Volvemos hoy a referirnos al estudio de Ernesto Treviño y Francisco Donoso (Facultad de Educación – UDP) reportado el domingo pasado por la prensa sobre valor agregado por los colegios del país –según dependencia– al aprendizaje de sus alumnos, acompañando esta vez, con la autorización de los autores, el texto completo del estudio.
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A continuación se puede leer la Introducción del estudio y, más abajo, el reportaje del diario La Tercera sobre este estudio del domingo pasado.
Introducción del estudio
El desarrollo reciente de la política educativa en Chile ha traído importantes cambios en
la regulación aplicable al sistema escolar con miras a establecer mayores niveles de
rendición de cuentas y apoyos para las escuelas. La Ley de Subvención Escolar
Preferencial 20.248 y la Ley General de Educación 20.370 se aprobaron en el congreso
en 2008 y 2009 respectivamente. La primera de ellas otorga un monto mayor de
subvención por alumno prioritario (en condiciones de marginación) y otro monto en
función del porcentaje de alumnos prioritarios en el colegio. La Ley General de
Educación, por su parte, establece el marco global de operación del sistema escolar y la
institucionalidad. En relación con la Ley General de Educación el poder legislativo
tramita actualmente el Proyecto de Ley del Sistema Nacional de Aseguramiento de la
Calidad de la Educación Parvularia, Básica y Media. A través de esta normativa se
crearán la Agencia de Calidad de la Educación y la Superintendencia de Educación,
como entidades encargadas de evaluar y fiscalizar el desempeño del sistema educativo.
Una de las características de la propuesta del nuevo Sistema Nacional de Aseguramiento
de la Calidad es que busca agrupar a los establecimientos escolares de acuerdo a
criterios de desempeño con propósitos de rendición de cuentas y apoyo.
El presente trabajo analiza las alternativas de agrupación de escuelas básicas tomando
en consideración distintos indicadores de resultados de aprendizaje que se construyen a
partir del SIMCE y se hacen sugerencias para la aplicación de esta ley. A lo largo del
mismo de ponen de manifiesto las dificultades técnicas y las consecuencias de política
educativa de distintas formas de agrupación de establecimientos escolares.
Para ello se presenta, en primer lugar el contexto de la política educativa. En segundo
lugar, una revisión de literatura. Después de explican los métodos y utilizados.
Finalmente, se analizan los resultados, se hace una discusión y se presentan
conclusiones y recomendaciones.
Francisco Ramírez e Internacional Alba encabezan lista de colegios más efectivos en Chile
Por primera vez, una medición revela el puntaje Simce que deberían lograr los colegios según el nivel socioeconómico de sus alumnos.
E. Simonsen/ L. Rosenmann/ D.Arce, La Tercera,01/08/2010
Está demostrado que en los resultados en educación, la cuna pesa. Según estudios internacionales, los recursos socioeconómicos del alumno (por ejemplo, el tipo de temas que se conversa en la mesa, la cantidad de libros en el hogar y el nivel educacional de sus padres, etc.) explican alrededor de un 20% de los resultados en las pruebas.
En Chile, según la última prueba Pisa, que elabora la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, el origen de los alumnos explica el 54% de la diferencia entre escuelas. En otras palabras, las escuelas chilenas son poco capaces de eliminar las desigualdades de origen y lograr que todos los alumnos aprendan.
Pero hay casi 300 colegios que escapan a esa tendencia. Las escuelas Toqui Lautaro, de Nacimiento (municipal), Francisco Ramírez (particular subvencionado), de San Ramón, y el privado Colegio Internacional Alba, de Maipú, encabezan esa lista. Los tres establecimientos, cada uno en su dependencia, son los que logran que sus estudiantes aprendan más, muy por sobre su origen. Son los más efectivos, según determinó un estudio de la Facultad de Educación de la Universidad Diego Portales.
