Nuevos aportes de reflexión crítica sobre las propuestas de reforma educacional del Gobierno, que hemos venido analizando en los días previos (ver más abajo).
Esta vez incluimos los siguientes documentos:
— Efectos graves, ventajas inciertas, 25 noviembre 2010
— ¿Qué hay detrás del “gran cambio al curriculum escolar”?, 25 de noviembre 2010
— Reforma educacional medirá muñeca política del presidenciable: La prueba de fuego de Lavín, 25 noviembre 2010
— Declaración Pública, Escuela de Historia-UDP, 25 noviembre 2010
— Alcalde de Lo Prado indicó que reforma no cuenta con un concepto de educación, 25 de noviembre 2010
— Educación 2020 y reforma educacional: “Anuncio va por el buen camino”, 24 de noviembre 2010
Postings anteriores sobre el mismo tema
— Heckman pone mala nota a la filosofía que inspira una parte de la reforma educacional del Gobierno, 25.11.2010
— Más opiniones en torno a la reforma educacional, 24.11.2010
— Ecos del debate que se inicia sobre la reforma educacional propuesta por el Gobierno Piñera, 24.11.2010
— Incentivos (dinero) + presión (exámenes): un análisis de Soledad Concha, 23.11.2010
— Comentario al plan de reforma educacional propuesto por el gobierno chileno, 22.11. 2010
— Educación: más horas y menos sentido, 22.11.2010
— Opiniones críticas frente a la propuesta gubernamental de redistribución del plan horario entre 5º básico y 2º medio, 21.11.2010
Efectos graves, ventajas inciertas
En materias curriculares es prácticamente imposible aumentar las horas de clase en un área de estudio sin afectar otras.
por Cristián Cox, La Tercera – 25/11/2010
LOS CAMBIOS al currículum anunciados por el Mineduc revisten la mayor importancia. Las modificaciones que aumentan las horas de Lenguaje y Matemática entre quinto año básico y primer año medio se fundamentan en que las competencias en juego son las decisivas: de ellas depende “todo el resto”.
Las autoridades han explicado que como los resultados de aprendizaje en ambas disciplinas aún son mediocres y, en los sectores de pobreza, derechamente deficitarios, es necesario aumentar el tiempo de trabajo en ambas áreas. Desgraciadamente, en materias curriculares es prácticamente imposible aumentar horas en un área sin afectar otras. Y con los cambios anunciados habrá serias implicancias educativas en las tres áreas que han sido disminuidas.
Historia y Ciencias Sociales es el área que organiza los contenidos y experiencias de aprendizaje para la convivencia con los otros, cercanos y distantes, que ofrece los relatos fundamentales de lo que somos como nación, y que genera los fundamentos tanto de la lealtad con el orden político como de su crítica. Es, en suma, el área de la experiencia escolar que forma para el civismo y la ciudadanía. Aquí no basta “dictar materia”: lo que el currículum plantea es el trabajo de documentación histórica, discusión de evidencias y marcos interpretativos, producción de ensayos y debates. Todas actividades que requieren más tiempo, no menos, que la pedagogía tradicional. Junto con el recorte objetivo de 200 horas, el mensaje es claro: la formación ciudadana no es importante.
El aumento parejo de las horas de Lenguaje y Comunicación, en parte a costa de Historia y Ciencias Sociales, parece ignorar que esta área está completamente basada en leer textos, producir ensayos y participar en debates. Las tres actividades equivalen a directo desarrollo de capacidades de lenguaje. Educación Tecnológica dista radicalmente en el currículum vigente de lo que el público adulto asocia a “trabajos manuales”. Es un área nueva, cuyo propósito es formar en unas capacidades de visión y acción que permiten identificar necesidades en términos de problemas a resolver de manera concreta, formular proyectos y producir soluciones que requieren diseño, cálculo de costos y uso de la tecnología. Es un área de experiencia clave, en suma, para formar en capacidades de emprendimiento indisputables como “competencias siglo XXI”. Se argumenta que poco de lo señalado en el currículum se cumple en nuestras salas, pero ello no es razón para disminuir su presencia en el plan de estudios, sino para buscar una mejor implementación.
