Agenda gubernamental: algunos comentarios
José Joaquín Brunner, El Mercurio, 4 abril 2010
Cabe preguntarse si conviene insistir en el plan de crear 50 liceos de excelencia y por qué no está en la agenda lo relativo a educación superior, ciencia y capital humano avanzado.
Gradualmente los alumnos han comenzado su año escolar, incluso en las zonas más afectadas por el terremoto. En unas pocas semanas más, todos los estudiantes estarán nuevamente en sus salas de clase y el sistema deberá retomar sus desafíos permanentes de equidad, calidad y eficiencia. Entonces el gobierno tendrá que declarar su agenda para el sector y explicarla.
Algunas prioridades del Ministerio de Educación han sido enunciadas desde ya, aunque todavía en términos muy generales: un sustancial aumento de la subvención escolar, cuyo monto será calculado considerando el costo de la emergencia y la reconstrucción; una revisión de la evaluación docente; un nuevo énfasis en la gestión de los establecimientos municipales; apoyo para la formación de líderes y directivos de escuelas; tramitación en su fase final de la ley que crea la Agencia de Calidad y la Superintendencia de Educación e instalación de los llamados liceos de excelencia a lo largo del país.
Frente a este esbozo de agenda tengo tres comentarios.
Por lo pronto, es imprescindible precisar metas y focalizarlas en el mejoramiento del aprendizaje de los alumnos, junto con trazar una carta de navegación para la acción ministerial durante los próximos cuatro años. Las prioridades deben ser pocas y claras; los plazos de cumplimiento son breves; se requiere un adecuado planeamiento. Además, falta explicitar cómo operará la nueva institucionalidad educacional y cómo se acometerá la modernización y reorganización del Mineduc.
Enseguida, se halla ausente de la agenda todo lo relativo a la educación superior, ciencia y tecnología, formación de capital humano avanzado e innovación. Son temas donde la visión, voz y acción del Mineduc son decisivas. Preocupa por lo mismo que ni siquiera se hayan designado aún algunos cargos claves en estos ámbitos.
Por último, conviene discutir la propuesta de crear a lo menos 50 liceos de excelencia, como promete el programa gubernamental. Es cierto que esta idea se vende bien y fácilmente. Pero, ¿qué justifica insistir en ella ahora que deben levantarse desde los escombros algunas decenas de liceos antiguos, cuyo desempeño anterior al terremoto era mediocre y urge mejorar? ¿Cuánto ayuda a la equidad de la enseñanza secundaria crear un enclave adicional de liceos, cuyo éxito estará determinado, principalmente, por la selección y la exclusión socio-académica? ¿De dónde provendrán los profesores de estos liceos? ¿Y qué ocurrirá con los restantes colegios de la ciudad o la región cuyos alumnos más destacados serán atraídos hacia estos liceos selectivos, debilitándose aún más su calidad y resultados? ¿Cuánto realismo tiene -muy poco, pienso yo- imaginar que estos nuevos liceos mejorarán la calidad de los liceos vecinos, transfiriéndoles (¿cómo?) sus buenas prácticas? ¿No es más urgente atacar el problema de la deteriorada gestión de muchos liceos municipales y ampliar su autonomía y las facultades de sus directores, así como fortalecer nuestros liceos de enseñanza técnico-profesional?
No conozco ningún país donde la equidad y la calidad de su educación se haya construido segregando a sus mejores alumnos como hacemos en Chile, en vez de integrarlos sin privilegios ni menoscabo en los colegios subvencionados, públicos o privados, como hacen Finlandia, Holanda y el Reino Unido.
Tiene pues la palabra el Mineduc para explicitar su agenda, señalar su carta de navegación y explicar la racionalidad sustantiva de su agenda.
“No conozco un país donde la equidad y la calidad de su educación se haya construido segregando a sus mejores alumnos como hacemos en Chile.”
Ministro Educación sobre educación superior
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