EL PRIMERO EN SU TIPO
El estudio es el primero que midió este indicador de efectividad en el país: cuánto valor agregan las escuelas por sobre el nivel socioeconómico de los alumnos. Lo que no significa que un colegio más efectivo entregue una educación de mayor calidad en términos absolutos. Sino que es capaz de hacer que sus alumnos progresen independiente de su condición de origen.
Para hacer los cálculos, los investigadores tomaron los datos de casi dos mil colegios del país, que cumplieran con ciertas condiciones, como haber rendido el Simce de cuarto básico en los años 2006, 2007 y 2008 y tener registrado datos como el ingreso familiar o el nivel educativo de los padres para 30 o más estudiantes.
Para cada uno, se estimó, en una escala igual a la del Simce, cuánto pesa el capital cultural de los alumnos y los recursos del colegio (especialización de los profesores, libros por alumno o si seleccionan estudiantes). Este indicador se restó al promedio obtenido por el colegio en los test de lenguaje y matemáticas de los tres años.
El resultado: un puntaje que indica cuánto debió haber obtenido cada colegio en la prueba. Dato que se contrastó con el puntaje logrado en la práctica. Con esto, se determinó cuáles eran los establecimientos de excelencia – con aprendizajes significativamente mayores a los esperados-, cuáles eran buenos, cuáles sólo satisfactorios y cuáles deficientes.
DE EXCELENCIA Y DEFICIENTES
Fueron 335 colegios, el 6% de la muestra, lo que lograron resultados de excelencia. Esto es, obtener en el Simce de matemáticas, 14 o más puntos por sobre lo esperado para su nivel. Un selecto grupo compuesto por 207 subvencionados, 124 municipales y sólo cuatro particulares pagados (en negritas en las tablas).
“Estos colegios logran los mayores aprendizajes, considerando el punto de partida de sus alumnos. Son los que se acercan a la excelencia en términos relativos y se deberían mirar con detalle para aprender de ellos”, dice Ernesto Treviño, autor, junto a María Francisca Donoso, del estudio.
Otros 365 establecimientos, el 5,3% de la muestra, tuvieron en matemáticas un rendimiento levemente superior al ideal. Este grupo es considerado satisfactorio y obtienen 4,5 o más puntos por sobre lo esperado para su nivel socioeconómico. Acá, hay ocho privados (seis de los cuales se mencionan en la tabla), 217 subvencionados y 141 municipales.
La gran mayoría, 864 colegios, logra sólo un estatus regular dado el nivel de sus alumnos: en el tramo que va desde los 4,4 puntos por sobre el nivel hasta 11 puntos por debajo de lo esperado. Y 385 lo hacen mal, logran apenas 12 o más puntos bajo lo esperado. En este grupo hay 224 colegios municipales, 33 particulares y 130 subvencionados.
En lenguaje, el panorama es similar, aunque ningún colegio privado logra la excelencia (ver nota secundaria).
LOS MÁS EFICACES
Niños que en kínder suman y restan y todas las materias escolares adelantadas en un año; apoyo intensivo a los alumnos que se quedan atrás y un sentido estricto de la disciplina son las claves del Internacional Alba, según su directora Mónica González. En matemáticas, el colegio obtiene 320 puntos, 16 más que lo esperado dado el nivel de recursos de sus alumnos.
Casi la misma diferencia que logra el Instituto de Humanidades Alfredo Silva, de Concepción, donde hay ocho horas de matemáticas a la semana y no seis oficiales. No más de 30 alumnos por curso es el otro común denominador entre estos dos establecimientos, los particulares que figuran como los más efectivos.
En la escuela Toqui Lautaro, la municipal más efectiva, el ingreso familiar de los alumnos no supera los $ 160 mil y la mayoría de los padres terminó la básica. El colegio logra 271 puntos en matemáticas, 43 puntos más que lo esperado.