Las medidas, por último, han eliminado el Consejo de Curso, un espacio dedicado a la participación de los alumnos: una escasa hora a la semana a ser llenada por su voz, que se ha juzgado no tiene valor formativo. Esto revela una singular ceguera educativa. El currículum vigente ya es deficitario respecto de esta dimensión, déficit que ahora es absoluto.
En suma, recortes a las posibilidades de formar para la ciudadanía y en capacidades directamente relacionadas con la innovación y el emprendimiento, y desaparición de un pequeño espacio para que los alumnos se expresen y vivan los desafíos de organizarse. Un alto costo versus ventajas inciertas, pobremente fundadas y alcanzables por otros medios.
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¿Qué hay detrás del “gran cambio al curriculum escolar”?
Fabián González, Docente de la Escuela de Educación, carrera de Historia de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano. y http://www.elquintopoder.cl
El Mostrador, 25 noviembre 2010
Se ha hecho pública la decisión del Mineduc de realizar ciertas modificaciones al Plan de Estudio en siete niveles del sistema escolar. Modificación que directa o indirectamente tendría consecuencias en el currículum y, por lo mismo, desde nuestra perspectiva, derivaría en la consolidación del proyecto educativo que configura la elite gobernante para el futuro del país.
Desde un tiempo a esta parte, la política neoliberal ha diseñado una estrategia de debilitamiento sostenido de la realidad educativa que se ha movido en varios flancos: controla e intimida al profesorado a través de la feroz maquinaria del test y el estándar, provocando una creciente inestabilidad y precarización del trabajo docente; asfixia financieramente las escuelas y liceos públicos hasta hacerlos desaparecer o condenándolos a una sobrevivencia inocua; edulcora el discurso del mercado naturalizando en las escuelas relaciones de costo-beneficio, de rendimiento-producto, de competencia; mediante artificios comunicacionales envuelve a la comunidad en una tramposa fábula de participación social de tono clientelar; finalmente, redefine su proyecto político delineando un currículum prescriptivo, excluyente y elitista, que en su obnubilado tecnicismo revela el peligro de un incipiente programa antidemocrático.
Fundamentalmente dos cuestiones nos llevan a sospechar de un retroceso en la configuración del discurso educativo oficial:
En primer lugar, los argumentos oficiales para las últimas medidas se desprenderían de las “recomendaciones” y sugerencias que realiza la OCDE respecto de los niveles de lectura en Chile. De un modo similar, se usan los arquetipos de Singapur, Finlandia, o Canadá para ejemplificar el “paraíso educativo” al que conducirían las profecías en boga. Y como corolario del sesgo técnico y tosco que fundamenta la medida, se alude a los colegios que “han aumentado sus resultados del Simce”. No existe en esta argumentación alusión alguna a los aprendizajes que tal medida promovería, deduciendo falsamente que un aumento en las horas de Lenguaje y Matemática redundaría en mejoras sustanciales en los procesos educativos.
Nadie podría estar en contra de que nuestros niños y jóvenes lean y escriban más o resuelvan nuevos problemas en el contexto de la Educación Matemática. Sin embargo, los colegios “exitosos” a los que se refiere el Ministro Lavín (como los conocidos S.I.P.) son también conocido ejemplo de rutinización, mecanización y entrenamiento, prácticas que no tienen ninguna cercanía con la pasión que envuelve a lectura y la libertad que disimula lo escrito.
El monoteísmo del estándar global es contrario al derecho a la educación y pone a los actores educativos como última prioridad de los administradores públicos. La decisión que ha tomado la autoridad es resolver estadísticamente su desajuste con las cifras internacionales, imponiendo un rediseño curricular sin debate ciudadano, sin profesorado, sin sentido educativo.
