Rector de la UBB: 2011 Año de la Educación Superior y Rol de las UES Públicas
Abril 5, 2011

hgaete.jpg Columna de opinión del rector de la Universidad del Bio Bio, Héctor Gaete (en la foto), sobre las perspectivas de la educación superior durante el año 2011.
Emprendimiento Regional y Local
2011 Año de la Educación Superior y Rol de las UES Públicas
“…Porque el sentido de NACIÓN no es la simple suma de los esfuerzos e intereses individuales de personas o corporativos de instituciones”
Por Héctor Gaete, Rector U. Bío-Bío, El Conce Cuenta, 28 de marzo 2011
El Ministro Lavín anunció, en sesión formal del Consejo de Rectores, que 2011 será el año de la educación superior y nos alegramos por ello. Nos parece determinante iniciar una reforma que sustituya el añejo articulado del sector en la actual Ley General de Educación porque lo mantuvo desde la anterior Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza formulada en los años 80.
Este nuevo emprendimiento se caracterizará por tocar una pieza estratégica del país que marcará su tipo de desarrollo futuro.
Los componentes necesarios para lograr un determinado fin son siempre múltiples; pero uno estratégico es aquel que marca la diferencia esencial por ser determinante para el logro de las metas. Es decir, es estratégico aquel recurso que es algo más que componente, algo más que recurso necesario, algo más que parte; siendo aquel que cualifica la meta o el resultado final y sin el cual este pierde relevancia, prestancia, significación, calidad, trascendencia o sentido con relación a la imagen-objetivo que se pretende alcanzar.
Por ejemplo, la tolerancia es algo más que un componente en la configuración de una sociedad que quiera llamarse democrática, porque sin aquella esta se torna formal y eufemística. La simple existencia de los medios de comunicación es un recurso necesario; pero no suficiente, ya que es la tolerancia la que permite la existencia de la prensa libre y ésta se constituye luego en un verificador de la propia sociedad democrática.
Chile se ha propuesto la meta de asegurar igualdad de oportunidades a todos sus hijos. Como país pretendemos alcanzar la integración de cada uno de los habitantes al desarrollo de la nación y esa integración deberíamos verla referida nítidamente en las distintas dimensiones que se implican: social, política, económica, tecnológica, educacional, etc.
Frente a este noble e inmenso desafío, hay a lo menos dos obstáculos claves en el ampliamente compartido diagnóstico del estado actual de nuestro Chile. A saber:
1.- Las estructurales diferencias de inicio entre las familias y entre las personas, dejando a gran parte de ellas en condiciones de desventaja tal que les hace imposible acceder a la oferta democrática del país. Por ejemplo, la participación ciudadana se ve dificultada por el bajo nivel educacional; el acceso al empleo mejor remunerado se impide para las personas sin calificación profesional. Lo mismo ocurre con el acceso a la educación superior de calidad, a la tecnología, a la cultura, a la formación de empresa, al crédito de fomento, a los estudios de idiomas, a las posibilidades que abren la globalización y los tratados internacionales, etc.
2.- El escaso poder adquisitivo de las grandes mayorías para acceder a un conjunto de bienes y servicios, más allá de los de sobrevivencia, que son necesarios como “piso” para un desarrollo integral de las familias y personas, que les permitan eliminar o corregir las desventajas de inicio indicadas en el punto anterior.
El primero es un asunto neto de educación y el segundo es un derivado del mismo por cuanto el ingreso es una función directa del nivel educacional. Estos dos lastres presentan hoy a Chile como un país fuertemente segregado por la desigualdad, de hecho estamos entre los diez más desiguales del mundo.
Lo anterior significa que, por la especificidad de esos dos problemas estructurales, el factor clave para avanzar en su solución lo constituye la educación porque es desencadenante de la potencialidad de las personas, como ha quedado demostrado en todos los países hoy mas integrados y que encabezan el ranking del Índice de Desarrollo Humano que anualmente publica el PNUD.
Tras ese propósito las universidades son instrumentos esenciales, por ello es que su carácter público resulta estratégico y éste, en estricto rigor, se refiere a su naturaleza jurídica estatal y se asocia a las instituciones comprometidas con los principios constitucionales de integración de las personas a la Nación; abierta a todos sin más restricciones que el mérito; promotora del rescate, la conservación y la promoción de la cultura como acción clave del fortalecimiento de la identidad nacional y regional; e impulsora de la democracia participativa como forma de organización social.
Chile hoy es propietario de dieciséis universidades estatales sobre las cuales tiene control direccional para impulsar sus objetivos estratégicos en formación de capital humano, creación y difusión de conocimiento y extensión cultural; y lo puede hacer en el marco de los valores y principios republicanos que declara sostener y fomentar. A diferencia, las instituciones privadas pueden o no realizar el mismo esfuerzo, aunque siempre orientadas por sus particulares visiones de país y no necesariamente compartidas por todos.
En el año de la Educación Superior se requiere de una profunda reforma y en la nueva ley es clave la incorporación de un capítulo específico para las Universidades del Estado de Chile, porque son un factor estratégico sin el cual la nación pierde potencia, porque el sentido de NACIÓN no es la simple suma de los esfuerzos e intereses individuales de personas o corporativos de instituciones.
En el proyecto de ley será necesario abordar asuntos claves como son: producción de bienes públicos y su calidad, institucionalidad y alta dirección, participación de las comunidades internas y de la sociedad, mecanismos de control, desburocratización y financiamiento.
Debemos ser capaces de enfrentar este asunto con la mayor altura, con visión de Estado y en un marco de valores compartidos para poder fortalecer a las universidades propiedad de todos los chilenos en su rol de referentes para todo el sistema de educación superior, que nos garantice la trasmisión de esos valores. Los países desarrollados hace tiempo que ya lo hicieron.
Para que el 2017 alcancemos la meta del desarrollo propuesta por el Presidente Piñera y para que 2011 sea el año de la educación superior planteado por el Ministro Lavín, varios son los componentes que han de concurrir; pero para cualificar esas metas, para que no pierdan relevancia, prestancia, significación, calidad, trascendencia o sentido con relación a la imagen objetivo que pretendemos; es decir, para tener un Chile que sea más CHILE para todos, la Universidad Estatal es un recurso estratégico.

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