A propósito de la crisis de la Universidad de Los Lagos, resulta de interés la siguiente entrevista a suRector subrogante, Marcelo Mancilla B., publicadada en la prensa en días recientes.
Sobra cualquier comentario.
Rector de la U. de Los Lagos: “Nuestra situación es crítica, pero no desesperada”
Manuel Fernández Bolvarán, El Mercurio, 3 agosto 2009 (destacados nuestros en el texto)
Marcelo Mancilla asumió el cargo en medio de la mayor crisis de la historia de esa universidad estatal, que hoy enfrenta deudas por unos nueve mil millones de pesos
Seis semanas de paralizaciones, en las que participaron alumnos, administrativos y académicos, y una deuda de nueve mil millones de pesos fueron el abrupto final para el período de Raúl Aguilar como rector de la U. de Los Lagos. En su lugar, desde el 1 de julio y hasta que en septiembre asuma el nuevo rector, quedó Marcelo Mancilla, quien en 2008 fue el “administrador público del año” de la Red de Escuelas Nacionales Universitarias de Administración Pública.
“Ha sido deprimente”, dice Mancilla, quien cree que la crisis que vive este plantel osornino se generó en una suma de factores. A los costos extra y las limitaciones en términos de gestión que tiene por ser una universidad estatal, se sumó una fuerte reducción en su matrícula: entre 2007 y 2009 pasaron de tener 25 mil alumnos a sumar apenas 13 mil y sus sedes se redujeron de 42 a 14.
Según explica Mancilla, esta contracción obedeció a un intento por cumplir con los criterios de la acreditación, ya que no todas sus sedes a lo largo del país cumplían con los requisitos. De hecho, varias hoy están agrupadas en el Instituto Profesional de Los Lagos y el Instituto de Educación Continua. “Además, tenemos que reconocer nuestra responsabilidad de no tener un buen plan de captación de matrícula“, dice.
Si al panorama se suma la crisis económica, el cóctel es fatal: “Durante el paro (mayo y junio), la morosidad llegó al 70%“. Por lo mismo, cree que el plantel se debe apretar el cinturón y el primer paso será reducir el personal. “Nuestra planta de personal está sobredimensionada“, afirma y añade que diseñará un plan de despidos “digno”, con una oficina que les conseguirá trabajo a quienes sean desvinculados. A ello se suma un proceso de renegociación de deudas con la banca y la esperanza de que ningún proveedor “decida pasarnos a Dicom”.
“Vamos a salir de esto, porque ésta es una universidad del Estado y, como tal, no quiebra. Por eso, nuestra situación es crítica, pero no desesperada”, asevera.
Claro que las malas noticias para él continuaron en la reunión del Consejo de Rectores realizada en la Usach la semana pasada. “La ministra Mónica Jiménez nos dijo que el presupuesto 2010 viene restringido, particularmente en educación. El cuadro es muy difícil, las demandas no van a tener posibilidad de satisfacerse, el acceso a los fondos será mucho más competitivo y va a ser un período de estrechez para las universidades del Estado. Eso es seguro”.
No oculta su decepción, porque siente que el Estado no está asumiendo su rol de dueño de sus instituciones de educación superior. “Lo único que no puede hacer el Estado con sus universidades es abandonarlas; pero, en cierto modo, eso es lo que ha ocurrido”, afirma.
Por lo mismo, al volver a hablar de la institución que dirige, sus demandas suenan incluso más enfáticas: “Si la autoridad no quiere tener más de un centenar de trabajadores estatales desempleados en un año electoral y no quiere ver disminuidos los beneficios a los estudiantes, tendrá que ponerse con recursos. Porque dinero no hay, no encontré en caja y milagros no hago. Eso es lo que le pido a mi jefe. Yo me comprometo a hacer mi trabajo con eficiencia y honradez, pero billetes no fabrico”.
Recursos asociados
Posición de los candidatos a Rectores:
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