La segunda sospecha dice relación con la disminución de las horas de clases en los sectores de Historia y Ciencias Sociales y Educación Tecnológica. Se anota como titular de diarios que los estudiantes tendrán 800 horas más de Lenguaje y Matemáticas en su vida escolar. Aclaremos que esos mismos estudiantes tendrán cerca de 500 horas menos en historia y tecnología, específicamente se restarán 240 horas de historia al plan de estudios entre 5° Básico y 2° medio. Sobre la disminución en historia y ciencias sociales las razones podrían ser obvias: para esta administración la historia corresponde al tipo de cosas que se guardan en una cápsula bicentenaria y se sepultan bajo la sombra de una plaza pública. Ningún organismo internacional evalúa el conocimiento histórico de una nación para liberarle la línea crediticia; en suma, al menos hacia afuera, la historia es prescindible. Veremos que la situación se invierte radicalmente cuando se trate de discutir el qué se enseña (hacia adentro)… esa discusión ya viene.
Finalmente, la majadería esgrimida por el Ministro de Educación respecto de que “lenguaje y la matemática son la base del conocimiento” es una idea que suena y resuena como un eco de otro tiempo. Las bases de todos los tipos de conocimiento se han desfondado y han vuelto a regenerarse bajo otros códigos. El conocimiento científico, el conocimiento social, el conocimiento cotidiano han subvertido todas las fronteras conocidas y se afirman en viejas y nuevas bases. Un par de asignaturas inventadas socialmente no pueden ser (exclusivamente) la base del conocimiento; menos aun en tiempos de incertidumbre. Necesitamos más que un sabio algoritmo para resolver la desigualdad y la pobreza, y mucho más que un atrayente listado de literatura escolar para imaginarnos y desear otro futuro. Tal vez a la clase política le baste y le alcance, pero nuestra experiencia nos dice que ni los niños, ni los jóvenes de este país tienen una base cognitiva tan disminuida.
Tras el “mayor cambio curricular” de las últimas décadas hay un encadenamiento de decisiones que aún está por descubrirse. El ministerio de Educación estuvo meses acechando, dejando que su presa se moviera nerviosa entre la perplejidad y la crisis. Todo apunta a que la herida que desangra al sistema escolar desde hace décadas lo vuelve feble, presa fácil del apetito privatizador y enajenante. Los dientes afilados de ciertos grupos de interés ya están sobre las escuelas y liceos públicos del país y no precisamente para ensanchar las bases del conocimiento social.
El SIMCE es la utopía tras la cual nos han puesto nuestras autoridades educativas. Es preciso decir, entonces: basta… Este proyecto educativo no es el nuestro.
Para muchos educadores, ni esos colegios de elite, ni las recomendaciones de la OCDE, y ningún estándar homogenizante puede constituir referente de quienes deseamos no sólo una escuela verdaderamente democrática y con mejores aprendizajes, sino además una sociedad que lea de un modo más inteligente sus problemas y sus desafíos. Esa lectura del mundo, transversal, crítica, diversa e integral que sostenemos, no se consigue fatigando a nuestros estudiantes con ensayos de ítems que garanticen un resultado, sino más bien construyendo una nueva relación entre quienes aprenden y quienes enseñan en un espacio escolar resignificado.
No hay aquí un simple rechazo a la modificación del plan de estudios que promueve el ministro Lavín; hay una impugnación absoluta del modelo curricular que se pretende imponer favoreciendo las necesidades mercantiles por sobre las necesidades educativas reales. Hay un posicionamiento radical a favor de escuelas públicas con deliberación y participación real de sus actores tanto en la definición de sus curriculum como en su vida social cotidiana. Las bases excluyentes sobre las que se elabora esta política educativa debieran promover un cuestionamiento general al modelo social y educativo que se filtra por las porosidades de la educación pública bajo un inexplicable silencio ciudadano.
