La vinculación con universidades brasileñas: ¿Estados Unidos camina hacia atrás?
By Francisco Marmolejo, The Chronicle of Higher Education, August 18, 2011, 2:51 am
Acabo de concluir un viaje a Sudamérica en el que tuve la oportunidad de dictar charlas en Brasil y Chile e interactuar con colegas involucrados en la política de la educación superior en la región. En esta ocasión me referiré al caso brasileño.
Como seguramente sabrán los lectores, en años recientes la educación superior en Brasil ha experimentado un tremendo crecimiento. Hoy en día existen más de 6 millones de estudiantes de educación superior brasileños mientras que apenas hace una década, había solamente 2 millones de estudiantes. La mayor parte del incremento en la capacidad del sistema se debe al explosivo crecimiento de las instituciones privadas. Hace una década este tipo de instituciones representaba ya el 60 por ciento de la matrícula total nacional, pero ahora ya atiende al 75 por ciento del estudiantado a nivel nacional. No obstante tan espectacular crecimiento, aún falta mucho camino por recorrer dado que, de acuerdo con la OCDE, solamente el 10 por ciento de los brasileños en edades entre 25 y 64 años cuentan con estudios a nivel de educación superior, mientras que en otros países como los Estados Unidos tal cifra alcanza el 39 por ciento.
Existen evidentemente muchos retos estructurales que están a la espera de ser atendidos: limitada conexión con los niveles previos de educación, carga académica rígida y excesiva en la mayoría de los programas de estudio, un muy bajo nivel de dominio de un segundo idioma, sistemas de gobernanza que impiden la profesionalización en la gestión de las instituciones educativas y estrictas regulaciones para el otorgamiento de visas que dificultan la llegada de estudiantes extranjeros, entre otros aspectos.
No obstante, para los brasileños el tema del crecimiento y consolidación de su sistema de educación superior se ha convertido en un tema de la más alta prioridad para el desarrollo nacional. En este contexto, se han dado a la tarea de establecer nuevas instituciones públicas –algunas de ellas con una interesante visión internacional como es el caso de la Universidad Federal de la Frontera Sur o la Universidad Federal para la Integración Latinoamericana – y también han permitido que el sector privado invierta en la educación superior. Además, se han hecho esfuerzos importantes para fortalecer la infraestructura para la enseñanza y la investigación a nivel nacional. Por ejemplo, en la selectiva Universidad de Sao Paulo el 98 por ciento de sus profesores cuentan con estudios de doctorado y el 85 por ciento del total del profesorado se encuentran contratados a tiempo completo. La USP ofrece 207 programas doctorales en los que se encuentran estudiando más de 13,000 alumnos. Cuenta además con una cifra record de más de 7,500 artículos indexados que se publican anualmente en revistas especializadas internacionales. Ello contribuye, entre otros factores, a que la USP sea considerada junto con la UNAM en México, como la más importante universidad de América Latina y, ciertamente, dentro de las más prestigiosas a nivel mundial.
Otra institución de reconocido prestigio, la Universidad Estatal de Campinas (UNICAMP), egresa más de 800 doctores anualmente y publica más de 2,300 artículos científicos especializados.
Por otra parte, con el afán de avanzar más rápidamente en la inserción del país en la sociedad global del conocimiento, el gobierno brasileño anunció recientemente un ambicioso programa para preparar a más de 75,000 estudiantes brasileños en posgrados de excelencia en el extranjero. En este sentido, pudiera pensarse que las instituciones educativas de los Estados Unidos serían un destino natural para atraer a la mayoría de tales alumnos. Sin embargo, los resultados no se obtienen esperando cruzados de brazos. Ello requiere el desarrollo de relaciones de largo plazo con instituciones pares y una presencia más activa de las instituciones estadounidenses en Brasil. Algunas universidades como es el caso de la Universidad de Arizona (UA) históricamente han cultivado sólidas relaciones con instituciones brasileñas e inclusive cuentan con grupos organizados de académicos interesados en la colaboración con Brasil. Sin embargo, lo que se hace en UA no es una práctica común en otras instituciones. Para darnos una idea del descuido en la relación interinstitucional con Brasil, en la Universidad de Sao Paulo el 50 por ciento de sus acuerdos de colaboración se encuentran firmados con instituciones europeas y solamente un 10 por ciento con contrapartes de los Estados Unidos.
Aunque es evidente que las instituciones educativas de los Estados Unidos deben prestar más atención a las tendencias y a las oportunidades para la colaboración con países como Brasil, los escasos programas establecidos para fortalecer tales alianzas entre ambos países inclusive han sido suspendidos. Cuando menos ese es el caso del Programa de Consorcios de Educación Superior Estados Unidos-Brasil, el cual es manejado por FIPSE en los Estados Unidos y CAPES en Brasil. Desde su creación en el 2007, este programa apoyó la creación de 51 alianzas interinstitucionales en una amplia gama de campos del conocimiento. Desafortunadamente, debido a los recortes presupuestales a nivel federal en los Estados Unidos, la convocatoria correspondiente al 2011 repentinamente fue cancelada de manera unilateral dejando en el limbo varias alianzas que se estaban planeando entre instituciones de ambos países. ¿Es acaso ésta una idea sabia?. Tal parece que en ocasiones emulamos a los cangrejos y caminamos hacia atrás.
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