Beyer y Brunner a fondo con los anuncios en educación: El “pecado original”, los avances y las deudas
“El documento fija un marco en que establece que no va a aceptar algunas de las peticiones que están en la calle como cambiar el modelo de provisión mixta”. Aplauso para los cambios al financiamiento estudiantil y superintendencia. Harald Beyer valora que finalmente el gobierno marcó la cancha… José Joaquín Brunner advierte que son demasiados anuncios.
por: Por Jéssica Henríquez y Ana María Guerra.
La Segunda, viernes, 08 de julio de 2011
Se ubicaron en extremos opuestos de la mesa a compartir un café con “La Segunda”.
Y entre bromas, momentos de gran seriedad y más de un acuerdo, los expertos educacionales Harald Beyer -del Centro de Estudios Públicos (CEP)- y José Joaquín Brunner -de la Universidad Diego Portales- desmenuzaron los anuncios que esta semana hizo por cadena nacional el Presidente Piñera en temas de educación superior.
Ambos han sido parte de las innumerables comisiones educacionales que han convocado los ministros de Educación para pensar cambios al sistema educativo, y conocen muy de cerca las negociaciones que esto implica.
Brunner fue ministro de Estado en los gobiernos de la Concertación y Beyer participó en la construcción del programa educativo del Presidente Piñera.
El primero en abrir los fuegos es Brunner: “Esto fue bien improvisado, porque el documento que contiene los anuncios es increíblemente desordenado, no tiene estructura y, salvo el tema de financiamiento estudiantil, es enormemente vago. Es habitual en el gobierno poner demasiados temas en la mesa, con lo cual no logra conducir el debate. Esto es una respuesta a la calle, no el programa del gobierno del Presidente Piñera”.
Para Beyer, “efectivamente los anuncios revelan que el gobierno no tenía una agenda en educación superior, que estaba reflexionando acerca de esa materia y al documento le faltó tiempo para terminarlo”.
Y explica: “Es entendible, porque la agenda escolar que tiene es bien intensa y debe implementar una serie de proyectos. El gobierno dura 4 años, tiene equipos limitados en cantidad y por lo tanto decidió no avanzar demasiado en educación superior”.
-Pero fue el propio gobierno quien anunció que este sería “el año” de la educación superior.
JJB : -Ese fue su pecado original porque generó muchas expectativas. Lo peor es que las alimentó al decir que el 21 de mayo haría grandes anuncios y sólo dijo 3 ó 4 cosas relativamente marginales. Entonces, la gente que ya estaba expectante se lanzó a la calle pidiendo más. Y como el gobierno no tenía su propia agenda, el conflicto se le fue de las manos.
HB : -Comparto la postura de que el gobierno generó expectativas y quedó cazado. Y ese es un error político permanente y estructural del gobierno, porque anuncia revoluciones a cada rato. Pero además está la personalidad del Presidente, en que no hay mucho que hacer…
Faltó un “libro blanco de la educación”
Ambos coinciden, eso sí, en que hay claros avances en financiamiento estudiantil, con las anunciadas modificaciones al Crédito con Aval del Estado.
HB : -El documento fija un marco en que establece que no va a aceptar algunas de las peticiones que están en la calle como cambiar el modelo de provisión mixta (coexisten establecimientos del Estado y de privados). El gobierno fijó su carta de navegación al decir me voy a mover por esta avenida. Es ancha todavía… pero al menos la definió.
JJB : – El gobierno, que habla tanto de transparencia, hace negociaciones de manera opaca y con un solo interlocutor: el Consejo de Rectores. Eso es un error. Y por otro lado es contradictorio también cuando anuncia que las principales platas para becas irán a instituciones con fines de lucro (IP y CFT).
HB : -El gobierno debió escribir un documento que tuviera los lineamientos centrales, una especie de libro blanco donde pudieran participar todos.
Aunque Brunner destaca los anuncios de becas y cambios al crédito, señala que “lamentablemente se mantienen dos créditos separados, ya que va a seguir existiendo el Fondo Solidario (con mejores condiciones de pago para alumnos de universidades tradicionales) y sólo se bajará la tasa de interés del CAE”.
