al diseño, la sonrisa, la combinación de colores y la elección del eslogan, junto a la cantidad de lucas disponibles para empapelar toda una ciudad.
Uno podrá estar de acuerdo o en desacuerdo con las demandas estudiantiles, pero por favor los futuros blogueros u opinólogos de la contingencia hagan un esfuerzo por tratar de entender las formas de organización, lo que significa un movimiento y no proyectar todas sus epistemologías y habitus de vida en aquello que no conocen, ni entienden. Porque cuando se comienza a hablar de lo que no se conoce, o se cae en la ignorancia o, peor aún, se cae en la negación de lo que se observa.
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Natalia el 27/08/2012 a las 01:50
¿Entenderá Simone qué es una asamblea?
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Felipe Aichele el 27/08/2012 a las 02:14
Prefiero no sesgar mi opinión considerando el origen de la autora: sinceramente, ignoro quién es Simone Hartard.
Dejando eso de lado, y sin suponerle al artículo una intención premeditada, encuentro una falla básica en su argumentación.
Describe a los dirigentes:
“Las personas que nosotros catalogamos de líderes son aquellos que nos movilizan con un sueño, que son capaces de mostrarnos un desafío que tenemos como organización o como sociedad y tratan de guiarnos hacia lo que ellos creen que es un estado mejor.”
Y explica que Eloísa González, con su frase “las bases no siguen a los dirigentes, los dirigentes SIGUEN a sus bases”, se está anulando a sí misma en calidad de dirigente.
Sin embargo, lo que Eloísa González hace es, precisamente, “movilizarnos con un sueño”: el sueño de un país republicano, donde la ciudadanía (con sus responsabilidades) emane desde sus miembros y no desde un grupo en el mejor de los casos ‘benévolo’.
A la hora de señalar puntos débiles, es deseable mayor rigor.
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César Reguero Zapata el 27/08/2012 a las 08:05
Joder: “Ese es el liderazgo que pareciera esperar el ministro y del que la vocera de la ACES difiere.” Ella es una vocera, no presidente o líder. La asamblea define, ellos acatan. Así funciona nuestra lógica dentro de las reuniones, tanto en secundarios como en universitarios.
Pareciera que a algunos les de miedo la idea en que las personas en conjunto decidan… No cada cuatro años, sino día a día.
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Nenya el 27/08/2012 a las 09:01
Seguramente a esta dama la “mandaba” el papito y luego el “maridito”.
No se donde sacan a los columnistas acá, pero esta dama ni siquiera comprende el concepto básico de la democracia, entonces que más podemos decir.
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Rubèn Gonzàlez el 27/08/2012 a las 09:09
Que maravillozo paisaje de novedades polìticas nos traen los jòvenes de hoy. Comprendo con alegrìa que una joven escolar, dirigente de un sector cada vez màs aceptado y apoyado en sus demandas de justicia y dignidad, es materia de columnas de mujeres mayores, màs conservadoras que Eloìza. Que maravilla tener dirigentes que se movilizan en asambleas democràticas que deciden en una democracia real asamblearia, horizontal que es capaz de movilizar el cuestionamiento de los sectores conservadores a la prensa. Que bueno tener un movimiento estudiantil, joven y rebelde, que tiene màs popularidad que un parlamento decrepito y deslegitimado; que bueno tener a Eloìza, que aparece copn màs apoyo y màs popularidad que el propio presidente.
Rezo para que no se acabe la llama de la libertad, para que no se agote la fuerza rebelde.
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Ernesto Manríquez el 27/08/2012 a las 09:30
Dejando de lado los ataques ad hominem, un poco de historia.
La génesis de la teoría moderna de la democracia representativa ocurre, primero, con la teoría del contrato social de Rousseau, y después, con los artículos de El Federalista. Todo esto pasa entre 1762 y 1776, año de la independencia de los Estados Unidos de América.
