La Comisión Nacional de Acreditación (CNA) dio a conocer los resultados de los procesos de acreditación realizados durante el año 2009: 350 decisiones de acreditación adoptadas para instituciones, carreras de pregradio y programas de postgrado, realizadas tanto por la CNA como por las siete agencias acreditadoras autorizadas. [Ver noticia completa más abajo].
Lo más llamativo de la ocasión, sin embargo, ha sido la entrega de una suerte de ranking de instituciones elaborado por la CNA, sobre la base del número de años de la acreditación concedido a cada universidad y el número de áreas en que éstas han sido acreditadas. Las prensa destaca hoy profusamente dicho ranking, aunque la CNA no ha publicado todavía en su sitio los fundamentos conceptules y metodológicos del mismo.
¿Por qué llamativo?
1.- Porque no es común en en mundo que el órgano acreditador (agencia pública) elabore rankings de las instituciones que evalúa, aunque hay países en que sí lo hace.
2.- Porque realizar dichos rankings –tarea siempre expuesta a interminables polémicas– no es un mandato explícito de la ley que establece a la CNA.
3.- Porque hasta aquí esta función no había sido asumida por órganos públicos y, si bien la CNA había dado a conocer anteriores informes con antecedentes que apuntaban a este tipo de rankings, no se había encargado de darles la difusión por la que esta vez optó.
4.- Porque el entendido hasta ahora era que los dos parámetros empleados por la CNA para ranquear universidades (número de años de la acreditación concedida y número de áreas acrediatadas) no servían para hacer una ordenación jerárquica de las instituciones que se sujetan a la acreditación.
En efecto, como señalo en un informe reciente:
Con todo, cabe observar un desarrollo relativamente reciente que tiende a usar la información sobre acreditación (años de vigencia y áreas cubiertas) como una suerte de parámetro “objetivo” para la construcción de rankings de calidad, lo que parece apartarse de la idea original del sistema de aseguramiento que, entre otras cosas, ligaba los años de vigencia de la acreditación concedida a la idea de mejoramiento continuo de las instituciones y carreras y la designación de las áreas cubiertas por la acreditación institucional a la idea de que existiendo diversas misiones de las instituciones, ellas podían tener también, legítimamente, coberturas diferentes de su áreas sometidas a la acreditación.
5.- Porque es probable que las universidades que deciden voluntariamente participar en el proceso de acreditación no hayan estado informadas del hecho que, además, ellas serían clasificados en un ranking oficial.
6.- Porque es de suyo evidente que los criterios empleados para confeccionar este ranking oficial son ampliamente discutibes, como lo es el hecho de que no se ponga en contexto –en cada caso– el significado de esos criterios y los resultados que ellos arrojan.
7.- Porque en la práctica se termina con un ranking unidimensional en que las universidades son categorizadas por unos indicadores en extremo simples, al mismo tiempo que se las ordena en función de un modelo implícito de excelencia, que es el de las universidades multifuncionales, con investigación y subsidiadas por el estado.
De hecho, la prensa se ha concentrado –como ocurre habitualmente con este tipo de rankings– en señalar cuáles son las “universidades de excelencia” (máximo de años y de áreas acreditadas). Como expresa uno de los periódicos de la capital: Según informe de la Comisión de Acreditación, sólo 7 de 59 universidades chilenas logra acreditación completa y ninguna es privada (La Nación, 21 enero 2010).
8.- Porque se crea de facto, entonces, una nueva categoría de universidades, las de excelencia, con una definición que la prtensa ha entendido así: Las casas de estudio pueden obtener el nivel de excelencia cuando cumplen con al menos cinco de los seis ítems que mide la Comisión Nacional de Acreditación cuando se someten a evaluación. Estos son: gestión institucional, docencia de pregrado, investigación, docencia de postgrado, infraestructura y equipamiento y vinculación con el medio (El Mercurio, 21 enero 2010).
CNA-Chile entrega Informe de Resultados 2009
CNA, Noticia, 21 enero 2010
Con el fin de dar a conocer los resultados de los procesos de acreditación del período académico recién terminado, la Comisión Nacional de Acreditación se reunió con los principales medios de comunicación del país.
El pasado miércoles 20 de enero, CNA-Chile recibió en sus oficinas a la prensa nacional. Comenzando con las palabras de bienvenida de la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Nacional de Acreditación, Sra. Andrea Aedo Inostroza, el encuentro continuó con la presentación de su presidente, Dr. Emilio Rodríguez Ponce, quien dio a conocer un completo informe sobre las 350 decisiones de acreditación para instituciones, carreras y programas de postgrado de educación superior del país realizadas durante el año 2009, tanto por CNA-Chile como por las siete agencias acreditadoras autorizadas.
Los principales resultados del año fueron presentados según tipo de acreditación: institucional, postgrado y pregrado, analizando también la contribución del trabajo del año 2009 a la cobertura global de la acreditación sobre el sistema de educación superior. “Si bien el sistema chileno está logrando niveles suficientes de aseguramiento de la calidad, ahora hay que ir a niveles de excelencia”, dijo Rodríguez.
Respecto de la acreditación institucional, durante 2009, CNA-Chile se pronunció sobre la acreditación de 29 instituciones de educación superior correspondientes, en su mayoría, a universidades, dentro de las cuales destacan la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y la Universidad Austral de Chile, las cuales obtuvieron por primera vez la acreditación en todas las áreas, lo que, según afirma Rodríguez, “constituye una buena noticia para el sistema, en el sentido de que más instituciones han consolidado altos niveles de calidad en sus áreas de desarrollo”.
Otro aspecto interesante durante 2009 fue la alta participación de los centros de formación técnica e institutos profesionales, con un total de seis IP y seis CFT; el doble que lo ocurrido en 2007, donde participaron tres institutos profesionales y tres centros de formación técnica, en tanto en 2008, sólo participaron dos CFT y dos IP. “Es de esperar que este positivo incremento se mantenga en el tiempo, ya que si bien en términos de matrícula los institutos profesionales y centros de formación técnica más grandes del país participan en el sistema de acreditación, aún está pendiente una participación más decisiva de IP y CFT de menor matrícula”, afirma el Presidente de CNA-Chile.
Continuando la presentación de resultados, el Dr. Emilio Rodríguez, enfatizó el trabajo de la Comisión Nacional de Acreditación en cuanto a acreditación de programas de doctorados y magíster, realizándose 83 procesos de acreditación de postgrado, de los cuales 82 fueron conducidos por CNA-Chile. En consecuencia, sobre la base de un total de 150 procesos de acreditación administrados por la Comisión Nacional de Acreditación durante 2009, la acreditación de postgrado representó el 55%. En el caso de los doctorados, el 85% de los programas participa en el proceso de acreditación, en tanto los programas de magíster, un 25%.
Para concluir, el Presidente de CNA-Chile mencionó los 238 procesos de acreditación de programas de pregrado llevados a cabo, en su mayoría, por las agencias autorizadas, enfatizando en que el 2009 fue el año en que el sistema de agencias entró en pleno funcionamiento, con 199 procesos de acreditación de carreras realizados. “La mayoría de los procesos realizados en el período corresponden a carreras de pedagogía, reflejando el esfuerzo del sistema de acreditación por fortalecer la calidad de los profesores del país”.
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