(*) Ariculo publicado en El Quinto Poder.cl
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Reforma educacional medirá muñeca política del presidenciable: La prueba de fuego de Lavín
por Claudia Rivas Arenas, El Mostrador, 25 noviembre 2010
Aunque en el oficialismo nadie ha anunciado que negará sus votos para la nueva batalla del gobierno, lo cierto es que no son pocos los que le han encontrado algún bemol. Por lo pronto, el aumento de las horas a lenguaje y matemática, en desmedro de otras materias, parece ser la piedra de tope para algunos sectores de la Alianza por Chile. Por lo que se puede vaticinar que la búsqueda de acuerdos no será fácil.
Rubricada por el propio Presidente Sebastián Piñera como “la madre de todas las batallas” de la actual administración, la reforma a la Educación ya da señales de un fuerte debate en el Congreso. Pero las diferencias no surgen sólo entre el oficialismo y la oposición, como para muchos sería natural en el juego democrático, sino que también enfrenta rechazo, en aspectos determinados, desde las filas del gobierno. A cambio, unos cuantos parlamentarios de la Concertación se han mostrado más abiertos a apoyar ciertos aspectos de este nuevo cambio al sistema educacional. Así las cosas, esta podría convertirse en la prueba de fuego para gestión de Joaquín Lavín, dado que el proyecto ingresaría al Parlamento con suma urgencia, por lo que el titular de la cartera tendría un mes para ordenar a su sector y lograr un acuerdo con la colación opositora.
En el gobierno tienen la convicción de que, pese a las dudas que se han expresado desde sus filas, podrán ordenar a los parlamentarios oficialistas; y están conscientes de que no será tan fácil llegar a acuerdo con la oposición. La dura batalla que se enfrentó en la tramitación de la Ley de Reconstrucción y de presupuesto, respectivamente, le plantea a La Moneda la aprensión de que la Concertación cierre filas tras argumentos netamente políticos para bloquear la iniciativa.
Por lo pronto, el anuncio de que en el currículum escolar se aumentarán las horas para matemáticas y lenguaje, en desmedro de materias como ciencias sociales y tecnología, provocó reacciones en contra, desde los partidos oficialistas. De hecho, las críticas más duras vinieron del vicepresidente de Renovación Nacional, alcalde de Puente Alto, Manuel José Ossandón, y del diputado de la UDI Manuel Rojas. Si bien el primero reaccionó con dureza el mismo 18 de noviembre, cuando se conoció la iniciativa, días después moderó sus dichos, traspasándole a la ex Presidenta Michelle Bachelet –sin ninguna lógica- la responsabilidad de ordenar a la Concertación tras el ya polémico proyecto. Con lo que coloca sobre la mesa, la idea de que este será un nuevo gallito político gobierno-oposición.
Hablando de volteretas…
La primera reacción de Ossandón podría ser considerada como de antología. El jefe comunal advirtió que “con esta iniciativa lo único que logramos es formar más empresarios y menos gente con conciencia social. Las personas se forman sabiendo más de su pasado, de su cultura y de las tradiciones. Si quitas horas a ese ramo (ciencias sociales) corremos riesgos que podemos pagar caro en el futuro”. Y por si fuera poco, agrega al debate un elemento en el que nadie había puesto atención al cuestionar las razones para esta modificación, afirmando que “no quiero pensar que esto se hace para elevar las estadísticas de la educación chilena, en virtud de que los parámetros internacionales siempre se hacen en relación a lenguaje y matemáticas: si es así, estaríamos cometiendo un error incalculable”.
La dura batalla que se enfrentó en la tramitación de la Ley de Reconstrucción y de presupuesto, respectivamente, le plantea a La Moneda la aprensión de que la Concertación cierre filas tras argumentos netamente políticos para bloquear la iniciativa.
Pero también sostiene que la medida anunciada “no se la comunicaron ni consultaron a nadie, ni a los apoderados ni a las corporaciones, que son los sostenedores de la educación pública. La educación, creo yo, es debate, y cuando las decisiones se toman de manera unilateral el futuro no se ve con buenos ojos”. Aunque el lunes pasado, coincidentemente con la reunión de directiva de su partido, dio un notorio giro a su postura original, señalando que la Concertación ha criticado la reforma “sin siquiera analizarlas en su fondo” y que “la gente es inteligente y se da cuenta que la oposición está encaprichada a decir a todo que no” e instó a la ex mandataria a “poner orden” en las filas opositoras. Aún cuando, reivindica su posición de rechazo al aumento de las horas de matemática y lenguaje en desmedro de ciencias sociales.