HB: -Pero se va a crear uno nuevo que podría sustituir a los dos…
JJB : -Este tema es el más claro de todos y uno debiera decir bienvenido sea, porque mejora la equidad. Pero me temo que el Gobierno se va a enredar en medio de otras 25 cosas que quiere hacer.
La compleja tarea que espera a la Superintendencia
La Superintendencia y la Subsecretaría de Educación son las otras apuestas seguras, según ambos expertos. Claro que, advierte Brunner, la Superintendencia “va a tener una tarea compleja porque tendrá que supervisar con la actual legislación, que prohíbe el fin del lucro, a las universidades. ¿Cómo hará eso? No olvidemos que educación superior mueve cerca de 5 mil millones de dólares”.
-¿Se resolverá esto a corto plazo?
HB : -El gobierno estaba entrampado y estos anuncios le abren una posibilidad, pero va a depender de cómo se maneje políticamente.
JJB : -Se podría avanzar con acuerdos sólidos entre las fuerzas políticas. El gran desafío del gobierno es lograr ese acuerdo y aunque requiere un comportamiento racional de la oposición, quien tiene que tomar la iniciativa es el gobierno. Pero como apertura, el nombre de GANE (Gran Acuerdo Nacional para la Educación) le queda grande.
-El Gobierno ¿tomó las riendas?
JJB :-Dio una señal, pero no ha tomado todavía las riendas. Falta que todo el mundo sepa cuáles son las cartas que quiere jugar y cómo las va a jugar.
HB : -Hace una semana la posibilidad de que el gobierno tomara las riendas era cero. Hoy día será un 60%.
Lavín al pizarrón
-El ministro Lavín ¿salda a favor o al debe?
HB : -Queda en veremos. Creo que se equivocó en su estrategia, no logró bajar las expectativas que el propio Presidente levantó y eso indudablemente le ha rayado la pintura. ¿Si eso es suficiente para sacarlo del camino?, creo que no.
JJB : – Por cierto está debilitado y su principal problema es no haber fijado una agenda con pocas prioridades pero muy claras. El sabe la famosa frase de que un ministro no puede tener más de tres prioridades, pero se ha visto atrapado en eso.
Las dudas del Fondo de Educación
Respecto del Fondo de Educación de US$ 4 mil millones anunciado por el Presidente Piñera, ambos investigadores coinciden en que aún hay muchas preguntas pendientes. “¿Cómo se va a gastar y específicamente en qué? No lo sabemos. Lavín ya dijo que eso ayudará a financiar parte del incremento de la subvención escolar. Entonces, no está tan claro que sea todo para educación superior…”, admite Beyer.
¿El tema del lucro?: “No se resolverá en este gobierno”
Sin mucho futuro legislativo ven ambos investigadores una posible regulación del lucro en las universidades. Pese a que en un primer momento -antes de su discurso del martes- Lavín se había abierto a esta posibilidad, planteando incluso categorizar las universidades en tres tipos (estatales, privadas con fines de lucro y privadas sin fines de lucro), ahora la oferta del gobierno es abrir un “gran debate” sobre el tema, que podría terminar resolviéndose en el Congreso.
Brunner es lapidario: “Es el tema más delicado en términos pasionales y el Gobierno hace esta propuesta, ¡pero si el debate está en las calles desde hace tres semanas! No se entiende que el Presidente llame a estas alturas del conflicto a un debate. Menos después de que el día anterior el ministro Cristián Larroulet adelantó que no habrá fin al lucro?”.
-¿Habría sido mejor transparentar todo y que coexistieran universidades con y sin fines de lucro?
HB : -Yo habría hecho eso. Creo que el Gobierno invitó a generar un debate, pero al final va a enviar un proyecto de ley al Congreso en que va a permitir extender (a las universidades) el mismo criterio que tiene hoy para los institutos profesionales y centros de formación técnica (que sí tienen fines de lucro).
JJB : -Pero eso se va a perder en el Parlamento… y la situación va a quedar en el mismo estado que está hoy.
-¿Realmente no se puede avanzar como país en esta regulación?
HB : -Podemos llegar a hacerlo en el mediano plazo, pero no hoy. Este tema va a quedar para el próximo gobierno.
JJB : -Es que es el tema más pasional de todos en educación.
