Universidad de Michoacan, México: las dificultades de una universidades pública en América Latina
Febrero 18, 2009

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La Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), institución universitaria pública radicada en el Estado de Michoacan, México, y condocida por su estatuto ampliamente “democrático-participativo-colegial”, enfrenta una crisis financiera y se hallaba en estos días a las puertas de una huelga, que logró ser conjurada, a diferencia de la huelga que la mantuvo cerrfada durante casi 40 días en 2008.
Ver una selección de reportajes más abajo.
Detener la marcha de la Universidad generaría una crisis mayor: Figueroa
La rectora de la máxima casa de estudios rindió su segundo informe frente al Consejo Universitario
Gladis Leon González
La Jornada, Michoacán, 18 febrero 2009
“Nuestra responsabilidad social nos obliga a no detener la marcha de la Universidad. Somos una universidad popular, por ello, si detenemos nuestra marcha por una crisis económica, estaremos generando una mayor crisis a futuro”, externó la rectora de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), Silvia Figueroa Zamudio, durante la rendición de su segundo informe al frente de la máxima casa de estudios.
Por lo anterior, hizo un llamado a los gobiernos federal y estatal a encontrar mecanismos para atender los requerimientos laborales, toda vez que “la tendencia observada en el financiamiento federal ordinario y extraordinario es de una reducción progresiva de los subsidios ordinarios y de un incremento paulatino de los fondos extraordinarios vinculados a indicadores académicos”; esto representa que cada vez más recursos de la federación se entregan a partir de concursos de proyectos entre todas las universidades a nivel nacional, y no de forma directa.
Ante el pleno del Consejo Universitario que se dio cita en el Centro Cultural Universitario de la capital michoacana, y en el contexto de dos emplazamientos a huelga, Figueroa Zamudio subrayó: “he sostenido insistentemente que la mejor defensa de la educación superior –de la educación pública- es mantenerla con las puertas abiertas y trabajando para demostrar nuestra calidad, para servir a la sociedad.
“Es un asunto muy importante en este momento de crisis económica que nos obliga a la austeridad. Por ello, y ante la proximidad de los emplazamientos a huelga, exhorto a los sindicatos de empleados y profesores a que juntos encontremos fórmulas que nos permitan encontrar condiciones dignas de trabajo, sin afectar la buena marcha académica de la Casa de Hidalgo”.
Y es que pese a que durante su gestión se ha logrado disminuir el déficit universitario, aún lleva a cuestas un faltante de recursos por el orden de los 157 millones de pesos. Silvia Figueroa expuso que al inicio de 2007, el déficit global de la institución ascendía a los 330 millones de pesos, en tanto que a principios de 2008 se redujo a un monto de 170 millones: “Durante 2008 se continuó con el proceso de saneamiento y con una intensa gestión ante instancias federales y estatales principalmente, permitió disminuir el déficit acumulado a 157 millones de pesos”.
Por lo anterior, consideró exitosas las gestiones que se han llevado a cabo para incrementar los recursos de la Universidad, sin embargo, manifestó la necesidad de continuar trabajando para fortalecer las finanzas a partir de mejoras estructurales, “que nos permitan sanear nuestra operación y mejorar nuestra competitividad para asegurar mayores recursos de la federación y del estado”.
La historiadora rezó durante su discurso: “los retos de la Universidad Pública en nuestro país son muy grandes. La Universidad Pública tiene la función social de ser la forjadora de las nuevas generaciones, de ser el centro de investigación que tienda a facilitar el desarrollo económico, social y productivo. Por tanto, nuestro quehacer académico debe estar sustentado en la búsqueda de la calidad. Sólo con calidad, la Universidad Pública podrá ofrecer a sus estudiantes las herramientas para lograr una mayor movilidad social (…) sólo con calidad podremos ir cerrando las enormes brechas económicas que caracterizan a nuestra sociedad contemporánea”.
Ante un auditorio lleno, Silvia Figueroa informó que la UMSNH alberga al 54 por ciento de los estudiantes en Michoacán, lo que implica una matrícula total de alrededor de 57 mil estudiantes, cuya tasa de crecimiento promedio anual es del 2.11 por ciento.
En torno a la demanda de la máxima casa de estudios durante el ciclo escolar2008-2009, destacó la inscripción de poco más de 14 mil estudiantes de nuevo ingreso a los tres niveles de estudios; en tanto que los estados que más estudiantes aportan a esta institución son –además de Michoacán- Guanajuato, Guerrero, el Distrito Federal, el estado de México, Chiapas, Oaxaca, Veracruz y Jalisco.