Quien está en una posición similar a la de Ossandón es su compañero de coalición, el diputado gremialista Manuel Rojas. Lo que le preocupa al legislador es la “integralidad” de los educandos. Es por ello que plantea que estos deben estar sometidos a una educación completa y que aún cuando es positivo el aumento de las horas en matemática y lenguaje, esto se debe complementar con el incremento también en aspectos como la educación física, pensando en que no todos estudiantes apuntan a carreras como medicina o ingeniería, sino que también “hay jóvenes que pueden tener un desarrollo útil para la sociedad a través del arte y el deporte”.
En esta línea instó al titular de Educación a que “antes de tomar cualquier medida, el ministro Lavín debe realizar una evaluación de la Jornada Escolar Completa, algo que pedimos por largo tiempo al gobierno de la Concertación y nunca lo hizo”. Ello, porque en su opinión el mejoramiento de la educación era el objetivo de este sistema, cuando se discutió en el Congreso.
Las platas siguen siendo problema
Otro elemento que podría ser un problema para el gobierno es el que plantea en su propuesta el senador de RN Francisco Chahuán. El parlamentario estima que en el proyecto del Ejecutivo se debería incorporar la deuda histórica de los profesores. Así, ni más ni menos. Junto con señalar que se sería adecuado “corregir” la decisión original de reducir las horas de historia, afirma que se debería incorporar “de alguna manera, como un elemento adicional, el reconocimiento de la deuda histórica del Magisterio”.
Por su parte, el alcalde de Santiago Pablo Zalaquett (UDI) hace una advertencia que no es menor y que deja al descubierto las dudas que, desde el estamento municipal siguen teniendo respecto de reformas, en el plano de la educación, que ellos deben administrar. En su calidad de presidente de la Comisión de Educación de la Asociación Chilena de Municipalidades, el jefe comunal dejó claro que los municipios no cuentan con los recursos para financiar la reforma. Por lo mismo, sentenció que “vamos a exigir el financiamiento” y pidió que “no estrujen lo que no hay, los municipios no tenemos ni para tapar los hoyos de las calles”.
No hay votos seguros
Frente a este escenario no es difícil vaticinar que la tarea entregada a Lavín de buscar un acuerdo va a ser, al menos, complicada.
En tanto, si bien en la Concertación también hay algunas posturas menos intransigentes, ello no implica que exista apertura total a respaldar la iniciativa del Ejecutivo, que tal como lo plantea Rojas, echa por tierra lo postulado por la JEC, que tanto esfuerzo le costó sacar adelante a la Concertación. En este sentido, el senador Jaime Quintana (PPD) reconoce, como ya ha planteado públicamente, que “esta es una medida mucho más progresista que las que propuso la Concertación” en su momento. Porque estima que el aumento en las horas de lenguaje y matemática va en directo “apoyo de los sectores más vulnerables”.
También aprueba las condiciones de retiro para los profesores y no duda en reconocer que en los gobiernos de la Concertación “faltó decisión política” para implementar algo así. Sin embargo, también plantea que así como respalda algunos aspectos de la polémica reforma, también tiene aprensiones respecto de otros. Una de ellas dice relación con los incentivos para los jóvenes que quieran estudiar pedagogía. A su juicio, estos podrían pasar al otro extremo y alumnos que tuvieran otra vocación optara por pedagogía debido justamente a los incentivos que propone el Ejecutivo, como por ejemplo costear la carrera de aquellos que obtengan un puntaje superior a 600. Por otra parte, estima que el despido del 5 por ciento del profesorado anualmente “es mucho” y que eso habría que replantearlo. Así y todo, además sostiene que el hecho de que esté de acuerdo con algunos aspectos de la normativa no significa que esté asegurando su voto.