HB : -Y la Concertación anunció que dirá no al lucro. Y como el Gobierno no tiene mayoría…
-¿De qué manera creen que la Superintendencia de Educación Superior podría ayudar en este tema?
HB : – No creo que vaya a resolver este problema.
JJB : -Pero va a introducir un grado mayor de transparencia a un sistema que es particularmente sensible a la falta de información, y donde es muy, pero muy fácil engañar a la gente.
José Joaquín Brunner,ex ministro e investigador: “Los anuncios no ayudan demasiado a bajar las movilizaciones”
El experto plantea que una buena parte de los problemas tiene que ver con que el gobierno no define el marco de lo que desea hacer “y por lo tanto plantea permanentemente un amplio abanico de posibilidades “.
Por Patricia Arancibia Clavel, El Diario Financiero, Sábado 9 de julio de 2011 | 05:00
José Joaquín Brunner, sociólogo e investigador de la Universidad Diego Portales, es reconocido como uno de los más sólidos expertos en materia de Educación Superior. Vinculado al PPD y ministro secretario general de Gobierno con Frei Ruiz-Tagle, en 1994 presidió el Comité Presidencial de Modernización de la Educación Chilena, el 2006 integró el Consejo Asesor Presidencial para la Calidad de la Educación y el año 2010 el Panel de Expertos que presentó recomendaciones de política al Ministerio de Educación.
Está convencido que el actual gobierno no ha sabido conducir el proceso de cambios que Chile necesita en esta materia y tiene una mirada fuertemente crítica a los anuncios que esta semana dio a conocer el presidente Sebastián Piñera por cadena nacional.
– ¿Creías posible que los anuncios del presidente bajarían las movilizaciones estudiantiles?
– No, porque los movimientos que convergen en la calle no son sólo secundarios y universitarios, sino una serie de otras agrupaciones que protestan y quieren reivindicaciones que van mucho más allá del terreno de la educación, incluso entre los propios estudiantes. Nadie podía esperar que un planteamiento gubernamental, estrictamente referido a los temas de la educación superior, iban a terminar por tener un efecto mágico y disolutorio.
– ¿Qué podía hacerse entonces?
– Mi impresión es que estos anuncios no ayudan demasiado, porque buena parte del problema que se le ha suscitado al gobierno en relación con la educación y sobre todo con los estudiantes tiene que ver con que no define el marco de lo que desea hacer y por lo tanto plantea permanentemente una especie de amplio abanico de posibilidades y de debates. Si uno analiza con cuidado el discurso del presidente, sólo tiene un par de cosas precisas y en el resto es extraordinariamente abierto.
– Pero eso puede ser positivo…
– Para la situación que enfrenta el gobierno en este momento es fundamentalmente negativo, no sólo porque pone sobre la mesa más temas además de los que ya estaban abiertos, como la revisión del estatuto de las universidades estatales. El gobierno había sido relativamente vago pero había dicho que quería buscar la manera de desburocratizar algunos de los controles sobre ellas que eran bien acotadas, pero ahora dice que revisará el estatuto de gobierno de las universidades lo que es agregar incertidumbre.
– ¿Cuál ha sido el error del gobierno?
– Crear enormes expectativas respecto de qué estaría dispuesto a hacer. Con una ingenuidad completa, señaló a fines del año pasado que había hecho la reforma escolar y eso que estaba empezando con dos o tres medidas y luego dice que este año será el de la educación superior. Uno supone entonces que han estudiado bien una serie de proyectos. Pero no aparece nada en el año y presionado, sale ahora el presidente, con ideas generales, demostrando un alto grado de vaguedad e improvisación.
– Pero, hay medidas bastante concretas en materia de financiamiento…
– Bien, pondrán US$ 4.000 millones, una cifra significativa, pero no se especifica cómo, cuándo, de qué forma se van a distribuir. Puede que sean recursos totalmente frescos o recursos que de todas formas había que usar para mantener funcionando el sistema.
– ¿Y en cuanto al aumento de becas y mejoras en el crédito con aval del Estado?
– Está bien, sobre todo que se destinen a los más pobres, pero en cuanto al crédito, creo que el gobierno renunció a la idea de crear un solo sistema con tasa razonable, fundiendo los existentes. Esto es discriminatorio porque algunos estudiantes tienen crédito al 2% y a otros se les rebajará de 6% o 5% a 4%. Si tienes las mismas necesidades económicas y el mérito, todos debieran tener acceso a un mismo tipo de crédito.
