Continúan hoy las tomas de posición –que comentábamos ayer— frente a las dificultades que enfrenta el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH). Ver más abajo las siguientes intervenciones en el debate aparecidas en la prensa hoy día:
— La institucionalidad del Consejo, Juan Manuel Zolezzi, Rector de la USACH, 15 julio 2009
— Hacia un referente universitario básico y amplio, Orlando Poblete Iturrate, Rector Universidad de los Andes, 15 julio 2009
— Un nuevo enfoque, Rubén Covarrubias, Rector Universidad Mayor, 15 julio 2009
La institucionalidad del Consejo
Juan Manuel Zolezzi (columna de opinión)
La Tercera, 15 julio 2009
No puedo desconocer que es necesaria una instancia donde podamos reunirnos y debatir la nueva estructura institucional de la educación superior. Ello no significa que se deba quebrar el Consejo de Rectores para establecer otra en su reemplazo.
En las últimas semanas hemos visto que se han generado algunas sugerencias en torno al actual Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas. La intención viene desde un sector que se siente “discriminado”, al no poder acceder a financiamiento público. Deducimos, entonces, que una modificación al consejo tiene su origen en que muchas instituciones de educación superior privadas desean acceder a un mayor financiamiento fiscal, lo cual no necesariamente va acompañado de un interés real de cumplir un rol público. Se requiere franqueza a la hora de realizar demandas al Estado y sincerar las razones que las motivan.
Cabe preguntarse por qué instituciones privadas requieren acceder a financiamiento público. La respuesta es simple: las familias de los estudiantes ya no pueden seguir financiando los altos aranceles que deben cancelar en esas instituciones. Si las familias dejan de pagar, no se financian estos establecimientos. Por lo tanto, no podrían seguir funcionando.
Se ha tomado el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) sobre la educación superior en Chile como el referente externo -incuestionable para algunos- que señala que el Consejo de Rectores es una institución anacrónica y anquilosada. Si bien este documento tiene tremendos aciertos, es débil en su diagnóstico, puesto que no considera en sus propuestas un análisis de la particular historia de lo que ha sido la educación superior en Chile. Mayor aun es el sesgo economicista de este informe (en su realización también participó el Banco Mundial). La propuesta del documento de la Ocde en cuanto a eliminar el Consejo de Rectores no es contundente ni alcanza siquiera a resolver los problemas de la educación superior actual en lo que a institucionalidad se refiere.
El Consejo de Rectores fue creado, por ley, en 1954 y sus posibilidades de contribuir a la coordinación de la educación superior en Chile, lejos de estar limitadas, pueden incrementarse. Si bien el actual sistema es muy distinto del que existía en esa época, el Consejo ha entregado al país un sistema universitario serio, al que las otras instituciones debieran aspirar.
Sin ir más lejos, e independiente de ciertas falencias existentes en materia de selección, ha permitido a miles de estudiantes postular y acceder a la educación superior conociendo, a priori y de manera transparente, una serie de condiciones como las vacantes para las distintas carreras, los aranceles y los programas de ayuda estudiantil, elementos que no serán modificados siguiendo los vaivenes del mercado.
Es necesario revisar el actual sistema de educación superior. Y cómo no, si este país, por años, no ha contado con una política clara al respecto, y especialmente al trato del Estado con sus universidades. No puedo desconocer que es necesaria una instancia donde podamos reunirnos y debatir entre todas las universidades la nueva estructura institucional de la educación superior en Chile, en la que nadie puede quedar ausente, pero teniendo claro las distintas atribuciones y responsabilidades de los distintos actores. Ello no significa, en todo caso, que se deba quebrar una institución como el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas para establecer otra en su reemplazo.
Estoy dispuesto a colaborar en fortalecer y perfeccionar el actual Consejo de Rectores, legalmente establecido, en pos de seguir garantizando un sistema de educación superior de calidad, serio y transparente para el país.
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Hacia un referente universitario básico y amplio
Orlando Poblete Iturrate, Rector Universidad de los Andes
El Mercurio, columna de opinión, Miércoles 15 de Julio de 2009
Cada vez es más clara la necesidad de un referente universitario amplio que favorezca la participación de todas las universidades nacionales y aliente su expresión respecto de los exigentes temas que conforman la agenda universitaria. Nuestro sistema de educación superior requiere un foro estable, formal, en el que participen todos sus actores y, entre tantos otros objetivos naturales, analicen las variables del sector, planteen con transparencia sus intereses particulares y generales, expresen una voz representativa y sean parte activa del indispensable diálogo con el Gobierno para la definición y la aplicación de las políticas públicas.
Los tiempos del sistema universitario exigen, entre muchas otras reformas, una modificación sustancial a la institucionalidad vigente. Esto, percibido en el ambiente desde hace varios años, ha sido reforzado hace muy poco por el contundente informe de la OCDE, que ha apuntado directamente a la exigencia de reformar, para ampliar y enriquecer, la actual instancia prevista por la legislación para representar a las universidades chilenas.