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DECLARACIÓN PÚBLICA
Escuela de Historia, Universidad Diego Portales
25 de noviembre de 2010
Ante el anuncio realizado por el ministro de Educación Joaquín Lavín de reducir en un 25% las horas y contenidos destinados al currículum de Ciencias Sociales, la Escuela de Historia de la Universidad Diego Portales, adhiere a las iniciativas y declaraciones que estudiantes, docentes, académicos y especialistas en educación han iniciado en rechazo de tal medida. Al mismo tiempo, queremos destacar algunos puntos de la discusión que nos parecen relevantes:
En primer lugar, discrepamos con la forma en que se ha planteado esta medida, toda vez que ha ignorado los estudios y debates que se han venido realizando por parte de profesores y especialistas en Educación, Historia y Ciencias Sociales, acerca de la crisis de la educación chilena. En segundo lugar, no nos parece adecuado catalogar de “revolución” medidas aventuradas que no constituyen un programa de largo plazo –por lo menos explícito-, que ayude a fortalecer un proyecto educativo para el desarrollo integral de los estudiantes. En tercer lugar, nos inquieta la imprecisión respecto de lo que significa la disminución horaria, y en particular la ambigüedad respecto de las habilidades y contenidos que debieran desaparecer o “reducirse”. Por último, y en relación con lo anterior, nos preocupa profundamente el concepto de historia que aparece con esta pretendida reforma.
Estamos convencidos que, además de las competencias que el estudio de las ciencias sociales aporta al desarrollo de los estudiantes como plenos ciudadanos, la historia, en particular, provee un ámbito de reflexión, formación y construcción de compromiso social. Éste produce la transformación del individuo en persona, desarrollando habilidades para interactuar socialmente, fomentando la formación de sujetos respetuosos de los disensos propios de la vida en comunidad, sensibles a las diferencias de género, raza/etnicidad y clase, y políticamente propositivos. Por ello, el supuesto ministerial de que habilidades y contenidos se pueden reducir en un 25% está asociado a un concepto enciclopédico de la Historia, que prioriza la memorización antes que la reflexión sobre los procesos históricos. Desde esta perspectiva, recordamos que el actual el Ministro Lavín declaró, en el año 2005, que “si hubiera sabido en 1988 sobre las violaciones a los Derechos Humanos y las cuentas en el exterior, no habría apoyado el Si”. Ese no-saber, casual o voluntario, no puede extenderse a los estudiantes, quienes tienen pleno derecho a conocer y comprender su pasado y su presente, para tomar decisiones informadas hacia el futuro. Estamos convencidos que el saber leer y comprender –capacidades destacadas por el ministro- se adquieren mediante complejos procedimientos que incluyen contenidos, competencias, y habilidades relacionales y analíticas que son propias de las ciencias sociales y las humanidades. Por último, cabe preguntarnos ¿qué contenidos y habilidades podrían recortarse del currículo de Ciencias Sociales? ¿Qué períodos, procesos, perspectivas o sujetos podrían ser restringidos con la reducción de horas? En la enseñanza de la historia se juegan las narrativas y memorias del pasado –lejano y reciente- que transmitimos a las nuevas generaciones, ¿tendremos tiempo suficiente para analizar los procesos complejos y desgarradores? ¿O es que acaso estamos frente a una reforma para el olvido?
Escuela de Historia
Universidad Diego Portales
25 de noviembre de 2010
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Alcalde de Lo Prado indicó que reforma no cuenta con un concepto de educación
El encargado de asuntos de Educación de la Asociación Chilena de Municipalidades dijo que “ésta no es la gran reforma después del cambio que hizo Eduardo Frei”.