– Lo que se aprecia es desconfianza, pensar que hay letra chica…
– Peor, está la música pero no sabemos la letra. Y eso que el tema de los recursos es lo más concreto que se presentó. El gobierno ha mostrado incapacidad para comunicar cuáles son sus objetivos en distintos ámbitos, cuál es su carta de navegación.
– Entonces, es más bien un problema político…
– Claro que sí. Quedémonos en el tema educación superior. No hay prioridades, tenemos iniciativas que nadie sabe cómo se implementarán. Hay un nombre, GANE, pero no hay nada detrás. Los que hemos participado en acuerdos educacionales sabemos lo complejo que es llegar a concretarlos y resulta que el presidente dice que ya tiene un gran acuerdo y va a tener plata a través del fondo de la FE, pero ¿con quién lo va a hacer? Nunca invitó a nadie para conversarlo, no interactuó con los actores del sistema, ni con el Parlamento. Aquí se nota la falta de conducción, de pericia política. Además, lo que está presentando, ¿qué tiene que ver con Tantauco? Muy poco. Da la impresión que el gobierno improvisa sobre la marcha y va determinando su agenda según las presiones que recibe.
– Qué políticas implementarías tu como ministro de Educación?
– Lo que yo haría es seguir construyendo sobre la base de todo lo positivo que se hizo entre 1990 y el 2010, que es en el fondo consolidar un sistema mixto de educación superior, donde haya una pluralidad de actores.
– ¿No sería más de lo mismo?
– Sí, por cierto. ¡Más y mejor! Todo el mundo dice que la más grande revolución que ha tenido Chile en los últimos 20 años se ha dado en la educación superior: cambió de naturaleza la sociedad; el 70% de los jóvenes que hoy día están ahí provienen de familias donde nunca antes había accedido nadie. Claro, se dirá que este es un hecho muy poderoso, pero que los jóvenes están endeudándose. Ok, es cierto y las deudas son desequilibradas. Pero, ¿cuál es la alternativa? ¿Volver a una universidad elitista, menos masiva? ¿Quién está dispuesto a hacer eso? En definitiva, lo que hay que hacer es más y mejor de lo mismo, más equidad y más calidad, cosas perfectamente realizables.
– Pero es más de lo mismo lo que tiene a los estudiantes en la calle ¿No habrá que pensar algo más creativo, revolucionario?
– No hay ninguna revolución que se pueda hacer en o desde los sistemas educacionales. Nunca se ha podido, ni creo que se pueda hacer. Lo que se ha hecho es una revolución fuera, en la sociedad, que arrastra finalmente a una revolución dentro de las instituciones. En la URSS en 1917, por ejemplo, se creó paradojalmente un sistema universitario -aparte de vigilado y controlado- que en términos estructurales era de élite. Sólo unos pocos jóvenes tenían acceso a las universidades que también eran escasas. Y eso es algo que en el espíritu liberal de las democracias contemporáneas es insostenible.
– ¿Te parece bien que el gobierno haya cerrado la puerta a toda posibilidad de estatización de la educación?
– Lo que el gobierno debe decir es cuál es la relación que el Estado debe tener con la educación superior y no ponerse en el mismo terreno de vaguedad con el que funciona el movimiento social. Un movimiento social tiene derecho a ser vago y decir queremos estatizar, cambiar la propiedad, educación gratuita etc., pero un presidente tiene que conducir, señalar que lo que se quiere es que el Estado tenga un papel más activo en la educación ¿A quién y qué le está contestando Piñera cuando dice que habrá una estatización?
– ¿Cuáles son a tu juicio los problemas que urgen resolver en el ámbito universitario?
– Bajo el sistema mixto de educación superior hay que resolver dos grandes cuestiones en el plano de las instituciones: la organización de las universidades estatales y el tema del lucro. Con Carlos Peña hemos promovido que estas universidades, en vez de ser servicios del Estado como son ahora, pudieran convertirse en entes autónomos, como corporaciones de derecho público, fundaciones públicas, etc.