Similar es el panorama del Francisco Ramírez, escuela subvencionada de San Ramón: allí las familias de los alumnos tienen ingresos menores a 400 mil pesos y sólo terminaron la enseñanza media. El colegio supera los 312 puntos en matemáticas, 65 puntos más que lo esperado. Ambos establecimientos tienen nuevamente un punto en común: los estudiantes se quedan después de la jornada escolar a reforzar las materias.
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El desempeño de los tradicionales top: la mayoría es sólo regular
Establecimientos como The Grange, Cumbres y Santiago College sólo logran lo esperado.
por Elizabeth Simonsen, La Tercera, 1 agosto 2010
Los rankings de los colegios en el Simce están dominados por un reducido grupo de establecimientos que habitualmente comparten los primeros lugares. En las pruebas de cuarto básico de 2006, 2007 y 2008, establecimientos como el Cumbres, Santiago College, Andrée English School y The Grange comparten los primeros lugares.
Los investigadores de la Facultad de Educación de la UDP, liderados por el académico Ernesto Treviño, calcularon también para ellos qué puntaje debieran obtener, según el nivel socioeconómico de sus alumnos y los recursos de la escuela.
Algunos establecimientos, como Internacional Alba y Francisco Ramírez, figuran entre los más efectivos. Pero otros tradicionales no salen bien evaluados.
The Grange, por ejemplo, logra 312 puntos en matemáticas, mientras que, dado el nivel socioeconómico de sus alumnos, debiera superar los 320 puntos.
Lo mismo pasa con el Santiago College, que debería promediar 320 puntos y logra 318; con el Verbo Divino, que logra 317 puntos en matemáticas, lo mismo que lo esperado y con Villa María Academy, que promedia 317 puntos, dos puntos menos que lo esperado.
El Colegio Cumbres y el Andrée English School obtienen en matemáticas sólo dos puntos por sobre lo esperado (320 el primero y 319 el segundo). Mientras que el Instituto Alonso de Ercilla, de Santiago, obtiene en matemáticas cuatro puntos por sobre lo que debiera.
Todos ellos fueron clasificados por los investigadores como de desempeño regular: esto es, no logran más de lo que se espera dado el nivel de sus alumnos. “No agregan valor”, dice Ernesto Treviño.
Como establecimientos de mal desempeño, esto es, que logran menos de lo esperado, son clasificados otros colegios particulares, como Everest, Lincoln International Academy y The English Institute. Esos establecimientos logran 12 puntos por debajo de lo esperado.
Colegios de tradicional buen rendimiento en el Simce, como el Madrigal, de La Reina; La Girouette, de Las Condes, y el Instituto Miguel León Prado, de San Miguel, no fueron incluidos en el análisis, porque en alguno de los tres años analizados no tenían datos para más de 30 alumnos.
En promedio, los 122 colegios particulares estudiados lograron 303 puntos en matemáticas. Sin embargo, dado el nivel de sus alumnos, debieran haber llegado a 310 puntos.
En lenguaje, obtuvieron seis puntos menos que lo estimado (310 puntos) y ningún colegio se situó en la categoría de excelencia.
La conclusión, para los investigadores, es que los colegios particulares, si bien obtienen buenos puntajes, son poco efectivos en generar valor agregado en sus alumnos. “Buena parte de sus buenos resultados en Simce se debe al capital sociocultural de las familias”, dice Ernesto Treviño.
El bajo grado de efectividad de los colegios particulares, que se estima son la elite del país, es algo que, incluso, ha sido comentado por el encargado de Pisa, Andreas Schleicher, director de la División de Análisis e Indicadores de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OECD).
En su última visita al país, Schleicher comentó la necesidad de elevar el nivel de educación de las elites, ya que, según la última prueba Pisa, sólo uno de cada cien alumnos chilenos está en los niveles superiores de desempeño de matemáticas, mientras como promedio de los países de la OECD, 10 de cada cien están en esa categoría.
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