La Tercera, 25 de noviembre 2010
Luego de que ayer se reunieran los alcaldes con el ministro de Educación, Joaquín Lavín, para discutir la anunciada reforma educacional, el jefe comunal de Lo Prado y encargado de asuntos de Educación de la Asociación Chilena de Municipalidades, Gonzalo Navarrete, indicó que “ninguno de los que está aquí ni los parlamentarios ni nosotros conocemos en detalle el proyecto de ley (…) no recibimos ningún documento”, dijo a Radio Cooperativa.
Navarrete manifestó que “ésta no es la gran reforma después del cambio que hizo Eduardo Frei. Aquí hay algunos sistemas de incentivos y gestión pero no hay un concepto de educación”.
“Lo más importante en esto, es que no hay un proyecto de ley conocido. Los parlamentarios que allí estaban y lo que nos entregó el ministro Lavín es más bien los titulares, lo que se quiere, lo que se requiere, pero no el proyecto de ley”, sentenció.
El edil expresó que no existe claridad respecto de la forma en que se financiará la contratación de profesores que aprueben la evaluación Inicia, los cuales “tienen mayor precio” y la manera en que operará el retiro programado para los docentes con un incentivo de 20 millones de pesos.
A juicio de Navarrete, hay tres puntos que no están resueltos en la discusión de la reforma. “Primero cuál es el sistema de financiamiento de la educación pública, puesto que hoy día lo que se nos entrega en recursos para financiarlo no está asociada a ningún estándar, a ninguna calidad”.
“Segundo, cuáles son las reformas reales al estatuto y a la carrera docente, porque aquí se tocan poquitas cosas, pero no hay un diseño de una nueva carrera docente que permita asegurar calidad”, agregó el alcalde.
“Y lo tercero, cuál es la estructura en gestión, porque se critica mucho la estructura municipal, pero no está claro si al final esto se va a cambiar”, expresó.
Para este lunes se espera que el titular del Mineduc se reúna con los presidentes de los partidos de la Concertación, para discutir el proyecto de ley.
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Educación 2020 y reforma educacional: “Anuncio va por el buen camino”
El coordinador nacional del movimiento Educación 2020, Mario Waissbluth, aseguró que la reforma educacional anunciada ayer por el Presidente Sebastián Piñera,“va por el buen camino”, pero criticó el momento en qué se dió a conocer el proyecto cuando aún no está lista la iniciativa y solo existe un borrador.
Para Mario Waissbluth la reforma educacional anunciada por el mandatario es un buen proyecto, pero recalcó que faltan otros cambios en el sistema educacional.
“No creo que sean las únicas reformas necesarias, hay un montón de otras cosas como cobertura preescolar, liceos técnicos, en la subvención aun se requiere un aumento mayor y hay un montón de otros temas, pero esto que se anunció está en el meollo de nuestros temas”, indicó el coordinador nacional de Educación 2020.
Asimismo, Waissbluth criticó la manera de actuar del gobierno frente a este tipo de anuncios.
“Hay que decir que el gobierno tiene algunos vicios y malas costumbres como anunciar las cosas por bombitas y por separado. Ayer iba a La Moneda preparado para que se distribuyera un proyecto de ley que se iba a mandar al Congreso y me encuentro con qué aun no hay proyecto de ley listo”, puntualizó el académico.
Además, insistió en la necesidad de sorprender comunicacionalmente de La Moneda. “Hasta el momento no hemos visto que el gobierno presente una hoja de ruta, un plan especificando lo que se hará, entonces es como sorprender al país una vez a la semana con algo y eso no es una forma que nos satisfaga plenamente”, aseguró Mario Waissbluth.
Por su parte, para el coordinador de Educación 2020 a la reforma educacional anunciada por el gobierno. Según Waissbluth entre los puntos fundamentales que olvido esta iniciativa están “la cobertura preescolar y la calidad preescolar que ha sido el tema olvidado por este gobierno (…) y no está abordado en el proyecto. (…) También echamos de menos un plan de fortalecimiento de los liceos técnicos, que es el sector damnificado de la educación media”, aseguró.
“NO ES ADECUADO SIMCIFICAR EL DISCURSO”
También Mario Waissbluth se refirió a las metas impuestas por el Presidente Piñera, específicamente al aumento del puntaje promedio del Simce en 10 puntos para cuarto año básico.