– ¿Y en torno al lucro?
– Hay mucha confusión sobre este tema. La gente cree que una institución sin fines de lucro es una institución que no hace ningún negocio y una con fines de lucro lo único que hace es negocio. Esto nada tiene que ver con la realidad de las cosas. Todas las instituciones universitarias, en todas partes del mundo, hacen negocios hoy día y buscan generar un excedente. Oxford y Harvard son seguramente de las más grandes productoras de excedentes y por eso tienen la enorme capacidad de contratar profesores estrellas, de tener los equipamientos más sofisticados, etc. Están permanentemente haciendo negocios, a través de patentar innovaciones, vender productos y servicios de conocimiento avanzado, cobrar aranceles caros. Y, sin embargo, son sin fines de lucro, en el sentido de que todo lo que producen lo reinvierten en sus operaciones.
– Pero ¿aceptarías la revisión de la ley actual para que existieran universidades con fines de lucro?
– No veo por qué no si es que se regla a las instituciones, éstas pagan impuestos sobre sus excedentes y no reciben subsidios directos del Estado. Habría que discutir, sin embargo, si es que los estudiantes que tienen crédito o beca del Estado pueden ir o no a ese tipo de universidades. Lo que me sorprende es que el gobierno en vez de decir algo claro sobre el asunto, da señales confusas. Un día Larroulet dice que sí y al día siguiente Piñera vuelve a dejar todo abierto y vago.
– ¿Cuáles son los interlocutores válidos para que el gobierno avance en los acuerdos?
– A esta altura, el Parlamento principalmente. Éste tiene mecanismos eficaces para consultar a mucha gente y así lo ha hecho en las vueltas anteriores con las leyes de educación.
– Pero allí no tiene mayoría…
-Sí, pero la oposición tampoco tiene mucho margen de maniobra. Tiene que responder ante la opinión pública y al país, porque si bien las encuestas son muy críticas con el gobierno y al presidente se le cree poco, la Concertación no puede asumir una actitud permanente de obstrucción que paralice al país. La gente quiere que las cosas se encausen por un camino de diálogo. Nadie quiere una sociedad que en forma creciente lleve a más tensiones e incertidumbres.
-¿Ves a la Concertación en esa línea?
– Creo que ha llegado el momento para estar dispuesta a conversar y a buscar acuerdos, pero la iniciativa debe ser del gobierno. Es cierto que debe haber al otro lado un interlocutor con capacidad de liderazgo y de respuesta, pero lo primero es que haya un gobierno que pueda y sepa convocar, invitar, desafiar incluso a la oposición.
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Educación en deuda
Destacado, Reportajes
Revista Paula, Sábado 9 de julio de 2011
ENTREVISTA JOSÉ JOAQUÍN BRUNNER
Expectativas frustradas
Puede que sea injusto o incluso cruel. Pero la realidad ha puesto en jaque la respetada creencia de que “la educación es la llave de la movilidad social”. JOSÉ JOAQUÍN BRUNNER, profesor e investigador de la Universidad Diego Portales –donde dirige el Centro de Políticas Comparadas de Educación y el proyecto SOC01 sobre Políticas de Educación Superior– plantea aquí que es hora de revisar el paradigma, pues imaginar que la educación, por sí sola, mejorará el estándar de vida de las personas es una idea errónea que está generando falsas expectativas y mucha confusión.
¿Cuál es la mejor manera de que los jóvenes que son primera generación de sus familias en la educación superior, aseguren una vida mejor que la que tuvieron sus padres?
La movilidad social no depende exclusivamente de la educación como se predica en Chile. Esa una posición muy cómoda, pues permite desplazar toda la responsabilidad por la equidad hacia los colegios, los profesores y las instituciones de educación superior. Con esto se evita discutir otros problemas que obstaculizan la movilidad social: el clasismo que persiste sutilmente en la sociedad, el racismo; la discriminación por razones de género y preferencia sexual; la mala distribución de la carga impositiva; el menguado rol del Estado en diversos sectores; la falta de reconocimiento al esfuerzo en beneficio del clientelismo y el familismo. Además, se evita discutir a fondo sobre el bajo gasto público en la educación.