Tal es también, claramente, el propósito del rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile, planteado en el VI Encuentro de Rectores organizado por Universia, hasta hoy la más amplia instancia de análisis de los temas universitarios. Su convocatoria a la generación de un nuevo referente para agrupar a todas las universidades chilenas acreditadas no puede ser más oportuna. La hace para superar una carencia actual reconocida, y consiste en un llamado directo que apunta a lo esencial y básico, cual es crear una plataforma para incluir a todas las universidades y generar una perspectiva de diálogo. Se trata de una convocatoria amplia, idónea para producir un encuentro sin exclusiones, formulada en la convicción de que la indispensable reflexión sobre la universidad chilena requiere al menos de la intervención de todas ellas.
Todas las universidades acreditadas -las surgidas antes de 1980 y las nacidas después- nos encontramos ante un emplazamiento serio y constructivo que debe ser entendido cabalmente y con visión de futuro. Hay en su génesis un evidente interés común y público.
Es preciso comprender que se trata de dar un paso hacia adelante, de avanzar hacia una realidad nueva. La iniciativa no descansa en la crítica, sino que responde a la necesidad. No apunta a situarse contra nadie, ni menos a crear una instancia opuesta al actual Consejo de Rectores de las universidades chilenas. Si éste, por su reconocimiento legal o por otra razón, debe seguir existiendo, su vigencia no impide que otro ente, surgido de la legítima voluntad de los actores del sistema y de mayor envergadura, aspire a acogerlos a todos, como debe ser, para mostrar al menos con mayor realismo la universidad chilena.
Lo segundo es entender que el llamado apunta a conformar el referente. Aspira a recoger la voluntad de constituir formalmente una institución idónea para el diálogo entre pares. Así de elemental es el objetivo, porque tal es la necesidad del momento. Lo que no existe y debe lograrse es la institución que las ubica a todas como sujetos de un espacio común y favorece su expresión formal.
La convocatoria del rector Rosso es, en suma, un llamado a la unidad en la diversidad. Es la hora de los intereses generales; los particulares pueden ser siempre objeto de asociación, como de hecho ha ocurrido recientemente con la conformación de la Red Universitaria Cruz del Sur, y las organizaciones que de ellos surjan serán perfectamente compatibles con este otro gran y amplio referente que se merece el desarrollo y la madurez alcanzada por el sistema universitario chileno.
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Un nuevo enfoque
Rubén Covarrubias, Rector Universidad Mayor
La Tercera, Columna de opinión, 15 julio 2009
En los últimos días ha existido una gran controversia pública en torno a la conformación de un nuevo referente universitario. Controversia artificial, propiciada más por los medios de comunicación que por la realidad de lo acontecido.
Si bien el rector de la Universidad Católica, Pedro Pablo Rosso, aclaró ya lo sucedido, puntualizo que se trató de un llamado a conformar una Conferencia de Rectores, sumado a un documento de mi autoría -que denominé Acta de Fundación de la Conferencia de Rectores y que fue preparado para una reunión que sostuvimos un grupo importante de universidades privadas con universidades de la Red Cruz del Sur- y que trascendió a la prensa pese a que era un documento privado y no público, que no había sido consensuado con ninguno de los presentes y que sólo pretendía ser un documento base de discusión.
Valga esta explicación, por cuanto nunca estuvo en el ánimo ni en el espíritu “el ataque” al actual Consejo de Rectores. Visto así, lo sucedido ha sido extraordinariamente positivo, por cuanto ha permitido poner de relevancia el problema de fondo: la inexistencia de una organización que vaya de la mano de la nueva realidad de la educación superior del país.
Recordemos que el actual Consejo de Rectores nace por un instrumento jurídico en 1954, obedeciendo a la realidad de ese entonces y agrupando a las pocas universidades existentes a la fecha.
Posteriormente, y a medida que en el país iban fundándose nuevas universidades, también se fueron incorporando; así ocurrió incluso cuando nacieron las últimas universidades católicas derivadas de la Pontificia de Santiago. No ocurrió lo mismo cuando desde 1981 nacieron un conjunto de universidades privadas amparadas por los DFL1 y siguientes.
Pero la pregunta de fondo hoy es por qué y para qué se necesita una nueva institucionalidad universitaria que cobije a todas las universidades chilenas acreditadas.
La respuesta es simple: porque es preciso mejorar la política en materia de educación superior o, mejor dicho, generar una, porque no existe; porque requerimos analizar temas de financiamiento, competencia, calidad, movilidad, duración de los estudios universitarios, internacionalización y equidad, entre otros tantos, pero desde la perspectiva de los alumnos y sus familias y no como ocurre hoy desde la institución.
Es cierto, se trata de un nuevo enfoque, pero nos respaldan organismos internacionales como la Ocde, que ya dio su opinión al respecto. En suma, tenemos la obligación de tener una mirada país, no sectorial o por dependencia jurídica de la institución.
Esta es la tensión que existe en el Sistema Universitario, siendo el gran responsable el propio gobierno; no solo este gobierno, sino varios otros, que no han sabido mirar la nueva realidad y no han querido tomar la iniciativa de propiciar los cambios legales que permitan incorporar a la totalidad de las universidades en un solo organismo.
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