En 1776, si tú querías comunicaciones rápidas, la única alternativa era el caballo. No existían ni ferrocarriles, ni mucho menos algo que se pareciera a comunicaciones instantáneas, salvo quizás (y esto en momentos de reales aprietos) las palomas mensajeras. Cuando Madison hablaba de separación de poderes, lo decía no sólo en un sentido retórico; en el Washington de 1776 existía un pantano de 10 kilómetros de extensión que separaba la Casa Blanca del Capitolio, lo que hacía, en la época, extremadamente difícil que el Presidente pudiera influir en algo en las decisiones parlamentarias. Bastante se tenía con enviar los proyectos de ley.
Habría sido una locura en 1776 pretender que las decisiones se tomaran por asamblea. No era posible juntar a la gente con la velocidad requerida, enterarla de todo, y hacerla decidir algo en corto tiempo; necesitabas días o semanas para eso, y, de haberse adoptado el asambleísmo, Estados Unidos se hubiera visto total y absolutamente paralizado. Por eso, se decidió por lo segundo mejor: la democracia representativa, con representantes electos.
El resto es historia. En 1833 se inventó el telégrafo, y poco tiempo después, el ferrocarril. Comunicaciones que tomaban meses ahora tomaban tan sólo días, o, si tenías la suerte de contar con redes de telégrafo, horas. El telégrafo no era ni mucho menos algo masivo. Tampoco podías tomar decisiones por ahí. Ni siquiera por teléfono.
Hoy nos enfrentamos a que por vez primera tenemos los medios tecnológicos (Internet, videoconferencias) suficientes como para convertir la toma de decisiones en asamblea en un proceso realmente eficaz y RÁPIDO. Es obvio que habrá líderes, pero tales liderazgos surgirán de un proceso natural de liderazgo basado en las relaciones humanaas, no en una “posición de líder” predeterminada por una “elección” donde se vote por un “representante”. La columnista no se detiene en este punto que señalo, que es de un realismo brutal.
¿Alguien se ha preguntado si tiene sentido tener representantes, parlamentarios por ejemplo, cuando cualquier mortal con un computador puede a) revisar antecedentes; b) participar en una asamblea por videoconferencia; c) llenar una encuesta y d) esperar resultados de decisiones, todo esto con una velocidad SUPERIOR a la del lobby parlamentario? ¿Servirá de algo comprar congresistas en un país con 3 o 4 millones de congresistas? (digo 3 o 4 millones porque esas serán las personas conectadas a la asamblea) ¿Sirven, realmente, de algo los partidos políticos, asociaciones que representan principios o intereses, cuando los ciudadanos pueden organizarse en minutos en pos de una causa, con resultados tanto o más efectivos?
Lo que menciona Eloisa González y lo que hay detrás de la “crisis de representatividad de la clase política” no tiene que ver con ciencia política, o con física nuclear. Es simplemente esto. Los líderes de hoy tienen que representar a sus bases y tienen que hacer lo que ellas le digan, porque por primera vez en la historia pueden ser fiscalizadas no por Contralorías sofisticadas, ni por asambleas de notables, sino que por las BASES mismas. El ignorar esto es un error GARRAFAL de la columnista.
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Miguel el 27/08/2012 a las 09:54
Pobre análisis. Trata de ajustar la lógica del “lider/emprendedor/empresario” al ámbito de la política y los procesos sociales, creyendo y asumiendo que no existen distinciones entre ambas situaciones. Simone, las hay. Y muchas. ¿De adónde saca usted que los líderes tienen mayor preparación o información? Yo creo que aquí faltan sendas clases de historia sobre los grandes procesos sociales de la humanidad, y en particular de Chile. Me refiero al periodo post-independencia ~1822-1833. Gabriel Salazar tiene un excelente libro sobre ese periodo.
Que una académico de Liderazgo enseñe en una universidad que la única forma de ser Líder en política es imponiendo ideas y pensamientos a las bases, cual dueño de fundo, preocupa.
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