En general, las actuales generaciones están mejor que sus padres. La desigualdad es menor y sus posibilidades de movilidad, aunque limitadas, son mayores. Pero, para seguir mejorando, no basta con ocuparse de los problemas de la educación. Hay que tener una visión más equilibrada del desarrollo global del país y no insistir en la ilusión de que los certificados educacionales son una suerte de llave mágica para llegar a la cúspide. Con rigor hay que decir: ¡no es así!
¿Les conviene a los jóvenes de la primera generación que accede a la enseñanza superior cursar carreras de base académica compleja y de larga duración?
En una sociedad más justa, todo joven debiera tener la posibilidad de seguir la carrera que le haga sentido, sin consideraciones sobre su cuna y herencia socioeconómica y cultural. Pero en Chile no es así. Por eso, en general, a los jóvenes que son primera generación en la universidad no les conviene cursar ese tipo de carreras. Esto no es producto de una falta de capacidades naturales sino, exclusivamente, un efecto del escaso capital heredado en el hogar y de la baja calidad de la trayectoria escolar que han debido soportar a lo largo de la educación obligatoria. Las carreras universitarias de base disciplinaria, larga duración y orientación académica son exigentes, suponen un hábito cultural sofisticado, competencias cognitivas altamente desarrolladas, buenas capacidades de comunicación oral y escrita y un entrenamiento para aprender autónomamente. Todos estos son logros que en parte se “heredan” de la familia y luego se cultivan en colegios efectivos. En suma, sin hacer de esto un determinismo ni biológico ni social, parece evidente que para los jóvenes que en sus familias son primera generación que accede a la educación superior, hay mejores alternativas que estudiar aquellas carreras que son intensas en el uso de conocimientos disciplinarios.
¿Están conscientes esas familias y estos jóvenes de que el éxito profesional en dichas carreras es todavía dependiente del capital social de las personas?
En general sí lo están, aunque, razonablemente, con cierto rechazo emocional. A nadie le gusta reconocer que el éxito personal depende de factores externos y no únicamente del talento y esfuerzo propios. Es una conquista de la sociedad burguesa imaginar que la “carrera de los talentos” debiera ser el fundamento del progreso individual. Pero en ninguna parte esta carrera es puramente meritocrática. En Chile, en particular, pesan de manera desmedida los factores del capital social y cultural heredado. Por eso, hay que mejorar todavía más la información del estilo de aquella que se halla disponible en www.futurolaboral.cl la cual muestra el nivel de empleabilidad en diversas carreras y sus ingresos promedio.
¿La política pública debería estimular la oferta de carreras cortas, desincentivando las vacantes en áreas profesionales que suponen estudios complejos y prolongados?
Es lo que ha empezado a ocurrir durante los últimos tres años con efectos notables: ha crecido de manera muy llamativa tanto la oferta como la demanda por estudios vocacionales, en carreras técnicas, de tres o cuatro años de duración, directamente orientadas al mercado laboral. Hay que reforzar esta tendencia con mayores y mejores becas para jóvenes que desean estudiar carreras vocacionales cortas, con créditos subsidiados y, a la vez, flexibilizar el posterior ingreso a carreras universitarias para jóvenes que egresan de carreras técnicas.
Crecimos escuchando que si estudiábamos más, tendríamos asegurado un mejor futuro: más ingresos, más prestigias, más satisfacción. Y nunca antes en la historia tantos chilenos habían alcanzado los niveles educacionales de hoy. Pero los jóvenes que constituyen la primera generación de sus familias en la Educación Superior se enfrentan, con frecuencia, a una realidad amargamente decepcionante: su título no les asegura un alto nivel de ingresos y la deuda que han contraído para pagar sus estudios contrapesa cualquier margen de movilidad social como lo haría una roca amarrada a los pies de un hombre tratando infructuosamente de nadar. Este es un reportaje para entender el descontento.