A nivel local, los municipios que más demandan la educación en la máxima casa de estudios son: Morelia, Uruapan, Lázaro Cárdenas, Zitácuaro, Pátzcuaro, Zacapu, Apatzingán, Ciudad Hidalgo, Tacámbaro y Maravatío: “estos datos fortalecen la alta demanda de los campus universitarios en el interior del estado”.
Durante un discurso que duró aproximadamente una hora, Figueroa Zamudio subrayó que los profesores de tiempo completo de la institución educativa a su cargo son insuficientes ante los requerimientos de las escuelas, facultades e institutos, al que se suma también el número de jubilados, por lo que continuará con gestiones ante instancias federales para la apertura de un mayor número de plazas, ya que hasta el momento la UMSNH cuenta con una planta docente de 3 mil 747 trabajadores; en tanto que la fuerza laboral administrativa ascendió a los 2 mil 429 empleados.
En lo que respecta a la infraestructura y patrimonio universitario, la rectora expuso que durante 2008 se realizaron 7 obras principales cuya ejecución de recursos fue de más de 7.5 millones de pesos.
Uno de los logros más llamativos de la presente administración, consideró, fue que al cierre de 2008 el 27.9 por ciento de los Profesores de Tiempo Completo se registraron en el Sistema Nacional de Investigadores, lo que ubica a Michoacán en el séptimo lugar a nivel nacional, con 260 miembros del SNI.
“Somos de las pocas universidades a nivel nacional que dedicamos recursos propios a la investigación (…) Estamos comprometidos a generar mayor impacto social en todas nuestras actividades sustantivas y la investigación científica es un poderoso instrumento en esa labor”, indicó.
Informó la realización del octavo proceso de autoevaluación institucional, que dio como resultado el Programa Integral de Fortalecimiento Institucional 2008-2010; además, festejó la elaboración del Plan de Desarrollo Institucional 2009-2020 que: “posibilitará la evaluación y seguimiento de las tareas de las diferentes dependencias de la institución”.
No podía faltar la acreditación de los diversos programas de licenciatura, que ha sido de los principales objetivos de la actual administración, ya que durante el año pasado se lograron acreditar cinco programas educativos de licenciatura. De esta manera, se presentó un incremento en la matrícula de calidad, al pasar del 4 por ciento en enero de 2007, al 39.22 por ciento que se registró en enero de 2009.
La rectora de la máxima casa de estudios manifestó que la política de descentralización y desconcentración contribuirá a ampliar la cobertura regional a través de la prestación de los servicios universitarios en el interior del estado, y subrayó que el 93 por ciento de la matrícula total del último grado del nivel medio superior en Michoacán tiene deseo de continuar con sus estudios superiores, de los cuales, el 89 por ciento desea hacerlo en sistemas escolarizados presenciales de la Universidad Michoacana.
Finalmente externó: “Tengo confianza en que la Universidad Michoacana sabrá construir su futuro con la participación de todos los universitarios y con el respaldo de los gobiernos y de la sociedad. El futuro de nuestra Universidad es una tarea colectiva, un compromiso que involucra a todos, porque la Universidad interesa a todos. Aquí y ante ustedes refrendo mi compromiso por continuar respondiendo cabalmente a los retos que enfrenta la Casa de Hidalgo, nuestra casa”.
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Reducen el déficit en la Universidad
Oscar RODRIGUEZ
La Opinión de Michoacán, 17 de February de 2009
MORELIA MICH.- Con una huelga en puerta, la rectora de la Universidad Michoacana, Silvia Figueroa Zamudio, rindió su informe de actividades correspondiente a su segundo año de gestión, donde destacó la reducción del déficit que arrastra la institución al bajarlo de 300 a 157 millones de pesos.
Por la mañana, la rectora bromeaba con su cuerpo de gobierno, sentada en un conocido café de la avenida Madero y citó: «Me gustan las emociones fuertes, ya vez hoy doy mi informe y tengo dos emplazamientos a huelgas en este mes».
Los movimientos huelguísticos que amenazan a la Casa de Hidalgo también fueron tocados durante el informe de la rectora dictado ante 84 consejeros universitarios que acudieron al llamado de Figueroa Zamudio.
La rectora nicolaita exhortó en su segundo informe de labores a los sindicatos de empleados y de profesores de la Máxima Casa de Estudios de la entidad a no afectar la marcha de la Universidad.