Para el coordinador de Educación 2020, “el anuncio es un aumento modesto”, además, consideró que “no es adecuado simcificar el discurso. El Simce no es lo único”.
Además, aseguró que su meta “sería garantizar de aquí al 2014, que no queden niños en Chile que no entienda lo que leen en cuarto básico”.
Finalmente, hizo un llamado a los distintos sectores políticos para que aprueben la iniciativa que enviará el gobierno.
“Para nosotros la educación es un tema de urgencia, por lo tanto no me molesta es que tenga suma urgencia y hago un llamado a todas las fuerzas políticas del país para que el proyecto sea aprobado”, puntualizó.
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Destruir la Educación Pública
Sergio Espejo, Abogado, académico, consultor y ex ministro de Transportes.
El Mostrador, 24 de noviembre 2010
Escucho parte de lo que, según el gobierno, será la reforma educacional “de la década”. A partir de quinto básico, los estudiantes tendrán más horas de Lenguaje y Matemáticas. ¡Suena fantástico! Pero la trampa es simple. En un país que según sostienen todos debe jugarse por la educación, la mayor cantidad de horas se obtendrá de ¡quitarle horas a Ciencias Sociales!
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Pero eso no es malo, argumentan. Es posible utilizar “horas de libre disposición” para que los profesores desarrollen el contenido de ciencias sociales que dejará de ser impartido o dediquen ese tiempo a la educación cívica, la filosofía o la investigación que se extraña. Y lo más notable es que lo afirman “expertos” de parte importante del arco político.
No nos dejemos engañar. ¿Alguien en su sano juicio creerá que efectivamente en nuestras escuelas públicas, así como en la mayoría de las subvencionadas, existen “horas de libre disposición” que puedan utilizarse como espacio adicional de enseñanza al existente hoy? Eso no es cierto. Las debilidades pedagógicas, la pobreza de recursos, la ausencia de incentivos adecuados hacen que en nuestras escuelas sólo se lleve a cabo el mínimo formal del proceso educativo. Cuando éste se alcanza. No existen “horas de libre disposición” reales.
Por otro lado, si el desafío es fortalecer el lenguaje, ¿no son las ciencias sociales un espacio ideal para hacerlo? ¿O nuestros expertos educacionales piensan que éstas constituyen sólo un proceso de repetición y memoria en el que no existen destrezas, habilidades ni conocimientos relevantes que desarrollar? Es obvio que una buena clase de ciencias sociales estimula la capacidad de análisis, las destrezas lectoras y de comprensión de lectura, las habilidades de expresión oral, ello sin considerar que además contribuye a la formación de ciudadanía.
¿Entonces? Sabemos que esas clases no se están produciendo, sustituyámoslas por matemáticas y lenguaje dicen los ideólogos de la reforma. Esa es la falacia. Al rebajar los estándares que nos desafían y por los que nos juzgamos, perdemos todos. No existen razones para creer que las clases de lenguaje serán mejores, mientras en paralelo enviamos una señal clara: el estudio de nuestra historia, la comprensión de la forma en que los seres humanos nos relacionamos en sociedad, el aprendizaje y la práctica del diálogo cívico, son habilidades y competencias innecesarias en una sociedad de consumidores incapaces de agregar valor a sus vidas y a las de los demás.
Este desafiante panorama sólo se enriquece con el anuncio del Colegio de Profesores de un paro en los establecimientos municipales. Un paro que, por supuesto, poco tiene que ver con los desafíos de la educación y mucho con la defensa corporativa. Notable paso que se suma, casi de manera coordinada, a los anuncios reiterados por parte de las autoridades de que muchos establecimientos municipales se cerrarán por falta de alumnos. O sea, el MINEDUC y el Colegio de Profesores unidos, jamás serán vencidos. Aún cuando sólo sea para poner la lápida a la educación pública en Chile.
(*) Nota publicada en El Quinto Poder.cl.
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