Por Sofía Aldea y Daniela González / Producción periodística: Nicole Febrero, Manuela Jobet, Constanza Anguita y Carla Magri/ Fotografía: Sebastián Utreras / Asistente de Fotografía: Fernando Villalobos / Producción: Daniel Pacheco/ Maquillaje y pelo: Marcelo Bhanu para Dior
Años perdidos
Su padre tiene un almacén y su madre es dueña de casa. Facián Cabello (24) iba a ser el primero de su familia en tener un título universitario. Estuvo a punto. Le faltaban cuatro semestres para egresar de Arquitectura cuando la Universidad de la República, donde estudiaba, quebró. “Entré becado por buen puntaje y los 182 mil pesos que no me cubrió la beca los pagué religiosamente. De un día para otro perdí todo: tres años de estudio, tiempo, ilusiones y diez millones de pesos invertidos”. Entró a la Universidad Central y tuvo que empezar desde cero, porque no reconocieron ni un ramo. La Universidad de la República no estaba acreditada. Ahora, Fabián tiene congelada la carrera y trabaja en una empresa de servicio técnico.
No todos los chilenos tienen asegurada la calidad de la educación superior que pagan. De las 60 universidades que hoy existen en Chile, 53 están acreditadas. Hay 73 centros de formación técnica y 45 institutos profesionales, de los cuales sólo 13 y 15, respectivamente, tienen acreditación de calidad.
(Fuente: Servicio de Información de Educación Superior (SIES) Mayo 2011).
365 mil chilenos son deudores de créditos para financiar su educación superior.
(Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, 2011).
Deudores
Natalia lleva ocho años pagando su carrera. Hoy las cuotas de los tres créditos con los que la financió suman $ 250 mil mensuales. Para cumplir con la deuda trabaja hasta 14 horas diarias en tres lugares distintos. Felipe figura moroso y en Dicom, mientras tramita una denuncia en el Sernac por cobros indebidos por parte de su universidad. A Constanza, su mamá le está ayudando a pagar la deuda ya que por sus trabajos esporádicos no la puede costear por sí misma. Estuvo 9 meses en Dicom. Gisela está desesperada: solo le falta titularse para ser ingeniera civil hidráulica de la Universidad de Chile, y tiene plazo hasta agosto. Pero no le darán su cartón si no paga al menos.
$ 2.500.000 de los $ 26.000.000 que debe. No sabe cómo los va a conseguir porque, al estar morosa, no es sujeto de crédito. Según el Ministerio de Educación, suman 110 mil los morosos del crédito del Fondo Solidario, que se entrega a estudiantes de las universidades del Consejo de Rectores. Cada uno de ellos debe, en promedio, 2 millones 700 mil pesos. Otros 216 mil son deudores del Crédito con Aval del Estado, que cubre a otros establecimientos acreditados_de Educación Superior. Estos últimos, se estima, terminarán pagando casi el doble del valor de sus carreras, debido a los altos intereses del crédito, que promedian un 5,48 por ciento anual.
Marcelo Soto (38) y Sandra Ahumada (37) son la primera generación de sus familias con un título de educación superior. El padre de él trabajó llevando cuentas en una oficina; el de ella es chofer de camiones. Crecieron convencidos de que educarse les cambiaría el destino. Él trabajó y estudió al mismo tiempo para costear su carrera de ingeniero en ejecución en el Inacap. Ella, tras salir de un liceo comercial, trabajó durante 9 años en los que fue ahorrando para estudiar, hasta que encontró la carrera de su vida: Perito Criminalista en la UTEM. “ Yo veía la serie CSI y al ver el folleto pensé: ‘esto es lo que siempre he soñado’”. Su padre fue aval en el crédito Corfo que aún está pagando. Pero Sandra nunca ha podido ejercer. Ni ella ni ninguno de los 500 que estudiaron lo mismo: la carrera no tiene campo laboral viable (hubo incluso una demanda judicial por publicidad engañosa). Ahora Sandra busca trabajo, nuevamente, como secretaria. Marcelo nunca ha podido ejercer su profesión: emite facturas en una empresa computacional. Con los $ 340 mil que gana al mes mantiene a Sandra y a su hija Javiera, de dos años.
Pero siguen soñando: Marcelo pidió un crédito para estudiar, por un año, contador general. Tendrá que ir a clases todos los sábado durante doce meses. “La universidad es importante. La sociedad siempre te está preguntando qué eres y a mi hija le van a preguntar qué es su papá. Seré profesional de cartón, pero soy profesional”. No están dispuestos a dar su brazo a torcer: “Mi mayor alegría sería ver a Javiera estudiando Medicina“, resume Sandra.
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