Además, hizo un llamado de apoyo a los gobiernos estatal y federal al asegurar que «este momento de crisis económica no obliga a la austeridad, por eso solicitamos ayuda para encontrar mecanismos que permitan atender requerimientos laborales sin cerrar la institución».
Destacó que al inicio del 2007 el déficit global de la institución era de poco más de 330 millones de pesos, al cierre de este año y principios del 2008 el déficit se redujo a 170 millones de pesos, y durante el 2008 mediante una intensa gestión ante instancias federales y estatales se disminuyó a 157 millones de pesos.
Empero, admitió que aún queda mucho por hacer para fortalecer las finanzas con base en mejoras estructurales que permitan sanear la operación y mejorar la competitividad para asegurar mayores recursos de la Federación y el Estado.
Ante los próximos emplazamientos a huelga de los empleados el día de mañana y de los profesores el próximo cuatro de marzo, la rectora sostuvo que la mejor defensa de la educación superior es mantener la Universidad con las puestas abiertas y trabajando para demostrar su calidad, por ello exhortó a los sindicatos a encontrar estrategias que no afecten a la Máxima Casa de Estudios.
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Historia (oficial) de la Universidad Michoacana
La Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, es en la actualidad la institución de educación superior de mayor tradición en el estado de Michoacán. Sus antecedentes históricos se remontan a 1540, año en que don Vasco de Quiroga fundara en la ciudad de Pátzcuaro el Colegio de San Nicolás Obispo, con el propósito de formar sacerdotes que lo auxiliaran en la evangelización de los naturales del vasto territorio bajo su jurisdicción.
Vasco de Quiroga mostró, a lo largo de su gestión episcopal, especial preocupación por consolidar la naciente institución educativa; gracias a sus negociaciones, Carlos I de España expidió una Cédula Real el 1o. de mayo de 1543, en la que aceptaba asumir el patronazgo del colegio, con lo que a partir de esa fecha pasaba a ser el Real Colegio de San Nicolás Obispo.
En 1566 una Ejecutoría Real dispuso que el Cabildo Eclesiástico ejerciera a nombre del monarca español, la administración del plantel quiroguiano. Frente a las exigencias de la Iglesia postridentina, de dar una nueva orientación a la formación de sacerdotes, el Cabildo resolvió en 1574, entregar responsabilidad académica a la ameritada Orden de los Jesuitas.
En 1580 con el cambio de la residencia episcopal de Pátzcuaro a Valladolid, San Nicolás también fue trasladado fusionado al Colegio de San Miguel Guayangareo. La nueva sede catedralicia representó un gran avance para el fortalecimiento del obispado de Michoacán, no obstante la formación de sacerdotes seguía sin responder a los reclamos del Concilio Tridentino, ampliamente reafirmados durante el III Concilio Provincial Mexicano de 1585.
Para resolver esta situación el cuarto obispo de Michoacán, fray Alonso Guerra, se empeñó a partir de 1590, en convertir al colegio en un Seminario Tridentino. Esta iniciativa encontró férrea oposición en el seno del Cabildo Eclesiástico, por considerar que de aceptar la propuesta se contravendrían los objetivos que dieron vida al plantel. A la muerte del obispo Guerra, tocó al sucesor fray Domingo de Ulloa recibir el 17 de octubre de 1601 la bula de Clemente VIII, que ordenaba establecer un Seminario Conciliar aprovechando la infraestructura de San Nicolás.
La reacción del Cabildo no se hizo esperar y en abierto desacato emprendió por la vía jurídica, una enérgica defensa que envolvió a las autoridades civiles y eclesiásticas de la Nueva España en un enfrentamiento que habría de prolongarse hasta el año de 1610, cuando el Papa Paulo V revocó la orden de su antecesor. No obstante, el Colegio de San Nicolás mantuvo durante ese tiempo sus actividades con regularidad sin incorporar cambios trascendentales en sus aulas, donde se enseñaba lo indispensable para atender los servicios religiosos de los españoles y evangelizar a los indígenas. Preocupada como estaba la sociedad vallisoletana en consolidarse, poco se interesaba en que sus instituciones educativas alcanzaran el desarrollo de las europeas; debió ser necesaria la afirmación del proyecto colonial para que los criollos sintieran la necesidad de igualar sus conocimientos a los de los claustros españoles.
En consecuencia, a fines del siglo XVII el Colegio de San Nicolás sufrió una profunda reforma en su reglamento y constituciones, que sirvió de base para la modificación al plan de estudios de principios del siglo XVIII, en el que entre otras cosas se incluyeron las asignaturas de Filosofía, Teología Escolástica y Moral.
Un Real Decreto del 23 de noviembre de 1797, concedió a San Nicolás el privilegio de incorporar las cátedras de Derecho Civil y Derecho Canónico a su estructura.
Al comenzar el siglo XIX, podemos afirmar que el plantel atravesaba por los momentos más sólidos de su existencia y todo parecía indicar que se lanzaba a una carrera ascendente dentro del mundo intelectual novohispano. Sin embargo, las consecuencias del movimiento de independencia acaudillado por un selecto grupo de maestros y alumnos nicolaitas, entre los que podemos mencionar a Miguel Hidalgo y Costilla, José Ma. Morelos, José Sixto Verduzco, José Ma. Izazaga e Ignacio López Rayón, llevaron al gobierno virreinal a clausurarlo.
Una vez consumada la independencia de México, la principal preocupación del nuevo gobierno se centró en la reorganización nacional con base en un nuevo proyecto, que contemplaba por primera vez en este suelo, a la educación dentro de las áreas prioritarias. De esta manera, las medidas tendientes a la reapertura del plantel se iniciaron durante la década de los años veinte, tras una larga y penosa negociación entre la Iglesia y el Estado, el Cabildo Eclesiástico cedió, el 21 de octubre de 1845, a la Junta Subdirectora de Estudios de Michoacán el Patronato del plantel.
Con esta base legal, el gobernador Melchor Ocampo procedió a su reapertura el 17 de enero de 1847, dándole el nombre de Primitivo y Nacional Colegio de San Nicolás de Hidalgo, con ello se inició una nueva etapa en la vida de la institución.
En la segunda mitad del siglo XIX, la química, la física, la cosmografía, las ma temáticas y la biología irrumpieron en las aulas nicolaitas; laboratorios y bibliotecas se enriquecieron con importantes adquisiciones realizadas por el gobierno michoacano en países europeos, al tiempo que su patrimonio se engrandecía con donaciones que le hacía el ejecutivo estatal provenientes de los bienes secularizados a los templos y conventos michoacanos. Los aires de renovación que por esos años inundaron la entidad fue ron portadores de bases sólidas, para la creación de una universidad en nuestro estado.
Este proyecto se consolidó al triunfo de la Revolución Mexicana, cuando a escasos días de tomar posesión del gobierno de Michoacán, el ingeniero Pascual Ortíz Rubio tomó la iniciativa en sus manos, logrando establecer la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo el 15 de octubre de 1917, formada con el Colegio de San Nicolás de Hidalgo, las Escuelas de Artes y Oficios, la Industrial y Comercial para Señoritas, Superior de Comercio y Administración, Normal para profesores, Normal para profesoras, Medicina y Jurisprudencia, además de la Biblioteca Pública, el Museo Michoacano, el de la Independencia y el Observatorio Meteorológico del estado.
Como integrantes del primer Consejo Universitario, se nombró a los directores de cada uno de los planteles y como rector al ingeniero Agustín Aragón, quien a pocos días renunció a su cargo por no aceptar la protesta constitucional a que lo obligaban los miembros del Congreso. Frente a este contratiempo la naciente institución quedó a la deriva, hasta que en 1918 fue designado el doctor Alberto Oviedo Mota como encargado de iniciar las actividades universitarias.
Al año siguiente, el Congreso nombró rector al profesor José Jara Peregrina y dictó además las primeras medidas tendientes a consolidar a la universidad, de ellas destacan la Ley Constitutiva y la creación de la primera partida presupuestal que le permitió subsanar las necesidades más apremiantes. En 1920, según la opinión del gobernador Francisco J. Múgica, la universidad continuaba “como un grupo de escuelas, que marchaban independientes unas de otras”.
Para remediar esta situación, el general Múgica modificó la Ley Constitutiva y nombró nuevas autoridades, la rectoría la ocupó Ignacio Chávez, joven médico michoacano recién egresado de la Escuela de Medicina de la Universidad Nacional y que traía muy fresco ese modelo de universidad.
Durante su gestión se llevaron a cabo profundas reformas académicas y administrativas, que incluyeron las modificaciones a los planes y programas de estudio de todas las escuelas, resultando la de medicina la más favorecida, al incorporar a su planta docente a una pléyade de médicos michoacanos compañeros del nuevo rector, de ellos baste mencionar a Salvador González Herrejón, Adolfo Arreguín Vidales, Manuel Martínez Báez y el propio Ignacio Chávez quienes dieron un giro total a la enseñanza médica en Michoacán.
Autor: Silvia Figueroa Zamudio
sfiguer @zeus.umich.mx

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